Comencemos por el principio, mi nombre de nacimiento es Santiago Cooper, y mi nombre actual es Oliver Brown, todo mi vida está plasmada en un solo objetivo: victoria Gómez, para entrar en contexto comenzaré a relatarles mi vida pasada.
Todo comenzó en el verano de 1995 lunes 2 de agosto, a las 11:25 p.m, mi madre Ana Adams murió al darme a luz, mis primeros años estuve al cuidado de una niñera; Maty, no la recuerdo pero cuando pienso en ella puedo escuchar el susurro de su voz cantando canciones de cuna, la recuerdo con un cariño especial. Cuándo cumpli cuatro años papá Alonso Cooper se volvió a casar y fue entonces que Maty me abandono, lo que sucedió después no lo tengo bien definido pero estoy seguro que no fue nada bueno, conforme pasaban los años mi mente comenzó a almacenar los recuerdos, victoria era una mujer joven no pasaba de 18 años, con ojos de demonio y de un color azul claro, su piel color Nivea y cabellos de color amarillos, siempre elegante y despampanante, aún puedo escuchar el sonido de sus tacones contra el mármol, y percibir el oler de su amargo perfume, mi padre era muy viejo para ella le llevaba más de 20 años, todos decían que estaba con él por interés, no estoy seguro de eso pero es lo más lógico. Victoria tuvo una hija una pequeña de cabello negros y rizados, ojos avellanos y piel bronceada, muchas veces escuché murmurar a las sirvientas acerca de la falta de parecido a sus padres o a mi, ya que yo era igual a mi padre, cabello castaño piel blanca y ojos color verdes.
Esa maldita mujer era despiadada y calculadora, siempre que mi padre se iba a la empresa ella salía de casa y me dejaba a mi y a su hija al cuidado de un par de niñeras, cuando papá estaba en casa e intentaba pasar tiempo conmigo victoria siempre, golpeaba o le jalaba el cabello a su hija para que está llorara y así mi padre se ocupará de ella y no de mi, cuando papá salía de viaje victoria me encerraba en el sótano y no dejaba que nadie se ocupara de mi, desde entonces me volví claustrofobico, a la hora de cenar mi comida siempre estaba salada o muy picosa, el agua era simple y con un sabor extraño, pase años sin probar un dulce, sin tener amigos, Victoria se aseguro de que no tuviera a nadie a mi lado, tal vez por temor a que pudiera decir algo acerca de su tortura, estudiaba en casa y todos los días la pasaba encerrado en mi habitación, me sentía triste y solo, desde mi ventana podía ver a Alice la hija de Victoria correr por todo el jardín con su mascota, su libertad me hacía odiarla, quería destruirla y desaparecerla, ante mi desesperación recuerdo que enterraba mis uñas al muro de mi habitación, mis uñas y mis dedos estaban destrozados, no entiendo cómo mi padre no lo noto.
Cuando tenía 8 años, me pasó lo peor, algo que marco mi vida, la bruja fingió un secuestro, quería desaparecerme, me entrego en manos de un enfermo depravado, pasaron un sin fin de cosas en ese cuarto húmedo y oscuro, un día el enfermo se drogo tanto que se perdió y escape por una ventana, estaba lastimado, física y mentalmente, como niño estúpido volví a casa para decirle todo a mi padre, pero la bruja hizo de todo para tomarme de a loco, y papá como hechizado hizo y creyó en todo lo que ella dijo.
A los pocos días la hija de Victoria cumplió cuatro años, era la primera vez que conocería más niños, que comería muchos dulces y que en el descuido escaparía de esa maldita casa, tenía todo listo, en una mochila puse ropa y dinero, mi padre me compro un traje y zapatos muy bonitos, los más bonito que había tenido en toda mi existencia, él decía que tenía que lucir bien porqué era él hermano de la festejada.
La fiesta me había dejado impresionado, era todo lo que un niño podía soñar, juegos mecánicos, globos, pelotas, dulces, postres, payasos, piñatas y muchos niños, aquel día había Sido el más feliz de mi vida, me divertí como nunca antes, tanto que me olvidé de mi escape, me sentí tan cansado que pensé que sería mejor al día siguiente.
Por la noche cuándo ya todos se habían ido me quedé sentado en el sofá de la sala, disfrutaba de los chocolates cuando papá salió de su oficina que tenía en casa, le gritó a victoria y está se acercó con su hija en brazos, papá saco un enorme regalo, victoria sonreía dichosa y yo me sentía como el insecto más pequeño que pueda existir, eh de imaginar la cara de idiota que tenía hasta que mi padre me miró sonriente y puso sobre mis pequeñas manos unos documentos, y dijo - para ti el mayor regalo porque tú cuidaras de tu hermana- yo no entendía nada pero sabía que la pasaría muy mal durante la ausencia de mi padre porque la sonrisa de Victoria se borró y de sus ojos echaba fuego. Mi padre me llevo a su oficina donde me explico el poder de los papeles que tenía en mis manos, en el papel decía que cuando cumpliera la mayoría de edad el 50% de las acciones pasaría a ser mío, y en caso de su muerte el 20% será de su otra hija, el otro 10% para la bruja y el 20% restante es de su socio y amigo el señor Williams, mi pequeña mente no alcanzaba a comprender nada de lo que el trataba de explicarme pero si lograba entender lo importante y lo fatal que serias si ese documento cayera en las manos de la bruja. Luego de hablar con mi padre subí a mi habitación y puse esos documentos firmados dentro de la mochila que me iba a llevar, me puse mi pijama azul con rayas negras y estaba decidido a descansar hasta que entró la bruja, sus ojos eran un carbón encendido, tenía tanto odio hacia mi que su sola presencia me hacía temblar, Victoria se acercó intimidante y me exigió decirle que me había dado mi padre, como me negué comenzó a buscar por toda mi habitación y no logro encontrar nada así que me tomo por el cuello y comenzó a moverme de un lado a otro, gritando y maltratandome, mi corazón tenía tanto miedo que estaba en shock mientras que mis lágrimas no dejaban de salir, era un niño, un pequeño de 8 años, estaba aterrado, la bruja al no obtener respuesta me saco volando por la ventana, y aún no podía entender ¿Dónde demonios estaba mi padre? ¿Por qué no escuchaba nada? Solo sentí el golpe y el dolor que recorrió por todo mi cuerpo.
