Ciegamente Mío
img img Ciegamente Mío img Capítulo 2 2
2
Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8 img
Capítulo 9 9 img
Capítulo 10 10 img
Capítulo 11 11 img
Capítulo 12 12 img
Capítulo 13 13 img
Capítulo 14 14 img
Capítulo 15 15 img
Capítulo 16 16 img
Capítulo 17 17 img
Capítulo 18 Epílogo img
Capítulo 19 Epílogo alternativo img
img
  /  1
img

Capítulo 2 2

Yeray no confiaba del todo en sus nuevos amigos, pero al menos nadie lo había molestado con palabras hirientes. Eso sólo se debía porque estaban juntos en muy pocas clases. Estaba encogido en su lugar, no sabía cómo podía relacionarse con las personas de su entorno.

- Aquí tienes -Zac colocó un plato con algunas frutas sobre la mesa-. Tiene fresas, guineos y piñas -tomó la mano derecha del menor para colocarle un tenedor-. Y un jugo de limón, tal y como le pediste.

- Gracias, eres muy amable -dejó su bastón a un lado-. No creí que fueras a buscar todo esto.

- No es nada, por algo eres nuestro mejor amigo -Erza estaba en su teléfono-. Al fin lo logré -le mostró su teléfono a Erza-. Ya estamos en la misma aula que tú y mi hermano.

- ¿Cómo hiciste eso? -Yeray comenzó a comer-. Ya se escogieron las aulas.

- Lo sé, pero como me gusta ver a mi hermano enojado con el mundo -se encogió de hombros-. Como lo está ahora, junto con sus amigos. Quiere matarme.

- Ustedes dos siempre están unidos en todo -dijo Yeray, jugando un poco con las frutas - No sé porque están conmigo.

- Somos como esposos, ¿Verdad, amor? -preguntó Ezra a Zac y éste se mostró incómodo por el sobrenombre.

- Si, algo así. Somos inseparables desde que estábamos en pañales - se aclaró la garganta-. Es mi hermano menor...

- Nací primero que tú, así que no me ofendas -golpeó su brazo-. Más respeto a tus mayores.

- Aww, eres mayor que yo -se llevó una mano al pecho-. Y pareces el menos indicado como para decirme que eres mayor que yo.

- Ustedes parecen niños -los interrumpió Yeray-. Tengo la misma edad que ustedes y ya son como si fueran una pareja de casados.

- Lo siento, pero es imposible que me guste a mi hermano -le dio un beso en la mejilla a Yeray-. Como adoro hacer enojar a mi hermano.

- ¿Por qué lo haces? -se echó un poco hacia atrás-. Sé que es tu hermano, pero al parecer no le agrado por ser ciego y sobre todo un omega.

- No lo tomes personal -alejó el plato vacío de Yeray-. Mi mamá es un alfa, y mi papá también. Pasaron por muchas cosas antes de estar juntos, no sé el pasado en sí de ellos, pero algo me dice que no fue para nada lindo.

- Tampoco sé cómo mis padres me concibieron, no tengo idea del porque nací ciego o qué sucedió antes de que yo naciera, pero ya no importa.

- ¿Puedes creer que somos primos de sangre? -pellizcó a Yeray en ambas mejillas-. Somos una gran familia, y mi hermano te quiere coger muy fuerte y duro contra el muro.

- Dudo mucho que eso pase -el timbre sonó-. Vamos, te llevaremos a tu salón de clases, mañana seremos una bomba atómica contigo en ese lugar.

Zac ayudó a Yeray a colocarse de pie e hizo que rodeara uno de sus brazos, al igual que Ezra, el cual tomó el bastón del omega. Ezra miró a su hermano detrás de él, y le enseñó el dedo de en medio al igual que a sus amigos. Los estudiantes le pasaban por el lado mirándolos extrañados. Yeray podía sentir la mirada de todos sobre su cuerpo, por el simple hecho de que todo estaba en silencio y si había alguien a su alrededor los estaban mirando como si fueran unas escorias.

