La Mansión
img img La Mansión img Capítulo 2 Valery, su sueño
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Capítulo 6 11:11 Night Club 👯‍♂️ img
Capítulo 7 Un ataque de ansiedad a veces ayuda img
Capítulo 8 Scort de Élite img
Capítulo 9 La oración img
Capítulo 10 La gran fiesta img
Capítulo 11 ¿Dónde te he visto img
Capítulo 12 En boca cerrada, no entran img
Capítulo 13 Una noche de confusión img
Capítulo 14 Red Piramidal img
Capítulo 15 Una verdad inevitable img
Capítulo 16 Todo tiene un precio img
Capítulo 17 Si no lo puedes vencer... img
Capítulo 18 Una noticia cruel para una madre img
Capítulo 19 Una primera mentira img
Capítulo 20 Eliminando testigos img
Capítulo 21 El código img
Capítulo 22 Irresistible tentación img
Capítulo 23 Un pacto entre primas img
Capítulo 24 Ganas de repetirlo img
Capítulo 25 Efectos Colaterales img
Capítulo 26 Error de Cálculo img
Capítulo 27 El infiltrado img
Capítulo 28 Santa Lucía img
Capítulo 29 La advertencia ⚠️ img
Capítulo 30 Atrapado img
Capítulo 31 Una nueva bailarina img
Capítulo 32 Están por todos lados img
Capítulo 33 Un reencuentro apasionado img
Capítulo 34 Un recuerdo que atormenta img
Capítulo 35 Emocional img
Capítulo 36 El pez gordo img
Capítulo 37 Una alarma que no quiso escuchar img
Capítulo 38 El verdadero infiltrado img
Capítulo 39 La huida img
Capítulo 40 Develando un secreto img
Capítulo 41 Fuego en el bar 🔥 img
Capítulo 42 La persecución img
Capítulo 43 La traición img
Capítulo 44 El ataque img
Capítulo 45 El escape img
Capítulo 46 Caída y mesa limpia img
Capítulo 47 El eslabón img
Capítulo 48 Una trampa mortal img
Capítulo 49 A pocos segundos img
Capítulo 50 Que no Desaparezca la esperanza img
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Capítulo 2 Valery, su sueño

En la pista principal de aquel local nocturno, Valery baila al ritmo de la música electrónica junto con Amín y Susana. Ella es sensual y muy coqueta, por lo que Amín siempre ha estado interesado en tener algo con ella; mas ella no se complica con ese tipo de relaciones profundas. Sólo se divierte al ritmo de la música y la noche.

Regresan a la barra y Amín pide los tres cócteles. Valery no toma, pero es una noche de diversión; se deja llevar por la ocasión y su intención de olvidar su despecho por Javier.

Luego de dos cócteles más, Valery comienza a sentirse más desinhibida; sube con ayuda de Susana y el bartender a bailar sobre la barra. Los hombres y algunas mujeres la observan. Sus movimientos son preciosos y muy seductores. Desde pequeña asistió a clases de ballet. Ese era su hobbie y su mejor antiestrés.

De pronto, un hombre de algunos treinta años, se acerca a la barra, saca un billete de 100$ y lo coloca en la bragueta del pantalón que ella lleva ceñido a sus caderas.

Mira a aquel apuesto hombre sonriéndole , y toma el billete en sus manos, cuando ve su alta denominación. Baila con más pasión alzando como una bandera el billete.

Amín está algo irritado al ver como Valery muestra interés por aquel tipo.Termina la canción y ella le pide desde arriba a Amin que la ayude a bajar. Aunque sigue algo molesto, la ayuda, nunca podría negarle algo. Ella se sienta a su lado y bebe el cóctel a base de Vodka.

Susana le pide acompañarla al baño. Cuando se abre paso entre la gente, siente una mano sujetarla por el antebrazo. Se vira para ver quien la tiene agarrada. Levanta la vista y es el hombre del billete.

Se regresa hacia donde está él, Susana voltea para pedirle que se apure, pero esta le hace un gesto con la mano para que siga hasta el baño.

Susana mueve la cabeza de lado a lado, en desacuerdo con la actitud de su compañera.

–Hola preciosa bailarina, ¿cómo te llamas?– le pregunta.

–Valery– dice ella emocionada por el efecto de los cócteles que bebió.

–Yo soy Arturo, te gustaría acompañarme a mí, y a mi amigo.

Ella asiente con la cabeza. Se sienta junto a aquel par de extraños.

Cuando Susana sale del baño de damas, pasa por el lugar donde dejó a su amiga, y la ve sentada en aquel sofá con aquellos hombres. Le hace seña con la cabeza para que vaya con ella donde está Amín esperándolas.

Pero Valery, le hace señas de que siga, que ella va luego.

La noche continua entre alcohol y algunos acompañantes alucinógenos. Amín no puede entender porque su amiga se comporta de esa manera.

–Vamonos Susana, ya son casi las tres de la madrugada.

–¿Y Valery?– pregunta preocupada.

–¡Qué se vaya con sus nuevos panas!

–¿Es en serio Amín? No podemos irnos y dejarla con esos tipos. Voy a buscarla.

Cuando va hasta allá, su amiga no está. Mira a la pista y su compañera está bailando de forma muy sensual con aquellos hombres, quienes aprovechan su embriaguez para tocarla y acariciarla. Ella se ve muy aletargada. Susana se acerca y la toma del brazo, mientras le dice al oido:

–Vamos Vale, Amín quiere irse y no piensa esperar por ti.

