Capítulo 2 2

Me desperté con el horrible sonido de la alarma, eran las 10 y en una hora tendría que estar en la cárcel. Me vestí rápido y me puse una camisa blanca con unos vaqueros negros.

Me recogí el pelo en una cola alta y tras ponerme mis botines bajé a desayunar, me tomé una tostada con mantequilla y volví a maquillarme.

Revisé mi móvil, tenía un mensaje de mi padre preocupada por el sitio al que en 10 minutos tenía que ir, y otro de Mary deseándome suerte. Les contesté rápido y tras coger todo lo que necesitaba me dirigí al autobús.

Durante el camino estuve escuchando música en Spotify, cuando llegué tragué grueso y tras mirar un par de veces, tomé aire y entré.

La cárcel Sirvey era famosa por albergar a algunos de los peores delincuentes de la historia, asesinos, violadores, ladrones... Nunca en la vida habría querido entrar aquí pero 500 euros son 500 euros.

Una mujer de cabello negro se acercó a mí sonriente.

-¿Señorita Perkins? - Preguntó, yo asentí y ella me dio una cálida sonrisa.- Encantada de conocerla por fin, soy Violet.

-Mi nombre es Sara. - Estreché su mano y comenzó a andar hacia dentro.

El lugar era bastante moderno, las puertas se abrían con la huella dactilar así que tuve que guardar la mía para tener acceso a los distintos sitios.

¿Y si un preso le cortaba el dedo a un guardia y se escapaba? Ay no, ahora sufro por la integridad de mi dedo.

La mujer me estuvo explicando un poco todo, yo estaba tan pasmada mirando el lugar que me perdí un par de veces en la conversación, cuando me quise dar cuenta estábamos delante de una gran puerta de metal cerrada y sin ninguna ventana.

-Bueno, es aquí. - Me tendió un aparatito en forma de pulsera. - Cualquier cosa que necesites aprieta este botón y en menos de 1 minuto tendrás a 2 policías armados aquí.

-Vale muchas gracias.

-Mika es alguien difícil, tienes que tener paciencia.

Le sonreí y ella me abrió la puerta, entré y la cerré detrás de mí, dejando ver al famoso Mika, estaba esposado a unas cadenas y miraba para abajo, sentado en una silla en el medio de la sala, a un lado de la habitación estaba un colchón en pésimo estado y al otro un inodoro y un lavabo, justo en ese momento me replanteé si esas condiciones eran legales.

Delante suya había una silla, me senté en ella y esperé a ver si hablaba, pero no lo hacía por lo que yo decidí tomar la iniciativa.

-Hola. - Silencio. - Soy Sara Perkins y estoy aquí para ser tu amiga. - Eso creo que no iba a colar.

El chico ni siquiera me miraba, solo le notaba respirar por la manera en la que su pecho subía y bajaba y era inquietante. Tenía miedo de que se abalanzara contra mí pero no tenía pinta de hacerlo.

-He leído tu expediente. - Levantó la cabeza rápidamente y yo me eché para atrás instintivamente. - Y no pareces tan malo Mika, lo que hiciste no está bien pero puedo ayudarte.

Volvió a bajar su cabeza y yo bufé frustrada, creo que no iba a conseguir nada.

-Mira Mika, llevo aquí 20 minutos y no has dicho nada, a mí me van a pagar igual si hablas o si no, y el móvil me funciona así que puedo estar todos los días aquí con el móvil mientras tú no haces nada pero no podré ayudarte.

Esa era mi última arma y no decía nada, me quedaban todavía 35 minutos aquí.

-Mika, creo que tienes algo que contar pero no lo haces por miedo, aquí no voy a juzgarte, vengo como una amiga así que puedes contarme lo que sea.

Y siguió sin decir nada. Yo me cansé de esperar así que me puse a revisar Instagram etc, cuando pasó el tiempo que me quedaba me fui sin decir adiós, por el camino me encontré con un preso, el cual me tocó el culo rápidamente.

-¿Eres estúpido? No lo vuelvas a hacer. - Me giré para seguir andando pero volvió a hacerlo, en ese momento saqué el arma y me acerqué a él, era un tipo grande y fuerte, me sacaba unas 2 cabezas. - Que no me toques, ¿lo has entendido o te lo explico en código morse con la culata de la pistola gilipollas?

El hombre se encogió de hombros y uno de los guardias corrió a cogerlo, pidiéndome perdón, al parecer le había propinado un puñetazo en la cabeza y se había ido corriendo. Rodé los ojos y salí de aquel lugar lo más rápido posible.

Al llegar a casa casi pego un grito de alegría, Ashton, mi novio, estaba aquí. Corrí hacia él y le abracé, el besó mi cabeza y luego mis labios.

-¿Qué haces aquí cielo? - Ashton llevaba 1 semana de viaje, me había estado pasando fotos y hacía videollamadas conmigo casi todos los días. Es lo que tenía trabajar en una importante empresa.

-He vuelto antes, te echaba de menos. - Volví a besar sus labios y él me levantó, abrazándome en el aire. - ¿Qué tal tu trabajo?

-Me han mandado durante un par de meses a la cárcel Sirvey, tengo que estudiar a un chico que lleva ahí siete años. Mika se llama. - Se tensó un poco y lo entendía, esa cárcel tenía una fama horrible.

-Oh cariño, ¿te pagan bien al menos? - Le acuné la cara con mis manos y él sonrió.

-500 al mes, merece la pena. - Fui al cuarto a ponerme ropa más cómoda pero unos brazos me agarraron por la cintura y comenzaron a darme besos en el cuello. - Ash amor, quiero cambiarme.

-Y yo recuperar el tiempo perdido. - Y acto seguido me tiró a la cama.

            
            

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