Capítulo 4 Su caja

Al ver que estaba a punto de caer, Pope inmediatamente se puso de pie y se apresuró.

Afortunadamente, corrió hacia ella a tiempo y la sostuvo.

"Ahora eres un adulto. ¿Por qué eres tan precipitado? "

Papa, he encontrado lo que estoy buscando. ¡Vamonos!"

Pope miró sus ojos brillantes y la sonrisa en su rostro. ¿Tenía que volver solo por esta caja en su mano?

"Regresaste para llevarte esta caja. ¿Que hay en ello?"

"YO..." Amelia sostuvo la caja misteriosamente, como si contuviera algo más precioso que cualquier cosa en el mundo. "No puedo decirte. Te lo mostraré cuando llegue a casa ".

¿Llegar a casa?

Sí, esa era su casa. A partir de esta noche, la mujer en la que una vez pensó que era su hermana fue ahora su esposa.

Resultó que la persona que amaba era ella, tan amable y pura.

Pope respiró hondo, se dio la vuelta y bajó las escaleras con Amelia.

"Papá, nos vamos".

"Vuelve y descansa bien". Barth se puso de pie y pensó para sí mismo: "Amelia siempre ha sido una niña filial. Realmente no quiero separarme de ella ". "Recuerda volver y tomar el té conmigo cuando estés libre".

"Papá..." Amelia también se mostró reacia a irse. Corrió hacia Barth con la caja y lo abrazó. "Volveré a verte. Voy a."

"Bien bien. Lo sé. Eres un buen niño ". Barth le dio una palmada a Amelia en el dorso de la mano y la soltó.

Ahora era la esposa de otra persona. No podía dejar que se quedara.

Barth miró a Pope y dijo: "Cuida bien de Amelia. ¡Deberías volver ahora! "

Pope se acercó a su suegro, lo saludó con la cabeza y se llevó a Amelia.

Amelia dejó a la familia Xu de mala gana.

Había vivido aquí durante 24 años y ahora estaba a punto de irse.

A través de la ventanilla del coche, Amelia miró la casa detrás de ellos. Estaba tan reacia a irse.

Pope le dio unas palmaditas en la mano y la consoló mientras conducía: "Aunque ahora has dejado a la familia Xu, volveremos. Te llevaré de regreso a menudo. Créeme. "

¿La traería de vuelta a menudo?

Amelia no pudo evitar sentirse preocupada. Ella preguntó: "Papa, ¿puedes llevarme de regreso a menudo?"

Pope asintió. Pero no le gustaba que Amelia lo llamara Papa. Ahora era su marido.

Él la corrigió, "Ahora somos pareja. No me llames más Papa, ¿de acuerdo?

Amelia asintió. Pero pensándolo bien, ¿cómo debería llamarlo?

Amelia dijo con vergüenza: "¡Siempre te llamo Papa!" ¿Como deberia llamarte? "

Pope le dirigió una mirada misteriosa y dijo: "¡Sé cómo llamarme!"

Amelia pensó por un momento y recordó que cada vez que le enviaba un correo electrónico a Pope, lo llamaba con otro nombre, William.

¿Pope quería que ella lo llamara William?

Pero William era el nombre que solo su hermana podía llamarlo. Ella solía llamarlo fingiendo ser su hermana.

Ahora no podía llamarlo William.