Chico fantasma.
Cuenta la leyenda, la existencia de un chico llamado Kilian el cual fue elegido por una poderosa bruja para llevar a cabo uno de los rituales más extremos del mundo.
Solo tenía dos simples normas:
1.- Mataría a todos lo que tuvieran un mínimo contacto con él.
2.- No habría ninguna excepción.
La leyenda dice, que ese mismo chico camina de noche por los bosques buscando un alma a la que sacrificar, ya que todavía, el ritual no ha acabado.
Cierro el ordenador de golpe llevando mis manos a mi boca tapándola. Mi corazón late a gran velocidad.
Comienzo a mover mi cabeza hacia los lados intentando pensar en que esa información es imaginaria.
Miles de personas pueden poner cualquier información de esa leyenda sin ser realmente cierta, haciendo así que la gente que la lea tema.
Me armo de valor y abro de nuevo el ordenador para seguir buscando más información de la dichosa leyenda.
Mis manos teclean letras y más letras sin dejar reposar mis dedos siquiera algunos segundos. Mis ojos miran hacia todos lados de la pantalla intentando no perder ningún detalle.
Mis ojos captan algo importante. Una imagen demasiado desagradable aparece en mi campo de visión. Un pueblo totalmente devastado congela mi corazón pareciendo de hace 2 décadas pasadas.
Marleb. Así se llamaba el pueblo en el que ocurrió todo. En el que Kilian mató a toda una comunidad de vecinos sin tener ninguna culpa, y en el que Kilian fue condenado por el resto de su vida a ser un chico poseído por el hechizo de una bruja.
Algo choca contra la ventana haciendo que vuelva a cerrar la pantalla del ordenador y me levante quedando de pie encima de la cama. Mis manos se posan en la pared quedando mi vista fija en ese mismo lugar en el algo chocó.
Observo detenidamente todo mi cuarto encontrando todo en su sitio.
Otro golpe.
Cierro mis ojos contrayendo mi boca para no pegar un fuerte grito que pueda ser capaz de llegar a la otra punta del mundo.
Con sumo cuidado, bajo de la cama acercándome a la ventana y echando el filo de la cortina hacia un lado, dejando que solo mi ojo pueda ser visto.
Abajo me encuentro a Fiona y Gala con unas inmensas sonrisas en sus rostros, y sus manos llenas de unas pequeñas piedras cogidas del suelo.
Me llevo las manos a la frente sonriendo de lado.
No se si ya me estoy volviendo una paranoica, pero si vuelven a darme este susto un par de veces más, juro no poder soportarlo.
- ¿Por qué mierdas no llamáis a la puerta en vez de tirar piedras a mi ventana?- digo una vez abro la ventana y saco mi cabeza produciendo un gran escalofrío por todo mi cuerpo.
Las dos mueven sus hombros a la misma vez sonriendo aun más.- Gala tuvo la gran idea de hacerlo de esta manera.- la nombrada, da un golpe en el hombro de la otra.
Niego metiendo mi cabeza de nuevo en la calentita habitación para bajar las escaleras y abrirles la puerta a las dos insoportables personas que tengo como amigas.
No tardamos en comenzar a hablar de varias cosas como por ejemplo; la muerte del pájaro llamado piolín de Fiona, la cual estaba cabreada por el arrebato de su preciado animal.
Los segundos pasaban, los minutos también lo hacían, y ninguna de las tres parábamos de hablar.
- Vamos Fiona, ¿De verdad no has visto como te mira Devin?- el rostro de ésta se enciende convirtiéndose en un rojizo ardiente.
Gala ríe tras ver la reacción de ésta tras sus palabras.
El cabello ondulado y castaño de Fiona, sus ojos entre marrones y verdes junto a su rendonda cara, hacen una buena combinación.
Fiona es la típica chica que ama ver a todos sus seres queridos felices, y si no lo están, hace todo lo posible para cambiarlo.
Le encanta la perfección. Tenerlo todo ordenado y controlado, consiguiendo así que nada se escape de sus manos.
Mientras que Gala es todo lo contrario ante el físico. Su pelo es de un rojizo potente, entre lacio y ondulado, ojos verdes a combinación con algunas pecas por su nariz y pómulos.
A pesar de su baja estatura, algo que le juega algunas malas pasadas por nosotros, ya que le hacemos algunas bromas al respecto, su carácter le hace subir de nivel, al igual que su chillona voz.
