Lucas habla muy entusiasmado, olvidando por completo que hace unos minutos estaba molesto conmigo por discutir con Andrew, mientras que yo solo asiento, río o le hago un mínimo gesto. Él no parece notar que algo está mal en mí, me alegro de que no lo haya hecho porque vendría su cuestionario de preguntas y no estoy de humor para lidiar con ello.
Estoy tan absorto en mis pensamientos. Me concentro en que me he esmerado tanto por haber estado donde estoy y estudiar lo que más he querido en mi vida.
Medicina.
Mis padres no estaban muy convencidos de mi decisión al estudiar medicina, alegan que eso no es algo que ellos proyectaban en mí, en cambio, contaduría si me iba a beneficiar demasiado porque mi padre me iba a dejar todos sus negocios a cargo, y es algo que no quiero.
Ellos creen que fracasaré. Podré contar con su apoyo, pero no como quisiera, solo lo hacen para darme el gusto ya que, no quedaron contentos al decepcionarlos diciendo que no tomaría contaduría como opción.
Los reté a que me dieran una oportunidad de demostrarles que la medicina si es para mí, y si no iba a serlo, no me queda de otra que aceptar en estudiar contaduría.
No quiero fracasar, quiero demostrar que yo puedo.
Podré tener mis momentos de diversión. Podré hacer desastres, pero jamás dejaría que mis notas académicas se vieran afectadas, me sentiría muy decepcionado de mí mismo si eso llegase a ocurrirme, por eso mismo trato de nivelar mi vida estudiantil con la diversión.
No puedo dejar de no vivir mi vida y aferrarme mucho a los estudios, y más si tengo los propósitos de hacerlo. Todo tiene su merecido tiempo y el tiempo puede dividirse en dos sí estas tan dispuesto en arriesgarte y salirte un poco de la rutina.
Y eso, sin duda, fue lo que yo hice.
-Muy bien, hemos llegado a la univer... -dijo Lucas cuando detuvo el auto, pero se percata que un par de chicas pasaron al frente de nosotros-. A la quinta maravilla. ¡Mierda!
Yo también me fijo en las chicas y un silbido brota de mis labios. Lucas y yo nos miramos con una sonrisa en el rostro sabiendo lo que cada uno piensa de eso.
-Este día no podría haber empezado mejor -hablo, y choco mi puño con el suyo.
-Tú lo has dicho, hermano.
Nos bajamos del auto y caminamos hacia la entrada, en donde varios estudiantes se arremolinan para entrar rápidamente al edificio que les corresponde.
Hay varios edificios a nuestro alrededor, donde se dividen las diferentes carreras universitarias, por ende, Lucas y yo no estamos en el mismo edificio, pero nos toca vernos en la cafetería, la cual, es la única que puede unir a todos los universitarios de diferentes carreras.
Miro a Lucas que me observa muy entusiasmado y fascinado por todo lo que nos va a preparar este año.
-Bueno, hermano, es aquí donde los dos tomamos caminos diferentes.
Yo asiento y le doy un abrazo antes de irse por el lado izquierdo, que pertenece al de ingeniería.
-¿Nos vemos en la entrada de la cafetería? -le pregunto, viendo cómo se aleja un poco.
-Sí. Adiós, futuro médico.
-Adiós, futuro ingeniero -me despido de él y se voltea para sonreírme.
Al decir eso, Lucas se pierde entre toda la gente. Por mi parte, yo me encamino hacia el edificio derecho que pertenece a las ramas que conlleva la medicina.
Nosotros ya conocemos la universidad perfectamente. Cuando fueron los transmites de inscripción nos enseñaron en donde quedan los baños, cafetería, gimnasio y demás áreas que pueden ser de estudios. Todas las carreras tienen un edificio de rama que le corresponde. La universidad es gigante y puede que hasta te pierdas en ella, así como lo hicimos Lucas y yo el primer día que vinimos por las inscripciones.
Esta es una universidad privada. No todos tienen el privilegio de estudiar en ella, solo hay dos opciones, si lo hacen es mediante una beca o pagando, nosotros quedamos fue con la primera opción. Aunque en sí, tuvimos muchas becas disponibles a diferentes universidades, pero preferimos la que no queda tan aislada de la ciudad en donde vivimos.
Fue algo muy complicado al principio, pero fue más decisión mía que de mis padres, ellos donde sea que estudiara me ayudarían y apoyarían sin dejarles mucha opción de hacerlo por haber tomado la carrera de medicina. Ellos ya habían tomado la decisión por mí en una de las universidades que se especializa en contaduría, simplemente me negué en hacerlo. En el caso de Lucas, fue todo lo contrario, más cuando sus padres no viven bajo el mismo techo.
