-Anahia Marie Altermayer Hoggins –Mi madre me llama por mi nombre completo apenas cruzo las puertas de la casa con mis amigas a mi espalda. Me tenso de pies a cabeza. Debí haberla llamado- Me puedes explicar ¿Por qué llegas a esta hora? -Se para delante de mí y su mirada de madre enfunfuruñada cambia cuando ve, lo que imagino, son mis ojos irritados por el llanto. - Anie, hija, ¿Qué te paso, mi amor? ¿Por qué vienes así?
Hace una hora me encontré con Jackeline en la casa de Sofía. Le conté acerca del chico de aura negra. Fue inevitable no llorar cada vez que a mi mente venia la imagen del hacha de Saúl siendo alzada, la incertidumbre que no saber si él está bien o si... Sacudo la cabeza. No... Él no puede estar muerto.
Llore durante esa hora, llore recordando a ese chico y rogándole a mi amiga que me acompañara al bosque a buscarlo. Eso no me tomo mucho tiempo, ella acepto de inmediato. La única condición que puso es que Jake debía venir con nosotras como un respaldo adicional. Por supuesto no me negué. Jake está entrenando, al igual que mi hermano y esa ayuda no nos cae nada mal.
-Anahia, háblame hija, dime qué tienes. –Mamá luce preocupada. Sacudo la cabeza y le doy una sonrisa apenada.
-No tengo nada mamá. -Trato de calmarla. - Es que me duele un poco la cabeza. Ya sabes cómo me coloco cuando tengo esos dolores. –Miento y se siente mal mentirle a ella. Nunca he tenido que hacerlo.
-Bien, siendo así mejor ve a tu cuarto a descansar -Se vuelve hacia mis amigas y les sonríe- Jackeline, Sofía, será mejor que la lleven hasta su recámara y procuren que descanse.
-Sí, señora -Responden las dos. Mi mamá les sonríe y cuando se va a dar la vuelta Jackeline vuelve a llamarla
-Señora Wendy, Jake viene en camino ¿Podría él subir con nosotras a la recámara? -Mi mamá frunce ligeramente el ceño, pero al final asiente y se marcha.
Subimos a la habitación y aprovecho para darme una ducha rápida y cambiarme. Es, unos veinte minutos después, cuando finalmente Jake cruza la puerta de mi habitación. Lo pongo al corriente lo más rápido que puedo y él solo frunce el ceño cada vez más. Estoy tentada a darle un golpe para que deje ese gesto, pero me concentro en lo importante, el chico de Aura negra. Xander.
-Bien, escúchenme claramente las tres. Anahia, estuviste delante de Blacky Knight. El caballero negro. No es que su aura parecía completamente negra; su aura en verdad es completamente negra. Es la única aura negra que ha aparecido en más de un siglo. Tenía conocimiento de que el aura negra había aparecido, pero nunca lo creí real. Ese chico tiene un corazón negro, oscuro; eso unido a lo que me dices que puede hacer lo convierten en alguien poderoso. Estoy seguro que ese chico está vivo. No lo dudo ni por un momento.
-Jake, mi amor, muy linda tu explicación, pero nosotras no te la pedimos. No nos interesa si tiene un aura negra o del color que sea. Lo importante aquí es que, ese chico salvo a Anahia y ella quiere saber si está bien o no.
-Jacky, escucha. No van a ir. No sé si lo que me dicen es verdad, pero si lo es, ni tú, ni Anahia, ni Sofía se van a acercar a ese chico. Ninguna de las tres.
-Tú no me mandas -Siseo poniéndome de pie, cabreada por su reticencia- Te llamamos para que nos acompañaras. No pedimos tu permiso. Es algo que creo correcto. Lo voy a hacer con o sin tu ayuda, no me importan las consecuencias.
-Rebelde descerebrada, préstame atención. Es peligroso. Llegaste cerca del límite del terreno del Imperio del Norte y estás viva quién sabe por qué.
