Mucho pronosticaron el principio del caos, el fin entre finales, y no llegó a ocurrir nada. En los meses siguientes, hubo una aparente calma; la aparición de Los Roc Darks fue relacionado con el Evento de Torren donde nacieron los Torrenders, sin embargo, hay dudas al respecto. Desde el país de Finare a Saiso hay una gran distancia, está de por medio el mar y tres países, es muy poco probable que una horda de rocas vivientes deambulara entre naciones sin ser vistos.
Las Montañas Heladas de Nanún, actualidad.
-Todos fueron secuestrados -explica Andrea-. Pero aún podemos traerlos de vuelta a casa.
-¿Están en Saiso cierto? -preguntó Sebastián incómodo.
-Sí, todas las naves gigantes se dirigieron a Saiso -dice Andrea.
-Entonces nos vamos -Abigaíl se animó hablar-. Llévanos allá.
-También vengo a contar un plan, uno que incluye al Héroe Perdido -comenta Andrea.
-¿El Héroe Perdido?, ese es el plan -dice Sebastián.
-Dicen que se retiró porque ya es viejo -menciona Abigaíl.
-¿Cómo que viejo? Dracír es más joven que yo -contesta Sebastián.
-A Los Torrenders no se le nota mucho la edad -dijo Andrea-. Jamás supe cuántos años tenía.
-Dracír tendrá sus treinta y siete o sus treinta y ocho -menciona Sebastián.
-¿Lo conociste Maestro? -pregunta Abigaíl.
-No literal, estudiamos en la misma escuela -aclaró Sebastián-. La primera vez que lo vi, Dracír era un niño y yo era maestro de esa escuela.
-¿Entonces le dio clases? -pregunta Abigaíl.
-No, solo lo conocí de vista en la escuela -dijo Sebastián-. Pero esos ojos, no parecen de un niño de ocho años, no puedes olvidar algo como eso.
-Entiendo -dice Abigaíl.
-Y el plan consiste en saber dónde está -puntualiza Andrea.
-Nos tomará demasiado tiempo -afirmó Abigaíl-. Buscar país por país en esta situación complicada, no lo imagino.
-Te puedo ahorrar los viajes diciéndote que está en Zasorial -menciona Andrea.
-El país más grande de todos, con razón nadie sabe dónde está -comenta Sebastián.
-Nos vamos para Zasorial entonces -dice Abigaíl dando media vuelta, para empacar sus cosas. Sebastián se levanta y hace lo mismo.
-Yo espero aquí mientras recogen sus pertenencias -dijo Andrea esperanzada.
Y así Abigaíl a punto de emprender un largo viaje a Zasorial, conocerá lo qué le depara el destino. Un plan complejo con la incertidumbre en el pecho.
Cuando Abigaíl y Sebastián salen de la Casita con las maletas hechas, y Andrea a la espera. Se acerca a ellos un androide que subió los escalones sin previo aviso.
-Hola, soy NF26Y -dice con voz robótica. De tamaño promedio, trae puesto una túnica azul oscuro y una capa bicolor de blanco y negro, sus extremidades son grisáceas-. Traigo un mensaje del País Central.
-¿Si?... ¿Cuál es el mensaje NF26Y? -pregunta Andrea intrigada.
-Torrenders esperen una hora más, antes de partir -dice NF26Y-. Viene para acá otro helicóptero con provisiones experimentales.
-¡¿Una hora?! Porque esperar más, tenemos prisa -comenta Abigaíl. Sebastián le mira como diciéndole que se calme.
-¿Experimentales, dices? -Sebastián preguntándole al androide.
-El paquete contiene bebida energizante y comida extra para un largo viaje -dice NF26Y-. Son los únicos Torrenders, los necesitamos vivos.
-Está bien esperaremos, somos dos por el momento -comentó Sebastián-. Los Roc Darks no son nada fáciles-. Dice con voz baja, no queriendo hablar de ello.
-Nunca insistí en preguntar maestro, porque hace tres años fue una tragedia -explica Abigaíl-. ¿Pero cómo son Los Roc Darks?
-Son grandes... Más de dos metros, como todo el mundo sabe -cuenta Sebastián-. Pero son más que eso-. Siente como le pesan los recuerdos.
-¿Más que eso? -Abigaíl siente curiosidad-. Sé que veré uno cara a cara en Saiso.
