Oscuridad  ©
img img Oscuridad © img Capítulo 4 III
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Capítulo 20 Apartado 1. Conozcamos la Historia. img
Capítulo 21 Apartado 2. Conozcamos los Imperios: Imperio del Sur img
Capítulo 22 Momentos del Ayer. Jeremy, Manzanas y Xara. El Amor Azul. img
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Capítulo 4 III

No todo era como es ahora, de hecho, solo una mínima parte de la civilización de hace dos mil años existe todavía. Vemos y no vemos la realidad. Las huellas en los árboles nos revelan lo que paso, es como un cuento, un hermoso y armonioso cuento que estamos en la obligación de escuchar, de aprender.

Pienso en las palabras del profesor Rochester mientras camino entre los árboles del bosque. Es un lugar hermoso, es casi mágico.

Trato de descifrar que cuento me pueden contar, que historias habrán presenciado estos árboles.

Siempre me ha encantado la naturaleza, los animales, las plantas, todo. Pero siempre había estado enfocada en la belleza de la isla Deméter Perséfone, siempre viendo las flores y los árboles de todos los colores, nunca viendo lo que el Bosque de Gea tiene para brindar, con sus majestuosos y enormes árboles, es una belleza, casi como si hacer una tranquila casita aquí fuera posible.

-Bueno, tendrían que hacerte pagar muy caro si cortas árboles para hacer una casa –Doy un salto en mi lugar y paseo la mirada alrededor. En un árbol, como parece ser su costumbre, Xander está sentado.

-Soy consciente de que no puedo hacerlo - ¿Me cree ignorante? Y a todas estas ¿Por qué entra en mi mente?

-No lo sé, es divertido, no es como las demás - ¿Qué cosa?

- ¿Cómo? No lo capto.

-Tu mente, no es como las demás. Es... pura

-Casi pareces aterrado de la palabra –Me mofo. Su ceño se frunce y me observa detenidamente. Casi podría jurar que es un intento de intimidarme.

-No lo estoy, muy pocas cosas me aterran –Algo sombrío cruza por su rostro porque sus ojos se vuelven aún más oscuros, como si eso fuera posible.

-Si bueno, eso está bien - ¿Eso está bien? ¡¿Que pasa conmigo?! Eso ni siquiera tiene algo que ver con lo que estamos hablando- Me refiero a que

-Sí, está bien. Lo capto. Tener miedo es normal –Asegura y se baja del árbol. Camina hasta mí y de pronto soy consciente de que algo frio me envuelve. Un frio agradable- ¿Qué te parece si ya estas fascinada con el bosque damos un paseo? –Me ofrece su mano y es como estar hipnotizada porque contra todo lo que me han dicho yo tomo su mano y comenzamos a caminar.

Si Jackeline me viera ahora seguro me mata. Lenta y dolorosamente. Pero no me importaría en este momento, esto se siente como lo que debería estar haciendo, no se siente como estar fuera de lugar, es como estar donde pertenezco.

Ir tomada de la mano de Xander no se siente incómodo, o algo que vaya a ponerme en peligro, es más como ir envuelta en un manto protector.

No sé qué me tiene más distraída, si observar al chico que me lleva de la mano o lo que mis ojos ven cuando estamos más internados en el bosque.

Una gris, enorme y hermosa cascada se ve entre tantos árboles. Enormes piedras que parecen de color gris, apiladas una sobre otras, dan un aspecto rustico, como algo antiguo que contrasta con el agua cayendo de la cima. Es casi como observar una pelea entre el agua y la tierra. La manera en la que el agua cae violentamente golpeando las rocas de abajo es fascinante. Todo un derroche de violencia y magnificencia.

-Ya veo que te agrada –Su comentario me hace caer en cuenta de que ha estado leyendo mis pensamientos. Siento la necesidad de sonrojarme porque yo estaba pensando en cómo se siente ir tomada de su mano.

Él se ríe, de verdad se ríe con ganas y pronto su mano ya no está en torno a la mía.

