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La mañana llego más pronto de lo esperado, Alida se encontraba a las afueras de su edificio esperando a su jefe, la mañana estaba fría gracias a que toda la noche llovió dejando el asfalto frio y las flores un poco aletargadas, una particular camioneta se detiene en frente suyo, un hombre vestido de traje y gorra se acerca a ella para tomar sus maletas.
- Buenos días señorita Rowtter. - su jefe baja de la parte trasera del auto con su característica elegancia.
- Buenos días señor Morrison. - su mirada no dura mucho tiempo sobre los ojos de su jefazo.
- Será mejor que subamos al auto, hace mucho frio aquí afuera y puede enfermarse. - Gael se acerca a ella y la toma dela cintura para acercarla a la entrada del auto, una ligera corriente recorre toda la espina dorsal de Alida, ve de reojo a su jefe el cual se encuentra muy pegada a ella.
- Estaremos en el aeropuerto Jhon F Kennedy en 30 minutos señor. - informa el conductor al subirse de nuevo al auto.
- Entonces en marcha, antes de que comience el tráfico. - al Gael dar la orden de emprender el viaje, el auto se coloca en marcha. - Dígame señorita Rowtter ¿desayuno?
- Eh... no señor, pero al llegar al aeropuerto comprare algún sándwich.
- ¿Acaso se desveló anoche y por eso se levantó tarde? - Alida se sonroja al recordar lo que hizo anoche mientras que estaba en el baño.
- Es solo que por las mañanas no me suele dar hambre y prefiero dejarlo para después.
- No vuelva hacer eso, está destruyendo su cuerpo ¿sabía usted que el desayuno es muy importante para rendir en el día? - la vergüenza no tardó en llegar, su jefe la estaba regañando solamente por no haber desayunado, pero ¿Por qué le importaba tano? Se preguntó Alida mientras que veía por la ventana del auto. - al llegar al avión le pediré al sobrecargo que te prepare algo para desayunar y no acepto un no por respuesta.
- Como usted diga señor.
Y dicho y hecho, al llegar Gael le pidió al sobrecargo que prepara un rico y nutritivo desayuno, Alida no sabía cómo reaccionar ante los mandatos de su jefe.
- Buenos días, les habla Arthur Blade y seré su piloto en el día de hoy, abrochen sus cinturones, recuerden todas las medidas de seguridad en caso de accidentes, ahora disfruten del viaje, estaremos dentro de 7 horas sobre la ciudad del pecado y de las apuestas. - la comunicación se corta y el avión comienza a moverse para que luego este en los aires.
- Los socios a los que visitaremos serán Marcos Fletcher, Alicia Kripkie y Saint Wells, ¿los recuerdas?
- Si, estuvieron aproximadamente 6 meses en la empresa.
- Efectivamente, estaremos dos noches en las vegas para poder cerrar el trato que teníamos, se leerán algunos términos y clausulas, quiero que estés muy al pendiente cuando se mencionen.
- ¿la reunión será al momento de aterrizar?
- No, será por la tarde, a eso de las 3:00pm, así tendremos tiempos de arreglarnos y descansar un poco.
- Disculpe interrumpirlos, pero aquí tiene lo que me pidió señor Morrison. - el sobre cargo coloca sobre la mesa que había en medio de Gael y Alida.
- Muchas gracias. - dice Gael. El sobre cargo se aleja dejándolos nuevamente solos. - ahora coma.
- Señor Mo...
- No quiero nada de peros Alida, ahora come. - habla autoritario. Ella mira la comida, toma un tenedor y pica el trozo de fresa sobre el plato, para luego llevárselo a la boca, bajo la atenta mirada de su jefe.
- Si ves que no están difícil. - habla Gael mientras que se moría por besar aquellos labios ambarinos.
- Como le decía señor Morrison, no suele darme mucho apetito por la mañana. - pica nuevamente otra fresa.
- ¿usted entiende lo que acarrea no desayunar?
- Claro que lo sé, pero es mi problema si lo hago o no ¿no le parece? - una pequeña sonrisa se asoma por los labios de Gael, un poco rebelde su respuesta luego de haber demostrado sumisión.
- Si no es mi problema ¿Por qué sigue comiendo? - enarca una ceja sabiendo que era el triunfador de aquella conversación.
- Cuando no puedes contra alguien, únetele y hazle creer que tiene la razón. - Gael de inmediato se dio cuenta que Alida sabia equilibrarse, ser una completa sumisa y una Rebelde sin causa.
Se inclina hacia delante y toma a la chica de la mano para que dejara de picotear la fruta, la vio con intensidad intentando transmitirle todas las emociones y sentimientos que presentaba en aquel momento, estaba ardiendo por ella queriendo poseerla como tanto lo soñó, pero era su empleada y no es que fuera uno de esos locos que coloca reglas de enamorarse de sus empleados o relaciones en la oficina. Pero tenía miedo, no quería espantarla por cómo es él, y como son sus gustos.
- Bien jugado Alida Rowtter. - suelta su mano y se reclina en su asiento para comenzar a ver por la ventana.
