Todos hablaban de ellos, la curiosidad en todos los asistentes era evidente.
Los otros hijos del Rey querían estar a su lado, era la primera vez en que el rey los había dejado acercarse a él y dejar que los viera juntos.
Aunque el rey quería tener a su tercer príncipe cerca de él, Bastian, El joven príncipe se mantenía un poco distante y desinteresado.
Por supuesto el príncipe Aren, siendo muy observador y analítico estaba viendo esta realidad, se sentía que había perdido la guerra por el trono ante él. Era evidente que él deseaba heredar el trono de su padre, Es mas se consideraba el más apto, hasta que apareció su tercer hermano, el príncipe Bastian
-Sin lugar a dudas esta es la primera vez que sales de nuestro Reino-dice el príncipe Aren.
-Sin lugar a dudas esta es nuestra primera vez que salimos acompañados de nuestro padre El Monarca.-Dice el príncipe Bastian.
-Es horrible cuando te ocultan cosas, cuando te mienten. ¿Por qué lo hiciste?-Reclama el príncipe Aren.
-No te mentí. Solo omití mi identidad. Creo que no es un delito, ¿o sí hermano?
Aren lo mira con ojos penetrantes, enseguida pregunta.
-¿Tienes alguna intención?
-¿La intención a la que se refiere el príncipe Aren, es acerca de que si quiero el trono? Mi hermano mayor el príncipe Aren no debería preocuparse, no aspiro al trono.
Los dos príncipes se habían alejado del Rey su padre, esta acción había sido aprovechado por el resto de hermanos para acercarse al monarca.
El rey estaba prestando atención a sus dos hijos, la interacción entre ellos, era evidente que estaban en una discusión, pero respetuosa.
Al llegar al lugar, los anfitriones de este Reino, el rey y la reina, los recibió con mucha alegría admiración y respeto.
No obstante, al sentarse El Monarca Ándraco, sus otros hijos estaban peleando por el espacio a su lado, el rey se molestó y les habló fuerte.
-Deberían tratar de ganar mi simpatía, hacerme creer en ustedes, pero no saben ni de comportamiento ante los demás.-Los príncipes se pusieron pálidos y avergonzados.
El regaño era para los cinco príncipes, más no para los otros dos qué estaban alejados y en una conversación ferviente.
Una vez ahí, los anfitriones del reino en este caso Los reyes de Sadhox lo trasladaron al área recreacional, en este lugar se albergaba a más de 10000 personas. Una majestuosidad monstruosa.
Ahí se hallaba muchos otros Reyes y sus príncipes.
Se veía lo radiantes que eran, habría competencia. Al notar esto Bastian le dijo a su hermano Aren.
-¿Por qué te preocupas por cosas que todavía están lejos de que ocurran? Mira a nuestro padre, está vivo, fuerte y vigoroso, mejor preocúpate por sobresalir hoy. Habrá muchas competencias, ¿ves al resto de los príncipes de otros reinos? Están aquí para ganar, deberías preocuparte por ello, no por mis aspiraciones, y créame cuando te diga esto, del desempeño que dés, hoy quizás nuestro padre el Monarca te elija para ser su sucesor.
Aren era un ser inteligente, había entendido las palabras de su hermano, sabía que Bastian no era como sus otros hermanos príncipes. Se caracterizaba por una inteligencia mayor, igual se sentía intimidado delante de su tercer hermano.
Aren se quedó callado, ¿Cómo seguir pidiendo ayuda a su tercer hermano, si él también debía sobresalir y lograr impresionar a su padre?
Pero fue el príncipe Bastian quien le dijera, "vamos, aún puedo darte algunas sugerencias de arco y flecha mientras se está en movimiento, ¿Quieres aprender?"
Enseguida Bastian estaba en pie mirándolo. Entonces el príncipe Aren dijo :
-¿Por qué lo haces, puedes salir victorioso de aquí haciendo que nuestro padre te elija a ti con los ojos cerrados?-Bastian puso cara seria y dijo.
-Incluso si quisiera ser el Rey de algún Reino, aún no he aprendido a controlar mi ser interno.
-¿Cómo así? Nunca había visto a alguien tener tanto control como lo has tenido tu, no atacaste a ese guardia que atentó contra tu vida en el momento crucial, tampoco lo hiciste después.
Aren pensó en como él tomó represalias contra el guardia, este se hallaba bajo torturas por orden de él.
-Me gusta como me trata la gente cuando no sabe quien soy, si ostentara la verdadera identidad, quien sabe cómo me trataría, es lo mejor cuando no.
-Ellos son sinceros, son libres de tratarme con su propia libertad. Pues no temen ofenderme. Y si son amables también es un sentimiento genuino.
-Antes que sepan quién soy, me gusta ganarme su respeto y confíanza.-Dice sonriendo.
El príncipe Aren ya no estaba mas molesto. Él miró con admiración a Bastian.
-Vamos Príncipe Aren, hagamos que nuestro padre se sienta orgulloso de sus hijos y que el gran Rey de los doce Reinos se sientan orgulloso de tenernos como sus príncipes.-Aren se puso de pies y estrechó la mano a su hermano.
Empezaron a intercambiar sus conocimientos, el uno con el otro, ciertamente el monarca estaba satisfecho. Sus hijos tenían un grado de madurez excelente. Serían grandes líderes, pensó con alegría, de pronto sus súbditos lo encontraron sonriendo solo.
Bastian le dijo al príncipe Aren que llamara al resto de los hermanos, éste se sorprendió, pero se guardó en su corazón la admiración sobre su hermano.
