-No me quejo. Dime. ¿A qué lunática se le ha ocurrido el chiste malo?
-¡Ey! -Ariana me patea la espinilla.
-¡Oh, joder! ¡De esta me acuerdo, Ariana! -grito adolorido.
-¿En serio? -corre detrás de Samuel y lo usa de escudo -Tendrás que pasar por encima de mi peluchito antes de que me puedas hacer algo.
-¡Eres una mocosa malcriada!
-¡No soy ninguna mocosa! ¡Tengo veinte años! -me señala sin mostrarse.
-Será de aspecto porque lo que representa tu edad intelectual es de cinco.
-¡Idiota! -me muestra el dedo mediano.
-Venga, chicos. Paz, amor y el plus para el salón -interviene Samuel, con la frase recurrente de un antiguo comercial.
-No uses tus chistes malos, por favor -rogamos Ariana y yo, sincronizados.
-Prometo no hacerlo si os subís al coche de una vez, los demás se han adelantado. Llegaremos últimos para no variar.
Subimos al coche y Samuel enciende el motor, conduciendo por calles de poca afluencia hasta llegar a la general, donde en un par de ocasiones somos detenidos por los semáforos en rojo. Salimos de la pequeña ciudad de Figueres, dejando atrás las últimas edificaciones de la época franquista mientras El Patio de Pablo López suena de fondo, haciéndome mover los dedos por inercia como si estuviera presionando las teclas de un piano invisible, susurrando cada estrofa a un nivel casi inaudible.
-¿Estaremos todos? -bostezo y doy un trago al café.
-Las tres parejas y el eterno soltero de oro. Tenemos que encontrate una novia -blanqueo los ojos a las palabras de Ariana.
Anna, Esther y Eva han sido las tres últimas candidatas que me ha propuesto Ariana, dentro de una extensa lista de candidaturas que no parece tener fin. Chicas hermosas que han fracasado en el intento de cazar mi corazón, ni siquiera me las he follado. No tengo planeado tener sexo con ninguna de sus compañeras de unversidad para ponerla en una mala situacón, menos sin son amigas suyas.
-No, gracias -respondo con sequedad.
-¿Por qué?
-¿Acaso lo has olvidado? No podemos emparejarme porque soy un tigretón. ¡Rawr! -arruño al aire provocando la risa de los tres.
Las cosas siempre deberían ser así. Simples, sin complicaciones.
-Te dije que le quedaría perfecto, peluchito.
-Siempre tienes razón, peluchita.
Comparten la mirada cautivados por el amor que se sienten y pateo el respaldo de Samuel para que regrese la vista a la carretera.
-Joder, tío -se queja.
-Ni tío, ni nada. Mira la carretera antes de que nos matemos, ya haréis cursilerías cuando lleguemos.
Cada vez más lejos de la ciudad nos adentramos por un recorrido donde la naturaleza montañosa predomina, cruzando varios pueblos. La carretera asfaltada se convierte en un camino de tierra, los bosques son el paisaje principal y sin bajar la ventanilla ya se huele la pureza de aire, mezclado con un intenso y agradable aroma de robles. Y al final del todo, aparece el dándonos la bienvenida al pantano de Boadella.
Samuel aparca al lado del todoterreno negro de Rafa y bajamos. Voy al maletero y me hago con varias bolsas llenas de comida chatarra y bebida gaseosa. No es mi comida predilecta, pero un día distinto no perjudica a nadie.
Choco el puño con Rafa y doy la mano a Pablo. Me doy la vuelta para saludar a las chicas cuando Ariana, haciendo de las suyas, ya les está informando sobre la salida de la latina.
-Tendriais que haber visto la salida de la última conquista de conejo follador, literalmente escupía fuego por la boca mientras lo maldecía -explica Ariana divertida.
-¿Te has vuelto impotente, Oliver? -sonríe maliciosa Olga, la novia de Rafa. Y continúa -No me extraña. Tanto follar te ha dejado seco y ahora ni se te levanta, me encargaré de preparar un funeral en condiciones para tu pequeño amigo.
