Y viéndose más animado, despertó dentro de él, un deseo de querer conocer aquel lugar tan extraño, pero ya no como antes, sino que conocerlo realmente bien. Ya no se preguntaba el porque estaba ahí, sino el para que esta ahí. Y aunque no sabía muy bien como llamar a su compañero Bill, creyó que quizás gritando el le ollería, y así fue.
Bill, quién siempre estaba pendiente del progreso de Charles, al escucharle gritar no pensó en nada más que ir a su ubicación, cabe decir, que a diferencia de Charles, Bill puede escuchar todo lo que ocurra en el templo, y con su esfera cristalina puede ver que ocurre, aunque con algo de tiempo y entrenamiento, seguramente Charles también podrá hacerlo.
Al llegar a la habitación del susodicho, vio que no había ningún peligro, al contrario, vio como Charles se acercaba tímidamente a el, para pedirle que le enseñará aquel lugar tan raro. Y que gracias a la ternura que todo niño brinda al mundo, no pudo más que asentirle y llevarlo consigo a las diferentes habitaciones y lugares de su templo.
Las primeras zonas que le enseñó fueron cosas que el podría entender y asimilar fácilmente, como lo eran las cocinas, baños, salas de estar, comedores, etc. Pero no por ello serían menos interesantes o sorprendentes para el niño. Quien miraba cada lugar con fascinación, ya que habían cosas que el en su vida imagino ver, tales como jarrones de lo que el suponía ser oro, hermosos platos y tazas de porcelana, grabados en el piso sumamente lindos y los grandes espacios que cada sala tenía. Era todo lo que el siempre se imaginó del reino de Kedath, al cual siempre que lo imaginaba, lo enaltecía en detalles y lujos que solo sus padres tuvieron la suerte de conocer.
Bill, quien miraba de reojo las expresiones de su ahora discípulo, no hacía más que recordar cuando el llegó aquí. Y como el miraba casi exactamente igual las cosas que como lo hace ahora Charles, y pensando que su maestro lo debió haber mirado de la misma manera que el esta mirando ahora a su pupilo. Lo cual hizo que el viaje por el templo fuera una experiencia llena de recuerdos para el, recuerdos que el nunca podría olvidar y que esperaba que para Charles también lo sea.
Pasaron así muchas horas, en cada lugar del templo que visitaban, Charles iba tomando algo más de confianza e iba explorando por si mismo todos los sitios que habían, toqueteando objetos y lanzándose a las cosas que el creía serían suaves y cómodas, encontrándose incluso con alguna sorpresa que lo haría sobarse por algunos minutos a lo que Bill no podía más que reírse.
Y luego de un largo recorrido, tocaba tomar un descanso para merendar y beber algo, lo cual no estaría exento de sorpresas para Charles, entre una de ellas, era que cada cosa que el pedía, a Bill no le tomaba más de quince segundos en traerlo a su mesa, era algo espectacular. Terminando esto, empezaría el segundo recorrido del ya gigantesco templo.
-Bien, ya hemos terminado con la parte aburrida, ahora empieza lo realmente divertido e impresionante. -Charles quedó boquiabierto al escuchar esto- ¿Estás listo para conocer realmente este templo?
-¿E-Esto era la parte aburrida señor? -Bill solo asiente en forma afirmativa con su cabeza- ¡Increíble! ¡Si señor, estoy listo!
La primera que visitaron, fue la gran biblioteca de técnicas. En ella se encontraban escritas todas las técnicas que desarrolló el antiguo maestro y Bill, que por más que suene increíble, eran cientos de miles. A decir verdad, el maestro de Bill, Zhu Sadan, había sido uno de los más grandes protectores de su tiempo y el mismo creador de la Llama del caos, la cual fue clave en la gran guerra contra quien era el más grande error personificado de los protectores, el portador absoluto de la maldad, y quien estuvo a nada de ser imparable para incluso los dioses, además del más grande apocalipsis para la tierra.
Zhu se adjudicó muchas de las más grandes técnicas de su era, e incluso, creo una técnica llamada "El reflejo", el cual le permitía aprender y registrar toda técnica que se le presentase, pero esta gastaba una gran cantidad de energía. Este detalle hizo que solo pudiera explotar la técnica a su máximo potencial en sus últimos cien años de vida, donde el ya tenía la capacidad de almacenar gigantescas reservas de energía dentro de el, siendo una fuente casi inagotable de poder y acercándose a ser al menos una ínfima parte de dios. Gracias a ello, pudo recolectar una gran cantidad de técnicas de diversos luchadores, colegas protectores e incluso seres que se acercaban al rango de un dios, lo cual le permitió crear esta gran biblioteca de técnicas y habilidades.
