Después de ello, no volví a mirar atrás lo que se avecinaba no era lo que en la novela se escribió, la he de cambiar tanto porque quiero vivir y darles los mejores años de vida a estos pequeños, mientras los defendió de todos y hasta de su padre, dije mientras me tocaba el estómago, quien pensaría en mi vida pasada que estuviera haciendo esto.
-Emperatriz-Grito alguien mientras se escuchaba los pasos acercándose.
El secretario se paró esperando a la voz y al igual que yo, miramos al Emperador acercándose a despedirse por lo que se podía imaginar.
-Tenga un buen viaje, la visitare cada semana para estar al cuidado de mi bebe-Dijo el Emperador mientras estiraba su mano en señal que quería mi mano para besarla.
Al ver lo que quería, lo primero fue que no se la quería dar por nada en el mundo, pero viendo que todos los sirvientes y su secretario estaban observando y recordando la personalidad de Tari, decidí entenderla y al hacer eso, el Emperador beso mi mano.
Después de ello el Emperador observo se despidió cuando subí al carruaje y me marchaba, al entrar en él, el secretario entro también así que me sentía un poco incomoda, per al observar el paisaje quede enamorada de este mundo, grandes arboles de hojas anaranjadas y verdes, hermosas flores y mucha gente en la ciudad, era muy bonito observar esto.
-La Emperatriz es muy hermosa, su hija se parecerá a su madre, me gustaría saberlo-Dijo Castiel, mientras soltaba una pequeña risa.
Al escuchar eso me quede perpleja, como podían el género de un bebe que aún no se sabía si era una niña o un niño, en esta novela se descubría el sexo del bebe cuando este nace, gracias a ello había muchos malentendidos y tratos malos para las mujeres.
-Si es una niña Castiel, esperare que se parezca a mí y si es un niño también-Dije mientras lo miraba y después volteaba a ver a la ventana.
Ante ello el secretario guardo silencio hasta llegar al Palacio Rojo que estaba a 40 minutos del Palacio Real así que cuando llegue pude contemplar su belleza, parecía hecho de oro y rubís, eran tan hermoso y como su nombre indicaba algunos detales del castillo eran rojos, no tan exagerados pero sutiles era muy hermoso.
-Emperatriz cuya estadía aquí sea de lo más tranquila posible-Exclamo Castiel acercándose y tomando mi mano para besarla gentilmente, esa mano fue la que el Emperador beso, pero su beso se siente más cálido que del Emperador.
Después de ello volvió a subir al carruaje y regreso al Palacio Imperial, por que tenía trabajo que hacer, así que yo me dispuse a organizar mi estadía en el Palacio Rojo, elegí la habitación más grande y desempacaron todas mis cosas.
-Están contentos-Exclame viendo a todos mis sirvientes mientras estaban desempacando.
Todos tenían una expresión de felicidad, sabia por las memorias de Tari que ellos se preocupaban mucho por ella, hasta le dijeron que se divorciara del Emperador porque no la querían ver sufrir por él.
-Mañana pueden tomarse todo el día libre, para que vayan a visitar a su familia o den una vuelta por la ciudad-Dije mientras me sentaba a observar el paisaje a través de la ventana.
Todos se alegraron, algunos dijeron que se quedarían a cuidarme ya que sus familias viven en otro lugar así que me iban a acompañar el día de mañana en este castillo.
Esta misma noche, todos comimos en una misma mesa, las sirvientas reían y cantaban mientras que los mayordomos bebían junto a los guardias, por las memorias de Tari me di cuenta de que algunas veces comieron juntos en la habitación de ella para que no se sintiera sola, claro que se ganó unos golpes por parte del Emperador por llevarse con los trabajadores.
-Salud, por la Emperatriz que la bebe o él bebe que nazcan se parezcan a ella-Dijo Monter se observaba que estaba pasado de copas, pero fue un ambiente encantador, Tari le gustaba comer junto a ellos porque nunca el Emperador comía con ella, siempre con su concubina.
Después de ese día, aun seguíamos comiendo juntos pasaron los días y las semanas, al darme cuenta ya había pasado 2 meses, el estómago estaba aún más grande y me costaba caminar ahora, como había pensado el Emperador en estos 2 meses nunca fue a visitarme y tampoco envió ninguna carta, algunas veces venia el secretario a disculparse, pero no me importaba. El Archiduque Dixon venia cada 3 día a verme así que no me sentía sola o triste, los niños se volvían más imperativos allí dentro, haciendo que me doliera el estómago por sus patadas.
-Veo que serán unos grandes guerreros-Dije mientras intentaba hacer que se calmaran lo bueno de todo esto es que al escuchar mi voz ellos se calmaban un tiempo.
Los vestidos rectos del sastre habían venido y una semana al usarlos para salir al jardín y algunas jóvenes me miraban, se hicieron famosos llevando el nombre de vestido "Tari Dress" fueron ganando popularidad bastante rápido y fueron muy cotizados, el sastre se volvió aún más rico y gracias a ello mi nombre se escuchaba en cualquier reunión ya que hablaban del hermoso diseño que había diseñado para las mujeres embarazadas y para las niñas para que no usaran vestidos gruesos y llenos de bastantes capas de tela.
-Si supieran que lo hice para mi comodidad-Dije mientras bebía un poco de té.
-Su Majestad hay cartas de invitaciones para fiestas del té y reuniones-Dijo Liza, mientras las dejaba en la mesa.
-Trae papel y tinta, hay que rechazarlas todas y me ayudaras a escribir-Dije, ahora el embarazo había alcanzado a un nivel donde estar parada era una tortura, así que pasaba más tiempo acostada que antes.
Al terminar de rechazar las invitaciones me levanté para salir a tomar un poco de aire fresco, aunque me costaba estar de pie quería ver las flores que adornaban el jardín, poco a poco me comencé a sentir incomoda, pero no sabía por qué, hasta que sentí como un líquido bajaba por mi entrepierna y empezaban unos dolores que no se podrían calmar.
-Mattiu, Monter, Liza Alguien-Grite mientras sentía esas llamadas contracciones, el dolor era tan fuerte que sentía que me iba a desmayar y también porque van a nacer hoy, se supone que faltaba un mes.
Después de mis gritos unas sirvientas me escucharon y llamaron corriendo a Mattiu y a Monter ellos me llevaron a la habitación.
-Llamaremos a la partera-Dijo Liza mientras entraba a la habitación y salía de ella rápido para informar al guardia que trajera a la partera y a un médico.