Zhu no podía dejar que eso pasase, y yendo lo más rápido que pudo, socorrió a su pupilo mientras que detrás de él se acercaba una horda de más de trescientos demonios. Ellos en casi cualquier caso no serían el más mínimo problema para el, pero al sostener al joven Bill en brazos quedaría imposibilitado para poder defenderse. Y a sabiendas de esto, el viejo Zhu le confiere algo de energía a su discípulo. La cual sería suficiente para que el pudiese escapar y el siguiera luchando contra esa horda.
No obstante, el desconocía el hecho de que esos demonios no venían solos. Detrás de ellos venía quien presuntamente sería su líder, el cuál era gigantesco. Este ser portaba en cada uno de sus ocho brazos, una espada fundida en fuego. Al ver el estado de vulnerabilidad en el que se encontraba la pareja de protectores, y a sabiendas de que así el protector más fuerte de ese planeta no podría hacer mucho para defenderse, impulso su cuerpo y alcanzado una velocidad casi a la par del sonido, perfora el cuerpo de Zhu Sadan, y en ese mismo instante rebana cada extremidad del experimentado protector.
Zhu nunca vio venir tal ataque, y a sabiendas de que su vida habría sido arrebatada, conjura su mayor arma, la Llama del Caos. Esta a pesar de ser muy poderosa, no haría milagros de recuperar el cuerpo desmembrado de su portador, pero si le daría un tiempo más de vida. Y aprovechando dicho tiempo, Zhu Sadan transfiere toda su energía vital, sus técnicas, habilidades y conocimientos a su discípulo. Para finalmente hacerle el nuevo portador de su técnica icónica. Que gracias al tener la energía vital casi al completo de su actual portador y junto a sus habilidades, no podría causarle ningún daño a su nuevo portador, pero el no podría casi usar las habilidades de esta.
Esto haría que el joven Bill despertará casi al instante, solo para ver como el cuerpo de su maestro perdía sus fuerzas y caía al vacío. Desesperado quiso socorrerlo casi como él lo había hecho para salvarle su vida. Pero ya era muy tarde, cuando tomo su cuerpo, ya no había nada para salvar. Antes de ser invadido por la ira, haría que el cuerpo y las extremidades de su maestro fueran protegidas por un campo protegidas por un campo protector y flotarán en ese lugar.
La ira del nuevo gran protector despertó, y casi asimilándose al poder que desbordaba su maestro, provocaría un cambio total en el ambiente del planeta. El cielo se tornaría de un color oscuro y grandes tormentas eléctricas azotarían la tierra. Esto alarmaría a los demás protectores de la tierra, quien a primera instancias creerían que ese mal encarcelado, el cual todos temían, se había liberado. Así que todos corrieron a donde se suponía estaría Zhu Sadan para ya planificar un plan de contención, dejando de lado todo tipo de cosa que estuviesen realizando en ese momento.
Mientras más se acercaban, el poder era mucho más intenso y ya empezaban a creer que Zhu sabía de eso. Pero Mehi no estaba tan seguro, el sintió como si algo dentro de el se rompiese de la nada, lo cual no sería para nada bueno. Y al llegar por fin al distrito de Zhu, serían testigos de la tan impactante escena. El causante de todo ese caos era Bill, quien estaba pulverizando a todos los demonios que habían en ese lugar de un solo golpe, cada vez que uno de sus puños impactaba en uno de ellos, generaba una inmensa onda expansiva de las cuales muchos de los presentes tuvieron que resistir con algo de esfuerzo para no ser lanzados lejos del lugar, por otro lado, en la tierra caían poderosas descargas eléctricas y los mares se alteraban.
Y aunque todos estaban impresionados por el nivel de poder que liberaba Bill, Mehi fue el único que se dio cuenta que algo lejos de ese lugar, yacía dentro de una esfera de poder, el cuerpo de su hermano, de su destrozado hermano. Esto haría que el estallará en ira y fuese a ayudar a Bill. Cuando él vio a su segundo maestro, ni siquiera le saludo, solo asintió con la cabeza, el ya sabía porque estaba ahí y no necesitaban decirse ni la más mínima palabra.