Para Bill, aún es muy difícil llevar a cabo muchas de las técnicas de su maestro, y la técnica de "El reflejo" es una de las técnicas capaces de drenar casi por completo su energía. Por lo que usarla es casi un sueño para él, pero esto no quita que el mismo haya desarrollado sus propias técnicas, que quizás no sean tan sorprendentes como las creadas por su maestro, pero que sin duda son temidas por todo aquel que las conozca. Algo que lo enaltece como protector ancestral y lo deja en el podio de la actual generación.
Charles no entendía el porque de tantos y tantos libros. Además, Bill en cada momento esbozaba una sonrisa nostálgica que intrigaba de sobremanera al novato protector. Así que le preguntó a su mentor el porque tenía esa mirada. Bill, manteniendo la sonrisa y con un tono más relajado le fue explicando el porque de tantos libros, de como su maestro había registrado tantas cosas y que además de registrarlas, agregaba muchas anotaciones y describía casi de manual el uso de las mismas. Al saber esto, Charles se impresionó y quiso tomar un libro para ver su contenido, pero lo detuvo en seco Bill.
-Detente. No puedes ver eso aún. -Charles mira extrañado a Bill por el cambio de actitud tan brusco- Si llegas a ver una sola página de estos libros sin tener la preparación adecuada, da por cantado que morirás.
Esas palabras atemorizaron a Charles.
-Tu aún no controlas tus energías. Si llegas a ver una página harías que tu cerebro se sobre esfuerce por entender lo que hay aquí escrito. Por otro lado, tu energía al ver una técnica de protectores querría salir a la luz, pero como no sabes canalizarla, te haría estallar.
Aterrado por la forma tan explicita de advertirle de los peligros que tenían sus acciones, suelta el libro que había tomado, y Bill casi eufórico toma el libro.
-¡Maldita sea! ¡No vuelvas a hacer eso! -grita muy enfadado Bill, pero luego de unos segundos toma algo de aire para relajarse- Charles... Disculpa por gritarte. Esta es mi primera vez siendo instructor, así que me tomará algo de tiempo entender bien el como enseñar. -acaricia el pelo de Charles- Mira. No puedes dejar caer un libro en este lugar. Eso puede no solo destruir el libro, sino que podrías provocar una explosión. Cada libro contiene una gran cantidad de energía, si esta llega a hacer contacto con el suelo, tiene una gran posibilidad de que explote. Quizás en el futuro entiendas mejor como esta hecha esta biblioteca.
Charles asiente con la cabeza, pero se sintió muy apenado por todo el descontrol que el estaba provocando. Sin embargo, Bill le da una sonrisa y ya relajado, le lleva a otra habitación. La cual era a la que el llamó La zona infinita, ya que dentro de ella había un espacio vacío interminable. Otra de sus singulares características era que dependiendo de que quisiese la persona que estuviese ahí, la zona se transformaría en ellos, pero esto solo funcionaba con sitios o paisajes, ya que esta no podía tomar una forma humana u animal.
Bill incentiva a Charles a probar tal cosa, diciendo que este lugar podría ser todo lo que el quisiese que sea. Y pasado unos segundos, el piso empezaría a temblar, dando señal que el proceso de transformación había empezado pero que solo tomaría unos cuantos minutos, y a la vez apareció frente a Bill y Charles una luz enceguecedora, esto alertó a Charles pero para Bill ya era algo común. Aquella luz impedía a la persona ver como la zona se transformaba, lo cual no era para prevenir ningún riesgo o algo por el estilo, solo era una regla de la misma transformación.
Al terminar la transformación, los ojos de Bill y Charles recuperaron la vista y pudieron ver el lugar que habían elegido, más bien, que Charles eligió. Y para sorpresa de Bill, el lugar que quiso ver Charles no fue su casa, sino que fue el antiguo hogar de quien ahora es su maestro. Impresionado, Bill mira a su discípulo y le pregunta como supo eso, pero Charles dice que no sabía como era, así que solo imaginó que el imaginaba a su hogar, lo cual sorprendió aún más a Bill, quien desconocía que La zona infinita pudiera hacer algo así. Camino un poco por lo que era su antiguo hogar, y aunque intentó contenerse, de sus ojos escaparon algunas rebeldes lágrimas.
