Capítulo 4 Episodio 3

-¿Por qué no vas a jugar con tus hermanas? -El rostro sonriente de su madre la encaró y ella mordió su labio inferior.

-No me gustan las muñecas...

-¿Y qué es lo que te gusta? -La mujer le acarició el cabello castaño oscuro con delicadeza.

-Si te digo te vas a enojar. -La pequeña se encogió de hombros y ocultó la mirada.

-Puedes confiar en mí, Darah. -Levantó su mentón para encontrar su mirada azul.

-Pues... -Jugó con sus dedos-. Me gustan las espadas.

Darah despertó con lágrimas en los ojos, la imagen de su madre estaba intacta en sus sueños, pero al despertarse, era borrosa. La extrañaba tanto.

Después de un largo suspiro se levantó de la cama frustrada, era obvio que tendría una noche de insomnio. Decidió aprovechar el tiempo y entrenar un poco, dadas las circunstancias, debían estar preparados para lo que se les avecinaba.

Secó el sudor de su frente con su mano, respiró profundo y se lanzó contra el saco de boxeo, una patada fue suficiente para que este derramase su contenido sobre el suelo.

-¿No puede dormir, princesa? -Ella reconoció esos rizos dorados que se asomaron en la entrada del Dojo.

-¿Qué hay de ti, comandante? -Ladeó su cabeza y esbozó una sonrisa pícara.

-Estas formalidades me van de la mierda -espetó con sarcasmo y ambos rieron.

-Es lo que se espera de nosotros, ¿no? -Ella lo encaró con sorna.

-Pues a mí me vale que seas la princesa de Andaluz -se acercó tanto que sus cuerpos chocaron-, eres mi hermosa y rara amiga, que se pierde de los placeres de la vida por estar sumida en la batalla. -Puso un mechón detrás de la oreja de ella y le sonrió con coquetería.

-Es mi responsabilidad mantener a salvo el reino de mi padre... -Su corazón latió con intensidad al sentir el aliento de su amigo quemar su nariz.

-Estoy seguro de que tu padre hubiera querido que tuvieras una vida plena, vida de la que te puedo enseñar muy bien.

-¡Déjate de juegos, Jafer! -Posó su mano sobre el pecho fuerte de él y lo empujó con sutileza, recuperando su espacio personal.

-Rara y evasiva. Por lo menos tu rechazo es sutil, aunque no deja de ser doloroso.

-Basta de fastidiar. Mejor aprovechemos el tiempo. -Ella sonrió y tomó posición de combate-. ¡Ven por mí, picarón!

Él le devolvió la sonrisa y se lanzó contra ella.

***

En Andaluz, el ejército de guerreros estaba dividido en tres ramas: guerreros terrestres, guerreros aéreos y guerreros navales. Cada división tenía un líder principal o general, seguido por un coronel y maestros líderes. La séptima princesa Darah fue nombrada por el difunto rey como líder superior de todo el ejército, no obstante, su tarea principal era comandar a los guerreros terrestres. El general Ram -esposo de la primera princesa- comandaba la división aérea, mientras que el general Jen estaba encargado de los guerreros navales.

Para ese entonces, el mundo estaba regido por cinco grandes reinos, naciones y tribus. En las naciones, los gobernantes eran escogidos de acuerdo al desempeño de sus candidatos de forma temporal, mientras que en las tribus contaban con un Fabba o padre, quién era casi idolatrado por sus habitantes y considerado la suprema autoridad y fuente de conocimiento.

Dado que los reinos eran más poderosos y ricos que las naciones y tribus, estás últimas le temían, razón por la que se mantenían al margen de sus conflictos y lucha por el poder. Muchos de ellos eran conquistados por los más fuertes siendo víctimas también, de los Rudorios, tribus de conquistadores y ladrones pertenecientes a las regiones heladas y que salían en multitudes para saquear pequeñas civilizaciones.

Dado que Andaluz era rico en minas de diferentes piedras preciosas, también la tierra era buena para cualquier tipo de vegetación, sin mencionar la rica fauna y flora con la que contaba; además de los miles de ríos subterráneos, buena posición comercial y amplio territorio; se consideraba como tierra codiciada por todos los reinos y civilizaciones. Por lo tanto, eran muchos los enemigos que buscaban someterla, así también, bastantes candidatos a la alianza con ellos para poder disfrutar de sus riquezas.

***

-Todo es tan extraño y sospechoso. -Mara se sentó a su lado. Por su parte, la séptima princesa resopló con hastío, cansada de aquella situación.

-Nuestro padre nos dejó con la soga en el cuello, Mara. Temo que nuestros enemigos se enteren y se aprovechen de nuestra situación. ¿Cómo puede sobrevivir un reino sin un rey que lo represente?

-No creo que nuestro padre nos haya dejado con este problema... -Sus ojos color ámbar escudriñaron a su hermana con temor-. Es probable que todo sea una trampa...

-Su muerte fue natural y no se encontró ningún documento con su sello. Ni siquiera los agentes de información confidencial tienen la decisión de él. Temo tanto que Lorein se aproveche de este asunto.

-Ya lo está haciendo, mas no logrará nada. Si yo no puedo ser reina, pues una de ustedes lo serán, pero nunca Lorein y sus hermanas.

-Querrás decir, nuestras hermanas. -Darah sonrió. Como respuesta a aquella verdad, Mara entornó los ojos.

-Son hijas de una concubina.

-Y de nuestro padre.

-No son legítimas, ellas...

-No podrán tomar el reino, lo sé. -Se puso de pies con expresión divertida-. A menos que todas las hijas legítimas dejemos de existir.

La expresión de su hermana mayor se ensombreció al escuchar su especulación. La siguió con la mirada expectante mientras ella caminaba en dirección a la salida.

-No creerás que Lorein se atrevería... -No terminó la frase, en su lugar, apretó sus puños con fuerza. Su hermana menor se detuvo y su mirada celeste la confrontó.

-De nuestra tercera hermana se puede esperar cualquier cosa, pero no te preocupes, tú estarías fuera de su lista.

Darah se volteó dándole la espalda y retomó su salida.

***

-¿Tiene a un candidato a la vista? -Su aliento golpeo la piel sensible de su cuello cuando este le habló desde atrás. Ella sonrió con autonomía y se volteó quedando frente a él.

-Nuestro padre tuvo amistad con un rey poderoso, un poco más que nuestro reino. Ellos son los mejores creadores de armas y dueños de las más grandes fuentes de Aigrene. Creo que no podría existir mejor candidato. Cuela la información para aquel rey, estoy segura de que buscará la manera de hacernos una oferta "salvadora". Cuando eso suceda, todos los líderes y consejeros estarán dispuestos a aceptar la oferta; no podrían rechazar tal oportunidad, el príncipe coronado de Ecrof es famoso por su valentía, fuerza y sabiduría.

-Dicen que es muy apuesto también. -El hombre besó su nariz con coquetería.

-¿Estás celoso?

-No...

-Eso espero. Sabes que no me involucro de forma sentimental con nadie, ese asunto del amor y romance es una debilidad que puede terminar en destrucción.

-No te preocupes, bella Lorein. Soy tan frío y calculador como tú.

-Bien, manos a la obra, señor de hielo.