Con ya todos los demonios pulverizados, solo quedaba el líder que perpetuó el asesinato de Zhu. Bill y Mehi juntos derrotaron a ese ser, cada golpe que recibía esa criatura recibía un golpe de Bill, Mehi lo acompañaba con poderosos ataques de energía. Y al cabo de unos minutos, eso había agotado sus energías. Mehi quiso darle el golpe final, pero Bill se puso delante de el con una fría mirada en su rostro, Mehi lo entendió al instante y dio un paso atrás por más ganas que tuviese de matarlo el mismo.
Bill no se contuvo en nada, y tomando dos de las espadas de ese ser, perforaría cada parte de su cuerpo, para luego cortarle cada extremidad, tal cual como ese monstruo lo hizo con su maestro. Y no contento con eso, le degolló, frente a la atónita mirada de los presentes. Estaban estupefactos, ellos nunca hubieran creído que algo así fuese a pasar, la mera idea de que el gran Zhu muriera esa sinónimo de risas, pero esta vez realmente pasó, esta vez... Zhu cayó.
Cuando todo acabó, Bill cayo agotado, al ver eso, Mehi correría a socorrerlo. Todos creeríamos que los demás protectores irían a ver el estado de Bill, sin embargo, solo la protectora Lisa Tsin lo hizo, mientras que todos los demás entrarían en una acalorada discusión. Zhu era quien les brindaba a ellos la seguridad de que si eso escapaba, podrían detenerlo. Y por más que Bill fuese fuerte, el no sería de ayuda en una posible guerra, mucho menos si el no poseía la Llama del Caos, desconociendo por completo que si la poseía.
Entraron en pánico, todos discutían con todos. Y por más loco que suene, llegaron a la conclusión que la culpa de esto la tuvo Bill. Todos se acercaron a Mehi, Lisa y el agotado Bill a reclamarles sobre que pensaban a hacer con ese chico. Algunos decían que merecía ser destituido de su cargo, y otros solo miraban con desaprobación al trío.
Mehi no soportó más y enfurecido con sus compañeros les reprochó que Bill no tenía ninguna culpa, que si eso fuese así, el no habría liberado esa gran cantidad de energía ni tampoco hubiera asesinado a ese ser con tanta crueldad, todo lo que ellos reclamaban era un completo disparate para él. Además, ahora mismo se había demostrado que sin Bill y su grandes poderes, en una guerra, ninguno de ellos tendría la más mínima posibilidad de salir con vida.
Esto molesto a todos allí, y enfadados recriminaron a Mehi e invitaron a Lisa a que se uniese a ellos, pero ella se negó. Y sin siquiera despedirse, se fueron del lugar. Ya solos, Lisa le dio todo el apoyo que pudo a Mehi, y usando sus avanzadas técnicas médicas, sanaría a Bill. Por su parte, Mehi le concedería un porcentaje de su energía para que su cuerpo vaya regenerándose por si solo.
Bill, ya algo recuperado, se pondría de pie y levitaría en el cielo para no caer. Y al ver a Mehi, lo único que atinó a hacer fue a darle un dolido abrazo, mientras que las lágrimas corrían por sus ojos. Lisa, no soporto la pena y acompaño el abrazo de ellos, mientras le daba ánimos.
-¡Juro que no quería que pasará esto señor! -dijo Bill mientras lloraba desconsolado- !Si yo hubiera sido más fuerte...! ¡Solo un poco más fuerte...! No hubiera pasado esto...
-Tranquilo hijo... Lo sé...
Los días pasaron, y durante el duelo de Bill y Mehi, solo Lisa les acompañó. Hasta que Bill recibió una llamada de quién sería a la chica que el más ha amado. Ella se llama Anais Silva. Ellos se conocieron hace muchos años atrás gracias a sus maestros. Ambos son originarios de la tierra, pero sus vidas no fueron muy parecidas.
Anais era una antigua princesa de un reino. Tenía todas las regalías que una princesa pudiese tener, y sus padres eran muy amados por todo el reino. Incluso el pueblo consideraban que habían sido los mejores gobernantes que su pueblo había tenido. Y en un viaje de negocios de la familia real con otro reino, con el propósito de aumentar la prosperidad de su gente, harían contacto con un humo que infectaría a la pequeña Anais de una enfermedad mortal.