-Señor, su hogar era muy lindo.
-Era precioso. Aún recuerdo cuando corría por estas calles. -decía mientras secaba sus lágrimas- Esta calle llevaba al mercado y si miras un poco más adelante, estaba la que fue la casa de mis abuelos.
-Oh... Era muy bonita. ¿Y qué es eso que está allá a la izquierda?
-Eso, eso era la casa de la señora Jianya. Era alguien muy gruñona a decir verdad -Suelta una pequeña risa- Pero supongo que la edad la hizo así.
Pasaron ahí un largo rato, a cada minuto Charles hacía preguntas a las cuales Bill le respondía con un alegre tono. Incluso Charles llegó a conocer más lugares ahí que con sus padres, era fantástico para el ver aquellas estructuras tan raras y únicas que yacían en aquel lugar y que no se parecía en absolutamente nada a lo que el vio o escucho de los relatos de sus padres. Y sin darse cuenta, ambos habían aprendido mucho del otro. Riéndose y disfrutando de ese lugar tan nostálgico para Bill.
-Señor, ¿por qué usted nunca volvió acá?
-Bueno, supongo que eso era imposible. Al fin y al cabo, sufrí las mismas condiciones que tu tienes ahora. -luego de decir eso, Bill levanta la palma de su mano y sobre ella apareció una especie de holograma- Yo vivía aquí, y quise volver al igual que tu quisiste hacerlo, pero a diferencia de ti, yo no hubiera tenido a ninguna persona a quien ver.
-¿Cómo? ¿Por qué no señor?
Bill empezó a comentarle un poco más a fondo de su vida, narrando su vida y como todo lo que el conoció, fue asesinado brutalmente gracias a la guerra que hubo. Charles quién miraba muy triste a su maestro, supo entender a la perfección aquel dolor que el sentía o sintió, que incluso podría ser mucho más grande que su propio dolor. Por lo que en un acto de empatía, abraza a Bill, lo cual hizo que este se quebrará por completo. Quizás el no lo sabía, pero ese abrazo era algo que el necesitaba desde hace mucho tiempo, y que gracias al regalo de los dioses, lo tuvo.
Cuando se relajó, se levanto enérgicamente e invito a Charles a seguir mirando el lugar. Y casi luego de un día por fin habían terminado con todos los lugares. Aunque Charles aún no entendía del todo que era ese lugar, puesto que muchas de las habitaciones que habían ahí eran gigantescas. Así que inocentemente le pregunta a su maestro sobre ello.
-Vaya, es algo... Complicado de explicar la verdad. -Mira hacia el techo y continúa- Este templo no es como tu crees que es. No estamos ubicados en un sitio físico, sino que es como una especie de dimensión paralela.
-¿Dimensión paralela? ¿Qué es eso señor?
-Me imaginaba que lo ibas a preguntar. Una dimensión paralela es, como si todo este espacio, fuera otro lugar. -al ver la cara confundida de Charles, entendió que no era muy buena la explicación- A ver. ¿Recuerdas como era tu hogar?
-Claro señor, siempre lo haré.
-Pues todo eso es una dimensión, tu casa, los bosques y todo aquel lugar que visitases en tu vida, pertenece a una dimensión. Imagina que las dimensiones son habitaciones o casas. Tu casa sería una dimensión aparte del mundo exterior.
-Oh... Ya veo.
-¿No entendiste nada de lo que te dije verdad? -pregunta con un tono divertido-.
-Nada de nada. -ambos empiezan a reírse-.
Para acabar el día, Bill y Charles cenan una comida ligera, posterior a eso, Bill lleva a Charles a su habitación.
-En fin, fue un largo día. -suspira cansado- Descansa, ya que mañana empezarás tu entrenamiento.
-¿Entrenamiento?
-Si, ahora eres un protector ancestral. Así que deberás aprender a actuar como tal.
-Entendido, buenas noches señor. Usted también descanse.
