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El ambiente del lugar estaba al tope, la mayoría de todos se encuentran bailando al ritmo de la canción, Gael lo alejaba su mirada de Alida, se veía con candente que no lo dejaba pensar con claridad, incluso se aguantó un par de veces para no levantar a golpes a Miguel él cual no la dejaba en paz, quería que Alida pasara una noche divertida sin este tipo tan acosador, así que la tomo del brazo y se la llevo a la barra. Alida lo miro confundida y llena de preguntas ya que estaba respirando como un toro enojado.
- Por favor me regalas Whisky en las rocas y a ella jugo de arándanos con un chorrito de vodka. - el bartender que se encontraba del otro lado dela barra de inmediato coloco manos a la obra.
- ¿Qué sucede? - pregunta Alida.
- Estoy un poco harto de Miguel, solo eso.
- Si no lo soportas para qué viniste? O más viene, vinimos.
- Es que quiero que vivas, quiero que tengas experiencias nuevas y que tú misma decidías si las seguirás o no.
- Señor Morrison quiero estar aquí, realmente todo esto se ve muy emocionante.
- Alida, no me digas aquí señor Morrison, no estamos en el trabajo.
- Lo siento. - baja su mirada y acomoda detrás de su oreja el cacho de cabello que cayó a un lado de su mejilla. - es un poco difícil cuando ya estas acostumbrada.
- Tampoco me pidas perdón por nada Alida. - Gael coloca su mano encima de las manos de la chica. una corriente fría se pasó por todo el cuerpo de Alida, su mirada se fijó en las manos varoniles e su jefe y una imagen completamente erótica se fue dibujando en su cabeza.
Él, colocando su mano en su cuello, mientras que la folla sin control.
- ¿Qué pasa Alida? ¿te sientes mal? Tienes las mejillas rojas.
Maldijo por lo bajo, por haberse excitado por su jefe.
- No, estoy bien, - ríe un poco abochornada. - volvamos a nuestro lugar.
- ¿y si nos quedamos aquí? - pregunta Gael.
- No sea mal educado por dejar a el señor Miguel solo.
- No creo que nos necesite. - Gael señala en dirección a su socio. Alida gira en aquella dirección y el sujeto se encontraba con una chica y le estaba devorando la boca. - estamos mejor solos Alida, créeme. - Gael se inclina para decirle al oído aquello a su secretaria. La chica voltea y ambos rostros quedan a escasos centímetros.
La mirada penetrante de Gael la hizo suspirar, una fuerza grande la hizo mirar en dirección a los carnosos labios de su jefe, lo deseaba con todo su ser, quería que la tomara y la poseyera hasta que ambos desfallezcan, recorrer su fornido cuerpo con su lengua sin dejar ningún lugar seco, lo deseaba tanto que pagaría una noche para estar con él.
En un loco acto de arrebato, Alida se abalanzo sobre su jefe, juntando sus labios. Juro haber visto el cielo cuando lo probo. No esperaba que su jefe respondiera aquel beso, pero se sorprendió cuando comenzó a mover sus labios y bajar sus manos a la parte trasera de su espalda, pegándola aún más a su cuerpo.
- No sabes lo loco que me vuelves Alida. - habla Gael entre besos. - pero... - se separa de Alida. - yo no soy bueno para ti linda. - lleva sus manos al rostro de la chica y la mira con dulzura.
- Señor Mo...
- Si llegas a decirme nuevamente señor Morrison te juro que te azotare hasta ver tu hermoso culo rojo. -Alida jadea ante la tosquedad de su jefe. -Buena chica.
- Gael yo, lo siento, no sé qué me sucedió, solo fue un estúpido impulso yo... yo...
- Tu nada Alida, yo también quería esto y si te soy sincero tu siempre me has gustado y no sabes cuantas cosas se me han pasado por la cabeza empotrarte contra la pared y hacerte mía de miles formas.
