Seducida Por La Bestia
img img Seducida Por La Bestia img Capítulo 5 Cuatro
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Capítulo 6 Cinco img
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Capítulo 8 Siete img
Capítulo 9 Ocho img
Capítulo 10 Nueve img
Capítulo 11 Diez img
Capítulo 12 Once img
Capítulo 13 Doce img
Capítulo 14 Trece img
Capítulo 15 Catorce img
Capítulo 16 Quince img
Capítulo 17 Dieciséis img
Capítulo 18 Diecisiete img
Capítulo 19 Dieciocho img
Capítulo 20 Diecinueve img
Capítulo 21 Veinte img
Capítulo 22 Veintiuno img
Capítulo 23 Veintidós img
Capítulo 24 Veintitrés img
Capítulo 25 Veinticuatro img
Capítulo 26 Veinticinco img
Capítulo 27 Veintiséis img
Capítulo 28 Veintisiete img
Capítulo 29 Veintiocho img
Capítulo 30 Veintinueve img
Capítulo 31 Treinta img
Capítulo 32 Epílogo img
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Capítulo 5 Cuatro

Hacía ya dos horas desde que ella había sucumbido ante el sueño y yo aún no había podido hacerlo.

Mi mente había comenzado a repasar cada uno de los acontecimientos que tomaron lugar desde el momento en el que había abandonado la pequeña cueva y llegó un momento en el que reconocí que había ido demasiado lejos con las suplicas. O al menos eso creía desde mi punto de vista.

¿Desde cuándo Sean Hunter rogaba a alguien?

La respuesta en si era bastante simple. Desde que reconocí que dependía de esta chica. No había querido verlo de esa manera, pero le debo la vida. Y ahora que estaba seguro de que ella no me dejaría a mi suerte era hora de hacerme la pregunta, ¿Y ahora qué?

Por primera vez en 8 años me preguntaba a mí mismo que es lo que realmente quería hacer con mi vida y por primera vez en mucho tiempo esa pregunta no tenía respuesta. Todas misbrespuestas fueron condicionadas a causa de las circunstancias por las que atravesaba en el momento, pero esta vez tenía libertad par elegir.

Retomar el último semestre de mi carrera en Ingeniería informática era lo ideal porque estaba muy seguro de que envida no volvía a enlistarme para otro servicio. La milicia desde el tercer mes que llevaba en los laboratorios estuvo descartada para mí. Así que bien podía retomar mis estudios y culminarlos en 6 meses o ya puestos solo hacer el examen final en MIT.

¿Qué cómo tengo una carrera casi completa si fui aceptado a los 16 en la academia militar?

Es sencillo, teniendo en cuenta mi CI, para cuando cumplí los 12 años ya había acabado el instituto e inmediatamente ingresé a la universidad. Para ese entonces era un niño, ni siquiera adolescente, con ganas de deslumbrar a todos y presumir de mi inteligencia así que acabé en dos años una carrera que a cualquier otra persona le tomaría cuatro. Para cuando obtuve mi licenciatura en psicología a los 14 quise tomar las cosas con más calma así que me decidí por una especialidad en psicología forense. No elegí la carrera porque eso quisiera hacer con mi vida, de hecho, hasta el sol de hoy aún no sabía qué hacer. Lo hice porque en su momento me pareció lo más atractivo. Acabé la especialidad y los 2 primeros años de mi entrenamiento militar me dediqué a estudiar una carrera del campo informático en a lo que mi parecer era y es la mejor Universidad. Esa al igual que la primera la cursé en la mitad del tiempo estipulado, ya no por ganas de presumir, aunque apenas si alcancé la mayoría de edad tuve que hacer residencia permanente en la base para licenciarme en el ejército y posteriormente recibirme como Navy Seal, lo hice precisamente a falta de tiempo.

Tuve que dejar todo a un mes de acabar el semestre. No digo que no me puedo valer por mí mismo con mi titulado en psicología forense, sencillamente aquella última carrera sin culminar me mantenía inquieto y era más por cuestión de que me gustaba terminar lo que empezaba que por otra cosa.