-Yo sé gracias a quién estoy viva, Jake. No me interesa lo que pienses. Voy a ir. De parte de ustedes está el acompañarme o no -Me dirijo hasta el clóset y tomó mi morral- Si se deciden, los espero en la entrada del bosque -Me dirijo hacia la ventana y cuando la abro veo aparecer un círculo de color verde esmeralda pegada a esta. Me volteo y veo a Jake con su mano extendida hasta la ventana.
-Rebelde tonta ¿Cuándo vas a aprender que cuando se trata de algo peligroso yo siempre voy a estar ahí? -Sonríe y avanza hasta mi- Tenemos dos horas antes de que se den cuenta. Iremos por el cielo -Mueve su mano y veo aparecer más círculos color verde delante de mi ventana- Más vale darnos prisa. Las damas primero -Me tiende su mano y me ayuda a subir a los círculos- Cada círculo desaparece después de cinco minutos de ser tocado, así que no hay tiempo que perder. Corre, Anahia. -Ando a correr con todas mis fuerzas por el camino verde mientras doy pequeños vistazos hacia atrás para ver que los demás están conmigo. Rápidamente Jackeline se pone a mi lado y sostiene mi mano mientras corremos.
-Haremos algo útil con mi aura -Asegura y veo aparecer unos pequeños círculos verdes que parecen iluminar el camino. Son como estrellas que brillan en la oscura noche.
-Es hermoso, Jackeline -Murmuro asombrada por las pequeñas luces que nos rodean. Espero poder hacer todo esto cuando tenga la mía.
-Mi abuela me enseñó -Me explica con cariño.
-Tu abuela es una mujer fascinante –Comento observando los pequeños puntos que espabilan a mi alrededor.
-Jacky, desaparécelos. –Grita Jake- Hay soldados debajo –Todos nos paralizamos en ese momento y en un rápido movimiento de la mano de Jackeline las luces desaparecen y quedamos a oscuras- Vayan bajando –Nos ordena Jake. Unos peldaños aparecen delante de nosotros y sin pensarlo dos veces empezamos a bajarlos. Aterrizamos en el suelo y corremos hasta llegar al bosque. - Caminemos unos diez metros hacia el interior del bosque y luego enciende las luces Jacky –Esta asiente y comienza a caminar hacia el bosque. Sofía y yo vamos detrás de Jackeline y Jake va detrás de nosotras. Pasados unos cinco minutos, las luces parpadeantes vuelven a aparecer y esta vez iluminan el bosque. El verde del aura de Jackeline, hace que el verde de los árboles y los arbustos resalten mucho más. Es como un cuento de hadas, de esos antiguos que nos contaban cuando éramos pequeñas. Reconozco poco a poco el lugar por donde vamos pasando.
-Estamos cerca. Es unos metros más adelante –Comento y acelero el paso. Cuando reconozco un árbol por el que pase, ando a correr con todas mis fuerzas.
- ¡Anahia! –Escucho a Jake gritar detrás de mí. No pienso detenerme, no estando tan cerca.
- ¡Xander! –Grito su nombre mientras voy avanzando. Llego al árbol donde estaba sentada. Hay hojas, ramas y signos de pelea en el lugar- No... -Miro todo a mi alrededor deseando no encontrar el cuerpo del chico de aura negra tendido en algún lugar- ¡Xander! –Vuelvo a gritar su nombre esperando que me responda.
-Anahia, aquí estás –Comenta Sofía llegando hasta mi- ¡Por aquí! –Grita a los demás y luego mira alrededor- Dios mío –Se lleva las manos a la boca y abre mucho los ojos- Ojalá que este bien –Jake y Jackeline llegan tras ellas y con ellos las decenas de lucecitas haciendo todo más visible. El lugar está destrozado, se nota que no fue un juego lo que sucedió aquí.
-Anahia –Jackeline llama mi atención- Él debe estar vivo –Se acerca a mí y me toma de las manos- Si lo hubieran matado su cuerpo estaría aquí. Lo más seguro es que los venció y luego se fue.
-Les dije eso en su habitación –Espeta Jake.
-Cállate, Jake, no estas ayudando en nada. –Jackeline lo fulmina con la mirada.
