Capítulo 7 Una arriesgada persecución

Las largas piernas de Zac y su rostro de modelo se distinguieron entre la gente que cruzaba la calle. A pesar de su expresión retorcida por la ira, todavía atraía la atención de muchas mujeres.

Pero justo cuando estaba a punto de acercarse a Patricia, el autobús N° 87 se paró frente a él y le bloqueó el paso.

Aunque dio la vuelta apresuradamente, el auto arrancó dejando a Zac lleno de impotencia, por lo que apretó los dientes y gritó el nombre de su exesposa a todo pulmón.

Todos los transeúntes lo miraron pero a él no le importó, al contrario, tomó una bocanada de aire y volvió a rugir: "¡Baja del autobús ahora mismo!".

A pesar de que ya se había alejado, la voz del hombre había sido lo suficientemente fuerte para que todos en el interior lo escucharan. Arrastrando los pies a través de la multitud, Patricia agarró la manija de seguridad e inconscientemente se dio la vuelta cuando escuchó su nombre. Por desgracia, había tanta gente que ni siquiera pudo asomarse por las ventanas.

Ella se quedó inmóvil y aguzó sus oídos, aunque después de unos segundos, lo único que se oía era el bullicio del tráfico.

¡Tal vez sólo lo había imaginado!

La mujer agachó la cabeza y sonrió amargamente. ¿Cómo pudo ser tan ilusa? Hasta hace unos minutos, ella aún tenía la esperanza de que Zac fuera a buscarla. ¿No había sido suficientemente clara su actitud en la sala del hospital? Él fue quien le pidió el divorcio y ahora la consideraba como una casquivana que era capaz de meterse con cualquier hombre. ¡Que tonta había sido por pensar que alguien como él iría tras ella! Incluso si lo hiciera, solamente sería para obligarla a abortar.

En ese momento, la anciana que estaba sentada en el asiento frente a Patricia hizo una seña y dijo: "Señorita, por favor siéntese, yo estoy a punto de bajar del autobús".

Mientras hablaba, la señora se puso de pie y sostuvo el respaldo de la silla para evitar caerse. La joven se apresuró a darle las gracias e intentó ayudarla a llegar a la puerta.

"No, no, tú estás esperando un bebé y deberías sentarte, no te preocupes por mí", la anciana sonrió amablemente y le dio una palmadita en el hombro.

Patricia se quedó boquiabierta. Sólo tenía un mes de embarazo y su vientre seguía siendo plano, además de que la ropa que usaba era holgada, ¿cómo sabía esa vieja dama que ella estaba embarazada?

Los pasajeros que habían escuchado las palabras de la anciana se hicieron a un lado para dejar pasar a Patricia a su asiento.

Fue hasta después de unos minutos que ella se dio cuenta de que estaba bien vestida y de que todas sus cosas estaban en su bolso, quizás fue su padre quien empacó sus objetos personales cuando se desmayó.

Patricia miró por la ventana con nostalgia y se dispuso a escuchar música en su celular, así que sacó los audífonos y se los puso.

El autobús estaba tan abarrotado que no pudo evitar sentirse sofocada.

No obstante, sus canciones favoritas la ayudaron a relajarse.

Al mismo tiempo, un Bugatti Veyron negro perseguía al autobús, mientras el conductor presionaba el claxon como loco, haciendo que todos voltearan a verlo.

El hombre estaba tan impaciente que iba pisando los talones del autobús.

"¡Patricia!", Zac gritó con todas sus fuerzas.

Luego de esto, él abrió el techo del coche y apretó el volante mientras miraba furiosamente el autobús.

¿Acaso esa mujer había olvidado

que estaba esperando un bebé? ¡El transporte público era muy peligroso! ¿Y si sufría algún accidente? ¿No podía cuidarse bien a sí misma?

Patricia era buena cuidando a los demás, de hecho, en el pasado había ido diariamente a su villa en la villa Oakleaf para limpiar su casa, entonces, ¿por qué no podía hacerlo por el hijo que llevaba en su vientre?