Ya con un plan trazado, mi mente pudo descansar en paz con respecto a lo que haría una vez me estableciera. Solamente tendría que ir a mi antiguo departamento para recoger algunos papeles y así comenzar con la búsqueda de una vida estable fuera del ejército.

No, no mentí con respecto al domicilio, lo cierto es que desde mi primer servicio he estado arrendando un piso que compré hace algunos años a diferentes inquilinos, en su mayoría parejas en busca de su primer departamento y guardado el dinero para su posterior uso, lo único que había de mi propiedad en aquel lugar eran mis diplomas y certificados estratégicamente escondidos en una caja fuerte la cual estoy seguro que ni volteando y destruyendo paredes alguien hubiese encontrado, y ahora que lo pensaba, ahorrar el dinero de la renta durante casi 6 años debía asumir una buena cantidad.

Con aquel nuevo pensamiento pululando en mi mente pude sentirme algo mas ligero que hacía algunas horas, pero...

Mi cabeza inconscientemente se volteó hacia la derecha fijando la vista en el mullido sillón en donde se encontraba la chica acostada. La luz de la luna se colaba por aquella ventana y se cernía sobre ella dándole un matiz brilloso a su hermosa piel oscura, haciendo que sus facciones marcadas de momento a otro se vieran dulces. De lejos se le notaba incómoda pero no se quejaba, es más, parecía que dormía plácidamente, algo contradictorio, pero que puedo decirles. Aun no podía creer que estuviese haciendo todo esto por un desconocido, ni siquiera había preguntado por mi nombre y sus palabras.

Era precisamente por ello que mi mente no encontraba la paz suficiente como para echarse al abandono y recuperarse de todo el estrés por el que había sido sometido últimamente.

¿Habrá sido ella también parte del ejército?

¿Sabría lo que conlleva lo que soy por eso no ha preguntado?

¿La habrá enviado la G.O.G. para asegurarse de que su trabajo estuviese completo?

La respuesta a esta pregunta era negativa y no solo porque escuché toda su conversación con su círculo social, también queda descartado porque ha tenido mas de una ocasión para matarme y no lo ha hecho.

Si me pidiesen mi opinión acerca de su participación en la milicia les diría que si, sin dudarlo, su manera de caminar, su porte, su actitud, su resistencia física, casi todo indica que lo fue, pero hay ciertos detalles que se le escapan, en fin. A ella le debo la vida porque hay que ser realistas, si no hubiese sido con ella, por su preocupación por su perro estaría pasando mi tercera noche a la intemperie. Y no estoy seguro de que hubiese sobrevivido mucho más con aquel veneno chupando y amainando mis fuerzas.

Aquello era lo único que me mantuvo durante las dos anteriores noches varado y ni siquiera me había dado cuenta de ello.

Seguía admirando aquel rostro y deleitándome con su particular aroma. Desde donde estaba se le veía tan vulnerable y lo dicho, olía exquisito, no para darle una probada... no de esa manera.

Puede que no lo notemos, pero cada ser humano desprende un olor diferente y el de ella es algo particular. Lo noté ni bien abrió la puerta del auto y el viento arrastró su olor hacia mí. Quedé extasiado con él. Pero en esos momentos tenía otras prioridades y aquella declaración de mi boca no saldría, no señores. Ella es de esas chicas complicadas que te demuestran que pueden valerse por si sola, aquel animal solo la tomó por sorpresa y ella solamente me rescató como si fuese un cachorro de una muerte atroz y se lo agradecía enormemente.

Pasaban los minutos y aun no podía conciliar el sueño. Era realmente molesto el no poder hacerlo y era mas una cuestión mental que algo físico o directamente relacionado al dolor de las suturas. Podía sentir como la piel sanaba lenta, pero de manera segura, dentro de una semana tal vez puede que no quede mas que una cicatriz de aquello.

Lo que no me dejaba dormir era el saber que ella estaba allí, en aquel incomodo mueble durmiendo. No era caballeroso y la cama era lo suficientemente ancha como para que ambos rodáramos sobre ella sin siquiera rozarnos.

- ¡A la mierda! – exclamé en voz baja al no poder soportarlo y sin tomar en cuenta que cuerpo estaba herido y no se había recuperado ni un poco me puse de pie y la tomé entre mis brazos llevándola así hasta la cama. Mamá crió a un caballero, no a un ser sin escrúpulos y a una dama no se ledej dormir en un sillón, en todo caso nosotros los hombres tenemos que tomar ese lugar en todo caso.

