Mejor que él
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Capítulo 3 2

Capítulo 1. Parte II

Fue el inicio de una gran amistad. Desde ese entonces surgió todo entre nosotros, desde que tengo uso de razón ha sido mi mejor amigo durante todos estos años. Mis padres lo han tomado como un hijo más en la familia y, principalmente yo, lo he tomado como un hermano, claro.

Me pasa lo mismo con su madre. Su hermana fue un pequeño amor platónico para mí, a pesar que me lleva dos años. Lucas me advirtió que no lo intentara con su hermana porque sería muy extraño para ambos, y no lo intenté, sabía que solo era eso, un amor platónico que al tiempo se me pasó y ahora la cuido como una hermana.

Ambos mantenemos una buena relación entre nuestras familias.

Es la persona que puedo decir que me conoce con exactitud y precisión. Es él que me ha apoyado y consolado en los momentos en los que me siento muy perdido, y con él yo puedo decir lo mismo.

Siempre hemos estado ahí uno para el otro cuando más lo hemos necesitado; momentos buenos, momentos malos y los momentos devastadores.

Espero que en este nuevo año no cometamos el mismo error. Quisiera dejar eso en el pasado, enterrado. A veces, el remordimiento de ese recuerdo me persigue. Sé que le pasa lo mismo a Lucas, aunque no me lo comente y yo no haga lo mismo. Evitamos recordar el error que hicimos.

Al conocerlo tanto sé que eso le pesa, le da mucho remordimiento de conciencia, siempre había tenido esa conversación con él donde no puede dejar que la culpa lo consuma, que él no tiene la culpa de todo y que yo también me veo tan involucrado como él. Las cosas no han sido fáciles para ambos a raíz de eso, solo trato de consolarlo lo mejor que puedo, intento asumir más la culpa.

Sé que está mal que lo haga, pero no puedo ver como mi mejor amigo se hunde por algo que ambos hicimos.

Termino de salir de la ducha y voy a cambiarme rápido. Se nos hace muy tarde, lo más extraño de todo es que mis dos alarmas nunca sonaron, juro que había puesto las alarmas antes de acostarme anoche.

Qué extraño...

Al terminar de alistarme tomo mi móvil y ni me tomo la molestia para confirmar la hora, me siento en bajo presión, lo guardo en mi bolsillo delantero de mis jeans. Coloco mi bolso en uno de mis hombros y salgo hacia la planta de abajo en donde ya están mi hermano, mis padres y Lucas hablando con ellos muy entusiasmo sobre el día que nos depara hoy.

-Vaya, la Bella Durmiente ya se despertó -bromea mi hermano. Me acerco a darle un golpe detrás de la cabeza, este se queja del dolor.

-Andrew, respeta a tu hermano mayor -le riñe mi madre mientras me sirve en un plato el desayuno-. Hola cariño, espero que estés preparado para tu primer día en la universidad. Sigo sin creer que el día de ayer yo te cambiaba los paña...

-Mamá, por favor, no es momento de comentar eso -le sugiero, avergonzado, mientras que Lucas y Andrew se ríen en carcajadas-. No creo que me dé tiempo de comer, ya se nos hace muy tarde.

Mamá frunce su ceño, confundida, mira el reloj de su muñeca y me observa nuevamente.

-Son las siete y cincuenta de la mañana. ¿Olvidaste colocar tus alarmas, Félix? -mamá ahora tiene un tono de voz enojada. Ella sabe que siempre coloco alarmas para todo.

Por una extraña razón, mis mejillas se sienten calientes. La observo, sorprendido, por la hora que me ha dicho.

Malvado, Lucas...

-Irresponsable -indicaron en unísono los tres hombres sentados en la mesa con expresiones divertidas.

-Lo saqué de ti, papá -le informo y el rostro de mi padre se desencaja.

Justo en el blanco.

-No lo olvidé, mamá. Realmente las coloqué -trato justificar el hecho de que sí coloqué mis alarmas como de costumbre.

Ella niega divertida y me entrega mi desayuno.

-Come, cariño. Sabes que no me gusta que te vayas sin comer algo -mamá me acaricia la mejilla. Simplemente asiento.

Comienzo a engullir mi comida y termino al cabo de unos minutos. Mamá termina de fregar algunos platos para irse a terminar de arreglar. Friego mi plato y voy a cepillarme los dientes. Al bajar, mis padres se disponen a ir al trabajo, pero antes de que se fueran mi madre me dice algo que me deja totalmente descontento en mi lugar.

-Necesito que lleven a tu hermano al colegio, Félix -me dice. Observa a Lucas son una sonrisa-. Espero que no sea una molestia para ti, cariño.

Lucas se encoge de hombros. A él no le molesta hacerle favores a mi mamá, dice que le debe mucho por todo lo que ella ha hecho por su familia. Es que realmente mamá ama a Lucas.

-Por mí no hay problema, señora Tara -comenta mi amigo con una sonrisa.