Enseguida el príncipe Bastian empezó a enseñar cómo debía controlar su mente. Aren escuchaba con cautela, pero el príncipe Amadeo dijo :
-Hemos tenido a los mejores maestros, ¿Crees que tú...el que fuera excluido sea quien nos enseñe para sobresalir? Nadie te ha puesto como líder entre nosotros.-Siseó.
Aren frunció el ceño y miró con molestias a su hermano Amadeo, pero miró en la cara de su hermano Bastian que no tenía ninguna alteración aparente.
-Quien piensa y opina igual que nuestro príncipe Amadeo puede apartarse para quedarnos solo los que queremos compartir nuestros conocimientos y sobresalir. Daven siguió a Amadeo, ellos dos se sentaron hayá muy cerca de un grupo de mujeres hermosas y empezaron a coquetear con ellas.
Egil quería irse, pero notó que su hermano mayor el príncipe Aren estaba más que concentrado, decidió quedarse y ver que pasaba.
Bastian prosiguió :
-Príncipes de los doce Reinos, ustedes son futuros reinantes, el auto control debería ser su coraza siempre. Una mente en caos no toma las mejores decisiones, pero si llevas tu mente a un nivel de calma, podrías ver lo que tienes delante, atrás y poner en marcha todos tus conocimientos aprendidos.
-Cuando vamos a montar a un caballo que está en movimiento, ya saben que la distancia exacta para dar el salto o la acción es tan necesario e importante, pero el animal percibe tu miedo. Y se pone nervioso también. En este caso debes transmitir tu seguridad y tu fuerza al equino, es muy importante. Ya en el campo ustedes se convierten en uno solo contra todo.
Cinco príncipes reunidos, hablando sin rencores, ya era otro nivel. Por que se veía en cada espacio del lugar a los príncipes hermanos, la oportunidad de mostrarse, de sobresalir, mirarse con repugnancia, sus miradas altivas, pero aquí estaban estos cinco hombres jóvenes, eran los príncipes de los doce Reinos bajo el dominio de su Monarca, el Rey Ándraco.
Al tocar el turno a los hijos del Rey Ándraco, el monarca más poderoso de las tierras del occidente, el murmullo se aplacó, se hizo un silencio colosal, incluso se escucharía caerse un alfiler en este mismo instante.
Pero allí estaba todos espectantes. Fue cuando sin previo aviso el príncipe Amadeo salió montado en un equino que nadie había montado, era tan salvaje que se decía que este Caballo tan grande y fuerte, no se dejaba montar por nadie, por que había sido cabalgado por el mismo diablo.
Lo cierto es que ni dos a tres segundos aguantaba alguien sobre el equino, pero Amadeo quiso sobresalir, no había pedido tan siquiera un consejo de si debía o no tratar de montar un animal con ese historial.
Pronto en cuanto el equino se percatara que tenía a alguien en su lomo, dió un giro inesperado y saltó y se puso en dos patas. Lo cual por supuesto hizo que Amadeo cayera al suelo estripitosamente.
-¡Príncipe Amadeo!-Gritó su madre que había venido para verlo sobresalir.
-Amadeo, testarudo-Gritó el príncipe Aren.
Mientras todos veían al príncipe Amadeo tirado en el suelo y desangrándose. Lo cierto era que el equino seguía pataleando sobre su humanidad.
Los ojos de Bastian miraba inexpresivamente a su hermano en el suelo. Escuchó la voz de Aren su hermano decir :
-Haz algo, morirá.-Bastian dijo a Aren entonces.
-Vé, ayúdalo. Sobresaldrás en esta actuación.
-No quiero sobresalir, solo quiero que él esté bien.-Bastian sonrió complacido, su hermano sería un gran rey en el futuro.
-Hazlo tu. -Volvió a implorar el príncipe Aren.
El príncipe Amadeo había arrastrado el honor del Rey Ándraco por el suelo, este sentado miraba todo ante sus ojos, su mirada era despiadada e inexpresiva mirando hacia el horizonte. Parecía no afectarlo, pero solo él sabía cómo se sentía ahora mismo.
De pronto cuando todos creían que el príncipe tirado desangrado, moriría así por su intransigencia, otro apuesto joven, traía el logo de los doce Reinos en su pecho, éste cabalgaba a toda velocidad hacia el potranco endiablado que seguía tirando patadas sobre el príncipe caído.
Hizo un movimiento ligero y saltó sobre el equino endiablado, haciendo que el Caballo endemoniado saltara hasta tres metros y lo hiciera repetitivamente.
Pero allí estaba Bastian Alexander aferrado a su cuello y cabeza del equino, abrazándolo mientras sus ojos destilaba una seguridad en sí mismo que se podía notar a leguas.
Todos se maravillaban del acto, pues él había logrado mantenerse sobre el equino ya varios minutos y no solo eso, lo había alejado del cuerpo herido de su hermano.
Unos cinco a siete minutos después, el equino ya estaba calmándose, dando lugar a una actuación recíproca entre el jinete y el equino. Una destreza sin igual.
Después que pasara los diez minutos más, el endiablado caballo ya estaba sumiso y bajo el control de Bastian quien se alejara aún más de su hermano caído y luego volvía a toda velocidad para que hiciera un acto magestuoso, recogió a su hermano caído del suelo e hizo saltar todas las bardas para salirse del campo y llevarlo ante el curandero real, quien estuviera sentado a la par del Rey Ándraco.
Tenía la quijada en el suelo, todos sin excepción.
Bastian no solo había montado al peor de los caballos salvajes con la peor reputación, si no también había ayudado a su hermano príncipe, y no solo eso, había salvado el honor de los doce Reinos.