Capítulo 6 Los preparativos

"Tres días, aún tengo tres días". Christine susurró para sí misma, desmayándose al pie de las escaleras. Su cuerpo se había debilitado por el hambre y la herida que le había causado Wesley.

Naturalmente, los últimos días ya la habían agotado hasta la médula.

Cuando Christine recobró el conocimiento, se encontraba encerrada en su habitación, con varios guardaespaldas apostados fuera de su puerta. Todos ellos le bloqueaban la entrada, haciéndole imposible salir.

La sensación de estar aislada del mundo no era tan mala, pero le aquejaba la sola idea de que se casaría con Wesley en tres días.

Pensando en esa situación, Christine comenzó a extrañar a Barrett aún más.

'No sé ni dónde está Barrett, ¿cómo estará? Si tan solo estuviera aquí...'.

Su mente estaba hecha un desastre, pues quería escuchar noticias sobre él, pero se sentía un poco asustada. Por un lado, había sido amenazada por su padre, y por otro, se arrepentía de perder su virginidad de una forma tan descuidada.

'Ya no soy virgen, ¿qué pensará Barrett si lo sabe? ¿Creerá que soy una mujerzuela?'.

Cuando se trataba de Barrett, Christine siempre perdía el control.

Nathan temía mucho a la familia Helian y sentía muy poca lástima por su hija. Como esta apenas había comido durante días, solo se preocupaba de que si algo salía mal, no podría justificarse con Karl y Wesley.

Aunque le había dicho a su hija que no comiera ese día, al final lo que más importaba era ganarse el favor de la familia Helian.

Entonces Nathan llamó a Vivian y le dijo, "Envíale esas sobras a Christine, no permitas que se muera de hambre". Su voz era tan fuerte como si intencionalmente se hiciera escuchar en toda la casa.

Cuando escuchó la retumbante voz de su padre, esta se rio para sí misma, le pareció gracioso que no quisiera matarla de hambre. Claramente tenía miedo de ofender a la familia Helian si le ocurría algo malo a ella, de lo contrario, la muerte le estaría esperando.

Por su parte, Vivian llevaba un plato de comida a la habitación de Christine, pero los guardaespaldas la detuvieron. "No está permitido entrar, dame el tazón y se lo llevaré", murmuró uno de ellos, arrebatándoselo.

Luego, la puerta se abrió y entró el fornido guardaespaldas con el tazón de comida en mano. Entonces lo colocó sobre la mesita de noche, marchándose sin más.

Christine se sintió enferma tan solo de ver la comida, así que aventó el tazón y un instante después, fragmentos del mismo estaban desperdigados por el suelo.

"Incluso si me muero de hambre, no comeré tu comida, si me tengo que morir, ¡te llevaré conmigo!". Christine gritó desde el fondo de su corazón, pues llevaba ya días sufriendo de la mano de Nathan.

El espíritu de Christine era indomable, pero su cuerpo no era tan fuerte, ya que apenas había comido en los últimos días. Sin embargo, no importaba cuán fuerte fuera su cuerpo, tarde o temprano sucumbiría.

Y así fue, la mujer tenía tanta hambre que se desmayó. No obstante, no parecía ser un gran problema en la familia Ji, si ella moría, Nathan tenía otra hija.

Aun así, al escuchar el desafiante grito de Christine, no pudo evitar preocuparse, después de todo, ella iba a ser miembro de la familia Helian. Si ella moría antes de la boda, sería un caos, así que el padre llegó a su habitación y encontró a Christine tendida boca abajo en el piso, aparentemente inconsciente.

"No finjas, ¡levántate!". Nathan pateó a Christine pero no recibió respuesta, entonces se sintió un poco nervioso. Aquello no se veía nada bien, así que se inclinó y revisó sus signos vitales. Afortunadamente aún respiraba, pero apenas, y si no fuera por el hecho de que se casaría con un miembro de la familia Helian, él no tendría ninguna intención de salvarla.

Al mirar esa expresión inconsciente, recordó a la madre de Christine, sin embargo, su hija no tenía rastro de dulzura en su ser.

'Ojalá pudieras ser obediente, Christine, tu belleza habría sido una gran ventaja para nuestra familia. Pero eres tan rebelde, si no te hubieras comprometido con Wesley, te dejaría morir aquí mismo', pensó Nathan mientras miraba a la mujer que yacía en el suelo.

