Qué Gran Sorpresa
img img Qué Gran Sorpresa img Capítulo 3 Regresaste sin nada
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Capítulo 8 Chismes img
Capítulo 9 El señor Zac y la hermana de su exesposa img
Capítulo 10 El presidente actúa de un modo inusual img
Capítulo 11 Ella no le gustará a Zac img
Capítulo 12 Otra noticia sensacionalista img
Capítulo 13 Otra noticia de última hora img
Capítulo 14 Llamada telefónica img
Capítulo 15 Llevarle la cena img
Capítulo 16 Contraataque img
Capítulo 17 Hablar con él img
Capítulo 18 ¿Cuánto cuesta una noche img
Capítulo 19 La amenaza img
Capítulo 20 Despedirse de su bebé img
Capítulo 21 Esperando la muerte img
Capítulo 22 No eres bienvenido aquí img
Capítulo 23 Asume las consecuencias img
Capítulo 24 ¿Qué quieres saber img
Capítulo 25 Aprovecha su poder img
Capítulo 26 Prefiere discutir con ella img
Capítulo 27 No quiero verte img
Capítulo 28 Un beso apasionado img
Capítulo 29 ¿Por qué estás aquí de nuevo img
Capítulo 30 Su preocupación img
Capítulo 31 Gastarle una broma img
Capítulo 32 Inesperado estanque lleno de flores de loto a la luz de la luna img
Capítulo 33 Ojo por ojo y diente por diente img
Capítulo 34 Él había ido para comer gratis img
Capítulo 35 Seguía provocando img
Capítulo 36 Coqueteando con ella img
Capítulo 37 Preocupado por ella img
Capítulo 38 ¿Qué sucedió img
Capítulo 39 Discusión img
Capítulo 40 Dile mis palabras exactas img
Capítulo 41 Todo depende de ti img
Capítulo 42 La manera de resolver el problema img
Capítulo 43 Obligada a beber img
Capítulo 44 Emborrachándose img
Capítulo 45 Una noche maravillosa img
Capítulo 46 ¡Eres la heroína de la empresa! img
Capítulo 47 Ascenso img
Capítulo 48 Espero verla img
Capítulo 49 ¿De dónde sacaste esa conclusión img
Capítulo 50 Demandarlo img
Capítulo 51 ¡No le importaron las noticias! img
Capítulo 52 La molestia de Lyndsy img
Capítulo 53 ¡Te demandaré! img
Capítulo 54 ¡El obstáculo! img
Capítulo 55 ¿Qué quiere img
Capítulo 56 ¡No te merezco! img
Capítulo 57 ¿Cómo puedo conseguir que firmes este contrato img
Capítulo 58 ¡Estoy hambriento! img
Capítulo 59 Ella era muy terca img
Capítulo 60 Zac tiene fiebre img
Capítulo 61 Encuentro íntimo img
Capítulo 62 Su sinceridad img
Capítulo 63 ¡Vaya directo al grano! img
Capítulo 64 Lyndsy creó problemas img
Capítulo 65 Pidiendo ayuda img
Capítulo 66 Hablemos de ello img
Capítulo 67 Vuelve a casarte conmigo img
Capítulo 68 ¿Olvidaste por completo a tu novia img
Capítulo 69 Madre en peligro img
Capítulo 70 Firmando su sentencia de muerte img
Capítulo 71 Salvada por Zac img
Capítulo 72 Negándose a ser cuidada img
Capítulo 73 Enseñarle una lección img
Capítulo 74 No nos debemos nada mutuamente img
Capítulo 75 Acaparando los titulares img
Capítulo 76 ¿Por qué ha desaparecido img
Capítulo 77 Tengo algo que decirte img
Capítulo 78 Zac estaba borracho img
Capítulo 79 Empecemos de nuevo img
Capítulo 80 Traición img
Capítulo 81 Te irás a casa conmigo img
Capítulo 82 Estaba celosa img
Capítulo 83 ¿Cómo se atreven a tomar acciones en contra de mi mujer img
Capítulo 84 Abofeteada por Lyndsy img
Capítulo 85 Patricia tenía fiebre img
Capítulo 86 La invitación de Lyndsy img
Capítulo 87 Un lado diferente de él img
Capítulo 88 Altercados img
Capítulo 89 La determinación de Patricia img
Capítulo 90 El convencimiento de Yolanda img
Capítulo 91 Volviendo a casa de la familia Su img
Capítulo 92 La fiesta de cumpleaños de Sullivan img
Capítulo 93 Anunciando las noticias img
Capítulo 94 ¿Estás hablando en serio img
Capítulo 95 Malinterpretaste mis palabras img
Capítulo 96 Esta mujer es demasiado terca img
Capítulo 97 Estuve mal img
Capítulo 98 Visita al hospital img
Capítulo 99 Las cicatrices del pasado img
Capítulo 100 No sabía su secreto img
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Capítulo 3 Regresaste sin nada

