Mi Deseo Divino
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Capítulo 2 2 Capítulo

Narrador Omnisciente:

Era domingo; lo que significaba solo una cosa:...Almuerzo en casa de la madre de los Allen.

Ese día tan brillante en el cual el sol coronaba como absoluto dueño y señor de ese cielo tan azul; se presentaba al otro lado de la ciudad en una ostentosa mansión ubicada en la hermosa cuidad Manhattan un almuerzo en el jardín de una reconocidísima, famosa y poderosa familia.

Los Allen.

Todo el mundo los conocía pues su fortuna era inmensa, sus propiedades incontables y su popularidad alcanzaba un nivel extraordinario; pero no era solo por eso que eran reconocidos lo Allen, pues cada miembro de esa familia poseía una belleza descomunal que combinado con su riqueza y poder, los hacía el delirio de cualquier persona.

Pero toda familia tiene sus propios secretos y algunos más oscuros que otros.

Aunque ellos poseían cierta peculiaridad que muchos pasaban por alto ya que era sin importancia alguna.

Una de las tradiciones de esa familia era el de poseer nombres similares a los Dioses de la Antigua Grecia; no importaba cual fuese solo debía poseer el nombre de un Dios Griego. Esto tiene una explicación y es que la bisabuela paterna de los Allen, se había fascinado con la historia, siendo la extraordinaria mitología griega su favorita, aquella fascinación llego a tal punto que le coloco a todos sus hijos los nombres de aquellos dioses y héroes de los cuales leía con frecuencia y esos hijos decidieron seguir su legado hasta llegar a esta época y es por ello que todo aquel perteneciente al apellido Allen de nacimiento debe poseer esa peculiaridad.

Pero algo inusual pasaba aquel día...

-¡No es justo lo que dices madre!- un joven apuesto de finos modales y lenguaje culto se levantó de su elegante silla en un acto de indignación.

Todos sus demás familiares seguían almorzando sin prestarle atención a su negativa; solo su madre lo miraba de manera reprobatoria.

-Hermes, siéntate y deja tus berrinches de lado- la elegante mujer que poseía una edad de experiencia, pero aun así poseía una gran belleza-Lo que te he dicho es lo que pasará.

Esa mujer era Atenea Allen, la hija mayor de los Allen con 45 años; una mujer frívola y ambiciosa que lo único que pensaba era en su belleza, sus lujos y por supuesto en ella misma. Su apariencia era el de una mujer amargada aunque esos ojos azules junto a ese cabello rubio hacían relucir su pálida piel a la perfección.

-Pero...

-Hermes, hazle caso a tu madre- se oyó en ese lugar una voz ronca y varonil que emanaba autoridad en cada una de sus silabas.

Esa voz pertenecía al segundo hijo de los Allen, su nombre era Zeus Allen. Zeus era el mayor de los hijos varones con 33 años de edad y su carácter era muy autoritario y le encantaba llevar el control de todo; aunque era bastante justo en ciertos se volvía demasiado terco; como característica familiar era increíblemente atractivo; sus ojos eran de un hermoso gris claro y su cabello castaño claro con abundantes mechones rubios; todo eso junto su mandíbula cuadrada lo hacían una fascinación total para la población femenina.

Nadie se podía negar a una orden de Zeus Allen; nadie.

La hermana de Zeus y el hijo de ésta miraban a Zeus comer con tranquilidad.

-Zeus apoya mi palabra, Hermes- la madre dirigió su mirada azulada hacia el hijo; que cada vez se sentía más impotente y atado de manos ante las situaciones que se presentaban- El honor de la familia está en juego y tenemos que evitar que se esparzan rumores en nuestra contra...

El tenso momento familiar se vio interrumpido por una fuerte carcajada burlona.

-¿Qué pasa, hermana? ¿No quieres que le digan a tu hijo que es un marica?- dijo con malicia el más rebelde de los Allen.

Ese era Hades Allen; hijo menor y último de la familia Allen con 30 años; su carácter era sombrío y despreocupado, con una personalidad burlona, le gustaba burlarse de la desgracia de los demás, aunque en algunas ocasiones hacia el bien mayormente hacia cosas malas...Muy malas. Físicamente Hades era de musculatura atlética y bien marcada, además tenía una diferencia con el resto de su familia; era el único que había heredado el cabello negro del padre de los Allen aunque conservaba los ojos claros de la familia.