Andrea mira a Sebastián con curiosidad también, aunque no dice nada quiere saber sobre Los Roc Darks.
-Aunque sean pesados y grandes, no son lentos -aclara Sebastián-. Aparte son muy fuertes.
-Entonces tan rápidos como un Torrender -Abigaíl se preocupa.
-No como un Torrender -afirmó Sebastián-. Son mejores que un Torrender.
Sorprendidas Abigaíl y Andrea por lo que escuchan.
-Quée... eee... ¿Los Roc Darks? ¿Son tan poderosos? -Titubea Abigaíl.
-Por eso nunca te hablé de ellos Abigaíl -se explica Sebastián-. Su existencia es desmotivadora.
-Yo... -Abigaíl no encuentra las palabras, apenas lo asimila.
-Por ello quise venir a Las Montañas Heladas de Nanún -menciona Sebastián-. Para que domines tu poder y también desarrollar tu mejor técnica.
-El Súperviento... -Abigaíl no pronuncia el nombre completo y piensa en posibilidades. "¿Mi mejor técnica? ¿Cómo puedo acertar el golpe a algo tan rápido, aunque domine mi técnica? Apenas me dé cuenta estaré acabada".
-Sé lo que supones Abigaíl -responde Sebastián-. Y te entiendo, no es fácil.
-Es una locura -dice Andrea-. ¿Entonces el Héroe Perdido? Es una mentira, nunca luchó contra Los Roc Darks-. Se desanima.
-La verdad es que... - Sebastián toma una pausa antes de responder-. Dracír sí estuvo en Saiso, nosotros Los Torrenders a duras penas sobrevivimos, pero...
-¿Qué? -pregunta Abigaíl.
-No existe Torrender que derrote a Los Roc Darks -confiesa Sebastián.
Abigaíl y Andrea se les eriza la piel, una sensación más fría que el clima.
-A excepción de Dracír, él supera a Los Torrenders -Sigue contando Sebastián-. Aunque nosotros lo consideramos un Torrender, él es distinto.
-¿Él supera a los Torrenders...? -preguntó Abigaíl despacio, intentando asimilar el poder de Los Roc Darks y ahora escucha que Dracír es uno más de los poderosos. A ella le parece un mundo inalcanzable.
-No entiendo por qué se retiró -dice Sebastián-. La última vez que lo vi fue en Saiso y sus últimas palabras fueron, me retiro por el bien del futuro.
-¿Qué quiso decir Dracír? -pregunta Andrea confundida.
-Quizás para estimular a los demás, que luchen por sí mismos, no lo sé -dice Sebastián.
-¡Pero eso no fue peor! -exclama Abigaíl-. Él se fue, nadie protegió a Torren, ni a Finare, ni a nadie-. Casi se le salen las lágrimas.
-La caída de Finare me sorprendió, pero no imagino a Dracír abandonando a alguien -comenta Sebastián.
-Eso mismo piensa el Director General -interrumpe Andrea-. Me contactó, me explicó el plan-. Suspiró y luego dijo-. Un plan sobre ti Abigaíl y tu maestro, con la esperanza que encontrarán a Dracír.
-Aunque no podemos hacer mucho -dijo Abigaíl afligida.
-Yo tampoco sabía que Dracír podría ser el único -comenta Andrea resignada-. El Director no me comentó nada.
-Hace tiempo le conté al Director sobre ti Abigaíl, tienes talento -menciona Sebastián-. Y ahora estamos acá con este plan, aunque no seamos como Dracír, podemos llegar a Saiso con su guía.
No sabe en qué pensar Abigaíl, jamás conoció a Dracír ni de vista.
-Es hora de irnos presidenta -dice NF26Y con su voz robótica-. El próximo helicóptero está en camino.
-Está bien, les deseo éxitos -comenta Andrea y abraza a Abigaíl-. Cuídate mucho, nos vemos pronto.
-Sí, tú también -dice Abigaíl.
-Hasta luego, presidenta -se despide Sebastián.
-Hasta luego, Sebastián, cuida a Abigaíl -dice Andrea despidiéndose.
-Siempre... -asiente Sebastián.
Se retira bajando los escalones y el androide siguiéndole el paso hasta llegar al helicóptero, se montan tomando sus asientos. Para luego el piloto encender las hélices, asciende, viaja al noroeste.
Abigaíl y Sebastián se sentaron en la nieve sin hablar, había mucho para reflexionar y a la vez no encontraban respuestas.
