-A ver que hemos encontrado aquí. - sonríe mientras mira el título, empieza a caminar de regreso a la sala que tiene la biblioteca y se sienta en unos cómodo sillones de color café claro con toques blancos, además de que el lugar está decorado exquisitamente dando le un toque cálido al lugar.
Calipso se acomoda en el sillón y abre el libro con cuidado y empieza a leer su contenido.
El imperio Travinik lleva de antigüedad ocho siglos, además el imperio es poderoso no solo con fuerza militar si no con magia, así asegurando la seguridad del pueblo, los emperadores llevan en sus hombros la seguridad de su pueblo y las decisiones para mantener el imperio en paz. Además de eso los herederos o hijos de los emperadores nacen con magia de hielo y agua.
Calipso seguía leyendo pero no pudo encontrar más información concreta del porque ella se encuentra en un mundo donde la magia es común entre las personas.
La puerta de la biblioteca suena, una voz ya conocida le anuncia que la cena ya está lista. Con un suspiro de cansancio se para con dificultad pues, al ser gordita se le dificultad levantarse.
-Sí, que pasa.
-Mi lady, su padre va a estar en la cena junto con unos invitados. - Responde con nerviosismo Lucí.
-Quienes son los invitados -curioseo.
-El duque Brown y su hijo señorita.
Asiente con la cabeza, le hace familiar ese apellido, Lucí al ver a su ama pensativa pensó que está pensando en cómo acercarse al futuro heredero de la familia Brown.
-Quiere que le prepare su baño mi lady. -pregunto dudando Lucí.
Calipso asiente con la cabeza, lucí su criada personal sale rápido para preparar todo para su señorita.
Calipso en realidad acepto bañarse porque siente pegajoso su cuerpo, y es en realidad una sensación horrible sino se quita el sudor de su cuerpo.
Ya en el comedor una Calipso muy obediente espera sentada a que sirvan la comida, pero al ver el asiento vació de su padre no puede comer sin él y mucho menos si tiene una visita que atender; eso sería muy vergonzoso si empieza de primero y la miran que ha empezado sin ellos.
Después de esperar un par de minutos más, su padre se presenta con dos invitados más, ahí se da cuenta que es el mismo chico que la miro con fastidio el día en que su tía realizo un baile.
Que fastidio. Pensó.
Se levantó con elegancia y esfuerzo, saludo a su padre y después al Duque de Brown junto a su hijo que se extrañó al ver que esta vez no ha sido persistente en entablar una conversación con él, se sentó lo más lejos de ella pensando que tal vez está actuando para llamar su atención. Las sirvientas y criadas empezaron a colocar la exquisita comida en la enorme mesa que tiene el Duque en la mansión, la cena paso lento ya que el Duque de Trino hablo con el Duque de Brown sobre negocios fuera del imperio y otras conversaciones sin importancia.
James de Brown observo el comportamiento de Lady Calipso, pues esta solo se limitaba comer despacio su cena. Calipso comía lento para engañar su estómago para no comer de mas, pues está decidida a que va a adelgazar a como dé lugar y demostrar su belleza.
Después de la cena el padre de Lady Calipso y el Duque de Brown se fueron al despacho por asuntos importantes que tienen que resolver, -Importantes- se bufo Calipso con burla, mientras bebía té de manzanilla.
-Dime que sucios trucos jugaras esta vez. -reclamo James con burla al ver que ella bebía con calma él té, le parecía sospechoso la actitud de ella, mientras que mira la taza con sospecha.
-Y que juegos piensas que estoy jugando. -respondió Calipso con calma.
-Piensas que no sospeche de tus intenciones en la fiesta de la Marquesa de Hamilton.
-Yo no me acuerdo de hacer algún daño. -Respondió con indiferencia, esta actitud hizo que James perdiera la paciencia, pues piensa que ella actúa así por él.
-Nunca llamaras mi atención, y mucho menos de desposare aunque seas la última mujer.
James salió del lugar con enojo, Calipso confundida por la actitud del chico lo primero que pensó es: está en sus días., hay que darle espacio, sonrió.
Los días pasaban y una Calipso muy cansada descansa en la suave cama de su dormitorio.
-Lucí. -llamo a su criada personal con leves quejidos.
-Señorita no se esfuerza, esto puede dañar su salud. -respondió preocupada Lucí.
En los últimos días Calipso empezó a ejercitar su cuerpo, primero con leves calentamientos para no sobre esforzar su cuerpo, quiere prepara su cuerpo para después hacer ejercicios más pesados.
-Me duele. -se queja por el dolor de cuerpo.
-Señorita beba un poco de té para que le rebaje el dolor de cuerpo.
Calipso con todo el dolor de su cuerpo se sienta y empieza a tomar su té, hoy hizo ejercicio pesado, quería saber que tanto avanzo; pero como dijo Natalia una vez, el sexo es igual al ejercicio si no duele es porque no se hizo bien.
Una tristeza embargo su pecho al recordar los últimos minutos que estuvo viva a lado de su mejor amiga.
-Señorita se siente bien, llamare al médico.
-No, no de preocupes, es normal cuando uno se ejercita. -hablo calmada Calipso.
Lucí salió del dormitorio por órdenes de Calipso, ella miro el diario en la mesita de noche, hace ya una semana que despertó en el cuerpo de Calipso y desde entonces hace lo posible por arreglar el daño que le hizo a su cuerpo, ruega que no quede secuela en la piel, no quiere tener piel guindando como si de tela fuera.