Su reino quiso buscar por cielo, mar y tierra la cura, pero no hubo manera. La pequeña Anais fue perdiendo poco a poco su cabello, su capacidad motriz y la luz de sus ojos. Mientras que sus padres iban cayendo poco a poco en una profunda tristeza. Y luego de dos tortuosos años, finalmente la vida de la princesa Anais, se acabó.
El reino se hundió en la miseria, aquellos grandes lideres a los que ellos idolatraron con tanto amor, se convirtieron en tiranos e hicieron pasar hambre, dolor y angustias a su pueblo. Anais era la luz de su vida, y sin ella, ya nada fue como antes ni nunca más lo sería. Lo que llevó a que el reino entrará en una profunda guerra civil, y finalmente acabando con un reino destruido, un reino caído en ruinas.
Ahora, la que fue princesa de un reino, era la discípula de una protectora ancestral. Y a diferencia de Bill, ella no tendría tanta suerte. Su maestra no la amaba en absoluto, y más que enseñarle cosas, la usaba de un cenicero viviente. Marcando su joven cuerpo de por vida con cientos de quemaduras, y lo que causaba una absoluta indiferencia para aquella protectora, Nini Flouses, experta en hechicería del más alto nivel jamás visto.
Este odio no solo hizo de Anais un cenicero, sino que una persona sumamente solitaria. Ella no le permitía salir del castillo en la que ellas vivían. Ni mucho menos relacionarse con otros protectores, prohibiendo cualquier tipo de acercamiento a cualquier colega. No obstante, por más oscura actitud que ella tuviese con su pupilo, no le quitaba la opción de amar. Y gracias al profundo amor que ella sentía por Zhu Sadan, Anais logró conocer a Bill.
Y luego de la gran reunión de protectores, donde verían la muerte de Zhu Sadan, su maestra Nini llegó destruida emocionalmente al castillo. Y con su gran intuición, supo que lo único que podría dejarla así, sería su gran amor, Zhu, quién siempre la trató de forma amable y qué lo único que podría significar el llanto de su maestra, sería su muerte. Así que a escondidas, se contactaría con quién para ella, era su mejor amigo, a través de una especie de videollamada mágica.
-Hola Bill... Tu maestro, Zhu Sadan, ha muerto... ¿Verdad? -pregunta con un triste tono de voz-.
-... -Bill se encontraba sumamente débil emocionalmente, siendo imposible para el decir algo tan fuerte para él-.
-Lo lamento mucho Bill... El era, un gran maestro... -ella alza un poco su mirada mirando a su destruido amigo- Pero... Tu tienes que ser fuerte, tu lo eres.
Anais entendía perfectamente a su amigo, quién no era capaz siquiera de levantar su mirada para verla a los ojos. Así que rompiendo un poco las reglas impuestas por su maestra, abriría un portal para ir con Bill, y estando allí, le daría un cálido abrazo.
-Tranquilo... Todo estará bien -toma la cara de Bill con la palma de sus manos- ¿Vale?
-Anais... T-Todo esto es mi culpa... Si yo... Si yo hubiera sido más fuerte... Quizás...
-No Bill, no es tu culpa -con sus dedos, levanta el rostro de su amigo para que este le mire a la cara- No es tu culpa Bill, ¿Vale? Aún si fueras más fuerte, a veces las cosas solo suceden...
Con sus ojos llenos de lágrimas, Bill abrazaría con fuerza a su amiga, quien le correspondería felizmente.
Bill aún con toda la pena que el sentía, pudo ver como Anais, quien debido a las malas prácticas de su tutora había adoptado una actitud bastante seria, fría y distante incluso con él, estaba ahí con él, con una suave y tierna actitud que sencillamente, no podía ignorar.
-Anais... Te juro que seré el más fuerte... ¡Y no permitiré que nadie cercano a mi muera! -decía aun con su ronca voz- ¡Nunca más!
De esto ya han pasado más de 450 años. Pero que Bill cada noche volvía a vivir en sus más grandes pesadillas, en cada descanso y en cada momento. Ahora, con la llegada de Charles a su vida, se harían más intensas. Y es que estas últimas semanas, el ya sentía un gran cariño por su discípulo.