Bill se despide con la mano y se va. Antes de dormir, hecha un pequeño vistazo a un lugar el cual lo tiene un tanto preocupado, y aunque todo se viese en calma, el tenía una pequeña sensación de que algo no andaba bien, siendo un total ignorante de que el no era el único que observaba, ya que desde ahí mismo, le estaban observando a el.
-¿Quién es ese protector? -una voz terrorífica se hace presente en la oscuridad-.
-Ese protector es Bill Hunders señor, el discípulo de Zhu Sadan. -responde una tenue y sería voz-.
-Ya veo... Así que ese bastardo dejo aprendices. Interesante. -luego de eso, su presencia se desvanece de la oscuridad-.
A la mañana siguiente y desconociendo este hecho, Bill va a despertar a su pupilo. El cual para su sorpresa se encontraba ya de pie. El explica que gracias a su padre, el tiene hábitos de levantarse muy temprano, ya que el y su padre practicaban desde la mañana hasta la noche el manejo de la espada y técnicas de combate. Esto sorprende a Bill, así que aprovechando eso, el toma del hombro al novato protector y luego de chasquear los dedos, aparecen en otro lugar.
Esto desconcierta a Charles, quién creía que Bill tenía que caminar o volar para ir a cualquier sitio. Bill niega con su cabeza y explica que hay muchas cosas que el desconoce sobre el, y que no había querido hacer esto ya que lo encontraba algo aburrido. Aún cuando esta habilidad fue desarrollada por el mismo.
Ahora ambos se encontraban en un prado de alguno de los doce continentes. Y aquí, se daría comienzo al entrenamiento de Charles Davison, el nuevo protector de la tierra. Pero para empezar, Bill no planea enseñarle a pelear o volar, sino que quiere enseñarle cosas que podrían ser incluso más útiles que eso.
-Charles. Tu primera lección será... -Charles, quien estaba emocionado de aprender algo de lo que su maestro podía hacer, le miraba con mucha expectación- Controlar tu ímpetu.
-¡¿Qué?! ¡Eso es muy aburrido señor! -reclama decepcionado-.
-Lo siento, pero esto mismo es una muestra de que necesitas hacerlo.
A regañadientes acepta Charles, y una de las primeras enseñanzas de Bill hacía el es el meditar, obligándole a pasar horas en estado de meditación, y aunque al inicio Charles era reacio a esto, a medida que pasaba el tiempo fue mejorando. Este método de enseñanza se transformaría en el día a día de ambos durante casi dos semanas, en donde Charles terminaría por ya dominarse a si mismo usando esta técnica, pero esto solo era el comienzo.
Bill, al ver el progreso de Charles, pasa a la segunda etapa. En esta Charles sería puesto a prueba con diferentes situaciones, las cuales casi la gran mayoría logró superar, hasta que llego la prueba más compleja y la que sería el final de esta etapa, la cual consistía en ver como reaccionaría si viese a una familia en peligro. Su mentor ya había preparado para esta una técnica de bucle temporal, del cual Charles no saldría hasta que pudiese superar dicha prueba.
-Bien, haz completado con éxito muchas pruebas de esta etapa. Felicitaciones. -mientras decía eso, llevaba a Charles a un lugar para ejecutar la ultima prueba- Pero no creas que eso era todo. Esta es la prueba final y seguramente la más difícil para ti.
Cuando llegaron al lugar, lo exploran por un par de minutos y para el comienzo de esta prueba, Bill debía alejarse de Charles, así que le pide que se quede un segundo allí, a lo que el joven protector acepta inocentemente, dando inicio a la prueba. Charles se había quedad solo ahí por un par de minutos, hasta que oye los mismos sonidos de caballos que había oído cuando los soldados de Kedath atacaron su casa, y lo primero que hace es llamar a su maestro, quien no respondería. Ante tal problema, el decide ir al sitio donde venían los sonidos.
Llegando al lugar, vio como habían muchos soldados rodeando a una mujer con quien seguramente sería su hija -M-Maestro. Si quiere hacerse el importante, no es el momento...-. Pero para la sorpresa del pequeño, su maestro no volvía, aún cuando el estaba a lo lejos mirando todo lo que ocurría. Los soldados empezaron a golpear a la mujer y su hija, esto estaba llenando de ira a Charles, quién sin poder resistirse, fue en ayuda de la mujer, pero antes de llegar a ella los malvados soldados, con sus filosas espadas, habían atravesado el pecho de ella y su hija. Invadido por la ira, corrió hacia ellos y de algún modo, cobrar la vida de su mujer. Cuando estaba frente a frente con uno de ellos y apunto de darle un buen golpe, estos desaparecieron como si de humo se tratase.