–Pues que se vaya, yo me estoy divirtiendo.

–Es en serio Vale, vamos, estos tipos están aprovechando para meterte mano.

Valery se resiste al comienzo pero termina accediendo. Se despide de Arturo y camina hacia la entrada. Este la alcanza y le entrega su tarjeta para que lo contacte.

Ella toma la tarjeta y la guarda en el bolsillo de su jeans.

Cuando subió al auto, Amín estaba sumamente irritado con ella.

–¿Te ibas a ir sin mí, mi amor?– dice abrazando por el cuello a su amigo.

–Ya déjame Valery– le dice apartándose de ella.

–¡Uff! Esta bien molesto– le comenta a Susana que está sentada en el asiento de atrás.

Amín enciende el motor del carro; lleva a Susana hasta su casa:

–Chao chicos, nos vemos mañana– se baja del auto y entra a su casa.

Amín espera que entre para luego volver a su apartamento y dejar a Valery.

–¡Detente cielo! tengo ganas de vomitar– dice tosiendo y sacando la cabeza por la ventanilla.

Él se detiene bruscamente. Ella se balancea hacia adelante casi golpeándose con el vidrio delantero.

Abre la puerta y comienza a vomitar. Amin la mira con enojo. Segundos después, ella limpia su boca con su antebrazo, levanta su camisa y termina de retirar los restos de líquido que salpicó su pecho.

Él no puede evitar contemplar sus senos. Ella siempre ha sido su amor secreto, desde que llegó un año atrás a la ciudad y se mudó con su novio en él apartamento de al lado de Amín.

Cuando llegaron, él la ayudó a bajar del auto. La tomó por la cintura, ella se apoyó en su hombro y subieron hasta el segundo piso.

Se detuvo frente al apartamento de ella. Ella sacó la llave de la cartera para abrir la puerta, mas no lograba coordinar sus movimientos. Él tomó la llave, abrió la puerta y la ayudó a entrar.

–¿Te dejó aquí o quieres que te lleve a tu habitación?– preguntó él, ya un tanto más calmado.

–Por fis, llévame a mi camita.

Él la tomó nuevamente por la cintura y ella se aferró a su brazo. Caminaron hasta la habitación. Ella se puso de frente a él para sentarse y se aguantó de su cuello. Él se inclinó un poco para ayudarla a sentarse. Pero ella se fue hacia atrás, haciendo que él cayera encima de ella.

Ella lo miró fijamente y soltó uma carcajada. Estaba tan ebria, que Amin volvió a sentirse molesto.

Él aún estaba sobre ella e intentó levantarse, ella lo haló por el cuello de la camisa y lo hizo caer nuevamente encima de su cuerpo. Lo miró, levantó la cabeza y lo besó. Amin soñaba con aquel momento, y no pudo evitar responder a sus besos y caricias.

Ella comenzó a desabotonarle la camisa, él se levantó y la halo para que se sentará. Ella levantó sus brazos y miró su pecho. Él la ayudó a quitarse la camisa. Vio sus senos como había soñado verlos ante él, provocativos y deliciosamente dispuestos para su boca. Volvió a recortarla sobre la cama. Besaba su cuello, su pecho; se detuvo en sus senos. Mientras acariciaba uno con su mano, con la lengua redondeada su pezón.

Ella comenzó a gemir, colocó sus manos sobre su cabeza, mientras arqueaba su cuerpo para poder sentir plenamente los labios, la lengua y hasta sus dientes, erizándole cada centímetro de piel.

En algún momento él pensó detenerse, ella estaba ebria y no quería que creyera que se aprovechó de su debilidad.

Pero ella se ofreció a él, como un manjar y él no dudo en saborearla por completo. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, Amin se movía dentro de ella con fuerza y excitación.

Lo tomó por los hombres para apartarlo de su cuerpo, pero él puso toda su fuerza, la apretó contra el colchón y se movió con mayor rapidez hasta lograr eyacular.

Valery sabía que en cierta forma ella había provocado aquella situación. Él quedó exhausto. Ella se levantó, camino hasta el baño. Él la escuchó vomitar. Luego oyó la regadera. Pensó que sería lógico bañarse con ella.

Sintió que abrían la puerta corrediza y volteó, él entró y comenzó a acariciarla. Ella detuvo sus manos, con un gesto de incomodidad. Salió de la ducha

Era lógico que todo ocurrió por unos tragos demás. Se lavó sus genitales. Tomó la yoslla y salió del baño.

Camino hasta el cuarto. Ella estaba desnuda sobre la cama. Él tomó si ropa y se vistió. Ella no habló durante esos minutos.

Cuando ya estaba por salir de la habitación, le dijo:

–Cierra bien la puerta cuando salgas. Ah, fue buena la cojida, pero no volverá a pasar.

Amín la miró decepcionado:

–No te preocupes, eso imaginé.

Salió de la habitación, camino hasta la entrada, abrió, pasó el seguro, salió y cerró la puerta.

Ella se quedó pensativa, la mirada de Amín la hizo sentir cruel. Siempre supo que aquel chico la miraba diferente al resto de los hombres con los que anduvo. Pero había sufrido tantas decepciones, que no quería volver a sentir algo por ningún otro.

Él abrió la puerta de su apartamento. Tomó un vaso con agua, estaba sediento y se sirvió un segundo vaso. Había estado con Valery, no podía creerlo, su sueño hecho realidad. Aunque no volviera a tocarla, ni besarla, había tenido el privilegio de sentirla como tantas veces lo imaginó.

            
            

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