-Eres rara –Ladea su cabeza y me observa con curiosidad. Quiero señalarle que no soy rara, soy alguien normal dentro de lo que cabe destacar, pero me mantengo en silencio- Estar en silencio no siempre es fácil, ¿Sabes?

- ¿Podrías dejar de hacer eso? Casi se siente como si penetraras en mi –Encarna una ceja mientras me mira y yo me sonrojo furiosamente- No es lo que quise decir... es decir, si quise decir eso, pero... -Aparto la vista avergonzada- escogí mal las palabras –Pierdo la vista entre el verde del paisaje, intentando ocultar la vergüenza.

-No quieres que lea tu mente –Asiento sin poder mirarlo ¡Qué vergüenza! - Creí que las personas querían que los entendieran, por eso lo hago.

-No me interesa que me entiendas de esa manera –Susurro avergonzada. Sus manos toman mi rostro y hace que lo observe. Violeta contra negro. Siento la necesidad de apartarme.

-Lamento mucho si te incomoda, no lo hare de nuevo –Me observa por un momento que se hace eterno. Sus ojos negros refulgen mientras me observa y luego aparta sus manos de mi rostro- Creo que ya estamos a mano.

- ¿En qué?

-Ya hiciste algo por mí. Puedes irte –Impresionada e indignada de que prácticamente me esté echando me doy la vuelta y comienzo a caminar de regreso al imperio, pero me detengo sabiendo que todavía puede oírme.

-Eres un idiota –Murmuro y sigo caminando.

Escucho un resoplido y casi creo que me seguirá, pero no lo hace y creo que lo agradezco.

- ¿Nahi? – Aparto la vista de la pantalla y observo a mi hermano. Lleva el cabello violeta revuelto, va sin camisa, pero pierde el encanto cuando observo un chupetón en su pectoral izquierdo. Hago una mueca de disgusto. Ya anda otra vez de picaflor con las chicas.

-Espero que no haya sido en esta casa –Él sonríe y entra en mi habitación para luego tirarse de clavado en mi cama.

- ¿Dónde seria si no? –Sonríe con picardía y se estira hasta llegar a la repisa que está a un lado de la cama tomando la cámara que tome prestada de su habitación- Sabia que la tenías.

-Estaba descargando las fotos que tenías de mí. –Me levanto y voy hasta él- Y curiosamente me encontré con una foto de un cabello verde menta –Lo pico y lo observo esperando la típica reacción de alguien que ha sido pillado en algo prohibido, pero no lo hace, no se sorprende y solo suspira. Suspira muy hondo y casi con dramatismo.

-No debías ver eso.

-Es Jackeline –Afirmo queriendo que me lo confirme.

-Si –Me cruzo de brazos frente a él esperando algo más que un simple "Si" pero no recibo nada y enojada tiro de su cabello violeta.

Él se ríe y pellizca mis piernas y luego soy arrojada en la cama para una sesión de cosquillas que no soporto. Grito y pataleo, pero él no me deja en paz hasta que falta el aire y estoy roja.

-Tonto –Lo golpeo con una almohada- ¿A qué has venido?

-Hoy es tarde de hermanos, Nahi. Vamos a Deméter Perséfone y luego –Baja la voz y se acerca a mí- Encontré un pequeño coral que te gustará cerca de Ares.

-Papá no quiere que vaya a Ares –Le recuerdo en susurros porque en esta casa nunca se sabe cuándo Wendell y su súper oído están presente.

-Ya lo sé, pero será nuestro secreto. Secreto de hermanos –Rio cuando toma un mechón de mi cabello y lo enlaza con uno del suyo.

-Vale, vale. Secreto de hermanos.

-Genial. Ponte leggins y top. Vamos a trotar de aquí a DP.

- ¡Pero, tú estás loco! Eso está muy lejos –Me quejo consciente de que caeré inconsciente a mitad de camino.

-Vamos a hacer ejercicio, no seas floja –Se pone de pie y tira de mi pie dejándome en la punta de la cama- Veinte minutos y sin maquillaje.

