Dr. Andersen
img img Dr. Andersen img Capítulo 5 Capitulo 5.
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Capítulo 55 Capitulo 55. img
Capítulo 56 Agradecimientos y notas de autor. img
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Capítulo 5 Capitulo 5.

Llego a la editorial y me instalo en mi oficina. Tarareo la melodía de "Do I Wanna Know?" mientras tecleo algunas notas de la revista.

-Buenos días Pau.-Milaika entra a mi oficina llevando en las manos una montaña de papeles.

El cabello negro le cae por el hombro en ondas grandes. Lleva puesto un vestido suelto color coral que sienta muy bien a su tez morena. Usa unos tacones de punta fina blanco; en el rostro lleva un maquillaje rosa bastante claro. Parece una muñeca, es preciosa.

-Buenos días Mila.-le sonrío en forma de saludo y me devuelve la sonrisa.

A pesar de ser mi secretaria la considero, más que eso, una amiga. En realidad nunca estuve de acuerdo con que me asignaran una secretaria ya que el trabajo que hago no es mucho, pero el señor Antonio se empeñó en ponerla en ese puesto así que no tuve otra opción que aceptar.

No me gusta exigirle nada a Mila, pero de todas formas ella prefiere ayudarme y no se lo niego. Disfruto mucho de su compañía.

-Paula, estos son fragmentos de libros que te envía el señor Antonio para que te encargues de corregirlos.-Deja el montón de hojas sobre mi escritorio.-Ah y, la secretaria del señor Andersen-hace un gesto exagerado al pronunciar el apellido-se comunicó conmigo. La cita es para mañana al medio día.

-¿Mañana? Tengo clases mañana-me quejo.

-No te preocupes por la clase, el señor Antonio dijo que se encargará de eso-se encoge de hombros.

-Ay Dios-ruedo los ojos-Creí que no aceptaría. Además escuché que el dichoso señor se hace esperar.

-Y según dicen, es un hombre muy guapo, aunque muy antipático. No le gusta que lo fotografíen ni nada de eso.

-¿Y tendré que aguantarme a ese tipo tan antipático?-hago una mueca.

-Por lo que veo no te queda de otra-se ríe.- Pero bueno, solo será una vez y luego ya no tendrás que volver a verlo.-se sienta frente a mí y dobla las piernas.-O quién sabe, capaz termina gustándote.

Me mira con picardía y yo la miro incrédula.

-Pff. Dudo mucho que llegara a gustarme un hombre así-me recuesto en mi silla-,no quiero que nadie me amargue la existencia. Y en el hipotetico caso de que llegara a gustarme, eso en definitiva sería como ir directo al matadero.

-Humm, si tú lo dices.-se levanta y pone las manos sobre las hojas.-Bien, ya me voy. Tengo mucho trabajo que hacer, pintarse las uñas no es tarea fácil-guiñe el ojo y se va.

No puedo evitar reírme y negar con la cabeza.

Me apoyo sobre el escritorio y pongo las manos sobre mi mentón. No esperaba que el cardiólogo aceptara tan rápido la cita, y a decir verdad no sé qué preguntarle, no sé qué hacer, ni sé que ponerme siquiera.

Agarro una agenda y empiezo a escribir posibles preguntas. No pretendo hacerle preguntas muy poco originales, pero no se me ocurre nada, ya que sinceramente no sé qué podría preguntarle a un hombre egocéntrico que es antipático y no le gustan las entrevistas. Preguntarle si le gusta el pan no creo que sea una buena opción.

Supongo que formularé las preguntas que se me vengan a la mente cuando lo vea.

-----.

5:55 a.m.

Me despierto antes de que suene la alarma. No pude dormir mucho. A última hora la entrevista con el cardiólogo se adelantó para las 8 de la mañana y como el consultorio del doctor queda en el centro de la ciudad me toca salir más temprano para llegar a tiempo. Estoy ansiosa y nerviosa.