-Hades no digas esas cosas recuerda que Hermes es nuestro sobrino- replicó con calma Poseidón el hermano varón del medio con 31 años cumpliría los 32 en poco tiempo.

Poseidón Allen era un hombre tranquilo, de grandes valores y sobre todo un gran consejero. Poseía una gran tranquilidad y una paciencia absoluta; aunque en algunas ocasiones su paciencia tenia límites y explotaba; pero esas ocasiones eran muy pocas. Físicamente era alto al igual que todos sus hermanos, tenía el cabello rubio y largo en la parte alta de la cabeza; poseía unos ojos azules que arrancaban verdaderos suspiros a todas las mujeres.

Ellos eran los hermanos Allen. Los hombres más deseados, poderos y millonarios de toda esa zona del país, incluidos sus alrededores e incluso eran reconocidos a nivel internacional. Poseían una extensa cantidad de propiedades regadas por todo el mundo.

Todo aquello que llevara el apellido Allen les pertenecía a ellos; empresas de todo tipo, hoteles, casinos, barcos, aviones...Todo, nadie se negaba a la voluntad de estos 3 hermanos, ni siquiera las mujeres.

Por muy sorprendente que se escuchará ninguno de ellos tenía pareja; a Zeus no le interesaba ninguna relación con ninguna mujer, a Poseidón le gustaba su privacidad y a Hades le encantaba las mujeres...solo por un momento.

Los Hermanos Allen eran los Dioses de aquella ciudad.

Pero había algo que nadie sabía aun y ellos preferían que fuese así.

Hades al escuchar lo que dice su hermano deja salir un fuerte bufido.

-Venga, Pose; todos sabemos que Hermes- el pelinegro señala a su sobrino que lo mira muy molesto- es amariconado...

-¡Calla, Hades! O no respondo- dice Hermes furioso por lo que acaba de decir su tío.

Hermes era el hijo mayor de Atenea pues el joven tenía 25 años y era único nieto varón de la señora Allen. Un chico bastante puesto de piel clara y ojos grises que, a comparación de los de sus tíos, eran oscuros; su cabello era color miel con algunos mechones rubios.

Al ser Allen por parte de su madre no lo llevaba primero; pero aun así al llevar ese apellido lo hacía tan famoso como sus tíos y como su madre.

Dicha fama lo estaba condenando.

-¡Basta ya!- alza la voz Brigitthe; mejor conocida como señora Allen, madre de los Allen.

Se preguntarán ¿Por qué ella no lleva nombre griego? Pues esa tradición es de la parte paterna de los Allen y la señora Allen accedió a los deseos de su esposo en cuanto a los nombres de sus hijos.

Brigitthe poseía una edad avanzada 65 años; que le han servido para aprender muchas cosas y para amar profundamente a sus hijos y nietos. A ella solo le importaba la felicidad de su familia y que el apellido de su esposo no se manchara nunca; esas eran sus misiones y haría lo que fuera para cumplirlas.

-Abuela, diles que lo que estan diciendo es una locura- el joven de cabellos miel mira suplicante a su abuela.

Todos los hijos de la señora Allen la miraban fijamente esperando su respuesta. Aunque la voluntad de los hermanos Allen era la que se hacía, ellos preferían escuchar a su madre a quienes ellos amaban.

La señora dejo salir un largo suspiro cansado mientras negaba con la cabeza.

-Lastimosamente, Hermes; lo que tu madre dice es cierto- dice la señora con decisión.

Atenea es la única que sonríe victoriosa ante el apoyo que su madre le da.

-¿Por qué?- dice Hermes con desespero.

-El apellido de mi esposo no se verá opacado nuevamente por rumores que a la final resultan ser ciertos- La sonrisa que antes poseía Atenea se borra de un sopetón al saber que su madre estaba hablando de su "desliz" del pasado que al parecer ella no ha querido olvidar.- Así que es conveniente que le hagas caso a tu madre.

El único que parecía disfrutar de las desgracias de Hermes era Hades, ya que Zeus miraba a su sobrino con seriedad y Poseidón lo miraba triste.

