-¿Qué pasa?
Tuve que reunir toda mi paciencia para detenerme a esperar al Príncipe Ascian que caminaba tranquilamente en mi dirección. No tenía ganas de hablar con nadie, no cuando había tenido que controlarme de esa manera para no caer en mi maldición en plena ceremonia.
-¿Qué pasó antes?-preguntó el Príncipe Ascian-, no creo que me haya apretad