- Eres una dama y no quiero faltarte al respeto - al terminar de hablar salgo de mi oficina con el rostro transtornado, quería devolver el estómago así que corrí al ascensor y trate de despejar mi mente y olvidar tan asqueroso momento, en la sala principal del primer piso del edificio estaba la chica de locos rizos, despistada como siempre, tenía audífonos y el celular en la mano, a diferencia de hace unos días hoy si venía con sus rizos en su lugar.
- Hola Moana - grite cerca de sus oídos provocando que se se exaltara, ella volteó sorprendida para sonreír al verme.
- Hey tú... - gruñe divertida. - ¿De nuevo por aquí?
- Si, bueno... Eso parece. ¿Y tú? Pareces muy joven no creo que también vengas a trabajar.
- Soy mayor de lo que parezco - achica los ojos en un gesto gracioso -pero no trabajo aquí, vengo a ver a mi madre.
- Entonces te vere seguido - sonrío y luego me despido - adiós Moana - me doy la media vuelta pero ella corre detras de mi y me sujeta del brazo.
- ¿Te gusta bailar? - cuestiona con un brillo excepcional en su mirada, yo simplemente me encojo de hombros. - Eso es un si... Hoy por la noche es el cumpleaños de una amiga, sería la envidia de todas si vienes conmigo -dice divertida y yo sonrío ante su atrevimiento.
- Entonces voy contigo - acepto encantado, lo último que quería era pasar la noche recordando el peor y más asqueroso beso de la vida.
- Te veo a las 9:00 frente al Olive garden y no vistas tan formal - espeta arrugando su nariz mientras me mira de la cabeza a los pies.
- De acuerdo señorita- respondo mientras mojo mis labios resecos.
ojalá en la fiesta haya mujeres y no esté lleno de niñas como ella.
Durante la tarde estuve mirando fotografías viejas de mis padres, estaba cerca de mi objetivo, mi corazón se había convertido en una piedra, en un cubo de hielo bastante pesado, había aprendido a fingir, a ser pasiente y calculador, aprovecharía cada debilidad de la bruja y aún que al principio pensé que no funcionaría mi plan "A" al parecer todo marcha a la perfección, el punto débil de la bruja es venderse al mejor postor y ahora yo soy el mejor.
A pesar de la compañía incondicional de Alexa me sigo sintiendo vacío, una parte de mi alma murió, vivo por un solo objetivo y después de lograrlo no sé que es lo que haré, le he prometido mil cosas a Alexa pero sencillamente no sé si lo lograre.
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Vesti como un gánster, similar a ella, jeans, camiseta y chaqueta de cuero, botas y un piercing en el lóbulo izquierdo, por supuesto de las mejores marcas, era el momento de estrenar mi moto, conduje hasta el encuentro con Moana, al verla ni siquiera la reconocí, traía un vestido juvenil ajustado a su cuerpo, antes no había notado tan lindas curvas, zapatilla y su cabello totalmente lacio y largo hasta la media espalda, su maquillaje iba perfecto a su tono de piel, no había visto lo hermosa que es.
- Hey Moana - grite mientras hago a un lado mi casco, ella al verme sonrío provocando que su rostro luciera más hermoso con el par de olluelos en sus mejillas.
- Vaya que eres un chico malo - asegura acercándose.
- Quería lucir bien a tu lado pero ahora voy a quedar como un tonto si me ven así - ella se comenzó a reír. - tenemos que ir a mi casa, me tengo que cambiar de ropa y además no puedo llevarte en moto a la fiesta.
- Si será mejor que hagamos eso - responde Moana y sube a la moto, se puso el casco y se habrazo de mi cintura mientras recostó su mejilla sobre mi espalda, su cuerpo se sentía cálido, nunca había sentido esa calidez en otra mujer que no fuera Alexa, sin duda Moana es una niña tan inocente como ella.
Llegamos al edificio y entramos al ascensor.
- jamás me imaginé que usted don atuendo perfecto lucieran tan bien vestido de delincuente - dice burlesca.
- Ni yo pensé que usdes señorita lucieran tan bien vestida así - respondo con el mismo tono burlesco, ella se comienza a reír con más fuerza y de la nada me pega con su puño en el estómago.
- Auch - chille de manera exagerada mientras fingía doblarme del dolor, ella borró su sonrisa y puso un gesto de preocupación, se acercó lo suficiente para tratar de tocar mi estómago.
- Tonta - grite y la sorprendí con un beso en la mejilla, ella se movió y en eso su cabello se enredó con el percing en mi oreja, de nuevo grite pero está vez si dolía de verdad, estábamos tan cerca tratando de liberar mi oreja hasta que por fin lo logramos, nuestra risas y mis gritos hacían eco por todo el ascensor hasta que esas risas cesaron, nos quedamos frente a frente uno del otro, sus ojos evellana daban paso aún color verdozo, sus labios buluminosos lucian tentadores, mi mirada recorría por cada facción de su rostro mientras ella no apartaba sus ojos de mis labios, su aliento me estaba volviendo loco, estaba a sentimetros de besarla cuando el ascensor se abrió y escuché la voz de Alexa haciéndome reaccionar.
- Santiago - gritó Alexa echando fuego con los ojos, sus manos temblaban y su mandíbula se tenso, su rostro se quedó neutro sin ninguna reacción, pase mi lengua con saliva por mis labios resecos y forcé una sonrisa lánguida, metí mis manos dentro del bolso de mi chaqueta y salí del ascensor.
- Oliver querida - susurré a sus oídos cuando pase a su lado mientras caminaba hacia mi apartamento y Moana iba detrás de mi.
- ¿Quien es ella? ¿Te llamas Santiago? - cuestionó Moana cerrando la puerta detrás de ella.
- Ella es mi mejor amiga, me dice Santiago porque le gusta mucho esa nombre, por cierto me llamo Oliver Brown, 25 años, ingeniero en administración y finanzas - me presento mientras me quito la chaqueta y la arrojó al sofá.
- Todo un personaje, yo a duras penas estoy terminando mi carrera de administración y eso por qué mi madre lo exige - dice mientras pone los ojos en blanco y se sienta a la de mi chaqueta.
- ¿Y tu nombre? - indagó enarcando la ceja.
- Alí, 21 años - asegura despreocupada mientras observa todo a su alrededor, cómo si fuera una niña pequeña curiosa por todo lo que ve.
- pensé que aún no eras mayor de edad - comento con una sonrisa. - sientete en casa iré a cambiarme de ropa - luego de dejarla cómoda fui hacia mi habitación a cambiar mi atuendo, ahora no elegí algo tan extremo, está vez decidí por un atuendo elegante y juvenil, no le llevo por mucho a Moana y con mi atuendo hasta parecemos de la misma edad, cuando salí de mi habitación ella sonrío, creo que quedó satisfecha con el resultado, está vez en lugar de la moto nos iremos en el Aston Martin*