Chocolate enredado hasta el anillo
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Capítulo 3 Capitulo 3

En la mañana, me despierto. Como todos los días. Me baño y me arreglo. Tomo un taxi, mi auto está en mantenimiento. Me bajo frente a la empresa. Y camino a la entrada. Pero siento, que una mirada me quema la espalda. Odio ese sentimiento. Esos me recuerda a la noche que mis padres, fueron ultimados. Por bandidos, después de que me secuestraran.

Desde entonces, soy toda una fiera. No me dejo vencer, por nada. Aprendí karate, y a conducir. Estuve, en varias carreras callejeras. Hago honor a mi nombre. Soy Victoria Daville. Doy una gira, para ver si encuentro un dichoso auto negro siguiéndome. Sin embargo, no hay ninguno. Paf. Qué crédula.

Entro, saludo a los demás. Como siempre y me voy a mi oficina. No obstante, me topo con mi jefe. Vicente Rulo. Trato de escabullirme, y cambiar de ruta, sin embargo, este me conoce. Como la palma de su mano y me llama.

_ ¡Vic, que ni se te ocurra.!

_ ¡Buenos, días Vicente, solo iba por una tasa de café! _ es mentira y sé que él lo sabe.

_ ¡Aún usas, ese truco, tienes una cafetera, y tienes un asistente! ¿De qué café hablas? _ Ese es otro mandón, como Ámbar. Como quisiera dejarle una patada en el culo. Veo que él se estremece, como si acababa de recibir un cosquilleo.

_ ¡Vic, estás hablando mal, de mí! _ Por segundo, me caigo. Acaso siente, mis vibras. Je, je, je ahora si te haré la vida un infierno, maldiciéndote. Me mira y giro la cabeza, como si nada.

Me entrega, un informe. Lo miro, y pongo los ojos en blanco.

_¡Nuestro, director general, visitará la empresa, en unos días! Y quiero que organices todo. _ Lo sigo mirando, como que no entiendo nada.

_ ¡Que, deja de mirarme así! _ Tengo, que mirarte a si, hasta que recojas, esta carpeta de mi mano, y la dejes, en tu oficina. Esa mirada siempre funciona, tengo que usarla. Digo por mí misma.

_ ¡Vic, deja esa mirada, que no es nada placentera! _ a la mierda, ya no se puede pelear.

_ ¡Vale, ahora iré a trabajar en esto!

_ ¡Buena chica! _ Buena, prepárate, para lo que venga. Viejo, bridón, escoria.

_ ¡Victoria, deja de maldecirme!

_ ¡ehy, no estoy haciendo eso, será que le debes a alguien, y te está maldiciendo! _ Esa persona soy yo. Je, je. Él se marcha y entro ami despacho.

Miro los documento, y siento un dolor de cabeza, acudiéndose, en mí . Devora, entra me mira. Y mira los documento. Ella es mi asistente y ella sabe, lo que está sucediendo. No hablamos en tabú, somos casi de la misma edad. Solo que ella es mi asistente.

_¡Jefa, creo que tienes mucho, en que debo ayudarle?!

_¡Únicamente, una tasa, de café, y también tráeme los diseños, tengo que echar una última mirada!

_ ¡Sí, ahora, mismo! Jefa, escuche, que el presidente vendrá a la empresa en unos días. Lo has conocido antes?.

_ ¡No!

_¿Piensas, que es guapo, fuerte? O un viejo, calvo y con panza?. _ Me echo reír, porque nunca lo había visto, al supuesto presidente, nunca viene a la empresa. Y nunca me he topado con él. Con quien sea, no tengo idea.

_ ¡Ve, y has lo tú yo, deja los chismes!

Ella sale, y mis ojos recaen, el bendito documento. Y siento las sienes fruncirse. ¿Quién será este jefe?

Me pongo a trabajar en este asunto, olvidando todo lo que había pasado.

Raffil Leopoldo.

Voy a mi ami empresa, Mario me lanza un a capeta con toda la información, de la chica. Veo su foto, es una belleza. Me quedo mirando la foto por un momento y sí que es bella. Victoria Daville, veinticuatro años, soltera. Eso, llamo más mi atención. Sus padres murieron en un ataque de bandidos. vive con su amiga Ámbar West. Trabaja, en mi empresa. Eso es mucho mejor.

La miro, y Mario entra con mi café favorito y varios archivo. Me sumergió en mi trabajo. Revisó unos documentos, y mi mente vuela a esa chica. ¿Qué demonios fue eso? Miro de nuevo, la foto en el archivo y llamo a Mario.

_ ¡¿Mandaste a seguir a esa chica?!

_ ¡Sí, señor! Esta mañana, entro a trabajar. En unos días tienes una revisión, en esa empresa.

_ ¡Hmmm! _ escucho, a Mario y lo dejo salir

Sin pestañar, mi teléfono emite un sonido. Mi dolor de cabeza.

_ ¡Sindy, estoy ocupado, ¿qué quieres!

_¡Raffil, así le hablas a tu novia! Te extraño quiero verte sí.

_¡Sindy, no estoy ocupado! Te veo otro día.

_ ¡Sí, no viene yo iré donde ti! _ Mierda, ahora odio el mundo que acepte liarme con esa loca desquiciada.

_ No te atrevas, estoy ocupado y no me hagas enojar. _ la escuchó, hacer un puchero

_ Vale. _ ella al fin acepta de mala gana. Sindy Hill, la mujer que mis padres, me forzaron estar con ella por el bien, de nuestros negocios. Pero durante, estos años, mi negocio ha triplicado, su valor, y estar con ella. No es una opción. La familia Hill, solo son unos socios menores. Sin embargo, al que su hija esta siempre de mi lado. Piensan que tienen todo y presumen a lo grande. Una familia demasiado viciosa, eso necesitó a alguien, quien pueda domar y alejar a Sindy, pero, ¿quién?

Victoria Daville.

Salgo, de la empresa, después determinar mi trabajo, siento que hasta los huesos, me duelen, por tener mi trasero todo el día, en esa silla.

Tomo un taxi, y me dirijo al garaje, para recoger mi auto. Cuando salgo, y percato, que hay un carro negro que si me está siguiendo. Eso me pone en alerta máxima, odio esa sensación, pero me advierte que tengo que salvar mi puto trasero. Piso el acelerador, y salgo a toda velocidad. Miro en el retrovisor, y me están siguiendo, y tiene una velocidad, justa a la mia.

_ ¡Ni loca, dejo que me alcancen!

El espíritu del demonio de la carrera de auto, se me sube y piso más fuerte hasta ir, más lejos.

_ ¡Oye, como que ella sabe conducir hee! _ Habla uno de los hombres.

Remato con más mi velocidad y a todo terreno, es la nueve de la noche, pues muy poco carro en los carriles, para mi verdadera sorpresa. Hay otro carro que viene en vía contraria y está a toda velocidad hacia mi dirección.

_ ¡Qué mierda, vienen por mi hoy!

Piso, y aceleró, con la impresión de ello, que estoy loca y chocaré con ellos. Lo que ellos no saben, es la manera de esquivarlo y que se maten a sí mismo. Cuando el carro está por llegar y chocar conmigo. Freno y después giro, uno noventa grados. Y paso al lado de los dos. En vía contraria cruzando el otro carril.

            
            

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