-Quiero confirmar que está bien. –Estoy casi implorando. Quiero que me suelten y que me dejen buscar en los alrededores. Quiero verlo con mis propios ojos, quiero saber a ciencia cierta que está bien.
-Estoy bien –Esa voz. Miro a mí alrededor con los ojos muy abiertos y lo veo. Esta acostado en el mismo árbol. Tiene los ojos cerrados y no parece dispuesto a moverse del lugar.
- ¿Estás bien? –Me atrevo a preguntar ignorando su declaración, soltándome del agarre de Jackeline y caminando hasta la base del árbol.
-Si. Estoy vivo, no me paso nada. –Su expresión se mantiene serena y relajada
-Gracias a Dios –Murmuro.
- ¿Estabas preocupada por mí? –Pregunta abriendo uno de sus ojos. El negro brilla mucho más ahora que es de noche. Es como una luciérnaga, atrayente.
-Si. Tú me salvaste y también lo hiciste con el idiota que me acompañaba. –Le recuerdo- Nadie arriesga su vida por personas que no conoce y tú lo hiciste. Te lo agradezco mucho, si hay algo que pueda hacer por ti yo...
-No necesito nada de nadie –Me corta él- Tampoco me gusta que piensen tan fuerte, me da dolor de cabeza. –Arruga su nariz y frota su sien.
- ¿Qué piensen? –Pregunto.
-Tu amigo –Explica él. Volteo a ver a Jake y lo encuentro viéndolo fijamente- Sus pensamientos son muy fuertes. No voy a matarla –Le gruñe- Busca la manera de salvar a otras personas si quieres hacerte el héroe.
- ¿Salvar? Discúlpame, pero no entiendo nada. ¿Me podrías explicar? –Él se arroja del árbol y cae de pie frente a mí.
-Tu amigo sabe quién soy, cree que voy a hacerte daño a ti o a tus amigas y está buscando una manera de escapar. La cosa es que yo no tengo planeando matar a nadie, razón por la que no puedes escapar –Sentencia mirando a Jake.
- ¿Lees la mente? –Pregunta Jake notablemente tenso. Xander asiente- Entonces sabes todo lo que pienso de ti.
-No hace falta leer la mente para saber qué es lo que estás pensando de mí. Esa maldita mirada la he recibido cientos de veces y estoy harto de ella. Si yo quisiera hacerle daño a alguien ya lo hubiera hecho. No soy un asesino, no todavía –Escupe con rabia. Estaba tan concentrada en sus palabras que no me había dado cuenta que había avanzado hacia Jake y que ahora lo tenía contra un árbol.
- ¡Aléjate de él! –Jackeline hace aparecer un montón de puntos de luz delante de Jake, creando una pared para protegerlo de Xander.
-He dicho que si quiero hacerle daño a alguien se lo hago. Tus puntitos ridículos no me asustan –Él mueve su mano en dirección a los puntos y estos desaparecen. Parece enojado- No me gusta que me ataquen, no me gusta siquiera que se atrevan a dirigirme la palabra –Extiende su mano y esta vez aparecen dos domos como los de esta tarde, solo que esta vez los domos rodean a Jake y a Jackeline- Una humana no desarrollada y una humana sin aura, Clase A. Supongo que con ustedes dos si puedo hablar tranquilamente –Alza sus pies y de inmediato aparece un círculo negro donde recarga su cuerpo. Está sentado- Pueden tomar asiento –Señala detrás de nosotras y cuando volteamos vemos dos círculos iguales al que él tiene sosteniendo su cuerpo. Como podemos nos sentamos en los círculos.
Hago un pequeño repaso del entorno. Los puntos de luz de Jackeline han desaparecido. Ella y Jake están encerrados en dos domos y Sofía y yo estamos expuestas ante una persona que puede desaparecernos en cuestión de segundos.
-Para hacer una aclaración, no me gusta sentirme atacado. Tus amigos por ahora están ahí, encerrados, pero, cuando me vaya, el aura desaparecerá y ustedes podrán irse –Asiento nerviosa- Querías saber cómo estaba y ahora lo sabes, ¿Tienes alguna otra duda? –Observo a mis amigos atrapados, ellos están paralizados por lo que están viendo, están encerrados y no los culpo, yo también me paralicé cuando vi ese truco por primera vez.
