Para comenzar, no quería describirse con el típico cliché de "Soy una chica normal, como todas", pero lamentablemente no tenía más que decir sobre sí, lo único que podía destacar de sí misma era su nacionalidad, a pesar de vivir en Japón desde sus ocho años, Tetsu había nacido en América, su país de procedencia no era del todo importante. Su padre era japonés, mientras que su madre era latinoamericana. Para la mala suerte de Tetsu, sus padres estaban de vacaciones en América "probando cosas nuevas" cuando su madre entró en labor de parto, trayendo así a una latinoamericana más al mundo.
"Al menos escapé de Latinoamerica" bromeaba la chica cada que le preguntaban sobre su país de origen.
Amalia Yamagawa fue su nombre de pila, pero al volver con sus padres a Japón decidió utilizar otro nombre, después de todo 'Amalia' era un nombre raro de escuchar por aquella zona, así que finalmente se decidió por 'Tetsu'.
[...]
- Buenos días, Tetsu. - Saludó Kioko, una de sus compañeras. - ¿Cómo amaneciste hoy?
- De mal humor. - Fue lo que respondió la castaña, su amiga solamente rio, solía ser común ver a la chica de mal humor por las mañanas, no era su fuerte despertarse temprano. - ¿A qué hora salimos hoy? Me urge irme de aquí.
- Recién comenzarán las clases, tranquila. - Ambas caminaron juntas hasta su salón de clases, entrando y tomando asiento en sus respectivas sillas.
- Desearía con toda el alma que al profesor se le jodan las llantas de su auto y no venga. - La chica dejó caer su cabeza contra la mesa. - Odio Química, que se joda la tabla periódica.
- No ofendas a mi poderosa tabla periódica. - Como era de notar, Kioko era una amante de la asignatura. - ¿Crees que hoy vengan?
- ¿Los chicos por los cuales estás obsesionada? - Tetsu rio. - Nah, nunca vienen.
- Qué lástima.
- ¿Qué es lo que les ves? - Para Tetsu no tenía lógica estar tan enamorada de un par de hermanos con terrible reputación, pandilleros y criminales.
- Aún no los conoces, apuesto que cuando lo hagas también serás parte del club.
- ¿Club? - Kioko sonrió. - Oh, dios. Dime, por favor, que no existe un club de admiradoras.
- Soy la vicepresidente. - Tetsu quiso vomitar, demasiada obsesión para ella.
Para la mala suerte –o buena– de Yamagawa, aún no había conocido a ese tal par de hermanos tan destacados de su preparatoria. ¿Razón? Casi nunca se presentaban a la preparatoria, o cuando lo hacían, Tetsu nunca se encontraba cerca, pues los hermanos siempre estaban rodeados de muchas chicas quienes chillaban como gatas en celo por ellos. Tetsu era del tipo que prefería mantenerse alejada de las aglomeraciones, no fuese a aparecer un virus zombie y por estar entre tanta gente fuera una más de las come-cerebros.
- Buenos días, alumnos. - Tetsu se quejó al ver al profesor entrar al salón. - Hoy estaremos haciendo un repaso de la tabla periódica de los elementos, saquen sus cuadernos.
La siguiente hora de clase fue una tortura para la chica de ojos marrones, intentar memorizar los ciento dieciocho elementos de la tabla en sus manos le provocaba dolor de cabeza, lo que le desesperaba, y terminaba bloqueándose, sin entender nada. Fue como el cantar de los ángeles escuchar la campana sonar, avisando que la hora del desayuno había comenzado, Tetsu no dudó en tomar sus cosas y guardar todo en su mochila, saliendo rápidamente de allí, despidiéndose del profesor con una enorme sonrisa en su rostro.
Kioko le alcanzó segundos después, algo agitada por correr para igualar su rápido caminar.
- De veras odias química.
- ¿Hasta ahora lo notas? - Tetsu suspiró. - Tengo hambre ¿Me acompañas a comprar algo a la cafetería?
- Andando.
Sus padres solían estar trabajando la mayor parte del tiempo, su padre era un hombre de negocios, por lo que automáticamente al casarse con su madre, la mujer consiguió un puesto estable en la empresa de su esposo, esa era la razón por la que la mayor parte del tiempo se encontraban fuera de la ciudad, o incluso a veces, del país. Aquello no significaba que no les importara su hija, a diferencia de muchos otros padres, ambos eran realmente atentos y cariñosos con su única hija, dándole todos recursos necesarios y compartiendo su tiempo juntos cuando les era esto permitido. Por esto, Tetsu no solía cargar consigo una 'lonchera' con comida, siempre tenía dinero a mano para comprar de comer todo lo que se le antojara, invitando de paso a su amiga.
