vo nombre a Opalo llamándola como a ella misma Luna y a Opet Ares el rey, en el futuro hasta que recuerden sus consciencias se unificarán.
Su reencarnación vino a raíz de una vieja leyenda, después de 500 años el amor que ardió jamás se extinguió, volviendo a nacer si de verdad se merecen y el amor prevalece entonces la Diosa Luna podrá conceder su deseo de tener una familia hasta el último día de sus vidas podrán ser felices uno con el otro muriendo con los años viejos se hicieron pero nunca se olvidaron siempre se amaron.
Ares tuvo ese sueño y vio el pasado de su lobo interior, Aunque no sabía si se trataba de solo un sueño debía asegurarse de que Opet estuviera bien si se trataba de algo real entonces debía buscar a esa loba blanca si ella estaba con vida entonces debía ser la reencarnación de aquella loba hermosa entonces ella debía ser su amada perdida, ahora ya no había prohibiciones podrían vivir cómo se les plazca siempre y cuando respeten a las demás manadas, él ya no quería ser rey solo quería vivir con aquella mujer.
Cuando Opet despertó en su interior Ares le consultó.
Ares
-Opet recuerdas el sueño que hemos tenido...
Opet
-No he visto nada en nuestro interior
Ares
-Tú crees en la reencarnación?
Opet
-No lo sé, se que volvemos pero no recordamos, ahora somos uno solo el lobo dentro del hombre y el hombre dentro del lobo.
Ares
-Entiendo Opet Dime qué has soñado que te inquieta
Ares
-No lo sé quizás la loba blanca me tiene enloquecido me pregunto si hizo algún hechizo y arruinó mis sentidos, no me siento yo últimamente.
Opet
-Solo estás nervioso tómalo sin cuidado.
Los betas de Ares, eran Apolo, Marcel y Zie, fueron llamados a la casa del rey Ares, ahí este les informó en forma secreta que se irían a la aldea donde conoció a esa loba, a buscarla sería una tarea difícil, ya que ella puede ocultar su aroma.
Marcel
-Dime ares porque quieres ir a esa aldea en busca de esa loba?
Ares
-No es tu asunto.
Marcel se fascinó con la respuesta de Ares alguien estaba enamorado, y no quería decirlo entonces los tres lobos juguetones se inclinaron antes Ares, y dijeron al unísono:
-Si mi señor, iremos contigo.
Ya los problemas que Ares tenía en su reino estaban solucionados, Ares tenía un hermano llamado Adrián, era parecido a Ares pero se miraba un poco más infantil, era amable y muy servicial era la mano derecha de Ares él quería llevarlo con él, a la búsqueda de la mujer, pero también necesitaba dejar a alguien en el que confiara al mando, los lobos pueden ser demasiado quisquillosos cuando se trata de poder y debía dejar a alguien de confianza por si ocurría una traición, él lo podría resolver era muy capaz, entonces Ares se despidió de su familia y de su manada y se marcho rumbo a la aldea de aquella Loba hermosa, El rezó en secreto a la Diosa Luna para poder encontrarla, quería hablar con ella y sentir ese cuerpo junto al suyo, él estaba seguro que ella era su mate, pero debía asegurarse de ello.
El camino fue largo, Ares tenía muchas inseguridades, tenía un sentimiento extraño en el pecho, desde que conoció a la Loba blanca se sentía diferente algo en el no era el de siempre, era como despertar de un largo sueño. Llegaron hasta un pequeño lago ya era de noche el camino se había hecho un poco más difícil de recorrer, habían encontrado muchos lobos en apuros, Ares notó un ambiente diferente al de aquella vez, la zona la rodeaban muchos lobos sin manada les llamaban los solitarios, hubo uno que los persiguió por mucho tiempo, cuando Ares sintió que no era normal le tendió una trampa.
El lobo solitario solo quería pedirle a Ares un favor al parecer a unos kilómetros hubo un problema en una manada, él no tuvo el valor de entrar ayudar, ya que por su estatus era seguro que fuera asesinado al momento de pisar el terreno. Ares y sus betas corrieron a ayudar a los pobladores, al parecer se toparon con saqueadores buscando comida y llevándose muchas cosas de valor, no se perdió ninguna vida pero necesitaban ayuda para ahuyentar aquellos crimínales, al llegar la noche todo estaba despejado siguieron su camino hasta encontrar aquel lago donde vio por primera vez a la loba.
Recordó aquel cuerpo blanco acurrucado en la roca, rosando todo su cuerpo hasta llegar a su sexo, Ares se excito demasiado, que en la soledad tuvo que desahogar el deseo con su propia mano.
Pensando en la preciosa mujer, sentía una familiaridad enorme, Ares desde que nació hace muchos años jamás sintió el amor, todos creían que su mate nunca nacería y eso representaba un problema, y que un corazón vacío es la perdición de muchos lobos, por esa razón él tenía mujeres que la ayudaban a consolarlo, pero al final siempre se sentía vacío, un extraño sentimiento creció en su pecho al pensar que al fin había encontrado a esa chica con la que podría compartir su vida.
Aunque los recuerdos del pasado eran solo recuerdos, en el presente, no había dolor ni tristeza solo un mundo el cual una pareja podría conocer, ser feliz y vivir en paz, debían olvidar para vivir.
La Diosa Luna así lo quizo para poder vivir debían olvidar y así podrían ser feliz, si ellos vencen todos los obstáculos entonces podrán quedarse juntos hasta el fin, era la última oportunidad que tenían de ser felices Ares y Luna.