-Yo no uso maquillaje.

-Como digas.

Trato de alcanzar, o al menos ponerme al lado de William, pero es casi una odisea hacerlo.

Va un metro por delante de mí y luce tan fresco como una lechuga con sus pantalones de deporte y una camiseta. Casi no hay sudor en su cuerpo y eso que ya llevamos dos horas corriendo.

Acabamos de entrar al puente S-DP, el puente que conecta Surthia con la isla de Deméter Perséfone. De aquí hasta la isla son 26 kilómetros de puente que William y yo recorremos en dos horas y media a paso rápido, casi lo mismo que si vamos en auto, pero no somos auto, solo son nuestras piernas y cuerpos que por alguna razón son más rápidos que los del resto de personas.

Contemplo el agua azul y verde del océano mientras corro detrás de mi hermano. Me gusta la combinación de colores y parece tener un efecto relajante en mi inquieta mente que no hace más que pensar en ojos negros.

-Oye, Iam ¿Crees que hay alguien con el aura negra? –Quiero saber si él tiene la misma opinión de Jake.

-Papá dice que si lo hay. Yo no lo he visto, pero si hay colores ¿Por qué no puede haber negro y blanco? –Se da la vuelta y corre de espaldas, mirándome- ¿Por qué lo preguntas?

-Tengo curiosidad por saber cómo es alguien así. –Parece pensar lo que he dicho y luego habla.

-Debe ser alguien muy triste

- ¿Triste? ¿Por qué triste? - ¿Triste? ¿En serio? Me esperaba todo menos eso.

-Se supone que tomas el color que te define. Si nos vamos a la psicología del color, encontraras que el negro es asociado con la maldad, pero también con la tristeza y es obvio que para que haya tristeza tuviste que haber pasado por mucho daño, así que las dos cosas se relacionan entre sí, pero creo, que si alguien adquiere un aura negra es porque es realmente un alma triste, alguien que perdió mucho y que ahora odia.

Pienso en sus palabras un momento. Alguien triste. Xander no luce como alguien triste, luce más como alguien indiferente.

-Pero, ¿La tristeza no debería ser gris?

-Ahí es donde se equivoca todo el mundo. El aura gris debe representar el equilibrio, ni el bien o el mal, ni la tristeza ni la felicidad, debe ser equilibrio.

-No sabía que en economía hablaban de los colores -Él se ríe y se pone a la par mía.

-Eso no lo aprendí en el centro de estudios. Papá tiene libros que hablan del tema.

- ¿Sabe él que tomaste ese libro?

-Si –Se encoje de hombros- Sabes que podemos tomar los libros que queramos. Papá tiene temas muy diversos. Pero, dime ¿Por qué estás interesada en el aura negra y gris? ¿Conociste a alguien así? –Nos detenemos y nos miramos él uno al otro.

Con William siempre he tenido un lazo muy fuerte que nos une. Es mi hermano y lo amo, lo adoro y siempre hemos estado juntos, desde pequeños, desde que me ayudaba a caminar, pero, siento que esto no puedo decírselo, no debo. Por alguna razón se siente como poner un blanco sobre la espalda del chico.

-No, no he conocido a alguien así, pero si he visto auras muy oscuras.

-Bueno, según parece el tono oscuro o claro los acerca a la luz o la oscuridad. Hay tantos mitos y muchas versiones que al final pueden confundirte, lo mejor que puedes hacer es pensar por ti misma, formar una base fundamentada en lo que tú creas correcto y lógicamente que tenga sustento en algo, tampoco puedes ponerte a fantasear.

- ¿Tú qué crees?

-No puedo corromper tu opinión con la mía, Nahi. Sigamos corriendo para volver antes de la cena –Sin decirme más se da media vuelta y sigue corriendo.

Me quedo pensando en Xander, en su aura negra. ¿Sufrió más que cualquier persona para que su aura sea negra?

