Habun, Amor árabe
img img Habun, Amor árabe img Capítulo 4 «Allahu Akbar»
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Capítulo 6 «Alma rebelde» img
Capítulo 7 «Eumul» img
Capítulo 8 «Luchar» img
Capítulo 9 «Tristeza» img
Capítulo 10 «Control de la situación» img
Capítulo 11 «Solución» img
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Capítulo 4 «Allahu Akbar»

Mi corazón oprimido

Siente junto a la alborada

El dolor de sus amores

Y el sueño de las distancias.

La luz de la aurora lleva

Semilleros de nostalgias

Y la tristeza sin los ojos

De la médula del alma.

La gran tumba de la noche

Su negro velo levanta

Para ocultar con el día

La inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos campos

Cogiendo niños y ramas

Rodeado de la aurora

Y llena de noche el ama!

¡Qué haré si tienes tus ojos

Muertos a las luces clarasY no ha de sentir mi carne

El calor de tus miradas!

¿Por qué te perdí por siempre

En aquella tarde clara?

Hoy mi pecho está reseco

Como una estrella apagada.

....

Cuando llegamos al lugar, me es imposible no sentir la presencia de los gorilas para evitar que yo me llegase a escapar de aquel lugar, al bajar del auto nos encontramos a miles de periodistas quienes me preguntaba que sentía al ser la prometida de Abdul; pero aquel cuestionario no duro nada hasta que nos adentramos al lugar de la fiesta.

El lugar estaba perfectamente decorado, con un hermoso tul de color blanco y rojo cayendo del techo, músicos afganos tocando una hermosa melodía y las mesas sociales perfectamente decoradas, aunque para estas fiestas se dividían entre hombre y mujeres, donde las mujeres nos podrías quitar el hijab.

-Espero que te sepas comportar estando aquí ­­­­­­-susurra Abdul sobre mi oído haciendo que mi piel se erice.

Y después simplemente se va.

-Señorita, la vamos a acompañar hasta la zona de las mujeres, la dejaremos en la puerta -me avisa uno de los gorilas.

No le respondo, y empiezo a caminar hacía aquella zona.

Al entrar, me encuentro con la persona que menos me esperaba... Mi madre.

-¡Mamá! -camino rápidamente hacia ella, y beso mano para después pagarla a mi frente en señal de resto.

-¡Hija! Que bella te ves, moría de ganas por verte, lamento mucho lo que te hizo tu padre, la verdad es que en el fondo deseaba tanto que te pudieses casar con la persona que amaras -mi madre se lamenta, frunciendo sus pequeños y delgados labios.

-Yo también mamá -me lamento colocando mi cabeza en su cuello buscando consuelo.

-Yo sé que Al-lah se va a dar toda la felicidad que te mereces, le rezo todas las noches para que tengas toda la felicidad que te mereces.

-Al-lah te escuché -me separo de ella y miro a mi alrededor, hay alrededor de ocho personas hasta que mi vista se choca con la de una persona mayor.

-Tú debes ser la prometida de mi niño -me dice aquella mujer, de cabello largo y dorado, joyas costosas en su cuello y brazos-, Yo soy Fatmagul, la madre de Abdul, Al-lah que te bendiga hija.

-Igual a usted -murmuro indiferente.

-Entiendo que estés recelosa a eso de casarte con mi hijo, él es una persona bastante difícil de tratar, pero sé que te acostumbraras a él y lo amaras. Lo mismo me paso con su padre, en un principio yo lo odiaba, me tuve que casar con él porque tenía que ayudar a mi madre que Al-lah la tenga descansando en paz, después llego Abdul y dos años después Nilgun; por el bien de mis hijos empecé a llevarme bien con mi marido y ahora se podría decir que lo amo.

-Entonces... -trague saliva antes de soltar lo que iba a decir -, ¿No consentiste cuando ustedes "hacían el amor" antes?

-¡Hija mía! Pero que preguntas haces -mi madre me da un manotazo en el hombro.

-No se preocupe, y si quieres que sea honesta no... es mejor que hagas todo lo posible para que cuando llegue ese momento sea lo menos traumante para ti.

-Disculpe señora... Pero, yo no voy a engañar a mi mente para alivianar mi dolor, que Al-lah me perdone, prefiero morirme antes de amar a su hijo, perdone que sea tan brusca... ¿Qué le hace creer que esto no es traumante para mí?

-Muchas desearían estar en tu lugar -ella intenta convencerme y acerca su mano a la mía, pero me alejo.

-Pues que su hijo se case con una de ellas, el dinero no me hace tomar decisiones erróneas, prefiero mil veces no tener que comer algunas veces a tener una vida llena de dolor a la espera de que en algún momento llegue el "amor".

Ella suspira.

-¿Entonces que harás?

-Si tengo que morir, que sea luchando.

Mi madre me mira asustada, mientras ella, frunce el ceño.

-Que Al-lah la bendiga, mamá vámonos. -tomo la mano de mi madre y la llevo a la mesa.

-barak allah fi taeamina (Que Al-lah bendiga nuestros alimentos)

-BismiLlaahi wa `alaa barakatiLlah-i (En el nombre de Al-lah y con las bendiciones de Al-lah) -murmuro antes de tomar un pan -, Hacía muchísimo tiempo que no comíamos pan fresco.

-Sí... No has preguntado por tu padre.

-Mamá, todavía estoy dolida por lo que me hizo mi padre.

-Que Al-lah te dé la sabiduría para perdonar a los que nos ofenden.

Mi madre y yo empezamos a comer, ignorando a los demás.

-Hacía mucho tiempo que no veía a mi madre tan enojada -miro a mi lado a la chica que habla, la cual es la copia exacta de Abdul -, Mucho gusto querida cuñada, soy Fatmagul.

-Un placer conocerte, Salam aleikum.

-Mi mamá puede muchas veces creer que la solución de todo, además de Al-lah por supuesto, es el amor, pero eso no es en todos los casos...

Hago un intento de sonreír, pero en cambio, se forma una extraña mueca.

-¿Tú también estás casada?

-Sí, me casé con hijo de un canciller extranjero por orden de mi padre por haber hablado con él, me considero impura, pero en mi caso era diferente, lo de Selim y yo, fue amor a primera vista, lo del matrimonio no fue un problema para nosotros.

-Qué suerte tienes.

-La verdad es que no lo digo para alardear ni nada de eso, pero deseo lo mismo para ti, no tanto por parte de mi hermano, sino de otra persona...

-Al-lah te escuché.

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La presente obra se hace con todo el respeto para las personas de Afanistan, de la religión del Islam.

            
            

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