El podría jurar que estaba frente a frente con uno de ellos, sin darse cuenta que había vuelto al mismo lugar, y volvió a escuchar aquellos ruidos de antes. Por lo que como si de una repetición se tratase, volvió a correr allá, ahora mucho más seguro y queriendo esta vez si salvar a aquella madre y su hija, pero que tristemente, volvió a suceder lo mismo.
Así pasaron dos horas, el estaba muy enfadado y quería saber que ocurría. En ese momento, aparecería Bill para guiarlo.
-Hey. Cálmate. -la voz de Bill suena detrás de Charles-.
-¿M-Maestro? ¡Volvió! Por fin esta aquí, por favor venga conmigo, no se que ocurre pero- -Bill lo detiene en seco-.
-Si se que ocurre, esa es tu prueba Charles.
-¿Q-Qué? ¿C-Cómo que mi prueba señor? -no entendía como aquella cosa podría ser una prueba- ¡¿Acaso esta loco?! ¡Allá hay una madre con su hija siendo asesinadas! ¿Y usted dice que eso es una prueba?
-Si -camina hasta ponerse delante de Bill, aunque dándole la espalda- Ahora eres un protector ancestral, tu deber no es proteger a las personas, al menos no siempre. Debes entender que si esto esta ocurriendo, es por algo. No debes interferir.
-¡Señor estamos hablando de dos vidas humanas!
-Si, pero hay prioridades. -en ese momento, Bill hace aparecer aquella esfera que todo lo ve
- Mira aquí, en el futuro, cuando seas un protector en toda regla, tendrás que regirte por estas normas y entender que nuestra misión no es ser héroes de las personas. El tiempo que te tomaría proteger a este par de personas, es suficiente para que allá arriba, más de seiscientos seres puedan entrar a la tierra y provocar caos.
Charles, quien sentía mucha rabia, escuchaba a su maestro mientras veía en esa esfera como seres provocaban el caos en algunos lugares de la tierra.
-Quizás no me creas. Pero esto es real. Incluso si manejarás tu energía y pudieses hacer ataques desde usando tu mismo poder, esos segundos son suficientes para que todo esto ocurra.
-¿Y cómo usted esta acá señor? ¡Seguramente hay ya miles entrando y destruyendo todo! ¡¿No es así?!
-No. Yo puedo hacer esto, porque yo cree técnicas para ello. Si algo entra en mi distrito, eso queda vagando por un gran periodo de tiempo en una dimensión vacía.
-¡¿Y porqué mejor no me enseña a hacer eso maldita sea?!
-Debes aprender a controlarte. -se da la vuelta para mirar a su pupilo de frente- Solo mira tu rostro, tu tono de voz. ¿Acaso crees que eso es control? Si llegarás a usar tu energía, podrías llegar a morir. -deshace su esfera- La energía es tan grande que es capaz de subir tus emociones al máximo. Y con este estado, podría llegar a provocarte una muerte súbita.
Esto hizo que se le pusiera la piel de gallina a Charles.
-Estarás aquí hasta que puedas controlarte -mientras dice eso, su cuerpo se va desvaneciendo- Debes volver a prender a como debes actuar, a que debes priorizar y a que debes socorrer. -su cuerpo ya estaba casi transparente, Charles quería decir algo, pero antes de eso, Bill ya se había ido- Adiós.
Y como si estuviese en el mismísimo infierno, cada vez se hacía más intensos los ruidos y el tormento interno de Charles, quien dentro de si sentía que lo correcto era ayudarlas, pero su maestro decía que no lo era. Pasando así horas y horas en los que intentaba de todas las formas posibles en socorrerles, en advertirles del peligro, en gritarle a su maestro que detenga esto, pero sin obtener ningún representado.
Las horas pasaron a ser días, días en donde Charles no había bebido ni comido nada pero que gracias a la técnica de bucle temporal, no padecía de sed ni hambre. Poco a poco fue entendiendo que esto era un caso perdido, que debía aceptar que si el no aprendía a ser duro de corazón, su maestro nunca le sacaría de allí y así, fue progresando paulatinamente en ese autocontrol del que tanto habló su maestro. Llegando al punto de ya no sentir la necesidad de ir a socorrerles, de haber aprendido a ser diferente a como era.