-Cariño, ¿cuántas veces te he dicho que no me digas señora? Me haces sentirme vieja, dime Tara o mamá -mamá toma una de sus mejillas y las pellizca levemente.

Y claro, para mí si es un problema, muy grande diría yo.

-Por mí si hay problema, mamá. ¿Acaso no puede tomar el autobús? -inquiero con fastidio, observando a mi hermano que me hace mofa como un niño pequeño.

Quién pensaría que ese engendro tiene catorce años y está en secundaria...

-Hazlo y ya, Félix, o si no te descontaremos dinero en la semana -advirtió mi padre en forma de una advertencia. Y sé que habla en serio.

Asiento sin más, resignado. No puedo quedarme sin dinero en varias semanas, más cuando ahora entré en la universidad. Ya me había gastado todo mi dinero ahorrado en las vacaciones, creo que debería de decirle a mi padre que me haré más a cargo del club para que pueda darme más dinero, hay posibilidad de que se niegue un poco porque no quiere que descuide mis estudios y dirá que lo que me da es más que suficiente para que yo pueda sobrevivir, pero más vale intentar, quiero conseguir dinero extra por mi cuenta.

Mi madre se despide de cada uno de nosotros con un beso en la mejilla y se van al cabo de unos minutos, quedamos nosotros tres nada más. Lucas da inicio a una conversación más interesante, solo para ignorar el hecho de que me he molestado por tener que llevar a Andrew.

-¿Sabes lo que significa la universidad, hermano? -pregunta entusiasmado con una de sus cejas alzadas.

-Profesores nuevos, más asignaturas, más travesuras... -comienzo el conteo de las posibles cosas que haremos este año y sonrío al recordar lo principal-. Chicas nuevas.

-Exacto, por un momento creí que te había perdido -suspira con pesadez y se ubica una mano en el pecho, justamente en su corazón.

Reímos los dos e incluyendo mi hermano que, sin embargo, él no entiende a lo que nos estamos refiriendo.

-¿De qué te ríes tú, enano? Vámonos de una vez antes que me arrepienta de llevarte -le niego-. ¿Es necesario llevarte? ¿No puedes ir en bus? Puedo darte dinero para que te vayas en un ta...

-Félix, tu mamá fue muy clara en que tenemos que llevarlo -me riñe Lucas. Observa a mi hermano-. Ignora a tu hermano, solo está molesto por ello y porque sus alarmas no sonaron. Esta insoportable, por eso me agradas más hoy, Andrew.

-Eres mejor que mi hermano, Lucas -le dice él con una sonrisa.

Auch.

-Lo sé, lo sé.

Ahora mi hermano me ve a mí.

-Si no me llevan, le diré a mis padres y te quitaran todo.

Claramente su comentario fue llenado de mucha manipulación, no le debí de enseñar nada de eso, ahora lo usa mucho en mi contra. Decido no responder para no entrar en discusión, aunque para Lucas no sería ya la primera vez que presenciaría una.

Todos salimos de la casa, no sin antes verificar que las puertas estuvieran todas cerradas y con seguro. Nos subimos en el auto de Lucas, ya que a veces nos turnamos para irnos en el auto de cada uno, este día le toca a él, más bien, él se ofreció a llevarme por ser el primer día de la universidad, no obstante, yo no me quejé al respecto.

Alguien se siente más entusiasmado que yo. Sé cuál es su motivo, y no lo culpo, yo también estaría muy entusiasmado. Solo esperaré que nos depara la universidad.

Lucas puso el auto en marcha, y mi hermano comienza a hablar, llamando toda mi atención.

-Félix...

-¿Qué ocurre, Andrew?

-No te molestes, por favor -me advierte.

Suspiro, y me volteo hacia él.

-Habla de una vez, o le diré a Lucas que te deje en la carretera.

Él parece dubitativo, hasta que habla.

-Yo fui el que quitó todas tus alarmas -dijo y se encoge de hombros en su asiento.

-¿Cómo entraste a mi habitación? -le pregunto, molesto-. Mejor dicho... ¿Cuántas veces los haz hecho? ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que entres a mi habitación y toques mis cosas?

-Busqué las llaves de tu habitación y solo entré -dice sin más.

-¿Y te pareció buena idea quitar mis alarmas para molestarme?

-Sí.

-Lucas, déjalo en la carretera, él puede caminar.

-¡No!

-¡Sí!

-Idiota.

-Niño de mami.

-Mira quién lo dice.

-¡Basta! -nos grita Lucas-. Nadie se quedará en ninguna carretera. Y Félix, si continúas molestando a Andrew el que más probable se quede en una carretera serás tú, así que compórtense.

Miro a Andrew por última vez y sonríe muy victorioso de que Lucas lo haya defendido. Me saca el dedo del medio. Realmente me siento muy ofendido por parte de ambos.

-Juro que te mataré cuando lleguemos a la casa, engendro.

            
            

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