Desperté en el hospital y con la mala noticia de que no iba a poder caminar nunca más, mi padre estaba llorando y no entendí el por qué cuando él fue el causante de todo, todo el cariño que algún día le tuve se convirtió en rencor. Después de eso la bruja decidió que era mejor irme a un internado para discapacitados y el títere de mi padre así lo hizo en cuanto me sentí mejor me enviaron a Alemania, con lo único que me fui era con mi mochila. En el internado conocí a una amiga de cabellos rojizos y ojos azul turquesa, ella no estaba discapacitados ,era la hija del dueño del internado y por ende se la pasaba ahí, era mi primer amiga Alessandra, Alexa me ayudó a salir de la depresión, fue mi motivación para poner todo mi empeño y fe en recuperar mis piernas, era una niña alegre y extrovertida, su cabeza estaba loca.
Pasaban el tiempo y papá solo me visitaba una vez por año, la psicóloga decía que tenía que perdonar pero el rencor crecía cada vez que lo veía, la movilidad en mis piernas cada vez era mejor pero Alexa y yo se lo ocultamos a todo mundo, no queríamos que la bruja lo supiera, mi amiga y yo habíamos ideado el plan perfectos, por cierto Alexa me llamaba el principe encantado, decía que ceniciento era muy poco masculino, fantaseaba qué cuando fuéramos mayores y me amara de verdad me daría un beso y volvería caminar.
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Finalmente llegó el verano del 2013
Cumpli 18 años el 2 de agosto y en un par de días sería mi graduación del bachillerato, era uno de los 3 primeros lugares, esforcé mi inteligencia con un solo objetivo... VENGANZA. Un día entes de mi graduación me enteré por la secretaria de mi padre de que él había muerto, mi papá murió, le tenía rencor pero su deceso me dolió, mi corazón volvió hacer el de aquel niño intimidado de 8 años, Alexa reacciono rápido y huìmos del colegio antes de que la bruja apareciera, yo no pensaba con claridad pero estoy seguro de ella si lo estaba haciendo, mi amiga me llevo a la casa de su abuelo, él anciano sabía de mi y aún que todos pensaban que era un viejo demente no lo era en absoluto, él guardo en su poder los papeles de las acciones y después me ayudó a cambiar de nombre, Oliver Brown y finalmente me sometió a una serie de cirugías, el proceso fue muy doloroso y largo, tarde un par de años más para volver a caminar, un milagro decían los doctores y tienen razón fue mi fé y la de Alexa.
La bruja me busco hasta debajo de las piedras pero nunca dió con Santiago Cooper y es que él niño que se hacía pipí en sus pantalones cuando la veía, que le tenía miedo y se dejaba intimidar, el niño indefenso e inocente desapareció dándole paso a un hombre; Oliver Brown.
Justos estudiamos la universidad, nos graduamos con honores a la edad de 23 años, ella es una contadora y yo estudié finanzas y administración, ambos hablamos más de 5 idiomas yo diría que estamos más que preparados. Con la muerte de mi padre todos mis planes cambiaron, y tenía dos años para ajustar perfectamente mi nuevo plan, por lo que se, la bruja con ayuda del socio de papá están a cargo de la empresa, según ellos su hija Alice es la única dueña, estúpidos.
Esos dos años lo aproveche para aprender todo sobre cómo manejar una empresa dueña de una de las mejores marcas de ropa, una marca internacional y que además se ha expandido enormemente al rededor del mundo, también aproveche para investigar a la bruja, quien después de 7 años logro superar la muerte de mi padre y ahora vive con el mejor amigo de su difunto esposo. Todo apunta a que la muerte de papá fue un suicidio pero tengo mis dudas, estoy seguro que fue ella, en su piel hubo rastros de tortura, según la bruja mi padre se torturaba a el mismo al recordar a mi madre, la autopsia indico que no había nada mal en su cerebro pero misteriosamente los forences desapareción después de eso.
Cuando llegó el verano del 2020, cumpli 25 años, era todo un hombre, fuerte física y mentalmente, la hora había llegado, Oliver Brown el hombre que le compro las acciones a Santiago Cooper aparecería para reclamar lo suyo, la bruja y su brujita sabrán que soy Santiago Cooper cuando estén en la calles, sin nada y revolcándose en la miseria, sin dinero ni dignidad.