- ¡Miren nada más en que fachas llegan! –Observo mi ropa y cuerpo húmedos, mojados por el agua y el sudor y un toque de barro porque bueno, William y yo actuamos como niños cuando nos lo proponemos. La diferencia es que esta vez caímos y mis leggins se rasgaron y la camiseta de William acabo rota gracias a un árbol- Tenemos invitados y ustedes aparecen tarde y luciendo como pordioseros –Casi quiero decirle que unos cuantos minutos no nos hacen llegar terriblemente tarde, pero guardo silencio cuando ella golpea la frente de William con un dedo- No te rías, William. Entren a la casa y sigan derecho a cambiarse. Los Whedermell están aquí para cenar.

Evito resoplar mientras pasamos por su lado y cuando estamos en el recibidor me cuelgo de la espalda de mi hermano y él empieza a hacer caballitos conmigo subiendo la escalera. Reímos cuando nos golpeamos un costado con la baranda de las escaleras y accidentalmente un cuadro con una foto horrenda de William de bebé cae y rueda escaleras abajo.

- ¡Por amor a Dios, William y Anahia! –Mamá nos reprende, pero eso solo hace que William corra más rápido y ella grite.

Reímos mientras vamos haciendo desastre por el camino hasta nuestras habitaciones. Pobre nana, todo lo que toca organizar.

-Anda, abajo. Ve a bañarte y rápido antes de que mamá suba y se enoje más –William me deja en el suelo y abre la puerta de su habitación perdiéndose en ella.

Doy media vuelta y al entrar a la mía doy un respingo y tapo mi boca para no gritar.

- ¿Qué haces aquí? –Murmuro mientras cierro la puerta con llave.

-Me dijiste idiota esta mañana –Ladea su cabeza y casi podría jurar que no da crédito a que alguien le haya llamado de esa forma.

-Sí, bueno, te comportaste como uno –Paso por su lado y voy quitándome las zapatillas de deporte junto a los calcetines- Si no te importa, necesito bañarme, tengo una cena y tengo que estar abajo en media hora.

-Puedo esperarte. –Me sonrojo de pies a cabeza. ¿Y bañarme contigo en mi cuarto? ¡Antes muerta!

-No –Suspiro y trato de hablar otra vez porque eso sonó muy brusco- No puedes esperarme.

- ¿Por qué no?

-Porque tengo cosas que hacer. Por favor, Xander, vete y hablamos luego. Puedes regresar y hablamos luego, pero, justo ahora no.

-Ven conmigo.

- ¿Estas escuchando lo que estoy diciéndote? No puedo.

- ¿Eres novia del rubio tonto de ayer?

- ¿Qué? –Mis manos se cierran en puños, dispuesta a darle unos cuantos.

-No vienes conmigo porque eres novia del rubio. Lo vi abajo. –Resoplo y avanzo hasta él, lo empujo y luego pongo un dedo en su pecho.

-No afirmes lo que no sabes. No soy novia de Marcus y espero no serlo nunca, no me gusta, no es mi tipo y no lo soporto –No sé por qué sentí la necesidad de aclarar eso, pero lo hecho, hecho está.

Xander me observa y ladea la cabeza. Me mira y sus ojos parecen brillar y volverse más negros y luego vuelven a estar normales.

-Entonces, ¿Por qué no vienes conmigo?

-Ya te dije que no puedo, tengo una cena.

-Y estás enojada conmigo por ser un idiota.

-Eso también.

-Entonces, aunque te obligara a ir a algún lado ahora, no hablaríamos –Entrecierro mis ojos y lo fulmino con la mirada ¿Esta descartando planes?

-Efectivamente, no hablaría contigo.

- ¿Y si te doy algo como un regalo? –Se me escapa la risa y creo ver que sonríe.

-No, Xander, no puedo ir contigo. Por favor, vete y déjame bañarme antes de que mi mamá suba y se dé cuenta de que no he empezado a hacer nada y luego me castigue como por los próximos mil años.

