Los ojos de la oyente se expandieron en sorpresa.
-Que perro, mira que sacándole la vuelta.
-¡Pero eso no es lo horrible! -negó moviendo su cabeza de lado a otro-, lo más horrible -se corrigió la rubia.
-No entiendo.
-Nancy fue allí, se presentó en el cuarto.
En esas instancias Sonya estaba más perdida que las esperanzas de encontrar a su papá.
»Discutieron, y después de gritos y golpes... se dieron cuenta de que estaba a la mitad, ¡ella flotaba! ¡No tenía medio cuerpo!
-A la mierda -solo atinó a decir la muchacha que escuchaba atenta a su amiga -misma peli de terror.
-Después de clase debemos ir, el padre Celestino me dijo que él no podía y los pastores están en otra congregación por estos días, entonces que el grupo se hiciera presente por él.
-Ya veo, ¿Carlo?
-Ese miedoso se reportó enfermo, irá el nuevo.
-Que bien.
Sí, qué bien.
***
-Bienvenido Félix.
La sonrisa de la cabecilla del grupo era aterradora, se le dibujaban múltiples problemas en las comisuras de sus labios, y las líneas que se le formaban en sus ojos chinos daban las de ganar en todas.
-Gra-gracias.
-Te presentaré a los que desde hoy serán nuestros hermanos, me perdonaras que falte uno, pero por motivos personales hoy no se reportará.
El nuevo integrante escuchaba atento cada palabra que salía de boca de Sonya, sus manos por inercia se apretaban, se sentía temblar. Recordaba muy bien lo pasado en el cuarto del padre, su negativa a acatar las órdenes dadas por ella.
El temor hizo alarde en medio de su garganta.
-Entiendo...
Y ahí estaba otra vez la sonrisa espeluznante. Ella tenía muy presente lo que causaba.
***
Todo el grupo debía dar una charla de consuelo a los afectados, pero la morena de Penélope se los ponía difícil.
No hilaba palabra completa, simplemente no dejaba de llorar; por otra parte Crhistian, él que había sido su acompañante en la tragedia de la madrugada parecía estar en shock, no parpadeaba, su tez se mostró pálida.
-No sangraba -sollozó -discutimos y cuando nos dimos cuenta cerró sus ojos y... y ¡cayó! Ahí empezó, empezó ahí que le salió sangre, todo...
Paola y Maggy se aguantaban las ganas de vomitar, Erasmo mantenía una seriedad intacta, mientras que el nuevo tenía los ojos llenos de lágrimas.
»¡La otra parte de su cuerpo estaba en su cama!
Sonya se mostraba ausente, pensaba en todas las situaciones que sucedían en conjunto, quería encontrar una sola razón para todo ello.
-Ante la fatídica muerte de una hermana muy querida en la consagración, cada uno de nosotros nos quedamos con el corazón conmovido. Nuestro Dios tiene el derecho de llamarnos cuando lo crea conveniente y el día de hoy le tocó a Nancy. Ante el llamado de Dios, celebremos en esta ocasión que él reciba su alma.
-Que así sea -respondieron todos juntos a las palabras de Sonya.
-Se les pide no divulgar más los hechos pasados, evitemos futuros problemas.
-¿Qué sig-significa eso? -preguntó Penélope, quien ahora lloraba en silencio. Lo sucedido no se le olvidaría jamás.
-La iglesia tomará las medidas necesarias si el pueblo entra en histeria.
Esa era una amenaza directa.
La iglesia debía velar por la seguridad de sus habitantes en el pueblo, por ello no se decían algunas cosas.
-Debemos irnos Sonya -avisó Erasmo, llevaba en mano su celular-. La familia del policía Wayne llamó, lo encontraron muerto.
Y no hizo falta escuchar el cómo, ella lo sabía perfectamente.
***
El día le fue pesado, entre la universidad y las reuniones con los familiares de los fallecidos se hizo agotador. La falta de las autoridades de la iglesia pesaba enormemente, no había un padre de repuesto para las misas, así que Sonya con su grupo se las tuvieron que apañar.
Ver a personas llorar en cada esquina le resultaba molesto.
El llanto no era causado por ella, y esa era razón suficiente.
La muerte de ese metiche policía había puesto a todos alerta, lo encontraron desangrado en su habitación. Según informaron los médicos presentó múltiples lesiones, una puñalada en el pecho, dos en el abdomen. La causa principal de su muerte fue por un infarto.
Un gran número de investigadores perseguía el tema, pues según las grabaciones del lugar donde se lo encontró, no se registraba ninguna visita.
No poseían huellas dactilares las armas encontradas.
Sonya recordó todo lo que le hizo entre sueños y el aire en sus pulmones se congeló de sopetón. Todo coincidía.
No quería decirlo en voz alta, temía ser escuchada en el silencio de su habitación. No se confiaba.
Así que solo lo pensó mientras paseaba entre sus dedos la placa con el nombre de su víctima.
Primera víctima mortal.