Y mientras el dormía, Bill iría a visitar el lugar donde su maestro descansaba, quería contarle todo lo nuevo que estaba ocurriendo, de su primer discípulo y como era costumbre en estas visitas, volver a hablar con su querido mentor, aún si el no esta ahí para poder responderle como a el le gustaría.
-Desearía que estuviera aquí... Maestro -musitó para si mismo-.
En eso, el lugar sería invadido por un humo de color oscuro, lo que haría que Bill se pusiese en posición de combate. Todo se torno oscuro por unos segundos, hasta que esa humareda se empezaría a mover de una manera bastante rara. -¡Quién sea que seas, retírate ahora o me encargaré de mandarte al infierno!- Gritó con mucha autoridad Bill, hasta que escucho una voz muy familiar. La cual venía desde donde estaba aquel humo negro tan extraño, formando de a poco una silueta que también se le hacía muy conocida.
-Vaya, no sabía que tratabas así a tu maestro, Bill -Una tranquila voz resonó en la sala, era sin duda alguna, Zhu Sadan- ¿Cómo has estado hijo?
-M-Maestro, ¿Realmente es usted? -preguntó conmocionado al escuchar luego de tantos años, la voz de su maestro-.
-¡Claro que sí! Aún me acuerdo cuando llegaste a mí, eras tan temeroso... Jajaja -eso despejó toda duda en Bill, realmente era su maestro-.
Dejando su pose de combate y corriendo hacía donde su maestro, quiso darle un fuerte abrazo, pero a la hora de hacerlo, atravesaría el cuerpo de Zhu. El se reiría de eso, y le recordaría que el ya no contaba con un cuerpo físico, así que ese tipo de interacciones les sería imposibles de realizar.
-Maestro... ¿C-Cómo está acá? Usted... -Bill no entendía nada, se suponía que el estaba muerto, y nunca en todos estos años que habían pasado, el se había presentado de esa forma
- No lo entiendo...
-Ay mi querido Bill, es una larga historia. -luego de eso, se ríe y con algo de humo, forma un asiento en el que el se sentaría- Te cuento.
Zhu Sadan, antes de que pasara lo que pasó con él, le había pedido un pequeño favor a los dioses. El cual era que si él llegase a morir, y Bill quedase con vida, a la hora de que el tuviese un hijo le dieran la oportunidad de reunirse por última vez con él. Al fin y al cabo, Zhu consideró a Bill como su propio hijo y no querría perder la oportunidad de felicitarle por haberle dado un nieto.
Boquiabierto y sin entender del todo lo que su maestro le decía, le pidió que se explicara mejor, y Zhu lo haría sin duda. Cuando entendió lo que su maestro realmente había pedido a los dioses, le preguntó -Maestro... Yo no he tenido... Hijos. ¿Por qué estaría aquí entonces?- a lo que Zhu solo se río. Y le explico que hijo no solo se remite a uno concebido con su propia sangre, sino que cualquier persona que llegue a estar a su cargo, sería considerado como su hijo para los dioses.
-Así que dime, ¿Qué tanto llevas con él? -guiñando el ojo-.
-Bueno... Él llegó hace poco más de un mes. No he tenido mucho tiempo con él...
-Ya veo. ¿Y como se llama? -preguntó con un claro tono de entusiasmo-.
-Charles... Se llama Charles. -dio un pequeño suspiro y continúo- Es originario del tercer continente. Y bueno... No se si sabes como llego el a mí. -Zhu mueve sus manos queriendo mostrar que no lo sabía, lo que entendió Bill y continúo contándole sobre su discípulo- Él... Él llego degollado a mí. Al parecer un viejo colega de su padre, al quién con triquiñuelas logró hacer que le exiliasen del reino, usurpó el trono de un reino y usando su poder, le ejecutó. Hice lo que pude para que ellos pudieran sobrellevar su pérdida, y estoy ayudando al pequeño a vivir lejos de él... Sabe maestro... No entiendo porque los dioses dan condiciones tan crueles.
-Yo lo sé. Cuando ellos nos crearon a nosotros, la primera generación, querían que fuésemos fuertes. Que pudiéramos actuar acorde la situación y supiéramos que debíamos priorizar y que no. -hace una pequeña pausa para estirar sus brazos de humo- Y claro, con nosotros solo necesitaron darnos esas cualidades, pero para ustedes, que bueno... No son creaciones de ellos y que tienen emociones mucho más variadas, pues... La forma de hacerles fuertes es esto de las condiciones.
