Capítulo 9 Una mañana feliz

A la mañana siguiente, Amelia se despertó lentamente. Pero cuando despertó, sintió un dolor agudo en la cintura y la espalda, e incluso le dolían las piernas. Ella no podía levantarse en absoluto.

Luchó por levantarse, pero volvió a caer.

Amelia gritó: "Ah, mi mano se torció".

William, que estaba mirando esa caja "preciosa", la escuchó gritar. De inmediato puso la caja sobre la mesa de té de la habitación y corrió hacia Amelia.

Rápidamente ayudó a Amelia a acostarse y examinó su mano con cuidado. La piel de su mano estaba roja debido a su descuido en ese momento. Estaba tan nervioso que su rostro se arrugó.

Al darse cuenta de que William estaba tan nervioso, Amelia se llenó de alegría y lo consoló: "Estoy bien. Fui descuidado hace un momento. Mi mano estará bien. "

William la miró y no le creyó. William se puso de pie. Recordó que él también resultó herido cuando llegó de vacaciones hace unos días. La caja de medicinas parecía estar colocada en el almacén.

Miró a Amelia y dijo: "Te traeré el botiquín. Tú te acuestas en la cama ".

Sin dudarlo, William salió de la habitación a toda prisa.

Mirando su espalda, los ojos de Amelia de repente se pusieron rojos y las lágrimas brotaron de sus ojos.

Realmente no esperaba que llegara este día. No esperaba ver al hermano William por la mañana cuando se despertara. Estaría más nervioso que ella cuando estuviera herida.

¿Pero era verdad?

Ella estaba tan asustada. Tenía miedo de que no todo fuera verdad. Fue una mentira.

Las lágrimas cayeron de repente. Amelia se las secó. No quería que William la viera llorar cuando regresara.

Después de un tiempo, William regresó de afuera. Sostenía la caja de medicamentos en la mano. Afortunadamente, tenía la pomada para el esguince. De lo contrario, la llevaría a comprarlo.

De vuelta a la cama, William abrió la caja de medicamentos y sacó la pomada.

William abrió la tapa y dijo: "Lo limpiaré por ti ahora. Dolerá. Espere."

Amelia lo miró con una sonrisa. Estaba tan feliz que no sintió ningún dolor.

Después de eso, William puso la medicina en la mesita de noche. Cuando la miró a los ojos, descubrió que había llorado.

El hermoso rostro de William se arrugó. Se inclinó y sostuvo su rostro puro con sus grandes manos.

El corazón de Amelia se aceleró salvajemente bajo su mirada.

El rostro de Amelia] estaba tan rojo como una manzana, y se estaba poniendo cada vez más rojo. Ella estaba tan emocionada. Nunca la había mirado así, excepto anoche.

Sus ojos estaban rojos. Evidentemente, había llorado. Pero, ¿por qué lloraba?

¿Fue demasiado doloroso cuando se torció el tobillo hace un momento?

De repente, William preguntó: "Orange, ¿lloraste hace un momento?"

¿Llorar?

Amelia recuperó el sentido cuando escuchó la voz de William. Resultó que la miró a una distancia tan cercana porque descubrió que sus ojos estaban rojos en este momento.

Amelia sonrió de inmediato y dijo con un tono encantador: "¿Cómo es posible? Estoy tan feliz ahora. Como voy a llorar No voy a llorar "