- Date prisa antes de que la fila se haga más grande. - Ambas se unieron a la cola rápidamente, esperando por su turno de ser atendidas.
- Casi lo olvidaba. - Tetsu elevó una ceja, mirando a su amiga. - Mañana debemos de hacer una presentación sobre la primera guerra mundial.
La cara de desagrado de Tetsu no se tardó en hacer notar, la menor a su lado rio.
- También detesto Historia. - Comentó, siendo finalmente atendidas.
Junto a Kioko, ambas pidieron lo que querían de comer, pagando la más alta su comida y dirigiéndose juntas a una mesa alejada del gran grupo de gente.
- ¿Te parece si hoy vamos a comer algo después de clases?
- ¿Un helado? - Propuso Tetsu, su amiga asintió. - Está bien, espérame en la salida.
Un fuerte escándalo llamó la atención de las dos chicas, quienes giraron sus rostros, mirando hacia la entrada de la cafetería.
- ¿Qué diablos sucede? - Tetsu se giró para mirar a su amiga, notando la enorme sonrisa que esta tenía en su rostro. - Oh dios, no.
- ¡Vamos!
- Ve tú. - Yamagawa se negó, continuando con su comida. - No me meteré en ese sitio.
- ¡Tetsu!
- ¿Qué? Mira cuántas personas hay ahí, es desagradable pensar en ser apretada como sándwich solo para ver un par de caras bonitas.
- Te pagaré.
- Eso es diferente. - Kioko sonrió al ver a su amiga colocarse en pie y comenzar a caminar hacia el grupo de personas alteradas, llegando así hasta el sitio. Tetsu era ligeramente más alta que las demás mujeres de la escuela, por lo que con sólo colocarse de puntillas pudo observar un par de rostros sobresalientes del montón de chicas.
Sus ojos hicieron contacto con otros orbes de color violeta, quedándose así por unos pocos segundos. Fue entonces que Tetsu frunció su ceño, girando su rostro para mirar a su amiga, quien luchaba por observar, pero no podía gracias a su estatura.
- Diablos ¿Acaso no comiste verduras de pequeña? - La más alta apartó a un par de chicas, quienes se quejaron, y después empujó a su amiga, quien finalmente pudo observar.
- Son Ran y Rindo Haitani.
- Ajá, lo sé por los gritos de estas chicas. - Las mujeres a su alrededor le observaron con molestia, Tetsu simplemente les ignoró. - Listo, ya los viste ¿Nos vamos?
- Solo unos segundos más. - Yamagawa rodó sus ojos, volviendo a mirar hacia los dos altos jóvenes, notando como nuevamente un par de orbes violetas se posaban sobre ella, esta vez los del hermano contrario.
Las miradas de algunas chicas fueron hasta Tetsu, quien hizo una mueca y simplemente se giró, comenzando a caminar hacia su mesa nuevamente. Kioko al no sentir a su amiga detrás suyo también se giró, yendo tras de ella.
- ¡Oye! ¡Te estaban mirando!
- ¿De veras? Creo que tengo miopía, no vi nada. - Mintió la chica, tomando su comida y comenzando a dirigirse a la salida trasera, evitaría a toda costa pasar nuevamente por aquel sitio.
- ¡Tetsu~! - Se quejó Kioko, siguiendo a su amiga.
- No, no volveré ahí, solo son un par de idiotas, un idiota con lentes y un idiota con trenzas, no me interesan.
- ¿Idiotas? - Yamagawa se detuvo de golpe, girando levemente su rostro, para encontrarse así con un par de chicos a unos metros de ellas. Kioko ahogo un grito de sorpresa, observando a los dos hermanos que tenía al frente, nunca había estado tan cerca de ellos. - Creo que deberíamos defendernos, hermano.
Tetsu les observó por unos momentos antes de volver a moverse, pasándolos de largo mientras llevaba comida a su boca, no le importaba comer mientras caminaba.
Kioko pareció quedarse por unos segundos helada, intentando grabar aquella imagen en su cabeza, después de unos pocos segundos solamente se inclinó ante los mayores y siguió a su amiga, quien había acabado ya con su comida.
- Hoy por fin puedo confirmar la belleza de los hermanos Haitani.
- Deberías de ir a buscar un par de lentes. - Kioko rio ante la actitud de su amiga. - Me adelantaré, sigue observando a tus queridos hermanos no sé qué.
La menor observó a Tetsu alejarse, no pudo evitar chillar al recordar lo cerca que estuvieron los dos chicos de ellas segundos atrás, pagaría por volver a vivir ese momento.