Bill, quien no estaba seguro de que estuviera listo, fue cambiando las escenas, haciéndola aún más tristes y peligrosas, sin embargo Charles no hizo ni quiso hacer ningún movimiento, dando por finalizada aquella tortuosa etapa para Charles tras una semana de entrenamiento mental. Así que deshizo la técnica, y se acercó a su aprendiz.
-Felicidades, lograste superar la segunda etapa de tu entrenamiento mental -al decir eso, sintió una gran felicidad, pero al ver la indiferencia de Charles, supo que el estaba molesto- Bien. Se qué esto fue muy duro, pero créeme que tuve que pasar lo mismo.
-Ah. ¿Eso le justifica en algo acaso?
-Charles, siento que esto fuera traumático para ti, pero en la vida real te encontrarás con cosas mucho más crudas que esto. En fin... Ven, vamos a comer algo.
-No tengo hambre.
-Lo sé, solo acompáñame. Conozco un buen lugar para comer.
A regañadientes le acompaño, pero esto no quito la felicidad de Bill. El lo llevaría a un pequeño local ubicado en una de las costas del séptimo continente, el cual era atendido por un viejo hombre. Al ver a Bill, este se alegra un montón y va a recibirlo con un abrazo, lo cual llama la atención de Charles.
-¡Hola chico! ¿Cómo has estado? Hace años que no vienes acá eh. -le da un amistoso codazo a Bill y luego se acerca a Charles- ¿Quién es este chico?
-Oh, el es mi nuevo discípulo, de hecho es el primero que tengo. -empuja un poco más adelante al pequeño- Acaba de completar la segunda etapa de su entrenamiento mental.
-¡Anda! Pero si es solo un crío. -mira con sorpresa al pequeño- ¿Se te hizo muy difícil niño?
-Hmm... Supongo que si... -responde con un tono de voz bajo e inseguro-.
-¡Me lo imagino!
Luego de eso, Bill platica un poco con el viejo hombre y le pide a Charles que elija una mesa, quien no se esmero mucho en ello al elegir la que estaba más cerca de su ubicación.
Con quien estaba hablando era ni más ni menos que el hermano de quien fue su maestro, el protector ancestral Mehi Sadan. El se retiro hace años atrás de su cargo como protector, dejándole la responsabilidad del distrito que el vigilaba, el cual correspondía al distrito 92. a su hijo, quien portaba el apellido de su madre en primer lugar, Jian Tsin Sadan.
Cuando esto se hizo efectivo, el decidió ir a vivir como humano a uno de los continentes del planeta, y como el deseaba vivir de forma tranquila, eligió junto a su mujer, quien era también protectora ancestral de los niveles más altos, el séptimo continente ya que este ha sido el más pacifico desde la misma creación. Gracias a sus diversas habilidades, tenían una gran baraja de posibilidades para trabajar, pero la gastronomía era una de las que más le gustaban y que además, serían sumamente fáciles de realizar gracias a sus diversas técnicas.
En su época dorada, luchaban codo a codo marido y mujer, quienes a diferencia de Bill, no contaban con técnicas dimensionales que les permitiesen tener más tiempo libre. Pero esto no les jugaba para nada en contra, ya que siempre disfrutaron de sus responsabilidades, las cuales cumplieron por cerca de dos mil años.
Cuando murió Zhu Sadan, quien era mayor por casi 79 años a su hermano, la única que se dio el tiempo de ir a darle su pésame y apoyarle a el y a Bill, quien en ese entonces ya era un protector en toda regla, fue quien ahora es su mujer, Lisa Tsin. Iniciando así, la relación que ya duraría más de 68 años.
Bill siempre le estimo, y casi lo consideraba su segundo maestro, ya que aprendió mucho de el y en especial, en como entender a su maestro que gracias a ser hermanos, y aunque nunca ha sabido el porque ellos se pueden compenetrar tan bien aún cuando tienen una gigantesca diferencia de edad, no le es algo muy importante.
Charles quien estaba viendo como Bill hablaba con aquel hombre, se sentía algo descolocado e incomódo al sentirse algo excluido, ya que en el tiempo que lleva junto a su maestro, nunca le había visto con una actitud tan relajada, incluso cuando ellos exploraron lo que era su hogar. Y de esto se daría cuenta Mehi gracias a su ya basta experiencia en la vida.
