Durante un par de segundos el silencio se extendió entre nosotros, la sonrisa maliciosa de la sacerdotisa solo me generaba una tranquila curiosidad por saber lo que ella había planeado para esta noche.
Decidí dar el primer paso porque, aunque dejarla llevar todo a su ritmo era algo increíblemente tentador, tampoco podía pasarme toda la noche de pi