-Mi amigo sigue vivo y con ganas de diversión, nada de qué preocuparos.
-¿En serio? -arquea una ceja Victoria, la novia de Pablo, realizandome un escaneo de pies a cabeza.
-No es mi culpa que algunas tías no pilen el concepto de sexo casual -me defiendo -No voy a enamorare, no quiero enamorarme y nadie me va a cambiar.
-A mi me gustas tal y como eres, siendo nuestro pomposo conejito.
-Si pillas el concepto deja de presentarme a tus compañeras -la despeino, ganándome una mueca de mejillas hinchadas como las ardillas -Por otro lado, gracias por aceptarme tal y como soy. ¿Por qué no existen más chicas como tú?
-Existen. Solo que los hombres santos nos encargamos de conquistarlas antes de que el demonio saque sus sucias zarpas -responde Samuel, envolviendo la cintura de Ariana, besando su coronilla.
-Samuel tiene razón -participa Pablo, apoyando la mano en mi hombro -Tenemos que proteger a las chicas inocentes del sucio cantante del grupo, a no ser que decidas aparcar el tema del sexo a un lado.
-Mi próposito en la vida es seguir follando hasta que no se me levante y entonces, cuando llegue ese momento, consumiré viagra para seguir teniendo sexo.
-Todos necesitamos amor, conejo follador.
-Soy la excepción.
-¡Idiota inmaduro!
-Todo lo que me falta de inteligencia lo compenso con el atractivo.
-¡Engreído!
-Lo justo y necesario, plana.
-Deja de meterte con mi peluchita -dice Samuel, clavándome los ojos marrones.
-Ella he empezado -señalo a Ariana.
-¿Yo? A parte de idiota, mentiroso. Me parece muy fuerte por tu parte -se lleva las manos a la boca haciéndose la víctima -Dile algo más, peluchito.
-Impotente -me ataca, Samuel.
-¡Oh, joder! ¡No tengo ningún problema con la polla!
Todos se ríen y me adelanto, antes de que acaben de desesperarme. A cada uno de ellos les encanta provocarme por un único motivo, se lo pongo demasiado fácil.
La mañana prosigue con buen pie, teniendo conversaciones tribales entre risas, gritos y alguna que otra pelea infantil. Samuel y Ariana desaparecen en varias ocasiones para hacer manitas. Rafa es más de comerle la boca a Olga delante de todos, si la quiere besar, la besa y no hay más. Con o sin lengua. Pablo y Victoria son de dejarlo todo cuando no estamos cerca. Sin ir muy lejos, sólo los he visto besarse en un par de ocasiones y eran simples picos.
A la hora de la comida, Samuel aprovecha para sacar la guitarra acústica, rozando con suavidad un par de cuerdas.
-¿Cantas? -me pregunta.
-Eso no se pregunta -respondo, dando un último bocado.
Samuel inicia con los primeros acordes de Pa, amb oli y sal de Blaumut. Le encanta la música de su tierra, siendo el más apasionado de la cultura catalana.
-Esperarem que passi el fred i sota l'arbre parlarem de tot. Un bioritme elemental, un mar d'antenes i animals. Els astronautas volen baix, els núvols passen com qui no diu res -canto en catalán, disfrutando de una suave brisa otoñal - Amb les butxaques a les mans, caminarem els passos d'altres peus. Esmorzarem pa amb oli i sal, ho vestirem amb unes copes de vi. Deixant de banda la ciutat, la tarda és llarga, i potser més, molt més, la nit.
Todos empezamos a silbar en la parte de los silbidos de la canción y cuando vuelve a entrar la parte de la letra, sigo cantando con voz grave sin desafinar en ninguna nota. Las chicas se levantan bailando, cantando el estribillo y volviendo a silbar en las partes correspondientes. Rafa mueve las manos como si sostuviera baquetas de su batería y Pablo aprovecha para grabar con el móvil.
