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Todo está empezando a volverse complicado, deseaba un montón poder despertar de esta terrible pesadilla. Pero ahora era la "esposa" de un extraterrestre sin ti haberlo pedido y eso hacía que me colocase enferma. ¿Qué debía hacer eso? ¿Habría alguna forma de ir a la tierra?
La pequeña era lo más tierno que había visto y al parecer a ella le encantaba verme y que sostuviera entre mis manos, pero lo que me estresaba era saber que de esta pequeña criatura dependía mi estadía en este lugar, de cierta manera quería gritar con todas mis fuerzas e intentar liberar todas las emociones que tenía dentro de mí que se había vuelto como una clase de nudo en mi garganta.
Aquel hombre era una clase de alien fuego que, a pesar de que le pareciese raro, quemaba con sus manos la carne, pero, cuando él se iba a trabajar, supongo, me encerraba en esta casa, que se estaba convirtiendo en mi cárcel hasta aquel día que se abrió y en vez de ser aquel hombre era una mujer.
-¿Quién eres? ¿Qué cosa eres? -me hablo aquella mujer con algunas arrugas en la cara.
-Soy... -Ni siquiera sabía qué decir-. Me llamo Savannah, soy la niñera de la pequeña.
-¿Eres su nueva compañera? ¡Qué bueno que el terco de mi hijo me escucho! Le dije que no podía criar a su pequeña él solo.
-Ya veo...
-Bueno, ahora eres la nueva compañera de mi hijo, así que tienes que ser independiente en todo momento, así cuando no este tu compañero no tienes que pasar por estos problemas.
-Señora... digo madre, no tiene problemas con que su hijo tenga una nueva compañera o que esté con una mujer muy extraña.
-Lo dices por que no has visto a la compañera de mi otro hijo, es como tú, llego dos lunas antes que tu, y no, no me molesta que tenga una nueva compañera, me hace feliz, espero que logres sacar a mi hijo de la burbuja de trabajo donde se encuentra.
En ese momento frunzo los labios sin saber qué decir.
-Él no piensa lo mismo que usted, ni siquiera me quiere.
-No te preocupes cariño, sé que debe ser difícil venir a otro planeta en busca del amor -Ella saca algunas cosas de una clase de balde lleno de algún líquido-, yo sé que pronto estarán enamorados.
-Uhmm, espero que sea así.
-Bueno, para preparar este platillo lo primero que tienes que hacer es... -Empieza a explicarme como cocinar y a decir verdad, nunca antes había prestado atención a una clase de cocina.
En la tierra siempre pedía domicilio o comía cosas ya echas para calentar al microondas.
-Y lo sirves de esta manera para que se vea bonito, este es el plato favorito de mi compañera.
-Por cierto, madre, ¿Cuántos hijos tiene?
-Hmm, tengo 12.
-¿12?
-¡Si! Aunque normalmente las familias tienen mucho menos, es por nuestra buena economía.
-Ya veo...
-¿Cómo era la anterior compañera de su hijo?
Ella se paraliza, me mira fijamente con una mirada triste y después vuelve la mirada al plato de comida mientras lo servía.
-Ella era muy dulce, conoció a Mijial cuando yo los presente y al poco tiempo ella se mudó a esta casa... después nos dio la buena noticia de que estaba embarazada... Pero cuando la partera asistió a su parte, nos dio mucha paz cuando mi hijo salió con su pequeña entre sus brazos, pero su expresión triste, no hubo necesidad de palabras.
-¿Su hijo fue así de frío siempre?
-No, el antes era más dulce, pero al parecer Marik no se fue sola, también se llevó gran parte de la felicidad de mi hijo -Ella toma mis manos, y me mira a los ojos, en ese momento podía sentir lo cálidas que se sentía, como cuando tocabas una taza caliente en busca de un poco de calor -, sé que tú podrás devolverle esa felicidad.
Aquello me hace sentir un poco incómoda, yo sabía más que nadie que no era ninguna psicóloga ni ningún centro de rehabilitación.
-Creo que me siento en la obligación de decirle que él y yo no tenemos una relación de "pareja", ni tenemos intenciones de tenerla, de echo si fuese por mí, estaría en mi planeta -Ella me mira como si tuviese 7 cabezas-, no dormimos juntos... ni lo hacemos, solo cumplo el papel de ser la niñera de su pequeña.
-Nunca digas nunca querida, yo que sé que pronto serán compañeros reales.
Unas horas después, cuando la madre de Mijaíl atendiera a su nieta, finalmente se fue, dejando en mí un nudo en mi garganta, así que... no éramos ni las ultimas humanas secuestradas en la tierra, en ese momento recuerdo cuando veía el noticiero y pasaban las personas que estaban siendo buscadas por su familia. ¿Cuántas de ellas están en alguno de estos planetas desconocidos?
Por mi cabeza pasaban miles de escenarios y todos finalizaban en mis ganas de volver a la tierra con mi familia, y hacer como si esto fuese mi peor pesadilla.
Al momento en el que Mijaíl llego, se veía igual de cansado que siempre, al igual que lo era su silencio.
-Tu madre vino e hizo la cena.
-Ya veo, al menos puedo descansar en ese ámbito... -exclamo sentándose en la mesa frente al plato de comida.
-¡Yo no sería una mujer inservible si me enseñases a cocinar!
-¿Cómo alguien como tú va a aprender? Eres totalmente inútil.
-Te voy a demostrar que puedo ser mucho mejor que tú, ya lo verás...
Él me mira enojado, se levanta de la silla y camina hacia mí, aunque mi cuerpo temblaba y me suplicaba porque me alejase y corriese de él, no me pude mover. Su cabeza se acercó a mi cuello donde olisqueó.
-Hueles delicioso... me vuelves loco, además de que siempre estás llevándome la contraria, haces que se me ponga dura -murmura sobre mi oído, dejándome sin aire, sintiendo como dentro de mí había un sinfín de emociones-, si consigues cerrarme la boca te respetaré y te convertirás en mi compañera -Beso mi cuello-. Te follaré duro, y cuidaré de ti, tal vez llegue a amarte.
-Y si no...
-Tendrás que irte a otro lugar, he oído de muchos prostíbulos de humanas.