Alida soltó un suspiro ante la satería de su jefe.
Si ambos se sentían de la misma forma no iba a ver arrepentimiento alguno. Con valentía la mujer tomo a Gael de la mano y lo arrastro fuera del local, el chofer de su jefe se encontraba afuera fumando un cigarro. El hombre al verlos Salir apago el cigarro y expulso todo el humo que tenía dentro de su boca y abrió la puerta trasera para dejar pasar a su jefe y secretaria, para luego proceder a subirse y emprender el viaje al hotel.
- ¿Estas segura de esto Alida? - pregunta Gael. Estaba nervioso y nunca se había puesto de esta forma ante una chica, pero de lo que si tenía miedo es que lo viera como un mostro ante sus gustos sexuales.
- Nunca había estado segura de algo en mi vida como ahora Gael. - responde con seguridad.
Quería abalanzarse nuevamente encima de su jefe, pero a la vez no quería que el chofer la viera de otra forma, así que fue mejor guardar todas esas ganas al momento de llegar al hotel.
Dios, si su madre la viera de esta forma estuviera agarrándola del cabello y arrastrándola por todo el pasillo como una prostituta en los años de cristo, para luego ser apedreada por su padre y vecinos. Sacudió su cabeza y dejo todos aquellos pensamientos de lado, ella por primera vez iba a disfrutar de un fantástico sexo que por primera vez si esta consensuado.
Cuando tenía 16 años sus padres asistían a una iglesia en donde eran buenos amigos del sacerdote. Ambos padres acordaron que sus hijos se casarían para unir las dos familias. Esta parte de su vida normalmente la omitía porque fue completamente horrífico lo que vivió durante un año, nunca entendió porque el ser humano en específico el hombre, se dio ese poder de maltratar a una mujer y como ellas se dejaban hacer eso en el nombre de un ser divino el cual una vez dijo que se debe amar el prójimo tal cual como se es, aunque creía en aquel ser omnipresente, despreciaba la religión.
El auto se detuvo en frente del hotel, un pequeño escalofrío recorrió todo el cuerpo de Alida. Gael la tomo de la mano con delicadeza y la guío por todo el pasillo hasta llegar al elevador. Una épica escena de 50 sombras de grey atravesó la cabeza del empresario, se vio tentado, pero prefirió dejarlo pasar, tenía algo muchísimo mejor para la pequeña mujer que lo acompañaba. Las puertas del elevador se abren en piso que les correspondió, a paso seguro la guio hasta su habitación. La hermosa King size los esperaba con sus sabanas completamente extendidas.
La pequeña mujer suelta un suspiro preparándose mentalmente para lo que va a suceder, gira a ver a su jefe y le dice:
- Gael sea lo que pase esta noche no cambiara nada la relación que tenemos, tu eres mi jefe y yo soy tu secretaria.
- Me parece una buena idea, aunque, tal vez esporádicamente podemos sacar todos esos deseos. - Gael se pega a Alida y comienza a besar el cuello de la chica.
- Si... - suspira deseosa.
Se deja llevar por los calientes labios de su jefe y caminan a ciegas hasta la cama.
- Te daré el mejor sexo de tu vida. - le susurra a Alida. - ahora quiero que te pongas de rodillas, porque me muero por follarte esa boquita rosadita.
Presa de placer hace lo que su jefe le dice. Se coloca sobre sus rodillas y espera el siguiente movimiento.
Gael comienza quitarse el cinturón y lo hace a un lado de la cama, luego procede a desabotonarse el pantalón y este cae. Gael queda desnudo delante su secretaria. Antes de salir había decidió no utilizar bóxer y fue la mejor opción.
En frente de la mirada angelical de Alida, Gael comienza a masturbarse para enderezar su grueso falo, mientras lo hacía no quitaba la mirada de su secretaria.
- Abre la boca y saca la lengua Alida.