Al terminar la canción, Samuel ya está tocando otro tema, en la cual pongo la letra con la voz sin necesidad de preguntar cual es. Vivimos rodeados de felicidad, contagiados por un sentimiento vivo. Con sonrisas imborrables en nuestra cara, disfrutando de cada segundo sin filtros, siendo nosotros en un ambiente tranquilo. Sin preocupaciones, ni dolores de cabeza.
Esta es nuestra vida, mi vida. No necesito más.
Estoy tumbado en la hierba con los ojos cerrados y escuchando el sonido de la naturaleza: las caricias de las hojas entre sí, la corriente del agua y el cantar de varios pájaros. Una relajante composición que me induce lentamente al mundo de los sueños.
-Oliver -interrumpe Ariana.
-¿Si? -cuestiono sin abrir los ojos. Y aclaro -Antes de que empieces. Si has venido a proponerme a otra compañera, ya sabes la respuesta.
-¿Por qué no crees que exista el amor para tí?
-¿Qué clase de pregunta es esa? -abro los ojos, encontrando una mirada avellana con una pizca de preocupación.
-Responder con otra pregunta es hacer trampas -se queja, alargo la mano y acaricio su mejilla derecha con la misma ternura que le dedicaría a mis dos hermanas pequeñas.
-Supongo que es porque no ha surgido.
-¿En ese caso por qué no le das una oportunidad?
-Si un tipo como yo le diera una oportunidad al amor y lo encontrará, sería rechazado. A nadie le gustan los idiotas y yo lo soy, un autentico idiota.
-Superala, Oliver -interrumpe Samuel y le dedico una mirada de pocos amigos -Quiero decir... Eres un idiota, pero seguro que existe alguien en este mundo que aceptaría a alguien tan idiota como tú.
-¿Has tenido novia? -pregunta Ariana confundida.
-No -respondo sincero.
-¿Te has enamorado alguna vez? -vuelve a preguntar Ariana retirando un mechón claro tras su oreja, generando una necesidad inmensa por matar a mi mejor amigo.
-No -respondo.
-Pero...
-Hora de irnos -interrumpe Pablo, salvándome el culo de una conversación incómoda.
Ariana sale corriendo para ayudar a recoger, dejándome con su novio. Me levanto del suelo limpiando la tierra de la ropa, contemplando el paisaje que empieza a apagarse mientras el sol inicia su escondite por detrás de las montañas.
-Lo siento -se apresura a disculpar Samuel.
-Olvidado. Sólo te pido que no vuelvas a pronunciarte sobre ese tema -suspiro fastidiado y echo el pelo hacía atrás -Lo que pasó es cosa del pasado y no hay necesidad de que tengamos una conversación acerca de esa mierda.
-Deberías tenerla, lo que pasó...
Sin apartar la vista del estampado natural de una tarde otoñal, las palabras de Samuel desaparecen a causa de la interrupción de un ángel cercano a las aguas, a varios metros de nosotros. Tiene la cabeza agachada, centrada en el pequeño oleaje rompiendo en las pequeñas piedras, sin darme la oportunidad de descubrir su rostro, más allá de sus mejillas redondas y pálidas, pálidas como si hubiera tenido un encuentro con un fantasma.
El viento juega con su melena castaña dándole algo de viveza, porque para lo que representa lo demás es como si no respirara.
Una lágrima se desliza por la piel de porcelana y un escalofrío interrumpe viajando por todo mi cuerpo.
Sentimientos encontrados, sentimientos negativos.
Vestida con simpleza da un primer paso hacia el agua, seguido de otro, y a continuación, da otro más provocando que los conceptos se quiebren, exterminando la calma experimentada durante el día.
¡No es real!
Dudo de la veracidad y cuando me pellizco para comprobar que no estoy metido dentro de una pesadilla, se sumerge al completo haciendo que pierda de vista a una criatura angelical que ha sido desterrada del cielo. Un ángel de alas rotas. Un ángel caído.
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