Capítulo 4 TRES

Mijaíl

Cuando conocí a Nechikh, fue lo peor que me pudo haber pasado, aunque estaba más que feliz de contar con mi pequeña hija. Actualmente, las mujeres escaseaban había una mujer de nuestra raza Firvenpg cada 100 hombres, además de los miles que se morían violadas, por los partos o enfermedades, cuando Nechikh partió de este mundo, sabía que no podía hacerlo solo, pero eso me llevaría tiempo y además de que era muy difícil que una Firvenpg aceptase al hijo de otra, así que me toco comprar una chica de otro planeta.

Pero esta se veía sumamente extraña, sabía que había miles de razas en nuestra galaxia, pero jamás había visto algo como esa cosa. Sus ojos de aquel color extraño, ese color de nuestra tercera luna, además de que tenía cinco dedos, su cuerpo era pequeño y delicado, se veía que no me iba a servir de mucho para las actividades del día a día, pero inmediatamente la ví, no puede evitar sentir una clase de curiosidad, además de lo que dijeron de ella.

-Hola a todos los Firvenpg, hoy hemos traído a hembras de otros planetas para que sean sus compañeras -Después fueron pasando una a una-, ella es buena con los niños, sea ha apareado sin éxito en el pasado, pero su coño debe estar exquisito para su apareo, puede aprender fácilmente y criar a sus hijos.

-Ofrezco 100 botes de leche de Vhakijf.

Se hizo el silencio en ese momento, nadie podía tener más que yo, soy de las personas con más recursos de este lugar, y desde el nacimiento de mi pequeña había aumentado la producción de leche para ella y la venta de este.

-100 botes, a la una, a las dos y a las tres -La chica que habla hace un silencio momentáneo-, ¡vendida!

En el momento en el que me dejaron llevarla después de que tomase la pastilla del idioma, lo cual me había sorprendido de que se hubiese desplomado, puede detallarla.

Es una mujer delicada, con una piel rosada pálida. No tiene cuernos, ni parecía que estuvieran en proceso de creer o se hubieran partido por alguna pelea, y su pelo largo, negro. Sus labios eran bastante grande y tenían un brillo en ellos; además, de su ropa extraña que parecía que se hubiese peleado con un Gwikinf al intentar casarlo.

Sabía que estaba siendo muy duro con ella, pero no estaba interesado en ninguna relación con nadie, solo quería que, como yo, mi hija creciera con una madre, aunque fuese la cosa más extraña que había visto en mi vida.

Pero algo que no podía negar era que ella... me la ponía dura.

Tenía tantas ganas de probar a que sabían sus jugos, poder liberarme dentro de un coño y no con mi mano a causa de la perdida de mi compañera, pero igual había hecho una gran inversión como para matarla por una mínima calentura.

Pensaba que por su pequeño tamaño iba a ser capaz de manejar, pero me sorprendió en el momento en el que ella intentó empujarme, de cierto modo aquello me volvió loco, quise matarla y a la vez postrarla sobre aquella cama provisional y follármela hasta que mis testículos doliesen.

La haría totalmente mía.

Pero no iba a pasar, todavía me sentía muy asqueado al verlo, solo la quería para lo que había comprado y para nada más.

Ella no era igual que yo, ella era una clase de cosa extraña con la cual no quería relacionarme para nada.

En ese momento me dirijo a la cocina porque si me quedo esperando a que aquella mujer cocinase lo más probable es que muriese intoxicado, así que empiezo a cocinar.

            
            

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