Tampoco era que quisiéramos estar lejos de nuestras familias, lo hice como apoyo hacia Lucas porque sabía que él no iba a tener los recursos económicos para poder mantenerse fuera de su casa. Mis padres habían decidido darle dinero para lo que él necesitara, pero se negó porque ya ha sido mucho lo que ellos han hecho por su familia. Se sienten muy agradecidos, es lo que nos ha asegurado la mamá de mi mejor amigo.
No teníamos una universidad especifica en la cual estudiar, solo tomamos esta por estar cerca de casa y sabíamos que es una de las universidades más privilegiadas que hay.
Al entrar en el edificio que tenía escrito "medicina" en letras grandes pude percatarme que hay muchos estudiantes entrando a diferentes áreas que conlleva la medicina, unos parecen comenzar y otros culminar, sin embargo, busco el aula que me corresponde el día de hoy.
Al cabo de unos minutos consigo el aula que me corresponde estar. Entro en ella, con un poco de los nervios de punta, secundaria no es lo mismo que esto nuevo que estoy experimentando, siento muchas emociones. Me percato de que hay varios estudiantes ya, tan nerviosos como yo, también hay chicas hermosas, que no las paso de desapercibidas.
Dios, no me equivoqué de carrera.
Algunas chicas me observan con picardía y yo le dedico una de mis sonrisas seductoras, haciendo que varias de ellas se sonrojaran y chillaran de la emoción.
Ah, todavía sigo manteniendo mis encantos.
Tomo asiento y espero paciente en que llegue la primera profesora, que si no mal recuerdo mi horario, ella nos dará anatomía del cuerpo humano. Estuve estudiando un poco de ello durante las vacaciones, pero dejar que alguien te enseñe más conocimientos es fascinante.
Al cabo de unos minutos, una mujer con cabello negro azabache entra al aula, deja sus cosas arriba de la mesa, observo que varios no se han dado cuenta de su presencia. Carraspea su garganta y junta sus manos.
-Buenos días, por favor, tomen asiento los que se encuentran de pie -todos hicieron caso y cierra la puerta no sin antes dejar pasar a un estudiante todo agitado, creo que estuvo corriendo para llegar a tiempo a la clase-. Bien, espero que estén todos. Me presento, yo soy Delia Evans, su profesora de anatomía, por ende, nos veremos los lunes a esta misma hora, y los viernes también. Les doy la bienvenida a este nuevo año académico, espero que aprendan algo de mí, como yo puedo aprender algo de ustedes. Quiero aclarar que yo soy una persona muy exigente a la hora de dar mis clases y las horas de llegada -mira simultáneamente a todo el salón cerciorándose que nos ha quedado claro y continúa hablando-. Esta asignatura es flexible, hablamos de nuestro cuer...
Unos golpes en la puerta hacen que la profesora se vea interrumpida y deje de hablar abruptamente. Todos enfocamos nuestra atención en la puerta. La profesora fue abrir la puerta, extrañada, para revelar tras ella a una chica hermosa y muy agitada.
Su cabello rubio se ciñe un poco a su rostro y sus mejillas sonrojadas le dan un toque de ternura muy lindo. Aunque parece que se siente desorientada, tiene una mirada muy dominante, de esas que no se dejan intimidar con cualquiera. Ella está totalmente avergonzada por el retraso, aferra sus libros contra su pecho y suspira para hablar.
-¿Está es la clase de psicología? -preguntó frunciendo el ceño, sin despejar sus ojos de la profesora Delia.
La profesora Delia por su parte sonríe de lado y la rubia se sonroja más por el gesto que le dedica.
Es demasiado linda.
-No, estás en anatomía. Psicología está al fondo de lado derecho.
-¡Mierda!
A pesar que susurra a lo bajo, fue demasiado audible para que todos hayamos oído y el salón se inunde de pequeñas risas. Ella asiente levemente y echa un paso hacia atrás, todavía avergonzada.
-Perdón por las molestias. Gracias de todos modos -aparta su cabello rubio de su rostro para ubicarlo detrás de su oreja y revelar su piel blanquecina.
Parece un jodido muñeco de porcelana.
-No te preocupes, querida, a todos nos suele pasar.
Ella vuelve a asentir y se retira corriendo nuevamente.
Mierda... es demasiado hermosa.
La profesora vuelve a cerrar la puerta y todos nos enfocamos en ella nuevamente ya que, comienza a retomar el tema de la asignatura, sin embargo, aquella rubia alberga en toda mi mente.
Pensamientos obscenos invadieron mi mente. Suspiro al pensar que no es el momento adecuado en pensar en ello. Trato de enfocarme en la profesora Delia, se me hace difícil al tener una dichosa rubia que ha llamado totalmente mi atención.
Espero volver a encontrármela.