Mi acusación hizo que todos los ojos se posaran sobre el Príncipe Ascian, que, estaba del todo tenso mirando a sus guardias como si quisiera haberlos hecho hablar mucho antes.
Y con razón, el ridículo era lo que estaban haciendo todos ellos frente a mí.
-¿Cómo íbamos a saberlo?-preguntó el guardia moreno obligándome a mirarlo de nuevo-. No entram