¡Déjame!
img img ¡Déjame! img Capítulo 2 La Propuesta
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Capítulo 6 Una luz img
Capítulo 7 El trato img
Capítulo 8 El cumplimiento img
Capítulo 9 Lujos, dinero y poder. img
Capítulo 10 Mi castigo. img
Capítulo 11 Una estrategia desconocida. img
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Capítulo 2 La Propuesta

Era muy frustrante pensar que Simón tendría algo que ver con la perdida que tuve, y es que es imposible creer en la idea de que ese hombre que lo ha sido todo para mí estos últimos años, haya podido ocasionarme la pérdida de su propio bebé, el que pudo haber sido su hijo o hija, eso simplemente era algo que no lograba entrar del todo en mi cabeza.

La semana siguiente Simón regresó de viaje, y pensé que ya era el momento de hablar con él:

- Me alegra mucho que ya estés de regreso.

- No tienes una idea de cuánto te extrañé, me preocupé mucho por lo que paso, y el cómo te podías sentir – Mencionó.

Y justo ese tipo de respuestas, eran las que me hacían dudar más, de si realmente él tuvo algo que ver.

- Estuve un poco mal entre semana, y Fabiola me acompañó a realizarme unos exámenes.

- ¿Y cómo salieron?

- Resulta que tenía restos de una sustancia abortiva en la sangre.

Hubo un silencio incómodo por largos segundos que parecieron minutos y horas, y al instante respondió.

- ¿Te ocasionaste la perdida?

De toda la conversación, esa fue justo la pregunta más insultante que había recibido en mi vida, no le respondí, me moleste tanto que le di la espalda, tomé mi cartera y salí de la casa... Como era de esperarse vino tras de mí, me pidió disculpas por la pregunta y se excusó, diciendo – Es que no entiendo lo que paso – pero yo si sabía exactamente lo que había pasado. Cuando le comenté horas más tarde el cómo la policía se había llevado detenido al ginecólogo, solo mencionó – Sus trampas haría – que no me pareció la respuesta correcta, o quizás más adecuada en el momento, pero ¿Qué más podía opinar?

Intente olvidar todo lo que había pasado, y aclarar mi mente y corazón, pensar que estaba realmente loca, y que él, si era el hombre indicado para mí, me dedique nuevamente a trabajar desde casa y resolver algunos asuntos personales.

Una noche antes de cenar, Simón llegó a casa con el Gerente que le manejaba la empresa en México, el Señor Alberto López; al mirarlo me sorprendí, lo saludé como era debido y lo invité a quedarse a cenar... Debo confesar que fue algo incómodo pues durante la cena jamás me quito la mirada de encima, claro que Simón se dio cuenta, pero no hizo comentario de ningún tipo, y al culminar la velada, ambos se retiraron y yo me quede en la cocina acomodando las cosas; al terminar de acomodar todo, subí a la habitación y desde la ventana de nuestro dormitorio vi como conversaban por algo que al parecer a Simón no le gustaba, él negó muchas veces con la cabeza y tuvo reacciones de agresividad, pero al cabo de unos minutos Alberto saco de su vehículo unos documentos, con una chequera, se la mostró a Simón y la tensión bajo.

Pensé que quizás eran negocios, sus cosas de trabajo y lo que menos me importaba era eso, me alejé de la ventana y me metí en la ducha, al minuto Simón subió a la habitación y se metió a la ducha conmigo, nos bañamos juntos, hicimos el amor y nos quedamos dormidos hasta la mañana siguiente.

- ¿Vas a salir tan temprano? – Le pregunté.

- Buenos días mi vida, ¡Sí! Tengo que solucionar un negocio con Alberto antes de que vuelva a México.

- Anoche los vi y pensé que discutían.

- Si... – Dudo en responder – No me parecía algo que están exigiendo los compradores, pero tengo un contrato y debo cumplir.

- ¿Y qué están exigiendo?

- Tú descansa pequeña, no te preocupes por esas cosas – Respondió sonriente.

Minutos después se fue de casa y yo volví a ser la misma ingenua de siempre con él. Insisto en repetir mil veces que el más grande error de mi vida fue haberme enamorado de él, haberle creído y convertirme en la ciega que fui por esos años de fantasía que viví a su lado.

Luego de ese día comencé a notar un cambio en Simón, era mucho más atento y romántico conmigo de lo normal, me repetía constantemente que la perdida de nuestro bebé le hizo entender que la vida es corta y quería pasar el mayor tiempo conmigo, con la mujer que le había cambiado la vida y lo había hecho feliz en tan pocos años, que quería formar conmigo la familia de sus sueños y llenarme de todo el amor que yo me merecía... Pero lo más estúpido es que todo eso me lo creí.

Un día de la nada llegó con la propuesta más hermosa que alguien me había hecho en toda mi vida, y quizás la que yo esperaba con tantas ansias.

