Seducida Por La Bestia
img img Seducida Por La Bestia img Capítulo 4 Tres
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Capítulo 6 Cinco img
Capítulo 7 Seis img
Capítulo 8 Siete img
Capítulo 9 Ocho img
Capítulo 10 Nueve img
Capítulo 11 Diez img
Capítulo 12 Once img
Capítulo 13 Doce img
Capítulo 14 Trece img
Capítulo 15 Catorce img
Capítulo 16 Quince img
Capítulo 17 Dieciséis img
Capítulo 18 Diecisiete img
Capítulo 19 Dieciocho img
Capítulo 20 Diecinueve img
Capítulo 21 Veinte img
Capítulo 22 Veintiuno img
Capítulo 23 Veintidós img
Capítulo 24 Veintitrés img
Capítulo 25 Veinticuatro img
Capítulo 26 Veinticinco img
Capítulo 27 Veintiséis img
Capítulo 28 Veintisiete img
Capítulo 29 Veintiocho img
Capítulo 30 Veintinueve img
Capítulo 31 Treinta img
Capítulo 32 Epílogo img
Capítulo 33 Extra 1 img
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Capítulo 4 Tres

Molly me defendió a capa y a espada cuando mi padre quiso enviarme al colegio militar como único requisito para hacer lo que quisiera con mi vida universitaria, lo cual era una vil excusa para probar mi fuerza de voluntad y hacerme desistir del camino que ya había decidido para mí misma, pero por alguna razón no había logrado convencerle. Aunque a decir verdad, tampoco es que haya sido tan malo pasar mis últimos años de instituto en una institución militar.

Esos 3 años no es que fuera una tortura especialmente, mi padre me las hacía pasar peores, mi hermana y yo nunca fuimos tratadas de manera diferente a como mi hermano lo fue, incluso, puede decirse que se ensañaba más conmigo porque, según él, veía el potencial en mí. Aun después que acabé mi licenciatura tenía las esperanzas de que me inscribiera para ser médico en el ejército, pero amablemente le pinche el globo de esperanzas de servir algún día en la milicia.

En el instituto fue más de lo mismo que obtuve con mi padre durante los entrenamientos, pero por gusto propio, al principio por ser chica me trataban con más "delicadeza" pero si algo aprendí de Brazil Palace, es que no hay diferencias de género a la hora de ir al campo de batalla, después de un par de semanas me decidida hacer la diferencia entrenaba a la par de los chicos. Al principio, como en todas partes, algunos quisieron propasarse conmigo y al cabo de un tiempo me trataban como su igual, como si tuviera el "arbolito" con las "bolas" colgando en la entrepierna en vez de "montañas" y "valle". Me gané muchas miradas de odio de parte de las demás reclutas. Incluso quisieron que cayese en un par de sus bromas pesadas y no lo hice, ¿por qué? Sencillamente era una cuestión de lealtad y trabajo en equipo. Todos nos cuidábamos las espaldas. Solo una vez un idiota osó en meterse conmigo en mi primer año y solo diré que su rodilla aún debe estar dando signos de aquella paliza que le atizó Thomas, mi mejor amigo que ahora se encuentra cubriendo un servicio en Afganistán.

Y ahora más de 7 años después agradezco haber tomado la decisión de ser igual y no ser tratada como una inferior porque después de mi muchas han seguido mis pasos.

Cuando vi a aquel animal salvaje saltar hacia mi creía que era mi fin, cerré los ojos esperando el golpe final, pero este nunca llegó.

Aquel... hombre, porque al final pude ver lo que era, salvó mi vida y si hay algo que me enseñaron siempre fue la gratitud. No me paré a preguntar qué demonios era porque estaba claro que no estábamos en condiciones para perder el tiempo con palabrería inservible, estaba herido y no tenía a simple vista una idea del alcance del daño, es más, ni siquiera pude ver el daño sin antes levantarle la camiseta que traía puesta. Era horrible y eso viniendo de parte de un médico que había visto peores era mucho, aun no me hacía una idea de cómo no estaba peor. Me ocupe de sus heridas y aunque mi rostro no lo reflejaba, mi mente estaba tratando de saber por sí misma cómo demonios llegó el colmillo de una serpiente de ese tamaño a su costado. Aunque había una explicación tan simple como que lo había mordido una nada de aquello coincidía. El área que se supone debía recubrir la "herida" no era la correspondiente. Parecía como si una persona lo hubiese... joder ¿en qué coño me he metido ahora? No pude simplemente esperar una hora y media más para que Loyalty volviera, no. Tuve que ir de curiosa y esto solo garantiza un lío con todas sus letras en mayúscula e iluminada con luces de neón.

Teniendo a.... el chico frente a mi tuve que tomar una decisión rápida porque sabía que estaba a nada de oscurecer y cuando eso ocurriese el riesgo de ser picadillo para animal aumentaba si se me pillaba sola y eso no iba a pasar, no esta noche.

