Capítulo 3 Está vez haré una ecepcion

El murmullo de las chicas en el comedor hacían que Syre se sintiera super incómoda, sus nuevas compañeras de trabajo la miraban con inferioridad, ninguna se le acercaba, ni le dirigían la palabra.

Ese día Syre había llegado temprano a la empresa, había leído y firmado su contrato laboral, la habían dirigido a su nueva oficina; en esta habían cinco escritorios muy bien organizados y al final estaba la puerta de la entrada a la oficina del señor Hendrick.

El escritorio de Syre era el que justo estaba más cerca de la entrada de la oficina del Señor Hendrick.

Erika, una de las secretarias de Hendrick, era a la que se le había asignado entrenar y enseñar todas las nuevas responsabilidades de Syre. Erika era una mujer de piel blanca y pelo oscuro, iba muy bien vestida, con un pantalón de tela fina color negro y una blusa de seda color crema, llevaba pendientes y pulseras a juego, unos zapatos negros de tacón, su comportamiento con Syre era muy exagerado, exigía y denigraba aquella chica, no era nada cómodo para Syre estar a su lado.

Solo dos chicas en toda la empresa habían sido amables con Syre y eran dos de las secretarias de Hendrick, una de ellas, llamada Scarlet, llevaba lentes y se le veía una chica muy sencilla, pelo castaño claro y de estatura pequeña, la otra se llamaba Jacqueline, era de piel morena, pelo marrón, su exuberante trasero llamaba mucho la atención. Solo esas dos chicas, aunque no habían pasado más que unas sonrisas y saludos, habían sido amables con Syre.

Al terminar la hora de almuerzo, Syre se dirigió a la oficina, se sentó en su escritorio y empezó a repasar lo que de manera rápida y poco entendible le había enseñado Erika. De repente la puerta hacía la entrada de la oficina de las chicas, se abrió abruptamente, era el Señor Hendrick, hablaba con tono fuerte por teléfono y se le veía enojado, de pronto sus miradas se cruzaron, Syre sintió que su corazón estaba en una carrera profesional de caballos, viendo cómo esos ojos azules penetraban sus entrañas, pero sus miradas solo duraron unos segundos, aunque para ella fue una eternidad, Hendrick siguió de largo a su oficina y cerró está de un portazo. En toda la mañana Syre no había visto al señor, y la verdad la idea de verlo le aterraba.

Una hora después Syre fue llamada por Ana, para que entrara a la oficina del señor Hendrick, ya que este pidió verla junto con las demás secretarias.

Con el corazón a mil, Syre se dirigió a la oficina, dónde estaba ese hombre tan apuesto.

-Sairi es tu nombre, cierto?- dijo Hendrick sentado en su silla detrás de su escritorio, mientras sus cinco secretarias estaban de pie frente a él.

-Syre, Señor, tal como se escribe- dijo Syre con voz tímida.

-Me quedo llamandote Sairi.

Syre asintió con la cabeza, aunque no le gustaba la idea de que la llamarán así.

-Sairi trabajará con nosotros y quiero que le enseñen todas, todo lo necesario para que ella aprenda a desenvolverse.

-Si, señor - dijeron las demás al unísono.

-Se pueden marchar- cuando todas iban a salir, Hendrick dijo- tú no Sairi.

Syre parándose en seco, giro y volvió a ver esos hermosos ojos azules penetrándole el alma.

-Toma asiento-

-ok-

Una vez sentada Syre empezó agarrar sus manos y noto que estás sudaban. >

- Quiero darte la bienvenida personalmente y decirte que cualquier cosa que necesites no dudes en pedirla-

Syre se quedó perpleja ante la suavidad de las palabras de aquel hombre, cómo es posible?

Hendrick había hablado de una manera tan dulce, que era imposible reconocer el hombre que Syre había visto anteriormente.

-Muchas gracias, Señor Hendrick.-

-La empresa está pasando por unos desafíos, que quiero que tú personalmente te encargues de ellos. Trabajarás de la mano de otros departamentos y con mi tío Nayit.

-Si, señor usted dígame de qué se trata y haré todo a mi alcance-

-Mi tío Nayit esta teniendo dificultades con los proveedores, no ha habido muy buena comunicación y hemos perdido muchas oportunidades de negocios- Nayit Comac, era uno de los dueños de la empresa NICOMAC, este también de carácter difícil y había tenido problemas con los proveedores.

-Entiendo-

-Usted será la persona que se mantendrá en contacto con ellos y cuando sea necesario asistirá a las reuniones de negocios dentro y fuera del país-

-Fuera del país? pero si yo no tengo pasaporte ni mucho...- con un manotazo en la mesa, Hendrick interrumpió a Syre.

-Eso se resolverá, ahora márchate-

Syre se levantó de prisa, otra vez volvió el tono frío y fuerte de Hendrick, dándose cuenta Syre que a él no le gusta mucho los pero.

............

> pensó Hendrick al quedarse a solas luego de marcharse Syre, ella llevaba puesto una camisa de rayas orizontales de varios colores oscuros, dónde le hacía resaltar las hermosas curvas que había en su cintura y sus pechos, con una pantalón en tela fino, color azul oscuro, que dejaba ver el cuerpo esbelto de Syre, con un trasero que Hendrick no podía evitar mirar y desear. Cómo le sobraban las ganas de ponerla encima de su escrito a espalda y apretarse fuerte contra las nalgas de esa chica.

El miembro erecto que sobresalía de su pantalón, lo saco de sus pensamientos.

-Hendrick Comac!- dijo para si mismo en voz alta y con una carcajada.- Tranquilizate, aquí es terreno prohibido.

Desde la primera vez que vio a esa chica, le había parecido diferente, hasta le hacía sentir tranquilo, Él había notado el efecto de nervios que él causaba en ella y eso a él le gustaba.

Se había prohibido para si mismo tener algún tipo de relación con alguna chica de la empresa, pero esta vez iba a ser imposible cumplir eso, esa chica le fascinaba, le traía loco y él estaba dispuesto a jugar con fuego.

<< Está vez haré una ecepcion>> se dijo a si mismo para convencerse de que no iba hacer nada malo con eso.

            
            

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