Syre cansada se tira en la cama boca arriba, luego de organizar en la nevera la pequeña compra que hizo.
-Debo conseguir un trabajo pronto!- se dijo así misma, recordando que ya se le estaba agotando el dinero.
El sonido de su celular llamó su atención.
-Si, buenas- dijo Syre al contestar el teléfono.
-Buenas tardes Syre, te habla Laura González, te llamo para informarte que has sido elegida para la vacante de secretaria a la cual aplicaste, debes estar mañana temprano en la empresa NICOMAC para firmar el contrato y hablarte de las reglas, tienes que estar consciente de que trabajar para el Señor Hendrick Comac hay que dar del todo 100%- se escuchó la voz de Laura del otro lado del teléfono.
-Por supuesto, ahí estaré, muchas gracias - Dijo Syre emocionada.
-Pase feliz resto del día- dijo Laura y después colgó.
Una vez que colgó Laura, Syre emocionada tomo el retrato de su madre de la mesita de noche, y está emocionada lo beso y abrazo agradeciéndole a su madre y prometiendo que no le iba a defraudar.
Syre había pasado por muchas cosas el último año y medio, su madre sufrió un accidente cerebrovascular, el cual duro tres semanas interna en un hospital, Syre estaba devastada, y luego de salir del trabajo se quedaba todo el tiempo con su madre, hasta que tenía que volver a su trabajo y su tía Isabel, la hermana mayor de su madre, era quien cuidaba de Anna hasta que está volviera. Esas tres semanas se habían vuelto caóticas, tristes y desoladas para Syre, ya que casi ni dormía, ni comía y no podía aún asimilar la salud de su madre.
-Hija tienes que descansar, pensar en ti- decía su madre entre dientes y en susurro ya que le costaba hablar.
Anna, una mujer de aspecto saludable y fuerte, había bajado de peso considerablemente en esas tres semanas, en sus ojos se notaba el dolor y sufrimiento que estaba padeciendo, muchas veces deseó partir para ya no soportar más dolor, pero el saber que dejaría a su hija sola la detenía de ese pensamiento.
Luego de operar a Anna está mejoro considerablemente, Syre estaba muy emocionada, hicieron planes juntas de ir a la Ciudad y mudarse allí, Anna ya dejaría de trabajar y Syre conseguiría un empleo que le daría la oportunidad de mantenerlas a ambas.
Luego de Anna salir del hospital, donde pasó esas tres semanas, cada día llevaban a cabo todo lo necesario para irse preparando para su nueva travesía, a pesar de su buena recuperación Anna le hacía prometer a Syre, que pasará lo que pasará ella iba a continuar con los planes.
- Mamá y tú estarás ahí para verlos- decía Syre tomando los cachetes de su madre con las manos y dedicándole una gran sonrisa.
Lo que no se imaginaba Syre, es que justo un año después del accidente cerebrovascular que sufrió su madre, le volvería a ocurrir lo mismo, está vez siendo más severo y ocasionándole la muerte a Anna. Syre había perdido la noción del tiempo por todo un mes luego de la muerte de su madre, era como si su mente se hubiera transportado a otro lugar, y su cuerpo reaccionara a la pérdida, en ocasiones en medio del silencio y con la mirada perdida, por la mejilla de Syre se veían salir sus lágrimas.
Una noche Syre soñó con su madre, ella lo sentía tan real.
- Ahora estaremos juntas por siempre mamá- decía Syre con lágrimas en los ojos.
- Siempre hija, Siempre- contestaba su madre con una dulce voz.
En aquel sueño su madre le pidió y recordó seguir con la meta que tenían juntas, le recordó la promesa, le dijo que no estaría sola, que siempre iba a estar con ella.
Esa noche Syre despertó con lágrimas en los ojos y le prometió a su madre que viviría por las dos.
Cinco meses de la muerte de su madre Syre estaba en una nueva ciudad, dónde solo se tenía a ella y la presencia de su madre cuidándola desde el cielo.
-La ciudad es muy peligrosa para una niña cómo tú Syre- le dijo su tía Isabel, con voz cariñosa.
-Tranquila tía, ya verás que todo estará bien, nos mantendremos en contacto- dijo Syre con esperanzas en sus ojos.
Lo poco que había heredado de su madre lo uso para el viaje a la ciudad, pagar los depósitos de su pequeño apartaestudio, amueblado con cosas básicas y hacer algunas compras de comida. Esa llamada de la empresa NICOMAC, para darle su puesto le salvó la vida, ya que lo poco del dinero que le quedaba no le duraría mas de dos semanas.
Syre se puso de pie y dejó el retrato de su madre de vuelta a la mesita de noche, fue a su clóset y selecciono la ropa que usaría en su primer día de trabajo.
-Esta usaré - dijo Syre con entusiasmo.
De repente recordó la mirada penetrante de Hendrick Comac, era un hombre muy apuesto, pero daba algo de miedo, se pregunto cómo se veria el con una sonrisa en su rostro.
- Trabajar aquí no es nada fácil, dicen que el Señor Hendrick es un odioso, grita y golpea a sus empleados- escucho Syre decir a una de las candidatas al puesto de secretaria, mientras esperaban en la sala de espera.
- Tengo una prima que trabajo aquí hace unos años atrás y me dijo que hay que tener los pantalones bien puestos para estar aquí- dijo otra de las candidatas.
Entonces que hacen aquí?
Se dijo Syre en sus pensamientos. Ella era una chica muy inteligente y sabía que esas cosas que ellas decían era para infligir miedo y que las demás se marcharán, pero ella no caería en su juego, pensó.
Apretando la prenda en su pecho que Syre había seleccionado, para usar al día siguiente, soltó un suspiro y deseo que todo saliera bien.
-Hare todo lo que esté a mi alcance para cumplir en mi trabajo- dijo Syre, cerrando la puerta de su clóset.