-Ya veo...
Zhu y Bill quedaron hablando por mucho tiempo. Especialmente por Bill quién le comentaba como había sido su vida durante todo ese tiempo mientras que Zhu le escuchaba felizmente y con una sonrisa de oreja a oreja. Él se sentía orgulloso del cambio de su pupilo, al verlo tan grande y fuerte, junto con una grandes cualidades casi paternales, le hacía sentir satisfacción por dentro, ya que, eso significaba que lo había hecho bien.
Pero para desgracia de ambos, el tiempo que Zhu tenía era limitado, y estaba llegando a su fin. Luego de desaparecer, pasaría a un estado donde su alma por fin podría descansar y quizás, reunirse con el medio ambiente, al igual que sus hermanos protectores. Y aunque Bill sabía que el no podría estar ahí para siempre, realmente deseaba que hubiese una forma de que el pudiese quedarse.
Y antes de desaparecer del todo, Bill quebraría en llanto lo que alarmaría a Zhu, quién sin poder tocarle, le hablaría para intentar entender el porque de ese sorpresivo llanto de su casi hijo. Bill solo se remitía a pedir perdón, y Zhu no lograba entender porque lo hacía.
-¡Perdón maestro! -grita sollozando- ¡Si solo yo...!
-¡¿Si solo tú qué Bill?!
-S-Si... S-Si yo hubiera... Hubiera sido más fuerte... U-Usted... Seguiría a-aquí...
-Oh hijo, maldición... Si solo pudiera abrazarte -miraba apenado a su medio hijo- No es tu culpa...
-¡Claro que lo es! ¡Usted murió por protegerme a mí! ¡Todo esto es mi culpa!
-No morí protegiéndote a ti Bill... Morí por protegernos a ambos. -Bill miró confundido a su maestro- Yo fui lento, no es tu culpa Bill. Es de ambos, y debes entenderlo.
El tiempo se había acabado, y antes de que Bill pudiera responder algo, su maestro ya se había ido, y esta vez, sería para siempre. Y de nuevo, Bill sintió que le había fallado, ni alcanzó a despedirse. Lo que hizo que el llanto se intensificará, hinchando sus ojos de tanto llorar y con las mejillas totalmente rojas, volvería al templo.
Dentro de él, iría a uno de los tantos baños para limpiarse la cara, y tomar un poco de descanso... Y aprovechando esto, ingresaría sin autorización uno de los que se supone son colegas de Bill. Y con una gran autoridad se sentaría en uno de los tantos sillones que habían en el lugar, esperando la aparición de Bill.
(***)
Pasarían casi un par de horas, hasta que Bill despertaría gracias a un sonido en la habitación de Charles. Y al cabo de unos segundos aparecería dentro de ella, topándose con su colega protector.
Se trataba de Miuto Dah. Uno de los protectores de la primera generación, quien vivió las tantas guerras de la humanidad que el mismo protegía. Lo cual entristeció a tal punto de sentir un profundo desapego por sus protegidos. Haciendo que su presencia se tornará sumamente tétrica al pasar de los años. Incluso, en algunas de sus tantas visitas al mundo terrenal, quienes le veían lo consideraban casi como un ser demoníaco, creando diversas historias en base a su mera aura.
Bill sorprendido por su presencia, lo invita a salir de la habitación de Charles y conversar en uno de los tantos salones, pero siendo ignorado por Miuto. El se acerca al visitante y cuando está casi cara a cara, por fin sale una palabra de su boca.
-¿Este quién es? -dice mientras miraba a Charles- Su presencia me recuerda a la de los humanos. Bueno, al igual que la tuya supongo.
-El se llama Charles. -pasa por el costado de la cama y mientras posaba su mirada en el dormido niño, acarició su pelo- Los dioses me eligieron como su maestro.
Miuto solo asiente con la cabeza, y luego de observar un poco más al pequeño Charles, da una pequeña mueca de disgusto y señalando al joven, me pregunta a Bill.
-¿Realmente lo vas a entrenar? -Bill solo asiente con la cabeza- Ya veo, que desperdicio. Los dioses han sido bastante vagos en lo que se refiere al trato con nosotros. En vez de crear más como nosotros, prefieren traer a estos tipos.