Los alfas lo dejaron en su asiento, con todas sus cosas en orden y se mantuvieron cerca de él hasta que el maestro entró.

- Ve, ya tu hermano y su amigo no están aquí -Colton le dio un empujón para que se colocara de pie-. Recuerda que el tiempo corre.

Jace miró hacia todos los lados del salón de clases, y arrastró su mesa hasta colocarla junto con la de Yeray, quien intentó alejarse de él.

- No lo intentes, omega -levantó las cosas que se habían caído al suelo por su intento de huida-. No te haré daño.

- No te creo, por lo que te pido que por favor te alejes -movió un poco su silla-. No creo nada de lo que me dices.

- Quiero hacer las paces contigo y así me estás tratando, que omega tan poco considerado -lo tomó del brazo y pegó nuevamente las mesas-. Seré tu compañero en todo, seremos amigos para ver si así dejo de ver a los omegas como simples perras que sólo sirven para coger y procrear.

- No me interesa lo que piensas de mí -murmuró-. Desde que llegué me has tratado como si fuera una basura que no merece respeto por ser ciego y omega. No soy el único que tiene una madre omega y un padre alfa.

- No me hagas reír -lo soltó-. Estaremos unidos y punto, no cambiaré de opinión y será mejor que no intentes nada malo, porque meto tu cabeza en el escusado.

Yeray apretó los labios y sacó su libro tanteando la cubierta del mismo para saber qué materia era, Jace se quedó mirándolo como si estuviese loco, pero se dio cuenta de que era braille, el alfabeto/idioma de los ciegos. Sacó su libro y lo miró un momento sin saber que hacer hasta que el maestro les indicó a todos que buscaran las páginas que iban a practicar.

Jace observó a Yeray usar unos audífonos, mientras escribía en su cuaderno. No entendía absolutamente nada de cómo podía escribir con tanta precisión en ese cuaderno si era ciego.

- ¿Cómo es que puedes escribir de esa forma?

- Mis padres me enseñaron -respondió, sin ni siquiera estar prestándole atención-. No hables, estoy escuchando algo.

- Maldito omega -dijo para sí mismo.

- Dime algo diferente, alfa supremo -dijo del mismo modo.

- ¿De dónde sacaste la valentía para decirme ese tipo de cosas?

- No cambié, simplemente te trato como tu hermano me dijo que lo hiciera.

Con que de eso se trataba, ya sabía que su hermano tenía algo que ver en todo eso. Se quedó en silencio y siguió en lo suyo, hasta el final de la clase. Su padre lo llevaría a comprar un nuevo carro para poder largarse a donde deseara. Ayudó al omega a recoger sus cosas, y esperó a sus amigos para irse de ese lugar. Le dio una última mirada al omega, y le quitó los audífonos antes de que los guardara.

- Me quedaré con esto, a ver como haces tus tareas -le tapó la boca al menor con una de sus manos-. Veremos cuanto te dura la valentía por estar cerca de Ezra y de Zac, estúpido omega -acercó sus labios al oído del menor-. Tu vida aquí será un infierno sin importar a quien tengas cerca, sé bien lo que hizo mi hermano y su amiguito para estar en este salón y créeme que eso no me detendrá para destruirte al igual que a los omegas que andan por ahí.

- ¿Por qué eres tan cruel conmigo? -lo empujó-. No te hice nada para que me trataras de esa forma tan mala.

- Ya te lo dije, naciste y eso es lo que cuenta, asqueroso omega.

- Jace, déjalo. Recuerda lo que dijo papá, es nuestro primo de sangre y lo tratas como si fuera una basura a la que puedes tirar cuando se te dé la gana -Jace despegó su mirada del omega y miró a su hermano-. Lárgate con tus amigos, espero no verte cerca de él.