- ¿Por qué nos ayudaste? –Lanzo la segunda pregunta que me ronda la cabeza. Él se encoje de hombros y mira a Sofía.
- ¿No hablas? –Ignora deliberadamente mi pregunta y se concentra en Sofía. Ella se paraliza por unos segundos y luego se relaja.
-No soy yo quien quiere hablar contigo, solo estoy acompañando a la persona que quiere hacerlo, pero ya que me has dado oportunidad de hablar, ¿Podrías ponerle respaldo a esta especie de silla? Es incómodo para mi estar así –La miro con la boca abierta y casi quiero reír por lo que ha dicho. No puedo creer que ella saliera con eso. Xander sonríe y en un parpadeo, el círculo de Sofía obtiene un respaldo. Ella le sonríe en agradecimiento y se recuesta en su nueva silla.
- ¿Hay alguna posibilidad de que me saques de aquí? –Pregunta Jackeline desde el domo.
-Mira, chica verde
-Me llamo Jackeline –Interrumpe ella.
-Jackeline. Mira Jackeline, no estoy interesado en que crean que ando por ahí atacando a las personas y mucho menos a una dulce damita como tú, pero como tú creaste esta cosa delante de mí, lastimando mis ojos con tus puntitos alucinantes, lo mejor es que permanezcas ahí antes de que vuelvas a hacer algo como eso. Ahora, que si lo que quieres es ponerte cómoda, puedes hacerlo, adelante. Hay una buena porción de suelo donde puedes sentarte –Y dicho esto la ignora y vuelve a mirarnos a Sofía y a mí.
Quería saber que este chico estaba bien, ahora lo sé. ¿Qué sigue? ¿Cómo puedo entablar una conversación con alguien como él? No sé por dónde empezar. No parece de esos chicos que quiera hacerse amigo de las personas que va conociendo por ahí. Parece más un chico solitario.
Suspiro, resignada a mi derrota. No sé qué decirle, no sé qué preguntar. Decido que ya vi lo que tenía que ver y lo mejor será que me vaya. Jake no ha dicho nada, pero por las miradas que le lanza a Xander, sé que está molesto, pero siendo honestas yo no lo arrastre hasta acá, estaba dispuesta a venir sola y él solito se metió en el grupo. Me inclino en el borde del círculo y tomo un respiro.
-Ya vi que estabas bien, era lo que me preocupaba. –Él me mira encarnando una ceja y cruza sus brazos encima de su pecho- Aparte de eso quería darte las gracias. Gracias por salvarme la vida y gracias por salvarle la vida también al chico que me acompañaba. No cualquiera pone su vida en peligro para salvar a los demás y tú lo has hecho. De verdad muchas gracias, te debo la vida y así no lo quieras escuchar, así digas no necesitar nada de nadie, si necesitas algo puedes contar conmigo –Sus ojos negros me observan detenidamente, como si buscaran algo. Permanecemos en silencio por unos minutos hasta que finalmente él se pone de pie y se acerca mí.
-Un placer conocerte, Anahia –Susurra y todo se vuelve negro. Unos segundos después, los puntos brillantes de Jackeline vuelven a aparecer y los domos y los círculos desaparecen, haciendo que Sofía y yo caigamos al suelo sentadas.
- ¡Desgraciado! –Exclama Sofía poniéndose de pie y sobando su trasero- ¡Pudiste haber avisado que esa cosa iba a desaparecer! –La miro divertida mientras me pongo de pie y también sobo mis nalgas- Ese fue un buen golpe
-Espero que no deje un verde –Jackeline encarna una ceja en mi dirección mientras se acerca.
-No hiciste nada para sacarnos –Me reprocha.
- ¿En serio? ¡Vamos! Estaba alucinada con lo que él puede hacer. Tú tampoco dijiste nada.
- ¿Y qué voy a decir si el chico este me dejó sin palabras?, me encerró ¡Me encerró!
-Vale, debí decirle que te dejara salir.
-Yo debí darle una patada.