En todo el viaje ninguno de los dos dijo absolutamente nada, Alida había metido un libro en su bolso y lo comenzó a leer, en cambio Gael tecleaba en su computadora, a la hora del almuerzo el sobrecargo trajo salmón, junto con una porción de arroz y ensalada, acompañado de una buena copa de vino, solamente se podían escuchar el sonido de los cubiertos chocando contra la vajilla, para sorpresa de Alida la comida estaba muy buena, anteriormente ya había comido en el avión, pero nunca la había podido disfrutar tanto gracias a que la anterior sobrecargo solo coqueteaba con Gael y llego a pensar que la odiaba, afortunadamente este es un hombre.
- ¿crees que después de la reunión pueda salir a conocer la ciudad? - le pregunta a su jefe.
- ¿Por qué me preguntas?
- No lo sé, quizás me necesites para otra cosa. - se encoje de hombros.
- No te necesitare para más nada del trabajo, y si quieres yo te puedo guiar por toda la ciudad.
- Creo que sería extraño salir con mi jefe.
- ¿Por qué crees que saldremos? Yo solo me estoy ofreciendo como una guía turística. - Gael enarca una ceja muy satisfecho al escuchar su respuesta. - somos dos colegas, no hay nada de malo en ello.
- Señor Morrison, nosotros no somos colegas, usted es mi jefe y yo empleada.
- Olvidemos eso por una noche, luego volveremos a ser el señor Morrison y a señorita Rowtter ¿le parece?
- Me lo pensare.
- Está bien, como usted decida señorita Rowtter. - Gael deja sus cubiertos sobre su plato vacío y de inmediato pasan a recogerlo.
- ¿no le incomoda todo esto?
- ¿Qué cosa señorita Rowter? Sea más específica. - se inclina hacia delante para verla un poco más de cerca, entre cierra ligeramente sus ojos y ladea su labio un poco para simular una sonrisa.
- Que todos hagan lo que usted diga, por el ejemplo, el sobre cargo, a penas coloco los cubiertos sobre el plato vino y lo recogió.
- ¿acaso pretende que se queden los platos sucios sobre la mesa?
- No, pero... no lo sé, hay límites.
- Alida no puedo decir que me incomodo porque he vivido toda mi vida rodeado de este tipo de situaciones, mis padres siempre velaron para que no me faltara nada y sigo lo mismo.
- Creo que lo que le hicieron fue darle un complejo de superioridad. - Aquellas palabras Alada las soltó sin querer, así que de inmediato tapo su boca con las manos. A Gael se le forma una sonrisa ante el atrevimiento de la mujer.
- No te preocupes, me han llegado a decir muchas cosas peores. - se encoje de hombros. - pero es cierto lo que dices y no lo pienso negar, me gusta que todos hagan todo a mi gusto sin ningún margen de error. Diría que un poco dominante. - muerde su labio. - pero tu cuéntame ¿Qué hay de tus padres?
- Tal vez en otro momento. - se remueve incomoda en el asiento.
- Cuéntame. - Gael toma la mano de la chica para evitar que siguiera comiendo.
- Ya le dije que no señor Morrison.
- Entonces... hablas de mi familia, pero no puedo saber nada con respecto a la suya.
En algo en lo que era sumamente bueno Gael era en manipular y sacar toda la información que él quisiera, pero solo en temas relacionados con los negocios, pero como aloda lo traía sumamente loco, haría todo lo posible para saber de ella, cuáles son sus orígenes, si tiene hermanos, si sus padres son divorciados, o sus bisabuelos siguen vivos, aquella chica debía ser de él como a de lugar.
- Tengo una relación complicada con mi familia. - soltó por fin la mujer. - mis padres son...estrictos y muy chapados a la antigua y sobre todo cristianos, ya sabrás el resto.
- No lo sé Alida, mis padres también están chapados a la antigua y son muy devotos. - Gael penetras sus hermosos ojos azul sobre la mujer
- Esta más que claro que el hombre siempre ha sido más afortunado que la mujer en un sentido de libertad. - lo mira igual que él, fijamente. - fui criada para ser una ama de casa sumisa, dejar que un hombre trabaje y me mantenga, tener 4 hijos y atenderlos a todos y un hermoso labrador llamado Zeus, no podía decir absolutamente nada, si me negaba me castigaban dándome fuetazos en el trasero. Cuando cumplí la mayoría de edad, decidí rebelarme un poco, estudié en la universidad, me gradué y comencé a trabajar por primera vez en Morrison Corporations, ellos nunca aprobaron todo esto, pero yo me sentía feliz, una mujer... libre, pero ahí están las marcas de la crianza, a veces es inevitable no bajar la mirada cuando algún hombre me está hablando, pero eso no quiere decir que soy una debilucha. - termina.
- Tus padres no saben la clase mujer que eres realmente Alida, se nota a leguas que eres fuerte y que no te dejas intimidar de nadie con una simple mirada lo cu...
- Es ahí donde se equivoca señor Morrison. - lo interrumpe. baja su mirada y sonríe a medias. - hay alguien que si ha logrado intimidarme con tal solo una pequeña mirada.
- ¿Quién será el afortunado? - enarca su ceja expectante a su respuesta.
- Usted.