Poco después, llamó a los guardaespaldas y juntos la llevaron al hospital.

Karl tenía una red de influencias impresionante, así que tan pronto como la ingresaron en el hospital recibió la noticia.

El hombre la había escogido para que fuera su nieta política y también era consciente de que su nieto tenía algo en contra de esa joven, y ahora que estaba hospitalizada, inmediatamente sospechó de él.

El bastón de Karl casi hizo un agujero en el suelo, estaba tan enojado, que le exigió a su secretaria que encontrara a Wesley lo antes posible.

Antes de entrar a la habitación, el joven recibió el aviso de un asistente sobre lo que acababa de sucederle a Christine. Entonces entró en el lugar con el rostro notablemente malhumorado.

Al verlo, Karl golpeó la espalda de Wesley con su bastón y gritó, "Ella es tu mujer, ¡debes tratarla bien! Ahora mismo está en el hospital, así que sal de aquí y discúlpate con ella".

Al observar el rostro enojado y avejentado de su abuelo, el hombre no tuvo el temple para desobedecerle, después de todo, ya era un hombre mayor.

"Está bien, ya voy".

Wesley salió por la puerta, sintiéndose algo indignado. "Pero qué problemas da esa mujer".

Mientras tanto en el hospital, Christine acababa de despertar. Se encontraba sola en la enorme sala, así que tuvo que buscar su propia agua a pesar de su debilidad.

En todo ese tiempo, pensó que sería genial si no tuviera que estar unida a la familia Ji, que no tuviera nada que ver con Wesley y tan solo pudiera estar cerca de Barrett. 'En tres días, tendré que robar mi pasaporte para poder dejar a mi familia atrás y escapar de este maldito matrimonio, necesito encontrar a Barrett'.

Mientras Christine estaba inmersa en su esperanzadora fantasía, no se percató de que una figura entraba a su habitación.

"¿Tan impaciente estás de casarte conmigo? ¿Cómo puedes sonreír así mientras bebes agua?". Wesley, mirando el pálido rostro de Christine, no sintió lástima, sino disgusto.

Mientras que para ella, su maravillosa fantasía había sido interrumpida sin piedad. Al escuchar las palabras del hombre, esta también se sintió profundamente disgustada, pero evaluó su situación cuidadosamente, percatándose de que estaba sola en la habitación con un hombre adulto y en buenas condiciones, mientras que ella estaba débil y simplemente no era rival para él. Por ende, se tragó su ira y permaneció callada.

Pero el silencio de Christine no impidió que Wesley se burlara de aún más, "Escuché que estabas en huelga de hambre, ¿por qué no mejor te mataste? ¿Quieres ganarte la simpatía de alguien por esto?".

Una vez más, la atmósfera quedó en silencio, "Si quieres matarte, búscate algún rincón y muérete ahí, en silencio. Pero no me molestes a mí, detesto tener que verte la cara".

El joven continuaba desafiando la paciencia de Christine, hasta que ella llegó al límite.

Gracias a la llamada telefónica, la mujer ahora conocía la debilidad de Wesley. En el pasado, contestarle solamente le provocaría una leve molestia, pero ahora ella tenía la capacidad de apuñalar su corazón de forma despiadada.

Ensayó cada palabra en su mente, afilando las cuchillas que calarían en el alma de aquel hombre. '¿No te preocupa tu amante? No puedes encontrar a tu amada, ¿verdad? ¿No tienes miedo de que se le rompa el corazón si se entera de que te vas a casar conmigo?', se dijo a sí misma.

"Wesley, ya que tienes tanto tiempo, ¿no tienes que ir a buscar a tu amante?

Me parece que ahora ella debe estar muy triste. ¿O es que ya la olvidaste tan pronto?

Te vas a casar conmigo, ¿de verdad ella es tan tolerante y generosa contigo?".

Christine también podía ser despiadada, y a juzgar por la mueca en el rostro de Wesley, sabía que había logrado su cometido.

Pero para este, ella estaba coqueteando con la muerte.

La joven sabía lo importante que era Jessica para Wesley, por lo que apostó a que no importaba lo enojado que estuviera aquel hombre, no arriesgaría la vida de su amada mujer para matarla a ella.