¿Y yo?
Yo soy totalmente diferente a ellas, y aunque antes no me gustara, ahora lo adoro.
- Me mira igual que a todas Gala, como a una amiga más.- las dos nos miramos y comenzamos a reír.
Lander, Gala y yo sabemos el pequeño secreto que Devin y Fiona esconden, haciendo así que ninguno de los dos muestre al otro sus sentimientos.
Es gracioso ver como Fiona se pone totalmente roja al solo pronunciar su nombre.
Luego de repetirle un par de veces su inocencia por no darse cuenta, decidí contarles lo que estaba haciendo antes de que llegaran.
Siguen sin creerse totalmente mis palabras y eso me cabrea un poco, ya que no se como hacer que me crean.
- Esta bien, te ayudaremos a buscar más información sobre la leyenda.- Fiona habla mientras Gala bufa resignada.
Gala es la que menos cree sobre el asunto. Dice que las leyendas son solo eso, leyendas, ya que por eso tiene ese nombre.
- Ares, he encontrado algo.- Fiona me acerca su móvil poniéndolo justo frente mis ojos.
Un número, una dirección, unas simples palabras; yo lo vi, y debo agradecer a Dios por estar viva. Fecha de publicación, 20 de Enero de 1940. Elisa Tomson.
Leo letra por letra quedándome paralizada. Mis ojos no se apartan de la brillante pantalla.
- ¿Lo has leído verdad?- asiente quedando en mi mismo estado. Sorprendida.
Gala se acerca rápida cogiendo el móvil para leer. Luego de hacerlo, nos mira con el ceño fruncido. Niega.
- Esto es mentira chicas. Y a demás, esa mujer ya debe estar muerta.- bloquea el móvil y lo deja caer en la suave cama.
Me levanto de la cama y comienzo a caminar de un lado a otro en el dormitorio, llevandome las manos a la cabeza para remover mi alborotado pelo.
Ya no sé qué pensar. Alomejor lo que dice Gala es verdad y solo haya sido producto de una pesadilla, la cual he interpretado como una realidad.
- Vamos mañana al lugar y comprobemos si esa mujer, Elisa, sigue viva.- las dos me miran como si hubieran visto a un fantasma.
Fiona niega rápidamente mientras Gala sonríe mostrando sus dientes. Eso me da a entender que ella sí me acompañará.
Una media hora después, planeamos como lo haríamos y llamamos a los chicos comunicándole la noticia, los cuales aceptaron inmediatamente acompañarnos.
Mis padres junto a las trillizas llegaron en minutos después de haberse ido las otras dos, lo que me dio poco tiempo para mi soledad.
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Me levanto sobresaltada de la cama al notar un tremendo frío recorrer todo mi cuerpo.
Con mis ojos casi cerrados, miro hacia todos lados. No hay nadie, y la ventana está cerrada.
Me dejo caer de nuevo tapándome hasta el cuello, dejando solo al descubierto mi cabeza.
Mis ojos pesan así que los vuelvo a cerrar disponiéndome a dormir.
- Ya queda menos...- escucho una rasposa voz cerca mía. Miedo.
Sin abrir los ojos, saco mi mano al exterior para dejarla extendida sobre mi cuerpo, el cual se encuentra boca arriba.
- Si hay alguien aquí, haga una señal.- espero a que algo ocurra, pero no pasa nada.- ¿Quién eres?- pregunto a pesar de no haber conseguido ninguna respuesta anteriormente.
Me lleno de valor y abro mis ojos. Si pasa algo, quiero saber exactamente lo que ocurre.
Giro mi cabeza a toda velocidad al presenciar como mi lampara de noche, justo a mi lado, se enciende tardándo apenas dos segundos para luego apagarse.
Vale Ares, esa ha sido una muy terrorífica señal.
Siento como mi cuerpo quiere salir corriendo de aquí, pero mi mente quiere saber más sobre lo que está ocurriendo.
La puerta del armario comienza a abrirse muy despacio, y de su interior sale una oscura mano.
Tengo ganas de llorar.
- Tres.
La puerta se cierra creando un fuerte ruido, haciendo así que la mano que estaba fuera vuelva a estar dentro y las mantas tapen inclusive mi cabeza.
No debí haber ido al bosque.