Cuando finalmente llegó a casa, Patricia arrastró suavemente su equipaje por las escaleras, pero como eran demasiadas, se sintió exhausta, entonces hizo la maleta a un lado y subió con un profundo suspiro.

Al llegar a su alcoba, la chica se aventó en la cama y se mordió el labio mientras sus ojos se tornaban vidriosos.

Ella dio vueltas durante mucho tiempo pero no pudo conciliar el sueño. Todo lo que había vivido en su estancia en la casa de la familia Reynolds y los recuerdos de Zac pasaron en su mente como una película.

Cuando Patricia era niña, alguien la había empujado a una piscina, si Zac no hubiera extendido su mano para salvarla en ese momento, ella no se habría enamorado y tampoco se hubiera casado con él. ¡Sencillamente las cosas serían muy diferentes!

Pero él hubiera no existe y las cosas estaban hechas, lo peor era que Patricia estaba embarazada.

Al recordar al bebé en su vientre, la joven no pudo evitar reírse de sí misma.

Ella sabía que si hubiera usado al niño como chantaje para pedirle a Zac que se quedara a su lado, él la habría llevado de inmediato al hospital para que abortara y no era tan tonta como para obligarlo a hacer algo que no quería pues no hubiera funcionado.

Él jamás cedería ante ello, además de que Patricia tampoco se rebajaría como para atarlo de por vida con un hijo.

Con la cabeza hecha un caos, ella no se durmió hasta que comenzó a amanecer.

Aproximadamente treinta minutos después, una áspera voz masculina resonó en sus oídos:

"¿Qué haces aquí? ¿Por qué trajiste tanto equipaje?".

Patricia tenía tanto sueño que ni siquiera abrió los ojos para responder: "Zac y yo hemos decidido divorciarnos".

Esto sorprendió tanto a Sullivan Sampson que no pudo evitar quedarse inmóvil durante unos segundos para luego estallar en ira: "¿Acaso escuché mal? ¿Por qué se divorciaron? ¡Explícamelo ahora mismo!".

El enojado hombre le quito la colcha a Patricia y la arrojó al suelo, por lo que ella abrió los ojos y tembló cuando el frío rozó su piel.

"¡Levántate! Te espero abajo, ¡no tardes!", Este estaba tan molesto que ni siquiera esperó a que su hija respondiera.

La mujer solamente pudo suspirar resignada ya que sabía que eso iba a suceder, entonces se levantó de la cama, se puso un abrigo delgado y bajó las escaleras.

Su padre, su madrastra Yolanda Riley, y su hermanastra Lyndsy Sampson estaban presentes en la sala de estar.

Antes de que Patricia estuviera lo suficientemente cerca, el hombre rugió: "Dime, ¿qué demonios pasó entre tú y Zac? ¿Quién pidió el divorcio primero?".

La chica agachó la cabeza con la mirada perdida y estaba a punto de responder cuando Yolanda intervino: "No parecía haber ningún problema entre ustedes, ¿cómo pudieron divorciarse tan de repente? ¡Eso es un poco extraño!".

Las palabras de su esposa hicieron reflexionar a Sullivan, quien después de varios minutos, preguntó: "Fue Zac el que te pidió el divorcio... ¿verdad?". El hombre recordaba que hacía tres años, cuando Zac había acudido a él para pedirle la mano de Patricia en matrimonio, su hija estaba muy ilusionada, su amor era tan evidente que era absurdo que ella hubiera tomado la decisión de separarse.

Patricia se acercó a su padre y declaró con seriedad: "Eso es lo de menos, el hecho es que ahora estamos divorciados".

Fue en ese momento cuando una sensación de decepción y tristeza se apoderó de su ser. ¿Por qué su padre no podía tratar de consolarla en lugar de interrogarla por su ruptura? ¿Realmente era tan importante? ¡A ella no le interesaba en absoluto!