Zac se sentía tan ansioso que sacó su celular y marcó el número de Patricia.

Mientras tanto, ella estaba tan absorta en la música que abrió los ojos con sorpresa cuando vio la llamada entrante en su celular. Sin embargo, presionó un botón y la rechazó sin dudarlo.

Sentado en el auto deportivo, el hombre se enfureció al ver que su exesposa se negaba a responderle, por lo que arrojó su celular al asiento contiguo.

"¡Patricia!", Zac gruñó con tanta fuerza que esta vez todos los pasajeros se miraron entre sí y empezaron a hablar entre ellos.

"Parece que busca a alguien en este autobús. ¿Quién es Patricia? Seas quien seas, necesitas aparecer rápidamente, ¡ese sujeto luce desesperado!".

"¡Esa chica es muy afortunada!".

"Chofer, por favor deténgase, ese apuesto hombre detrás de nosotros está buscando a una chica".

"Lo siento, pero será hasta la próxima parada de autobús", el conductor resopló mientras sacudía la cabeza con molestia.

El volumen en los audífonos de Patricia era tan alto que no tenía idea de lo que sucedía a su alrededor.

Entretanto, todos en el autobús tenían curiosidad por saber quién era esa misteriosa mujer.

Una chica que estaba de pie al lado de Patricia se percató de que estaba escuchando música y la miró con curiosidad, pasaron unos minutos hasta que se decidió a tocarle el hombro.

Patricia se quitó los auriculares y la chica se disculpó: "Perdona, ¿tú eres Patricia?".

Ella frunció el ceño en confusión y se preguntaba cómo sabía esa chica su nombre cuando escuchó la voz de Zac.

"¡Patricia! ¡Bájate del autobús ahora mismo!", el hecho de oír a su exesposo hizo que se sintiera más desconcertada que antes.

¿Qué estaba haciendo él aquí?

La expresión en el rostro de Patricia hablaba por sí misma, por lo que la chica señaló hacia el coche deportivo y comentó: "Hay un hombre persiguiéndote, ¿quieres bajarte y hablar con él?".

Sin embargo, la otra estaba tan aturdida que ni siquiera podía decir una sola palabra.

La chica miró por la ventana y agregó: "Está guapísimo y se nota que debe tener bastante dinero, ¡además no deja de llamarte!".

Patricia seguía callada como si estuviera en otro mundo, así que la chica se dispuso a marcharse cuando la primera se levantó y se acercó al chofer del autobús:

"Señor, ¿podría detenerse para que yo baje?".

"Como ya dije antes, no puedo hacer eso, sólo puedo detenerme en la parada del autobús", el conductor apretó los dientes y se mantuvo concentrado en el camino.

Pero Zac continuó gritando desde su lujoso coche, haciendo que a Patricia le sudaran las manos por los nervios.

"¿Podría apresurarse? Por favor rebase al auto delante de nosotros y déjeme bajar, de lo contrario, ese hombre hará algo horrible, ¡incluso podría chocar contra el autobús!", imploró ella.

Aunque el chofer se sintió angustiado luego de escucharla, siguió conduciendo hacia adelante. Mientras este seguía dudando sobre qué hacer, el coche de Zac se precipitó repentinamente hacia adelante y se estrelló contra el BMW que estaba al lado del autobús, creando un estruendo que hizo que la gente gritara asustada.

"¿Acaso no me escuchas? ¡Te pedí que bajaras!", Zac dijo en voz alta mientras observaba a su exesposa a través de la ventana.

Patricia estaba tan agitada que tiró del brazo del conductor y exclamó: "Se lo suplico, ¡no estoy mintiendo! ¡Ese hombre está loco! ¡Quiere asesinarme!".

Ella estaba casi segura de que Zac quería obligarla a abortar.

El conductor del autobús echó una mirada de reojo al Bugatti Veyron, el cual había patinado de lado con una abolladura profunda en una de sus puertas, pero cuando sus ojos se encontraron con los del joven, la piel de su rostro se puso tan pálida como una hoja de papel.