Él resopla y luego se arroja en mi cama. Lo fulmino con la mirada.

-Esperare hasta que acabe la dichosa cena y el rubio se vaya, entonces tú y yo hablaremos sobre las razones por las que soy un idiota.

- ¡Oh! ¡Esas te las puedo dar ahora mismo!

- ¿Nahi? –William llama a la puerta y me paralizo momentáneamente- No te has bañado, ¿Verdad? –Lo escucho resoplar y luego suspira- Le diré a mamá que estas lavándote el cabello porque nos caímos en una pila de mierda.

- ¡William! –Lo reprendo y avanzo, directa a la puerta. La abro de un tirón y ahí lo veo. Mi hermano vestido con un jean blanco rasgado en las rodillas, una camisa azul oscuro y una americana blanco hueso. Bueno, ahora entiendo porque su habitación siempre tiene una chica.

-Ni siquiera estas en toalla –Niega con la cabeza- Distraeré a mamá. Date prisa –Tira de un mechón de mi cabello y se va tan campante. Resoplo y cierro la puerta de golpe, dispuesta a darme mi merecida ducha.

-Bueno, pudiste haber dicho que ibas a abrir –Brinco del susto. ¡Mierda! Me había olvidado de Xander.

-Lo siento, pero necesito que te vayas y es en serio.

-Te dije que iba a esperar –Resoplo y no queriendo ganarme la furia de Wendy Altermayer camino hasta mi armario y tomo el primer vestido que mi mano toca. Camino hasta el baño y antes de cerrar la puerta me volteo y miro a Xander.

-Más te vale que no espíes.

- ¿Tengo cara de depravado? –Entrecierro mis ojos, lo fulmino con la mirada y sin decir nada cierro la puerta del baño.

Este es el baño más tenso que he tenido en mi vida, ni siquiera me atrevo a quitarme la ropa interior por miedo a que pase quien sabe qué cosa.

Me lavo el cabello a conciencia, tratando de retrasar mi bajada y juego enjabono todo mi cuerpo. Dejo caer el agua caliente, pero nada quita la tensión de mi cuerpo.

¡Ah, pero que frustrante es esto!

Decido quitarme la ropa interior y terminar de bañarme. Cuando salgo de la ducha miro el vestido negro que escogí y resoplo. ¡Genial! Ni me acordaba de que existía.

Me cambio rezando porque el bendito vestido que hace meses no me pongo entre en mi cuerpo y respiro de alivio cuando es así. Me peino el cabello para que las ondas se formen como yo quiero y salgo hacia el armario buscando las sandalias romanas negras que debo tener en alguna parte.

Una vez que las encuentro estoy lista y me dirijo hacia Xander.

-No salgas de aquí.

-No me moveré de esta cama –Levanta la mano como si estuviera haciendo una promesa y solo eso ya me da mala espina.

- ¿Comiste algo antes de venir? –No puedo evitar preguntar.

-No.

-Te traeré algo en cuanto pueda.

-No es necesario –Me corta y se acomoda en mi cama.

-No te pregunte, te dije lo que haría –Sin decir más, salgo de mi habitación y bajo las escaleras a toda prisa.

Antes de la cena, mamá y la mamá de Marcus nos hacen tomar té en la salita mientras ellas hablan de sus cosas y nuestros padres hablan de las suyas. Ignoro la conversación y molesto un poco a William mientras apartamos a Marcus del pequeño mundo de hermanos. Eso hasta que mamá nos obliga a hablar con él.

Entonces llega la cena y es aún peor porque papá y Marco Aurelio dominan el tema de conversación y es algo aburrido cuando se ponen a hablar en clave.

Todas las cenas con esta familia son aburridas, siempre los mismos temas.

-Ya deberíamos ir pensando en la boda de los chicos –William, Marcus y yo escupimos el vino en la mesa. Toso como loca y William intenta darme golpecitos en la espalda mientras el también parece ahogarse- Sé que los toma por sorpresa, pero no es para tanto, chicos.