- Eso está por verse, hermano -le guiñó un ojo-. Estás en mi territorio y por más que desees estar aquí no lo lograrás.

- Eso veremos, enfermo -Ezra le dio un empujón a su hermano que casi lo manda al piso-. Aléjate de él o le diré a papá.

- Ya sabes que mamá no puede enterarse de nada, y si le dices a papá le diré a mamá -le lanzó un beso y luego salió.

Yeray se puso de pie lentamente, no entendía nada de lo que estaba pasando. Zac, lo tomó del brazo y lo guió hacia la salida del aula esquivando a los alumnos que se habían quedado a observar el espectáculo que se había armado por el omega.

- ¿Puedes decirme si mi papá llegó por mi?

- ¿Estás bien?

- No, voy a tener un ataque de asma justo ahora -comenzó a respirar de forma forzada-. Creo que voy a desmayarme.

- Mierda -Zac sostuvo al menor en sus brazos antes de que cayera al suelo-. Agarra sus cosas, si su padre sabe que es culpa de tu hermano están jodidos.

Ezra asintió, salió primero que su mejor amigo y casi se caga al ver al padre de Yeray parado con cara de pocos amigos, y que cuando vio a su hijo salir de esa forma, pensó que algo malo le haría.

- ¿Qué le han hecho a mi hijo? -le quitó al omega a Zac-. Hey, pequeño príncipe.

- No me siento bien, papá -abrazó a Frederick por el cuello-. Llévame a casa, por favor. No me gusta estar aquí.

- Está bien, pequeño -abrió la puerta trasera y lo dejó sobre el asiento-. ¿Qué sucedió?

- Tuvo un ataque de asma y casi se muere -Ezra le pasó las cosas del menor-. Supongo que debe de darle algo para ese tipo de situación.

- Les dije que se me tuvieran alejado de mi hijo, niños del demonio. No me importa que sean hijos de mi hermano, del vecino, del perro o de quien sea, sólo manténganse alejado de él.

- Nosotros no le hemos hecho nada a su hijo -Frederick le dio una mirada llena de odio a Ezra-. No me mire de esa manera, usted me da miedo.

- Oh, créeme que cuando te digo que los mataré, es lo que haré -miró por encima del hombro al alfa-. Te dije que no quería a tus hijos cerca del mío, Eliot. No me importa que tengan mi sangre corriendo por sus asquerosas venas.

- ¿Qué está pasando?

- No sé, y tampoco me interesa -abrió la puerta del piloto y lanzó las cosas de Yeray en el otro asiento-. Te dije que si algo malo le pasa a mi hijo, mataré a los tuyos y recuerda que están en mi territorio.

Frederick entró, y se marchó. Eliot pellizcó el puente de su nariz, sólo tuvo que darse cuenta de que había sido su hijo Jace. Ese maldito niño lo sacaba de sus casillas, por más que intentaba hacerlo entrar en razón, hacia lo que deseaba.

Jace tenía unos audífonos escuchando música a todo volumen, detestaba que su hijo fuera de esa forma, por más que trataba de hacerlo entrar en razón de que los omegas eran personas que no tenían la intención de ser débiles o de ser tratados como mercancías.

- Escúchame bien, Jace Hilton McDaniel -le arrebató los audífonos-. Vas a dejar ese omega o te...

- Le diré a mamá que...

- ¡Me importa una mierda Michael! ¡Puedes ir como perra chismosa detrás de tu madre! -Jace se asustó al escuchar a su padre gritar de esa forma-. ¿Qué demonios le has hecho a ese omega? ¿Qué te hizo tu primo para que lo trates de esa forma?

- Nacer, y eso es suficiente, papá -volvió a colocarse los audífonos-. Y para que estés más tranquilo, ya no lo molestaré más.

No iba a dejar omega en paz y menos ahora que ya tenía en mente lo que haría para ganar la apuesta.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022