Sullivan suspiró y negó con la cabeza, aunque de pronto, algo se le vino a la mente y exclamó: "¿Qué hay con los bienes? ¿Cómo los dividieron? La carrera de Zac se elevó como la espuma en estos últimos tres años, ¡creo que su riqueza es ahora varias veces mayor que la de nuestra familia!".

Mientras hablaba de eso, el padre entrecerró los ojos pensativamente, ¡al parecer su yerno era más inteligente de lo que había imaginado! Cuando Zac expresó su deseo de casarse con Patricia, Sullivan pensó que era un chico muy astuto y ambicioso, aunque había logrado más cosas de lo que él esperaba. En solo tres años, Zac no solo consiguió establecerse firmemente en la ciudad de Flando, sino que también había hecho crecer al Grupo Reynolds para convertirse en el conglomerado más grande de los alrededores, por si fuera poco, también había creado sucursales en el extranjero.

Patricia agachó la mirada y permaneció en silencio.

Yolanda y su hija intercambiaron miradas y sonrieron con desdén. "¿Entonces renunciaste a todos tus bienes y regresaste sin nada?", Lyndsy preguntó con un rastro de burla en su voz.

Sullivan frunció el ceño al oírla y dijo en voz alta: "¿Eso es cierto?".

"Sí", Patricia miró a su padre y asintió.

El hombre la contempló hasta que pudo asimilar su respuesta y explotó en cólera: "¿Qué diablos estabas pensando? ¿Cómo rayos pudiste renunciar a todos tus bienes?".

Él se levantó del sofá y corrió hacia Patricia: "¿Le hiciste algo malo a la familia Reynolds? ¡No hay otra explicación para que hayas desistido de tu patrimonio!".

"Zac me ofreció el dinero, pero yo no lo quise", la joven respondió mirando firmemente los ojos de su padre.

Ninguno de los presentes la había intimidado en absoluto pues ella estaba acostumbrada a decepcionar a Sullivan, ¡todos en esa familia siempre la habían menospreciado por ser demasiado humilde!

El padre estaba tan enfurecido que quiso cachetear a su hija, aunque logró tranquilizarse y respiró hondo: "¿Cuánto te ofreció?".

El hombre no se anduvo por las ramas y fue directo al grano. "Dieciséis millones de yuanes", replicó Patricia.

La furia de Sullivan se disparó cuando escuchó a su hija y después se dejó caer en el sofá lleno de impotencia: "¿Por qué tan poco dinero? ¿Acaso te considera una pordiosera?".

Yolanda notó la rabia de su esposo y aprovechó la oportunidad para echarle más leña al fuego: "El Grupo Reynolds tiene un valor de setenta y ocho mil millones, y aunque esa es la riqueza colectiva de la familia Reynolds, Zac debe tener al menos mil millones de yuanes en sus manos. Él obtuvo todo ese dinero después de casarse con Patricia, ¡tienen que dividirlo en partes iguales! De hecho, la cantidad que le ofreció es...".

La mujer no continuó con su oración, sin embargo, cualquiera podría saber a lo que se refería.

Lyndsy se estaba aguantando las ganas de preguntar algo hasta que no pudo más: "Mamá, ¿de verdad Zac es tan millonario?".

Tres años antes, Zac había vuelto del extranjero y su pequeña empresa costaba solamente tres millones, ¡en muy poco tiempo había hecho una fortuna!

Yolanda ignoró a su hija, miró a Patricia y a Sullivan y añadió: "Pero como ya se han divorciado y Patty es la que rechazó el dinero, no hay nada más que decir...".

"¡Por supuesto que no! Mi hija ha trabajado como una sirvienta para la familia Reynolds durante tres años, ¿y Zac tiene el atrevimiento de divorciarse de ella sin darle un maldito centavo? ¡Debe estar loco para pensar que se saldrá con la suya! Incluso si contratara una criada y después la despidiera, ¡tiene que pagar una indemnización!", resopló este.

Las palabras de su padre le provocaron a Patricia un profundo dolor, parecía que toda la gente que tenía a su alrededor sólo buscaba sacarle provecho, como si ella fuera un títere para ayudarlos a lograr sus objetivos.

La joven tenía conocimiento de ello y ni siquiera las acciones de su ex marido la habían lastimado tanto, ¿pero cómo podría tratarla así su propio padre?

            
            

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