Realmente tenía el sueño pesado porque cuando creí que despertaría, solo se removió para acurrucarse contra mi pecho y para acomodar su cuerpo en una posición mas cómoda una vez estuvo en la cama. Lo admito una vez tomó una posición que parecía ser la definitiva no pude evitar tumbarme junto a ella y colocar su mi cabeza sobre su vientre. Mientras estaba despierta su cuerpo transmitía un aura que daba pavor, pero en ese instante una inexplicable ola de calidez recorrió todo mi cuerpo haciendo que temblara a causa de las espectativas.

Sabía que en cualquier momento podría despertar, pero en ese momento era lo que menos importaba.

No dormí una mierda durante el resto de la noche, pero mi mente estaba serena y aun teniendo todo aquel ruido de los alrededores pude acabar de trazar mi plan por completo.

Sabía que me costaría un triunfo el reintegrarme y volver a tener una vida normal. ¿Qué digo tener una vida normal?

Casi no tuve vida social fuera de la base. Mi adolescencia se basó en tener la cabeza metida entre libros al igual que mi niñez. En pocas palabras, me pasé por el forro esa etapa saltándomela pero si hablamos del sexo... en algo debía estar al día.

Las bases militares, por lo general albergan reclutas de ambos sexos y por lo tanto éramos libres de hacer lo que quisiésemos en nuestros ratos libres siempre y cuando no rompiéramos las reglas y el sexo no era prohibido.

Mi primera experiencia fue a los 17 con una rubia algunos años mayor que yo y... mejor ni les digo.

Durante los siguientes años fue mas de lo mismo, incluso en los laboratorios nos daban ciertas libertades.

Aquellos pensamientos, adicionados a la falta de sexo durante los últimos dos meses hicieron que el cabrón que dormía dentro de mis pantalones reaccionara al ser consciente de que muy cerca de el se encontraba una cueva a la que podría muy bien entrar a explorar, pero no, crucé las piernas para poder así controlar un poco la tienda de campaña que estaba formándose en aquellos pantaloncillos para dormir que por cierto, al igual que los calzoncillos eran sumamente incómodos pero era lo que había. No tuve que ser un genio, aunque si lo era, para saber que aquella ropa era de alguien cercano, ¿algún novio quizás? No me sorprendería, con ese carácter cualquiera querría tenerla a su lado, aunque tuviera sus contras también yo querría a alguien asi. Todas las reclutas, tenientes, en fin, todas las mujeres a las que conocí eran definidas con una sola palabra: fáciles. Habían unas muy pocas excepciones, aparte de la doctora Greene, claro está. Y ahora que pienso en ella, debería averiguar su paradero y hacer una pequeña visita.

Cuando finalmente pude calmar al pequeño cazador advertí del cambio en la respiración de la chica, debí preguntar su nombre porque no podía seguir refiriéndome a ella como "la chica" o "ella", y esa fue mi señal para levantarme.

Habíamos llegado a eso de las diez y treinta, y lo sé porque lo primero que hago después de hacer un barrido generalizado de la habitación o de donde sea que entro es mirar el reloj. Lo mismo hice hace unos segundos.

4:28 am

Exactamente dos minutos después comenzaba a estirar su cuerpo y de momento a otro ocurrió lo que esperé todo el tiempo que estuvo acostada. Se sobresaltó.

- ¿Qué demonios?

- Tienes el sueño pesado – digo aparentando indiferencia y para hacerlo mas creíble crucé mis brazos mientras estaba sentado en el mismo mueble en el que ella estuvo acostada hacían unas horas - ¿Cuándo partimos?

-¿Tienes prisa?- enarca las cejas en una clara mueca de desafío.

- ¿Me ves cara de que alguien me espera en casa?

-No se dime tu.

No dije nada, solo tomé una de las toallas que había en la habitación y entré en el baño dispuesto a tomar una ducha fría, muy fría. Ese pequeño pantaloncillo que llevaba puesto acababa de meterme en aprietos. Unos muy azules.

                         

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