-Simone Palace, por lo que pinta acabas de cagarla y en grande. Y lo peor es que tus principios no te dejan salir corriendo- me dije a mi misma-. ¡Malditos principios militares! - maldije.

Un soldado nunca deja atrás a un compañero. Y yo no era una soldado con todas sus letras, pero el sí que lo era y lo supe porque vi una parte del tatuaje del esqueleto de hombre rana que se asomaba por una de las mangas de la camiseta. ¿Y saben que era lo más jodido?

¡Era un puñetero Navy Seal! Y si hay algo a lo que le huyo son a esos tipos. Sencillamente porque "aquel idiota" tenía esas aspiraciones y Thomas le ha advertido sobre ellos.

-Somos buenos soldados y toda esa mierda, pero a la hora de tener mujeres las usamos como si fueran calzoncillos-.

Y yo no soy de las que busca caer con la piedra para saber que duele. No señor. Y no es que tuviese intención de enamorarme de este hombre, solo aclaro el punto.

Su reacción cuando le dije que lo iba a llevar sobre mis espaldas fue la esperada. Me dio una mirada de contrariedad, como si me hubiese vuelto loca, puede que sí. En primer lugar, porque aún no había salido corriendo. Pero no lo iba a dejar a la intemperie por sabrá Dios cuanto tiempo y tampoco me voy a arriesgar otra vez a ser atacada.

Lo que el aun no sabía es que tampoco lo llevaría durante todo el camino. Eventualmente volverá a tener las fuerzas para caminar y podrá hacerlo por sí mismo, pero aquello no iba a decírselo yo, aunque me estuviesen amenazando con una granada porque si de algo tenía cara este, es de ser un orgulloso de cuidado y se quedaría sentado o por lo mucho acostado esperando aquel momento. Así que no, el sol casi se ocultaba, faltaban unos escasos 20 minutos y teniendo en cuenta que las fieras estaban más cerca de lo que creía no me arriesgaba ni estando hasta el culo de alcohol. Creo que después de todo fue mala idea el haber venido sola.

Solté un suspiro resignado y volví a mirar al tipo que tenía "frente a mi"; estaba de más decir que no cedería, lo sabía de sobra. Es de esas personas que sus orgullos los pueden y no aceptan verse débiles frente a nadie. Pero hay situaciones en las que se debe dar el brazo a torcer y si yo fuera él y me estuviesen ofreciendo ayuda me dejaría hacer siempre y cuando no sea algo malo, pero tampoco es que se pudiera confiar en todo el mundo.

Y como dije en un principio, convencerlo fue un triunfo digno de conmemorarse por el resto de mis días. Lastimosamente estaba demasiado deshidratado, eso lo podía ver de lejos solo con ver lo resecos que estaba sus labios y también se encontraba al borde de la inanición.

En pocas palabras tuve que llevarlo durante una hora de camino y luego, cuando recuperó la movilidad colocó un brazo sobre mis hombros y con el otro llevaba una rama que hacía las veces de bastón. El tipo tenía su peso, pero no me quejé había llevado peores. Fue una suerte el haber tenido la idea de traer mi kit personal de emergencias creyendo que la herida era mi perra, de no ser así hubiéramos tenido que separarnos haciendo que volviese sola y todos ya sabemos que opino al respecto. Lo único por lo cual me arrepentía era el haber dejado en última instancia las botellas de agua que pretendía traer conmigo, solo trayendo dos y habiéndome tomado una la otra tuve que cederla al ver la condición en la que se encontraba. No me extraña que hubiese estado tan mareado.

En ese preciso momento mientras me mantenía ajena a mis pensamientos una idea se cruzó por mi cabeza y teniendo en cuenta que ya había recibido atención y que el peligro principal ya no se cernía sobre su cabeza decidí detenernos a veinte minutos del campamento. Lo hice también porque no me fiaba de la seguridad de los chicos cerca de él.

-Necesito que te quedes aquí y me esperes al menos por media hora- digo mientras aun lo sostengo contra mí y mirando a su vez hacia el cielo. Mas por rehuir de su mirada que de encontrar algo interesante allí arriba.

-¿Por qué?

-La verdad no me fío de ti estando cerca de mis amigos y no quiero que te vean tampoco porque ellos no son como yo, comenzarán a hacer preguntas y no estoy seguro que quieras contestarlas mucho menos que estés autorizado a responder.

Al parecer mis palabras lo tranquilizaron y de inmediato comenzó a buscar con la mirada un lugar en donde apoyar los isquiones (mal llamados huesos del culo). Luego de una inspección rápida señala una roca lo suficientemente grande como para que no tuviese que rozarse las heridas con ninguna otra parte del cuerpo.