Luego de un rato a lo lejos se escucha unas hélices, esta vez viene un helicóptero de color blanco.
-¿Maestro?
-Dime.
-Ojalá que los energizantes nos sirvan de algo.
-Sí, yo espero eso también.
Cuando el sonido de las hélices se hizo más fuerte, el helicóptero está en posición para aterrizar. Ya en la pista, bajaron cinco tripulantes abrigados con suéteres gruesos de color blanco, pantalones negros y botas negras. Los cinco llevan capas bicolores con la capucha puesta, uno sube los escalones con una caja pequeña en brazos. Y los otros cuatro que son tres hombres y una mujer, se disponen a bajar las cajas.
Sebastián se levanta y Abigaíl hace lo mismo. El sujeto llega hasta ellos, no se le puede ver toda la cara, lleva una especie de casco integral de color negro como de motociclista, pero su diseño está descubierto a la altura de la boca. Él es de tez blanco.
-Hola Torrenders soy Jairo, les traigo el producto.
-Mucho gusto -dice Sebastián y Abigaíl.
-No tenemos mucho tiempo, les muestro rápido -comenta Jairo.
Pone la caja en el suelo, lo abre y se ve el contenido que son cuatro botellas de agua. Jairo le da una botella a Abigaíl, la etiqueta dice energizante.
-A ver -dice Abigaíl estirando un brazo y agita la botella fijándose si ve algo distinto.
-Dime una cosa Jairo -dice Sebastián-. ¿Por qué tantas cajas? -. Pregunta observando la pista de aterrizaje. A simple vista calcula unas quince cajas.
-Aaah, eso -responde Jairo-. Son las provisiones, pero no sé preocupe señor también trajimos un mini-transportador antigravedad, llevará las cajas por ustedes.
-Que detalle -opina Sebastián.
-Tome uno también -dice Jairo dándole una botella energizante que sostiene en la mano Sebastián.
-¿Y qué se supone que hace esto? -pregunta Abigaíl curiosa, destapa la botella y toma un trago.
-Muchas cosas, pero debería quitarles el cansancio -contesta Jairo-. Son Torrenders, se hizo el esfuerzo de crearles algo efectivo.
-¡Oye está bueno!, es de fresa -exclama Abigaíl.
-¿Sí? -dice Sebastián destapando el suyo y probando un sorbo-. Tienes razón Abigaíl.
-Sí, el sabor es bueno también -comenta Jairo mientras sonríe.
-Me estoy sintiendo mareada -dijo Abigaíl viendo como todo se mueve de un lado a otro.
-¡Cuidado te caes! -exclama Jairo.
-Yo también me siento mareado -dice Sebastián que intenta estar de pie. Todo alrededor gira y ve como cae Abigaíl en la nieve. Termina él cayendo sobre la nieve también, escucha al fondo la voz de Jairo que dice.
-No se preocupen, solo es un efecto secundario.
Queda inconsciente Sebastián. Minutos después, sin poder abrirlos los ojos escucha voces a lo lejos.
-Jefe, ya descargamos todas las cajas -voz masculina.
-Bien, dile al androide que suba -voz de Jairo.
-¡Si señor!
Sebastián vuelve a caer en el sueño profundo.
Diez minutos después...
Abigaíl sintiéndose incómoda y paralizada, reconoce la roca dónde está acostada, es donde siempre entrena, pero no sabe cómo llego hasta allí. Abre el ojo y ve los tripulantes alrededor. También está un androide de color blanco a su lado, es tipo cirujano.
"¡¿Un androide blanco?! ¿Qué hace aquí?", pensó Abigaíl.
-Hola Abigaíl, como te sientes... paralizada -comentó Jairo-. Androide muéstrame el frasco-. Capta la orden el androide.
En el pecho del androide se abre un compartimento, saca un pequeño frasco y lo muestra sobre su mano robótica.
-¿Reconoces esto Abigaíl? -pregunta Jairo.
Abigaíl dirige la mirada al frasco, contiene un líquido transparente y ve adentro un ojo de color verde satinado brillante flotando.
-¡Exacto Abigaíl, es tu ojo! -exclama Jairo con una sonrisa maléfica.
Abigaíl sorprendida, no se había dado cuenta qué ve un solo lado, era cierto, le faltaba el ojo izquierdo. El efecto de la parálisis recorriéndole el cuerpo y ella sin poder hacer nada.