-Lo que debimos hacer fue no venir –Nos interrumpe Jake- Está claro que el sujeto puede hacer cualquier cosa, pudo habernos matado y desaparecido y
-Y córtala, Jake. El chico no nos hizo nada y tampoco tenía intenciones de hacerlo. –Jackeline lo baja de su nube y lo mira cansada.
-No me gusta ese sujeto, conmigo no cuenten más para esto.
-No pedí tu ayuda. Si mal no recuerdo yo venía sola –Le recuerdo. Su reproche me fastidia.
-Y hasta crees que yo te iba a dejar venir sola
- ¡Nadie te nombro mi guardaespaldas!
- ¡Reacciona, rebelde tonta!
- ¡Deja de llamarme así, Jake! No eres mi hermano ni mi padre para creerte mi protector.
-Soy tu amigo
-Sí, eres mi amigo. Me conoces y sabes que no soy tonta.
-Eres noble y eso te hace tonta –Resoplo y paso por su lado no dispuesta a seguir con la absurda discusión. Observo como Sofía se pone a mi lado.
-A mí no me pareces tonta. Él parece una buena persona y creo que hiciste lo correcto. No se ve tan aterrador como Jake lo hizo parecer. –Le doy una sonrisa de agradecimiento y salimos del bosque en silencio.
Todo el camino lo recorremos bajo un silencio aplastante.
No me gusta que me digan lo que tengo que hacer, no me agrada, pero, no puedo enojarme cuando incluso yo soy así de terca cuando trato de proteger a alguien.
Escalofrío.
Frio y electricidad.
Siento una sensación fresca, fría recorrer mi columna vertebral. No es cómoda ni desagradable.
Llegamos hasta el patio trasero de la casa y me volteo para despedirme de mis amigos.
-Anahia –Jake me observa en silencio por unos segundos antes de continuar con lo que iba a decir- Sé que no eres tonta. No tienes ni un cabello de ello. Es solo que, él es peligroso, tus ojos vieron lo mismo que los míos y ninguno de nosotros cuatro había visto nada igual, nunca. Créeme cuando te digo que él pudo hacer con nosotros lo que quiso. Nos expusimos, estábamos en su territorio y pudo llevarnos ante los suyos.
- ¿Y? no iban a hacernos nada. Pelean por territorio, no por nosotros.
-Las cosas no son como ustedes piensan. –Parece apenado, como si ocultarnos algo fuera malo y bueno a la vez.
-Ilumínanos.
-No puedo –Agacha la cabeza. Una clara señal de que no le gusta no decirnos nada- Solo prométanme que no volverán ahí.
- ¿Viste alguna intención de volvernos a ver? –Niega con la cabeza- ¿Escuchaste que pactamos alguna cita? –Vuelve a negar- Entonces sabrás que no tengo necesidad de prometerte nada porque ahí no quedo nada. Que pasen buenas noches –Doy media vuelta dispuesta a escalar la casa hasta llegar a mi habitación y vuelvo a ver los círculos verdes esmeralda.
-No pensaras que nos vamos a ir estando tú así de seria con nosotros ¿O sí? –Jake se acerca y me envuelve en un abrazo al que se unen las chicas- Discúlpame, rebelde descerebrada, solo me preocupo por ti.
-No hay nada que perdonar.
-Te queremos Anie.
-Y yo a ustedes. –Nos terminamos de despedir y subo a mi habitación. Asomo la cabeza por la puerta y veo que todo está oscuro.
Excelente.
No notaron mi ausencia.
Voy al baño y cambio mi ropa por uno de mis pijamas, vuelvo al cuarto y cuando me dirijo a la cama todo se vuelve negro.
Negro.
La sensación del frio y la electricidad recorriendo mi columna vertebral aparece y luego de unos segundos veo frente a mí la causa de todo.
Xander.
Esta frente a mí.
Recostado en mi escritorio.
Mirándome fijamente.
La sensación de frio desaparece.
- ¿Me seguiste a casa? –Me atrevo a preguntar. Y entrecierro mis ojos cuando sonríe.
-Si.