- Cásate conmigo, dame el privilegio de poder llamarte mi esposa.

Justo esas fueron sus palabras, las que nunca voy a olvidar, porque fueron las que arruinaron mi vida.

Como toda mujer enamorada, sentí que nada podía hacerme más feliz que eso, me iba a casar por fin con el hombre de mis sueños y el de mis pesadillas. La propuesta tenía dos grandes y hermosas noticias, la primera era casarnos en Verona, Italia, como era mi sueño y la segunda, era quedarnos a vivir allá, claro que le dije que sí, yo me sentía de él, mi corazón, mi cuerpo, mi ser, eran completamente suyo, para mí no existía alguien más perfecto que Simón Ortiz.

Teníamos fecha de boda para mes y medio, queríamos hacerlo rápido por la mudanza, y porque Simón comenzaría a manejar sus empresas por Italia, para él, seria por mayor comodidad, eso fue lo que siempre me dijo y me hizo creer, pero yo no tenía ningún motivo ya para dudar de él.

Dos semanas antes de la boda, Fabiola estuvo en la casa visitándonos, se quedaría a cenar con nosotros y de paso aprovecharíamos para darle la gran sorpresa.

- Tenemos un regalo especial para ti – Mencioné.

- ¿Qué regalo especial me puede dar la pareja del año a mí?

Simón sacó un sobre y se lo entregó, en el sobre estaba una nota que decía "Quieres ser nuestra madrina de boda" y un pasaje a Italia con todos los gastos pagos por una semana, así mi mejor amiga, mi casi hermana estaría conmigo en la fecha más importante de mi vida y también disfrutaría de las mejores vacaciones de su vida.

Como era de esperarse Fabiola se sorprendió, gritó y lloró de felicidad, nos abrazó a ambos y eso fue mucho más que suficiente para saber que su respuesta era sí.

Fabiola y yo habíamos estudiado juntas la carrera universitaria, ambas nos habíamos graduado como Arquitectos y habíamos montado nuestra oficina, fuimos las mejores por mucho tiempo, teníamos contratos grandes, proyectos increíbles que muchos deseaban tener, pero nosotras teníamos la dicha de contar con ellos; personas que habían depositado su confianza en nosotras y claro estaba que nosotras habíamos respondido de la mejor manera... Sin duda alguna las mejores en nuestro campo.

Llegado el gran día de partir, hicimos rumbo los 5 a Italia, Simón con sus hermanos y nosotras dos. Un viaje hermoso, una vista increíble, tres días para terminar de organizar la boda, y tres más para disfrutar la estadía con mi mejor amiga antes de que regresara a nuestro país.

Nos casamos un viernes por la tarde, una ceremonia intima, pero lujosa, romántica y muy cálida, esa misma noche luego de la boda los hermanos de Simón tomaron un vuelo a casa, según sabía, ellos debían volver pronto por temas de estudio, así que yo pase esa noche con mí ahora "Esposo" y la mañana siguiente con mi mejor amiga. Sé que suena extraño pensar que la mañana de una boda no estuve con mi esposo, pero así fue, él se levantó muy temprano, me dejó las llaves de su carro y dijo – Vuelvo en la tarde, aprovecha y sal con Fabiola – en ningún momento lo vi de mala forma pues sabía que tendría la vida para estar y amanecer a su lado, así que me pareció estupendo ir a visitar la ciudad con mi hermana de vida.

Recorrimos tantos lugares que nos parecía increíble que nuestro sueño por fin se haya hecho realidad, estar las dos juntas en Verona, caminando sus calles, conociendo su cultura, su idioma, su gente, simplemente era maravilloso, la gran y famosa casa de Julieta, nuestro lugar favorito, principalmente el de Fabiola que siempre fue amante de su historia; pasamos la mejor tarde de todas, pero no sabíamos que sería la peor noche de nuestras vidas.

Esa misma tarde recibí un mensaje de mí "Esposo" donde me decía que tenía una sorpresa para mí:

- Sigo sin darte tu regalo de bodas, trae a Fabiola, esta noche te tengo una sorpresa, TE AMO.

Ese fue el último mensaje que le creí.

Llegamos al apartamento ambas, y estaban unas personas que jamás en mi vida había visto, todos parecían contentos, tomaban me felicitaban y bailaban al ritmo de la música que sonaba; en un instante Simón me toma de la cintura por la espalda, y dice – Vamos a la habitación un segundo – yo sonreí, me giré, lo besé y lo acompañé. En la habitación nos besamos, y comenzó a quitarme la ropa, recuerdo que le mencioné que en la sala había personas, y dijo – No importa – así fue como entre picardías, besos y caricias, hicimos el amor, y cuando me estaba vistiendo de nuevo para salir él mencionó – Tú siempre fuiste diferente al resto –

Y entonces todos entraron.

            
            

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