-Oye chico, ¿Por qué tan callado?
-Ah.. Es que yo... Uh... -respondía nervioso el pequeño Charles- Discúlpeme.
-¿Cómo te llamas?
-C-Charles... Charles Davison señor.
-¿Davison? Ya veo, debes de venir del mundo terrenal supongo, al igual que tu maestro.
Charles solo asiente algo avergonzado. Él nunca tuvo la más mínima interacción con alguien que no fuera sus padres, y durante este último tiempo, Bill. Pero mientras pasaba el tiempo, se fue soltando de a poco, e incluso olvidó lo enojado que se sentía con su maestro. Y como si fuese algo natural, entablo una conversación divertida con Mehi.
-Al parecer te caen muy bien los que venimos del mundo terrenal eh, Mehi. -insinúa Bill-.
-Así es, supongo que es algo natural jajaja. -responde felizmente Mehi-.
Esta última frase llamó un poco la atención de Charles, sintió que tenía un trasfondo diferente al que aparentaba en primer momento. No obstante se resistió a preguntar sobre ello.
Y así pasaron toda la tarde conversando, bebiendo bebidas y comiendo las deliciosas comida de la familia, lo que hizo que Charles se empezase a encariñar con aquella pareja de quienes el veía como ancianos.
Antes de irse, Charles preguntó desde cuando se conocían, a lo cual Bill y Mehi, con una sonrisa clavada en sus rostros, contaron. El pequeño quedó impresionado al saber que aquel viejo hombre era un antiguo protector, y al mismo tiempo su cabeza entro en un conflicto mental bastante grande, ya que el había creído que eso no era algo de lo que el pudiese despegarse como si de polvo se tratase.
-Veo que esto último te sorprendió Charles, pero tranquilo. Te lo explicaré de forma detallada la próxima vez que vengas. -dijo Mehi con un suave tono de voz-.
El pequeño aprendiz se mostraba bastante alegre, pero eso no lo liberaría de sus necesidades básicas las cuales se hicieron presentes en ese segundo, así que se acercó tímidamente a donde estaba la señora Lisa para consultar donde estaba el baño, a lo que ella con la ya característica alegría que tanto Bill, Mehi y ella tenían en ese momento, le señaló las instrucciones para llegar a el.
Bill aprovecharía este momento para preguntar sobre un asunto a quien era su segundo maestro, pasando de ese tono alegre que les caracterizaban a uno más serio.
-Maestro... Quería preguntarle sobre algo en particular.
-¿Tu también lo has sentido verdad, Bill? -este último solo asiente con la cabeza- Esa sensación de ser observados. Debido a eso, hemos tenido que reducir a cero cualquier tipo de energía poderosa que pudiésemos tener yo y mi mujer.
-¿Le ha funcionado eso señor?
-La verdad que si, pero tuvimos que cambiar de ubicación durante una madrugada. No sabes como eso afectó a las ventas en ese momento. Por suerte deje una pequeña esfera de mi presencia allí y cuando sentí que ese algo se había largado, pudimos volver. -luego de hecho, estira sus brazos y pregunta- Pero seguramente tu no haz venido aquí para saber eso, sino que deseas saber si podríamos tener una pista sobre eso, ¿Verdad?
-Si maestro. He intentado hallar desde hace bastante tiempo el lugar de procedencia de eso... Pero no he sido capaz de hacerlo. -bebé un sorbo de su bebida y continúa- Tenía la esperanza de que usted supiese algo más.
-Vaya... Supongo que no podré ayudarte. -Mira hacia el cielo y luego de unos segundos continúa- ¿Has visto si él se encuentra ahí?
-Si señor, y esta todo en orden.
-Ya veo... Entonces no puedo ayudarte en nada más... Pero cuídate, y cuida a ese pequeño.
-Lo sé señor, y así será. No dude sobre eso.
En ese momento, llegó Charles, quién había salido terminado de hacer sus cosas, por lo que Bill y el se despiden de la pareja, prometiendo volver otro día, aunque Mehi sabía gracias a como conocía a Bill, que eso significaba que volverían quizás en unos cuantos años más. Bill se ríe y chasqueando sus dedos, él y Charles vuelven al templo.