Capítulo 7 La impactante verdad

Llegamos al lugar en el que yo vivía, y cuando bajé del auto de Derek, vi unas manchas rojas en el asiento. Avergonzada, hice un esfuerzo para disculparme. "Gracias por esto. Pagaré por la lavada del auto cuando tenga la oportunidad".

Sin aceptar ni rechazar mi oferta, él me sonrió con indiferencia.

En ese caso, como pensé que no me creía, rápidamente agregué: "Pensándolo bien, tal vez deberías esperarme aquí un minuto. Iré a empacar algunas cosas y regresaré, ¿de acuerdo? Te daré el dinero en cuanto vuelva".

Haciendo una mueca con los labios mientras jugueteaba con el volante, Derek aparentemente lo estaba evaluando. Luego, dijo con voz seria: "Solo decidí ayudarte. Nunca calculé cuánto costaría y tampoco me aprovecharé de tu desgracia. Eso sí, debo recordarte que tienes que ir a un hospital".

Al escucharlo, mis ojos se humedecieron, pues en ese instante tuve la certeza de que aunque era la primera vez que lo veía, era un buen tipo. Desafortunadamente, no se podía decir lo mismo de Shane, quien no solo hirió mi cuerpo, sino también mi corazón.

Asintiendo, le di las gracias.

Acto seguido, él se fue.

Apenas abrí la puerta de mi casa, me destrozó ver la foto de mi boda.

En la imagen, Shane me sujetaba por la cintura al tiempo que yo me apoyaba en su pecho. Ambos sonreíamos genuinamente felices.

Sin embargo, ahora que la observaba de nuevo, ¡me di cuenta de lo irónico que era todo!

Jamás podía imaginar que usaria la ternura para engañarme, y en realidad era mucho peor que un diablo.

Entonces, temiendo que el demonio de mi esposo regresara pronto, no me atreví a quedarme mucho rato. Con eso en mente, me quité la ropa sucia y me limpié con una toalla húmeda. No pasó mucho tiempo para que el agua que estaba usando se tiñera de rojo escarlata.

En ese momento me puse a llorar... Y si bien el dolor proveniente de la parte inferior de mi cuerpo era casi insoportable, nunca podría compararse con lo que sentía por dentro.

Después de cambiarme, empaqué algunas mudas de ropa, agarré mi pasaporte, un cargador portátil, y justo cuando estaba a punto de marcharme, escuché un sonido que pareció venir del estudio.

Le lancé una mirada a la puerta pensando en que debía haber algún secreto que aún tenía que descubrir. Quizás podría ser la razón por la que Shane mostró sus verdaderos colores de repente.

Poco a poco, abrí la puerta con toda la valentía que pude reunir, pero resultó que el estudio estaba en absoluta oscuridad. No había nada ni nadie, solo una brisa débil que soplaba la cortina.

Al encender la luz me topé con un libro que estaba tirado en el suelo delante de la estantería.

El ruido que escuché debió haber sido el libro cuando se cayó del estante.

De pronto, escuché un auto estacionándose cerca, y al asomarme por la ventana vi a Shane. Sin más demora, salí de la casa a toda prisa.

Afuera noté que la luz del ascensor estaba encendida, lo que indicaba que el hombre iba subiendo. En vista de que no quería ver su cara, me escondí en la salida de emergencia.

Pasados unos segundos escuché sus pasos acercándose a la puerta del departamento, la cual luego cerró lentamente.

En mi retirada, le eché un último vistazo con resentimiento, pero justo en ese momento, oí algunos sonidos provenientes del interior de la casa.

En ese instante mi corazón latía a toda velocidad. Enseguida, mi deseo de descubrir la verdad me hizo acercarme más y más a la puerta, y al presionar mi oído contra ella, pude escuchar todo con más claridad.

Oír la voz de una mujer me sorprendió tanto que estuve a punto de gritar por la impresión.

'¿Cómo es posible que haya otra mujer en mi propia casa?'.