-Miuto, ¿Tienes algún problema? -la forma en como él se expresa de los humanos le es realmente molesta, más siendo el uno de ellos- Quizás son así por está actitud de mierda que tienen todos ustedes, los primera generación.
-Tu maestro también era uno de nosotros. -responde con tono desafiante, a lo que Bill replica diciendo que el era diferente a los demás, que era más «humano»- Y por eso está muerto.
Esa frase casi saca de sus casillas a Bill, pero intentando ser alguien sensato, se mueve rápidamente hacia donde estaba Miuto, tomándolo del hombro y llevándole a otro de los salones. Bastante disgustado, Miuto le da un golpe en la mano que posaba sobre su hombre.
-No me vuelvas a tocar.
-Solo si te largas para no regresar más.
Ambos se miraron fijamente, molestos el uno del otro. En otra ocasión podrían haber estado un largo tiempo así, e incluso llegar a los golpes, pero Miuto venía por otra razón, así que luego de tomar algo de aire, pero siguiendo con ese frío tono de su voz, explicaría el razón de su presencia.
-Olvídalo, no vine aquí para discutir. -da unos pasos atrás- ¿Sabes algo sobre las desapariciones de algunos protectores?
-¿Desapariciones? ¿Quiénes han desaparecido? -pregunta extrañado Bill, y ante esto, Muito le muestra los nombres de quienes están desaparecidos- No tenía la menor idea sobre esto a decir verdad... ¿Desde hace cuánto lo están?
-Estimo que llevan alrededor de dos meses desaparecidos. -se da la vuelta dando la espalda a Bill, y mientras rascaba su mentón- Lo raro es que no han dejado rastro alguno. Es como si... Solo se hubieran esfumado.
Una de las grandes cualidades de Muito Dah era su grandes habilidades como investigador. En casos de este estilo, suelen contactarle a él al ser uno de los protectores más listos y observadores, además, contaba con ciertas habilidades que le permitía rastrear energías a largas distancias e incluso hacer ver cosas que ha simple vista no se podía.
En uno de los tantos casos que él participó, uno de los jóvenes hijos de una pareja protectora se encontraba desaparecido. Ellos buscaron por todo el planeta sin encontrar nada, viéndose en la necesidad de rogarle ayuda a Muito. El no rechazaría jamás a la idea de ayudar a sus hermanos protectores, incluso si fuese algo mínimo. Y en un par de minutos hallaría la ubicación de su hijo, quién se encontraba reducido al tamaño de una partícula y siendo torturado por su raptor, dentro de su misma habitación. Él tenía el fin de convertirlo en una de sus tantas marionetas, para luego usarlas en contra de los propios padres del niño.
Ante eso, Muito solo levantó un dedo y regresó al tamaño normal tanto al niño como al raptor. Y con otro simple movimiento de brazos, atravesaría el cuerpo del mismo, matándolo en el acto. Esto y muchas otras situaciones lo habían vuelto uno de los más respetados, pero para Bill no significaba que él tuviese que soportar sus arrebatos y sus actitudes, no obstante, seguía admirando sus grandes cualidades.
-¿Hace dos meses? ¿Cómo supiste eso? -Bill da unos pasos, acercándose a Muito. Y haciendo el intento de hallar a sus colegas, usaría la esfera de visión, sin obtener resultados-.
-Yo fui a visitar a uno de ellos hace dos meses. Le esperé por dos días completos y no había regresado a su hogar. -Muito se acerca volando a una de las ventanas del templo, viendo a la absoluta nada- Así que investigué por todo su distrito, e incluso baje a la tierra y sus mares, para al menos hallar algún cadáver. -se da la vuelta para mirar fijamente a Bill- Y no encontré nada. Hice todo lo posible e imposible para hallar al menos un rastro pero no hallé nada. Así que he estado visitando los diferentes distritos de nuestros hermanos protectores. Y ellos son los únicos que desaparecieron de esta manera.
Bill no podía creer lo que él estaba diciendo, especialmente si él mismo lo decía. Nunca había ocurrido algo así, nunca hubo nada que el no pudiese resolver por si solo. Pero esta vez, era como si realmente no hubiera ningún tipo de rastro que le ayudase a siquiera tener una idea de que pudo pasar.