-Mamá –William le llama la atención- Anahia es una niña todavía, no es para que estés pensando en esas cosas.

-William, si bien es cierto que Anahia es menor que Marcus

-Cinco años menor –Interrumpe William a la madre de Marcus.

-Cinco años –Concede ella- Eso no es impedimento para que ellos se casen.

-Tal vez eso no, pero ¿Qué tal hecho de que mi hermana no quiere?

- ¡William!

- ¿Qué? –William fija sus ojos rojos en mamá- La época en la que los padres escogían pareja se acabó. No vas a obligar a mi hermana a casarse con él –Señala a Marcus y casi quiero partirme de risa cuando Marcus da un respingo en su silla.

-Suficiente –La voz de papá se deja escuchar por fin en el comedor- Wendy, los chicos están saliendo como amigos, no se han desarrollado, no sabemos si están hecho el uno para el otro, así que veo innecesario que el tema sea sacado justo ahora.

-Pero, Wendell

-Estoy de acuerdo –Marco Aurelio interviene viendo a su esposa fijamente- Todavía no sabemos si están destinados, así que hablar del tema ahora me parece impropio.

Las señoras fulminan a sus esposos con la mirada y yo respiro de alivio.

La cena acaba siendo una ingesta de comida en total tensión. Nadie dice nada y personalmente no miro a nadie. Espero el tiempo suficiente antes de retirarme de la mesa.

Voy directo a la cocina y le pido a Coquí un plato más, argumentando que no comí bien en ese ambiente y subo las escaleras.

-Nahi –William me llama desde el pie de las escaleras. Tiene esa mirada furiosa que siempre le veo cada vez que hablan de comprometerme con alguien, como si yo fuera un intercambio- Saldré por una o dos horas a lo mucho, mientras ellos se van y me calmo. Cuando regrese hablamos –Asiento y lo veo salir por la entrada principal.

Cuando llego a mi habitación, le ofrezco la comida a Xander que sigue sentado en mi cama.

- ¿Estuvo mal la cena? –Pregunta mientras se lleva un poco de pollo a la boca.

- ¿Por qué lo preguntas?

-Tienes la cara tensa. –Resoplo y me tiro de espaldas al colchón.

-Fue horrible, pero no quiero hablar de eso.

Nos mantenemos en silencio mientras come la comida que no quería, pero que igual le he traído y cuando veo que se la acaba toda sonrío.

-Y eso que no la querías –Se encoje de hombros y deja el plato en la mesa de noche.

-Gracias, no tenías que hacerlo.

-No hay problema. –Sacudo la mano quitándole importancia y centro mis ojos en los suyos- Querías hablar ¿No?

-Si –Endereza su espalda- Nadie se había llamado idiota antes, desde que soy negro.

-Y estas en shock –Adivino burlona.

-Algo así. La verdad es que fue refrescante y sí, me comporte como un idiota contigo al echarte de esa manera, lo siento.

-Bueno, no me interesan tus disculpas, te comportaste como un idiota y eso no lo puedes arreglar –Sonríe de medio lado y toma mi mano.

-Podría compensártelo –Me sonrojo por alguna extraña razón.

-No es necesario.

-Pero quiero hacerlo, así como tu hiciste con la comida –Muerdo mi labio inferior pensativa. Si acepto, me expongo a que pase lo mismo de hoy- Te prometo que lo hare bien. Si quieres piénsalo y mañana me dices. No quiero que me digas que no.

-Mañana te diré –Tomo la opción que me da sin pensarlo mucho, ya tendré el día de mañana para eso.

-Bien, entonces me voy –Se levanta y yo también lo hago. Nos quedamos de pie, mirándonos el uno al otro, sin saber qué hacer. Xander suspira y se acerca a la ventana- Hasta mañana, Hia.

-Hasta mañana, Xander –Ignoro el brinco estúpido que dio mi corazón al oír ese diminutivo que me acaba de dar y cuando desaparece me dejo caer en el colchón y duermo.

            
            

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