-El frio lo provocas tú. –Lo acuso
-No sabía que provocaba frio en las personas. –Encarna una ceja. Desearía poder hacer eso.
- ¿Necesitas algo?
- ¿Qué te hace pensar que necesito algo?
-Estás lejos de tu casa, en MI casa. Algo debes de querer.
-Hablar contigo sin intrusos.
-Escucho –No dice nada. Solo me mira. ¿Será que estará leyendo mi mente? ¡Ja! Si es así no va a encontrar más que un monologo interno. Un buen monologo interno. O eso creo. ¡Dios! ¡No me mires así! Podría jurar que puede ver hasta mi alma.
-No veo almas, todavía.
- ¡Lo sabía! –Lo acuso con el dedo índice- Deja de buscar en mi cabeza, Xander.
-Me causas curiosidad –Ladea su cabeza y observa detenidamente algo en mí.
- ¿Curiosidad?
-Si. ¿Por qué alguien como tú, sin aura, se atrevería a ir al bosque en busca de alguien como yo?
-Ya te lo dije, quería saber si estabas bien. –Pongo la toalla en el cesto de la ropa sucia y camino hasta sentarme en mi cama.
- ¿Por qué? - ¿Por qué? Me encojo de hombros.
-Tú me salvaste, es justo que si necesitabas ayuda yo te la diera.
- ¿Gracias?
- ¿No hay de qué? –Me mira fijamente y le sostengo la mirada. Después de unos buenos tres minutos, él suelta una carcajada suavemente. Lo miro indignada. Yo no he hecho nada gracioso.
-Me agradas, Anahia. En serio me agradas.
-Más bien te parezco divertida –Refunfuño cruzándome de brazos.
-Eso también. Escucha, podría mostrarte que no soy tan malo. ¿Qué te parece si nos vemos un día de estos?
- ¿Disculpa?
-Tómalo como una manera de agradecerme que te haya salvado la vida.
- ¡Serás creído! –Tomo una de las almohadas y se la lanzo. Obviamente la esquiva.
-Fueron tus palabras, no las mías –Se defiende alzando las manos- ¿Entonces? –Salir con él. Salir con él. Bueno, no es que sea un mal chico, no me ha hecho nada. Supongo que no tiene nada de malo que salga con él.
-No, no lo tiene.
-Deja de hacer eso. No entres en mi mente. –Lo señalo con el dedo intentando advertirle.
-No lo hare.
-Prométemelo.
-Tendrá que bastarte con mi palabra –Estoy a punto de refutarle cuando escucho pasos en el pasillo.
- ¿Anie? ¿Estás despierta? - ¡Mi mamá! Abro los ojos asustada y lo primero que pienso es en cómo sacar a Xander de aquí. Me acerco a él y le hablo lo más bajo que puedo.
-Necesito que te vayas, si mi mamá te ve aquí se me arma la grande.
-Yo necesito una respuesta. –Clava sus ojos negros en los míos. Parece firme y por un momento creo que no se va a mover.
- ¿Anahia?
-Por favor.
-Mi respuesta. –Insiste y para más inri se cruza de brazos.
-Anahia, abre la puerta –Mi mamá toca la puerta y yo me paralizo momentáneamente. No puedo pensar.
-Solo di que sí. –Pica mi mejilla con su dedo índice, le doy un manotazo y resoplo. Bajo presión no sirvo, al menos no con este tipo de presión.
-Sí, está bien. ¿Dónde nos vemos? ¿Cuándo?
- ¡Anahia!
-Estaré en el mismo lugar que me encontraste hoy, cuando puedas, ve ahí. Siempre estoy ahí.
-Anahia, abre la maldita puerta o llamare a tu padre.
-Iré. –Se escuchan voces detrás de la puerta. Mierda, papá.
-Ten buena noche, Yuanfen. –Todo vuelve a ponerse oscuro. Escucho la perilla de la puerta girar y corro al baño a mojarme la cara como puedo.
- ¡Anahia! –Mamá grita. Salgo del baño con la cara húmeda y una toalla en la mano.
-Dime –Hacerme la inocente es mejor que nada.
-Te estaba llamando.