La chica siguió la petición de su jefe y lo hizo. Gael lleva su mano izquierda a la boca de la Alida y coloca dos dedos en la húmeda lengua.
- Chupa mis dedos. - Alida cierra la boca y comienza a chupar los dedos, mueve su cabeza ligeramente y succiona muerte, provocando gemidos por parte de Gael. Empuja sus dedos mucho más atrás y la mujer comienza a toser y a babear. - vamos, dame más. - Saca los dedos de la boca. - escupe mi mano.
Alida lo hace, para luego ver como Gael se lo llevaba al grueso pene, gime y vuelve a masturbarse.
- Me tienes realmente empalmado. - su voz se escucha rasposa. - ven a probarla.
Gael coloca su mano detrás dé la cabeza de Alida y esta de inmediato abre la boca para que su jefe la llene por completo
- Tu boquita esta tan calentita y húmeda. - gimió al sentirse dentro dela boca de Alida.
la ya no tan inocente Alida lleva sus manos al miembro de Gael y comienza a subir y bajar mientras que lo tenía en su boca. Saboreaba como si fuera una chupeta, le encantaba ver la expresión de placer de Gael y quería verlo así durante toda la noche.
- Dios. - gime Gael. - te vez tan hermosa chupando mi polla. - Coloca sus manos en la cabeza de Alida y empuja su pene más profundo en la boca de la chica y la comienza follar. - sí, que rica te ves.
Lo estaba disfrutando como nunca, ver a Alida de rosillas y babeando definitivo se había vuelto su religión, y la chica no se quedaba atrás. Discretamente llevo sus manos a su clítoris y lo comenzó a estimular.
- No, no cariño, de esto me encargo yo. - Gael vio como Alida comenzó a estimularse, saco su polla de la boca de la chica y le retiro la mano. - ven, te daré el mejor orgasmo de tu vida.
Alida se levantó de suelo y vio a su jefe, los hermosos ojos azules se encontraban más oscuros de lo normal y su rostro se encontraba rojo. Tomo la iniciativa y se acercó a él para comenzar a desabotonar la camisa, mientras lo hacía se encargaba de tocar su tonificado cuerpo. El pecho y los hombros de Gael tenía pecas que lo adornaban, le pareció encantador y comenzó besar cada una de esas pecas.
- Creo que si sigues besando mis pecas no terminara esta noche. - la risa ronca de Gael resonó por toda la habitación. - ahora permíteme apreciar tu hermoso cuerpo.
Alejo a Alida y la observo de arriba abajo, es impresionante como aquella mujer podía causar tantos estragos en su cuerpo. Llevo las manos hacia su vestido y lo fue levantando poco a poco hasta dejarla en una hermosa lencería roja. En ese instante la chica agradeció a Dios por haber combinado su ropa interior.
- Definitivamente este es tu color.
- ¡Ah! - grito cuando Gael la cargo y la llevo hasta tirarla a la cama, reboto un poco, quedan a la orilla de la cómoda.
- Abre esas piernecitas para mí. - tal cual como lo pidió, lo hizo. Se abrió para él dejando ver todo su ser. Alida suspira al ver como su jefe se relame los labios con pasión. - eres hermosa. - susurro cerca de su zona intima. Pudo ver como lentamente Gael sacaba su larga lengua y la pasaba por el encaje rojo.
- Si. - susurra llena de deseo.
- Gime para mi Alida, quiero escucharte gemir de placer.
Gael hace a un lado el encaje y comienza a lamer y juguetear con el clítoris de su chica. la sostiene colocando su brazo encima de sus caderas ya que Alida comenzó a moverse frenéticamente. Amaba el sabor que emanaba de su cuerpo, podía decir que era el elixir de la vida.
Se alejó ligeramente de ella y mojo sus labios con saliva, los movía en círculo sobre el hinchado clítoris de Alida, para luego bajar y meterse profundamente en ella.