Una vez sentado me doy la vuelta para emprender mi camino me tomó de la muñeca haciendo que lo mirara a los ojos y por primera vez en horas reconozco la vulnerabilidad en su mirada.

-Vuelve. Por favor.

No dije nada porque ¿qué le diría? Ni yo misma tenía idea de lo que estaba haciendo aun en estos momentos, ni siquiera estaba segura de volver, aunque por desgracia para mí y por suerte para el gracias a mis principios debo.

Los 15 minutos a medio trote que me costó encontrar mi camino hacia el campamento me sirvieron para trazar un plan. Era loco, descabellado y fuera de lo normal pero literalmente le debía y sigo debiendo la vida a aquel chico, que de chico no tenía ni el dedo pequeño del pie, y debía devolverle el favor a como diera lugar. La opción de los hospitales estaba descartada porque no tenía idea de su situación y tampoco conocía Colorado a fondo.

Cuando puse un pie en el perímetro del campamento me sorprende al ver que todos menos Jaxon estaban dormidos y me costó poco más de dos horas deshacerme de él. Por cada minuto que pasaba me mostraba más inquieta y Loyalty también lo estaba, en un punto comprendí que la inquietud no era gracias a mí, sino a.... ni siquiera sabía su nombre. Una vez me deshice de él bajo la excusa del largo viaje esperé otra hora más para asegurarme de que estuviese dormido.

Ya segura de que cada alma estaba por lo menos en el tercer sueño me fui de allí con todo el sigilo posible, incluso mi perra se quedó en total silencio. No es primera vez que agradezco al cielo por tener un auto con un motor tan silencioso y también a mi hermano. Marine y todo, pero tenía una mano para la mecánica que para que les digo.

Estando a una distancia prudente del campamento pisé el acelerador a fondo y en menos de lo que canta un gallo llegué. Lo encontré con el cuerpo encogido sentado sobre la misma roca con la mirada perdida. Siquiera creo que me haya notado. Al escuchar la portezuela del auto abrirse su mirada conectó con la mía y esbozó una sonrisa esperanzada.

-Perdona por...

-Tranquila, después de todo no estoy en posición de exigir. Lo bueno es que ya estás aquí- se puso de pie y se "estiró" como pudo.

-Un soldado nunca deja atrás a un compañero.

Mis palabras le hicieron fruncir el ceño y allí me di cuenta de que posiblemente había hablado demasiado, pero entendió el mensaje y no preguntó más.

>> Anda, sube- le apremié. Si algo tenía claro es que debíamos salir de aquí antes de que los chicos se dieran cuenta y me siguieran.

Por fortuna no tuvimos más contratiempos porque en menos de una hora estaba registrándonos en el hotel del que había salido esta madrugada. Y en lo personal el lugar me encantaba, no era muy ostentoso ni nada por el estilo, pero no prohibía la entrada de animales domésticos como lo son los perros. Sí, eso fue lo que me enamoró. Loyalty no tendría que quedarse en el auto y yo estaría más tranquila sabiéndola con bien.

Una vez estuvimos los tres en la habitación me dispuse a revisar la herida de mi acompañante y al ver que todo estaba en su lugar me dispuse a hacer lo que debí hacer hace mucho pero que el miedo a que pillara una infección mayor me hicieron dejar las cosas tal y como estaban por el momento.

Tomé mi tiempo y le suturé las heridas con mucho mimo. Las heridas, a simple vista parecían demasiado profundas, pero cuando tuve que utilizar los dedos para sacar aquello de... allí me di cuenta que no era tan grave. De lo que si me di cuenta era que, a pesar de haber sido desprendido, el colmillo, por algún motivo seguía produciendo veneno y era lo que lo mantenía débil porque también advertí que había otro incrustado en su cuerpo, a los pocos minutos su rostro había recobrado algo de color al igual que el resto de su cuerpo. Ni siquiera obtuvo una sola dosis de suero antiofídico.

Durante todo el proceso de sutura ninguno de los dos dijo mucho. Lo mío no era relacionarme tan fácilmente con los desconocidos como era el caso de Lihuén que hasta con el vagabundo hacia platica, no, me desenvuelvo libremente siempre y cuando tenga una relación estrecha con la persona. De allí en más soy una completa apática. Y el..., bueno, el parece estar estudiando cada uno de mis movimientos como si buscara algo y sé que se la estaba poniendo difícil. Su constante ceño fruncido me lo decía todo.

Ya acabado mi trabajo le di unos calmantes y le indiqué que debía tomar la cama y no era por ser amable ni nada de ello. Al contrario, si supiera que estaría bien durmiendo en el suelo lo hubiera enviado de inmediato.

-Evidentemente aun estás débil y necesitas más la cama que yo. No me discutas que no hay manera que ganes esta ronda- esas fueron mis últimas palabras antes de echarme a dormir.

            
            

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