-Lo siento, no escuche.
- ¿Estás bien? –Papá se mantiene en la puerta alternando miradas entre el escritorio y la ventana.
-Sí, lo estoy. –Me mira por un momento y luego asiente. Se dirige hacia papá.
-Vamos, querido –Lo toma del brazo- Hasta mañana, Anie.
-Hasta mañana –Los veo salir de la habitación y respiro aliviada cuando la puerta se cierra y me desplomo en la cama.
-Te estaré esperando, Yuanfen –Vuelvo a sentir la sensación de frio al escuchar sus palabras, fue un susurro, pero lo escuche. Me dirijo hacia la ventana y veo una especie de humo negro. Se está yendo.
-Nos veremos –Susurro y me dirijo a mi cama. Hoy ha sido un día agotador.
Mes 08, día 14/4.109
Son las 10:30. Llevo despierta desde las seis de la mañana. Por primera vez en mucho tiempo me levanto temprano cuando no estoy estudiando. Lo que me da una clara idea de lo ansiosa que estoy.
Quiero que venga el idiota de Marcus y quiero que venga ya.
No soy tonta, sabía que no iba a venir. No después de lo de ayer; por lo que lo amenacé sutilmente diciéndole algo como "Yo lavé tus manos, ahora te toca a ti lavar las mías"
Claro que entendió el mensaje. Lo sé porque me pidió una hora para estar frente a mi puerta.
Eso fue hace cincuenta y tres minutos exactamente. Casi cincuenta y cuatro.
Así que aquí estoy. Sentada en el último escalón de la escalera de casa, esperando que la puerta se abra y que el estúpido de cabello rubio aparezca por esa puerta.
No le quiero dar muchas vueltas a por qué quiero ir con Xander, solo sé que él tiene algo, un aura de misterio y algo me dice que él puede mostrarme cosas que no sé.
- ¿Qué haces ahí, mi niña? –Coquí, mi nana me mira desde su escaso metro sesenta, interrogante.
-Espero a Marcus, nana –Ella me observa detenidamente. Sabe que no me trago a Marcus, lo sabe perfectamente.
-Cuida lo que haces, Anie –Asiento. Ella me tiende dos galletas y se aleja por el pasillo rumbo a la cocina. Busco mi celular y lo enlazo con el satélite de papá. Veo a Marcus entrando en la propiedad y me pongo de pie.
- ¡Mamá, ya me voy! –Le grito porque está muy lejos, pero su súper oído de mamá me escucha.
-Cuídate, Anie. Si te vuelves a sentir mal regresas –Ruedo mis ojos, por supuesto que no lo hare, pero ella no tiene por qué saberlo.
-Si –El timbre suena y antes de que alguien venga a abrir salgo y tomo la mano de Marcus poniéndonos rumbo a la salida de la propiedad.
-Puedo caminar solo –Se queja mientras lo arrastro hacia la salida. Estoy tan tentada a mandarlo a volar que lo ignoro y lo sigo arrastrando- ¿Puedes dejarme caminar? - ¿Puedo? Seguro que sí, pero no quiero.
-No. Quiero librarme de ti lo más rápido que el tiempo y mis piernas me lo permitan, así que cierra la boca y camina –Continúo tirando de él con fuerza. Vaya mierda con el rubio que me retrasa para ir al bosque.
- ¿Por qué tienes tanta prisa? –Pregunta cuando lo suelto en la entrada de los barrios populares de Surthia.
-Tú tienes tus cosas, yo tengo las mías. Ahora escucha y seré muy clara y concisa ¿Me agradas? No, absolutamente no y después de lo de ayer menos ¿Tengo que soportarte? Desgraciadamente sí, eres el único boleto para salir de casa y yo soy el único tuyo, así que aquí está la cosa, no me molestas, no te molesto y nos vemos aquí en tres horas –Golpeo su pecho y paso por su lado, pero me detengo después de unos pasos y lo miro- Si le haces algo a Sofía, me encargaré de que Jake y William te dejen del color de mis ojos –Dicho esto sigo avanzando hasta la cita con el peligro, porque así se siente, como salir con el peligro.