-Muito, creo que puedo ayudarte con una información -en cuestión de milisegundos, Muito se había puesto de cara a Bill- Yo... Yo he estado sintiendo que algo me observa. Y no solo yo, sino que Mehi también.
-¿Qué algo les observa? ¿A qué te refieres exactamente? -ante la fija mirada de Muito, Bill no sabía si lo que iba a decir lo tomaría realmente en serio-.
-Hace unos cuantos meses he sentido como si algo me acechará. Cómo si estuviesen esperando algo para actuar. Me gustaría decir que me da buena espina, pero realmente... Es una presencia bastante, pesada. -da un pequeño suspiro- He intentado hallar de donde viene, pero, cada vez que lo intento, es como si eso lo supiera y se escapa.
-¿Quién más sabe de esto? -Bill retrocede unos pasos y responde que solo el y Mehi lo sabían
- ¡¿Y por qué diablos no me lo habías mencionado?!
-Lo siento Muito, pero creo que sabes muy bien el porqué.
Esto realmente había molestado al protector, pero no podía salirse de sus cabales. Así que recopilo toda la información que Bill pudiese darle. Y obligándole a comprometerse que si algo extraño ocurría, le llamase de forma inmediata, ya qué, entre todos los protectores existentes, ya sean de primera o segunda generación e incluso humanos elegidos como el, quién más importaba era él al ser quién portaba la arma más poderosa del mundo.
Bill ni siquiera se le pasó por la cabeza el rechazar lo que el decía. Por más que odiara algunas cosas de él, ante una amenaza de este estilo, el único qué podría ayudarle a saber el origen de ello sería el mismo Muito. Así que terminando su charla, Bill acompañaría a Muito a las afueras del templo, donde el desaparecería volando del lugar.
(***)
Al cabo de una hora, despertaría Charles, y ya conociendo un poco el extraño templo de su maestro, iría a una de las tantas salas de estar. Topándose por fortuna con Bill, quién con un suave tono de voz le llamaría a desayunar. Y mientras platicaban sobre diversos temas sin mucha importancia, Bill le invitaría a visitar a su vieja amiga Anais.
Charles sin dudarlo por el más mínimo segundo acepta, aunque Bill le aclara que esto sucedería dentro de dos semanas. Ya que, desde ese mismo día, empezarían con el entrenamiento de habilidades y energía. Empezando con el manejo de las habilidades más básicas junto al control de su energía interna. A lo que Charles asiente con la cabeza felizmente y deseoso de empezar cuánto antes con el entrenamiento.
-Maestro, juro volverme igual de fuerte que usted. -dice de forma sincera mientras bebe un poco de su leche, lo cual hace reír a Bill-.
-Seguro que lo serás. Me esforzaré porque así sea. -da un bocado a su sándwich- Pero no te conformes con ser igual de fuerte que yo, tu debes querer superarme. ¿Esta bien?
-¡Si maestro! ¡Seré mucho más fuerte que usted, lo prometo!
(***)
Ya ambos desayunados y reposados de lo mismo, salen a las afueras del templo. Bill haciendo un gesto con sus manos logra hacer levitar a Charles -Tranquilo, es para que no caigas al vacío, ya te acostumbrarás a esto. E incluso luego podrás volar por tu cuenta-.
-Maestro... ¿Puedo preguntarle algo? -Bill solo se limita a asentir con la cabeza- ¿Qué es este lugar exactamente? Pareciera que el templo es pequeño, pero cuando entras es sumamente gigantesco... Y ni hablar de su exterior que es el completo vacío.
-Joven Charles, este lugar, junto al templo, no están atados a la misma dimensión de la tierra.
-Bill se aleja un poco, sobrevolando el lugar- Es más. Ninguno de las guaridas de nuestros hermanos protectores lo están.
-Wow... ¡Es increíble!
Bill no podía parar de recordar que cuando Charles llegó, estaba sumamente asustado por esto, pero que ahora lo consideraba sencillamente espectacular. Lo cual le causaba una especial gracia a él.
-Bien, desde este minuto das inicio a tu camino como protector. ¿Estás preparado?
-¡Claro que lo estoy maestro!
-¡Excelente! -manifestó Bill con una sonrisa en su rostro- Empecemos...