Me dirijo al baño, me doy una ducha, me lavo la cabeza y luego me aliso el cabello para luego buscar en el armario alguna ropa decente que llevar. El señor Antonio me pidió, o más bien me ordenó, que fuera decente y elegante, así que opto por mi falda negra con abertura en la pierna, y hago conjunto con una blusa blanca mangas cortas, hombros al descubierto y un lazo negro en el escote. Me coloco los zapatos negros de tacón fino y mi outfit está listo. El cabello me lo dejo suelto, uso solo un poco de maquillaje, me pongo rímel, un poco de sombra marrón y labial matte del mismo color que la sombra de ojos.

Pongo lo necesario en la cartera y salgo del apartamento en dirección a la parada de buses. Por suerte el bus no tarda en llegar.

1 hora y media más tarde me encuentro frente al consultorio. No es muy ostentoso por fuera, las paredes son blancas y simples, tiene ventanales de vidrio polarizado y dos puertas grandes de madera tallada. El consultorio es grande, de dos plantas, en la parte de arriba un enorme letrero da la bienvenida. "Consultorio privado Dr. Andersen."

Siento cosquilleos en el pecho. Suspiro y agarro fuerte mi cartera antes de caminar hasta la entrada y tocar el timbre.

Una señorita muy bien vestida me recibe. Lleva un pantalón de vestir color blanco y una camisa del mismo color, junto a un saco color beige y zapatos negros. Tiene tez blanca, cabello negro con rizos. Se ve muy bonita.

Me sonríe amablemente.

-Usted debe ser la señorita Paula.

Asiento y me indica que pase.

Por dentro si todo es muy ostentoso. Me supongo que esta ha de ser la recepción y la sala de espera. En un costado hay filas de sillas acolchonadas que en estos momentos se encuentran vacías. Cuadros y títulos universitarios adornan las paredes. La mesada de recepción se encuentra al fondo junto a la escalera en forma de espiral, y hace juego con las paredes de color marfil.

Se me hace curioso ver el lugar tan vacío. Por ser un consultorio me lo imaginaba lleno de pacientes o algo así.

Tal vez no sea el mejor momento del doctor.

-Adelante por favor-Me indica que suba las escaleras.

Parpadeo y la observo antes de hacer lo que me dice. Ella me sigue.

La planta alta solo consta de un pequeño espacio decorado con plantas artificiales y una habitación la que supongo que es el consultorio. Por la puerta hay un pequeño cartel que confirma mis dudas.

"Dr. Ethan Andersen"

-Espere aquí por favor.

Asiento y la señorita ingresa al consultorio. Siento que no he dicho ni una sola palabra, no he hecho más que asentir en todo momento. Los nervios me están haciendo actuar como idiota.

La joven sale de nuevo y me dice que pase. Sin decir nada, de nuevo, entro. Mis piernas comienzan a temblar y mi corazón late con frenesí. Es la primera vez que hago una entrevista a una persona importante. Y tampoco pensé que lo haría alguna vez, se suponía que mi trabajo era editar entrevistas, no hacerlas personalmente.

Suspiro.

Todo sea por mantener mi puesto.

Y demostrar que puedo hacerlo y no morir de ansiedad en el intento.

Me acerco a la puerta, trago saliva y me decido a entrar. Una vez dentro, un olor a lavanda inunda mis fosas nasales.

Observo el consultorio. Las paredes son del mismo color que el salón de abajo y también están adornadas con títulos universitarios. En el medio se encuentra un gran escritorio de color negro; al costado se encuentra una camilla, junto a ella hay una máquina de correr, un equipo de electrocardiograma creo yo, y otras cosas que no sé qué funciones cumplen.

El Doctor se encuentra de espaldas a mí, acomodando algunos instrumentos sobre una pequeña mesada. Al parecer no nota mi presencia así que llamo su atención.

-Buenos días Doctor. Soy la señorita Paula, vengo de la editorial Amanecer-me presento.

Entonces el doctor se gira hacia mí.

Y siento que el aire abandona mis pulmones.

                         

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