Dr. Andersen
img img Dr. Andersen img Capítulo 4 Capitulo 4.
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Capítulo 51 Capitulo 51. img
Capítulo 52 Capitulo 52. img
Capítulo 53 Capitulo 53. img
Capítulo 54 Capitulo 54. img
Capítulo 55 Capitulo 55. img
Capítulo 56 Agradecimientos y notas de autor. img
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Capítulo 4 Capitulo 4.

Termino con todos los trabajos pendientes y observo el reloj. Son las 7 p.m.

El tiempo había pasado volando y ni siquiera lo había notado. De pronto el estómago me ruge. Me quedé tan absorta en el trabajo que hasta me había olvidado de comer algo.

Apago la laptop, la cierro y me recuesto en el sillón. Cierro los ojos, ladeo mi cuello de un lado a otro y éste cruje. Me encuentro sumamente adolorida por haberme quedado sentada todo el tiempo. Abro los ojos y veo por la puerta a los demás retirarse, incluyendo al señor Antonio, no sin antes dirigirse a mi oficina.

Me enderezo en la silla y espero a que entre.

-Creí que ya te habías ido Paula. -Se recuesta por la silla frente a mi escritorio.

-Preferí terminar todo el trabajo pendiente de hoy.-Me levanto y siento cosquilleos en las piernas, están entumecidas.-Mañana haré otras ediciones, y adelantaré algunas correcciones.

-Eres muy eficiente, nunca dejaré que te marches de aquí.-Se ríe y sonrío-. Paula, necesito que consigas otra entrevista con el cardiólogo.-su expresión se vuelve seria-Necesitamos más información y Karina no consiguió lo que necesitaba. Por favor encárgate de conseguir una cita con él, y entrevístalo.

Abro grande los ojos y frunzo el ceño.

-¿Yo? Pero si nunca he hecho una entrevista personalmente-hablo exasperada-se supone que de eso se encargan las demás.

-Lo sé, lo sé. Pero el señor Andersen dijo que no se sentía a gusto con Karina-Se encoge de hombros- así que se me ocurrió que tú podías ir.

-Pero...

-Pero nada Paula. Sé que eres muy capaz de conseguir la entrevista y de obtener la información que necesitamos. Confío en tí.

Sin darme la oportunidad de pronunciar alguna palabra, se retira de mi oficina.

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Termino de ducharme y busco mi pijama con diseño de flores para ponerme. Me visto y voy a la cocina para cenar. El estómago me gruñe. Abro la heladera y las rejillas casi vacías vuelven a recordarme que debo ir de compras lo antes posible. Lo último que encuentro son unas fetas de queso y jamón así que busco en las alacenas el pan y hago un sándwich.

Regreso a mi habitación, enciendo la notebook y me pongo a comer el sándwich mientras investigo sobre el dichoso cardiólogo. No hay mucho que decir sobre él, tampoco encuentro fotos suyas. Ahora entiendo por qué el señor Antonio se empeña tanto en conseguir la información. Le traería más seguidores a la editorial si se logra conseguir la entrevista.

Ya que no encuentro nada interesante sobre el cardiólogo, ingreso a la bandeja de entrada de mi correo y reviso el email de mi jefe. Me envió la dirección del correo electrónico de la secretaria, o asistente o lo que sea, del señor Andersen.

Suspiro.

Comienzo a escribir la solicitud para pedir la cita con el doctor. Espero que se digne a aceptar, presiento que me costará el trabajo si no lo hace.

"Confío en tí"... No puedo decepcionar al señor Antonio.

Una vez enviada la solicitud dejo la notebook a un lado y me acuesto. El sueño me vence y me quedo profundamente dormida.

---.

Me pongo un jeans azul, una blusa sin hombros color negro y mis tacones. Salgo rápidamente de mi apartamento. La alarma no volvió a sonar y a pesar de que no es muy tarde quiero llegar a tiempo.

Cada día estoy más segura de que necesito cambiar mi bendito celular.

Una vez que bajo las escaleras me despido con un saludo rápido del señor Michael y apresuro el paso tanto como puedo, sin dejar de observar fijamente el camino, ya que no quiero volver a tropezarme como el viernes. El calor es infernal y sudo más de la cuenta. Por suerte no llevo maquillaje o de lo contrario en estos momentos ya parecería una muñeca derritiéndose. Y no una barbie justamente, tal vez con Anabelle me comparo mejor.

Observo el parque un momento mientras camino y veo a un perrito jugando alegremente con un niño lo que me provoca una inevitable sonrisa. El niño se da cuenta de que lo observo y me saluda, brindándome una cálida sonrisa. Me detengo y le devuelvo el saludo, sin embargo el niño se va corriendo y yo me dispongo a caminar de nuevo. En cuánto comienzo a andar, un golpe en el hombro me desestabiliza y caigo al suelo de espaldas. Mi trasero choca duramente contra la acera y gimo de dolor.

-Discúlpame, iba distraído.

Esa voz la reconozco al instante. Alzo la vista y el mismo hombre que se burló de mí la vez anterior se encuentra en frente. Solo que esta vez se ve un tanto preocupado.

Aunque la preocupación no dura mucho. Al parecer nota quién soy y su expresión se vuelve burlona nuevamente.

-Jodido imbécil.-digo, y me levanto a duras penas del suelo. El trata de ayudarme agarrándome del brazo pero esquivo su tacto.-No me toque.

Lo miro con mala cara.

-Ya te he dicho que iba distraído, no lo hice intencionalmente.-rueda los ojos-pero ya veo que te encanta caer al suelo.-comienza a reírse y siento como la sangre sube a mis mejillas.

En cuanto me pongo de pie lo golpeo en el pecho y él retrocede un paso.

-Deje de comportarse como un idiota. Ni siquiera me conoce.

-No tengo la culpa de que seas tan torpe y te caigas al suelo todo el tiempo.

Suficiente.

Ignoro sus palabras y apresuro el paso, más rápido que antes. Cuánto más me aleje de ese ser tan desesperante mucho mejor.

-Será mejor que te limpies el trasero.-grita, y siento las mejillas arder. Inconscientemente aprieto los puños.

Siento mucha vergüenza pero aun así no me detengo.

No conozco a ese hombre y ya me cae mal. Muy mal.

Solo espero que no toparme con él otra vez.

            
            

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