-Esta dicho- dice la madre de Hermes llamando la atención de todos- Organizare una fiesta enorme para que pidas la mano de Antoniette y puedas casarte con ella lo más pronto posible.

Hermes hace una cara de total desagrado.

Verán; al ser una familia tan famosa y reconocida siempre tienen la mirada de los periodistas y paparazzi encima de ellos esperando la mínima oportunidad para sacar a relucir su vida privada y así poder conseguir millones por noticias sobre ellos.

"El mínimo desliz y seremos carnada para esos buitres" Eso fue lo que expresó Atenea en cierta ocasión.

La noticia que ahora circulaba y tenía alterada a la familia era el rumor de que Hermes era gay y ante esa posibilidad toda la atención de la prensa estaba puesta sobre él e incluso llegaban a inventar historias que jamás existieron, pero siempre enfocándose en él.

La verdad era que Hermes si era gay; no le interesaban para nada las mujeres; pero no podía decirlo, no podía disfrutar de su vida plenamente ya que su familia era muy tradicional y no encontraba la manera de encajar en los estándares que le imponían, además estaba el asunto de la prensa ya que al decir algo todo su mundo perfecto se desmoronaría y sería el rumor de toda la ciudad.

-¿No crees que sería mejor una fiesta pequeña?- cuestiona su hermano Zeus con una ceja arqueada.

A Zeus no le gustaban las grandes masas de gente, pero algunas veces tenía que soportarlo por sus responsabilidades.

Atenea mira a su hermano de manera reprobatoria.

-Una fiesta grande es lo conveniente, Zeus- dice ella con los brazos cruzados- e incluso invitaremos a la prensa para que dejen de andar inventando estupideces sobre mi hijo y sepan que es un hombre en todo el sentido de la palabra...

Hades retiene sin mucho éxito una carcajada que quería salir de él, ganándose así una mirada fulminante de su hermana.

-Deja de reírte, Hades; es un asunto serio- dice su hermana molesta.

-Yo creo que Hermes debería elegir lo que quiere hacer; es su vida después de todo- interviene Poseidón tratando de tranquilizar el tenso ambiente de su familia.

Hermes iba a intervenir pero su tío Zeus lo interrumpe.

-Es su vida tienes razón; pero ese rumor está afectando el apellido de la familia entera- dice Zeus en tono calmado pero con absoluta seriedad.

-A mí no me interesa- dice despreocupadamente Hades, ganándose una mirada furiosa de sus hermanos- si él quiere volver su vida una mierda que lo haga.

-Hades, te he reprendido muchas veces ese vocabulario- dice la señora Allen en tono cansado.

-Lo siento, mamá; pero tú sabes que a mí me gusta llamar a las cosas como son y me interesa poco lo que piense la prensa de nuestra familia- dice Hades en tono de fastidio.

Estaba harto de que su familia no pudiese hacer lo que quisiera solo por el hecho de tener siempre ojos encima, mirando cada uno de sus pasos y esperando al mínimo error se su parte.

-Hermes se casará punto y final, si se rehúsa quedara fuera de esta familia- dice Atenea con seguridad y amenaza.

Hades y Zeus alzan una de sus cejas al escuchar lo dicho por su hermana, mientras Poseidón la mira horrorizado.

-No puedes hacer eso.- dice Poseidón escéptico.

-Claro que puedo...

Los hermanos se enfrascan en una calurosa discusión de qué hacer con el rumor que circula y mancha su apellido; mientras el protagonista de dicho rumor estaba en total silencio pensando en que hacer para que su madre no lo obligara a casarse con esa mujer.

"Traería problemas a mi vida perfecta" pensaba él "No puedo permitir que eso suceda, pero ¿Qué hago?

Él no quería perder los privilegios que poseía tan solo por ser un Allen, era igual de ambicioso que su madre o quizás un poco más; no podía permitir esta locura.

-¡No puedo casarme!- grita sin pensar en medio de la discusión.

Todos se callan y lo observan fijamente a él.

-¿Qué has dicho?- dice su madre mirándolo furiosa.

-No pienso casarme con Antoniette, madre- dice seguro el muchacho.

-Nada de negativas, Hermes. Te casas porque te casas- dice su madre de una forma que no permite replica alguna.

-No puedo casarme porque...- Piensa Hermes, piensa- T-tengo novia...

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