Capítulo 4 Madre e hijo

Mi nombre es Amelia y esta es mi historia.

21:30 - Casa de Amelia. - Salvador.

Observo a mi marido durmiendo a mi lado, siempre es lo mismo conmigo tiene sexo y cuando se corre primero me deja sola y se va a dormir. Ya estoy bastante molesto con esto y quiero dárselo a cualquiera que aparezca frente a mí, no sé cuántas veces tengo que terminar golpeándome. Esto es demasiado frustrante.

Hemos estado juntos durante tanto tiempo y ya debería estar acostumbrado, pero es algo que no puedo y extraño el sexo salvaje, esos agarres calientes que tienen los hombres. "Pero desafortunadamente voy a tener que terminar haciéndome esta mierda.

Cogí mi camisón morado que estaba tirado en el suelo y me vestí yendo al baño a masturbarme, si no me importa cara de hombre, por el amor de Dios. - Apenas entré cerré la puerta y fui al baño y bajé la tapa y me senté, abrí las piernas y comencé a pasarme la mano por el clítoris.

- Mmm. Un gemido escapó de mi boca.

Cerré los ojos e inserté un dedo dentro de mí y comencé a empujar hacia adentro y hacia afuera varias veces.

- ¡Vaya!

Abrí mis piernas un poco más y pasé mi lubricación a través de mi clítoris y aceleró aún más.

- ¡¡Mierda!!

Terminé viniendo demasiado rápido, qué dolor. Quería pasar unas horas más aquí, mis dedos se sienten mejor que la polla de mi esposo, francamente no sé cómo sigo con él, creo que es por nuestro hijo Fred.

Dejo escapar un suspiro y me levanto del inodoro y me lavo las manos y salgo del baño, lo veo durmiendo como si no hubiera decepcionado a su esposa.

- ¡Hijo de puta!

Salí de la habitación por un vaso de agua, bajé las escaleras con cuidado de no caerme y fui a la cocina, encendí la luz y caminé hacia el refrigerador y lo abrí tomando una jarra de agua y fui al armario y me estiré arriba para levanto el vaso, siento que mi suéter se levanta un poco.

"Qué hermosa vista. - me asuste y volteé a ver mi hijo.

"Qué susto, Fred. Dije poniendo mi mano en mi pecho.

El mismo me miro de arriba abajo y me di cuenta que no lleva remera, nunca me fijé mucho en mi hijo, pero... Es muy caliente.

Fred es alto y delgado y tiene cabello negro.

Tragué saliva cuando se acercó a mí.

"Ya sabes, mamá. A veces escucho dos quejas de que papá no te hace venir, Si quieres, puedo hacer que tengas tu orgasmo. Abrí mucho los ojos y sentí que mi cuerpo se calentaba ante eso.

"¿Qué pasa, Fred?" Soy tu madre, ve a tu habitación.

Me alejé de él con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

Siento que mi cuerpo se estrella contra el fregadero y mi camisón se levanta.

"Lo niegas, pero tu cuerpo pide ser follado, mamá.

Sentí tu mano en la mía coño y me hizo gemir.

"F-Fred, detente. ¡Está mal!" - Intenté protestar.

- Está mal que no vengas, mamá.

Sentirlo agacharse y separar mis nalgas.

- ¡¡Oh!!

Gemí cuando sentí su lengua pecaminosa chupar mi coño de una manera que nunca me habían chupado.

- F-Fred!!!

Él lamió mi coño tan hambriento que todo lo que pude hacer fue gemir.

- Contrólate, mamá. No quieres que papá escuche tus gemidos.

Al sentir que se alejaba y me giraba frente a él, me agarró de la cintura y me colocó sobre el lavabo y me abrió las piernas, volviendo a chuparme.

- ¡Ay, mierda!

Le agarro el pelo con fuerza, introduce dos dedos dentro de mí y empieza a follarme con ellos.

- Ah Fred!! E-Eso... ¡Ohh!

tiró de mi suéter y comencé a chupar mi seno izquierdo con fuerza, me retorcí en sus dedos queriendo más.

- Oh mamá. Pareces una perra buscando una polla.

Ni siquiera pude regañarlo por ese lenguaje, mordió el pezón de mi pecho y gemí fuerte con la deliciosa sensación.

Nunca en mi vida había probado algo tan bueno.

"¡V-voy a venir!" - le avisé y él aumentó las estocadas con tu dedo - Ohhhh!!

Acabé corriéndome sobre sus dedos y él se los quitó y se los metió en la boca.

- Que delicioso sabor.

Se bajó los pantalones dejando al descubierto su gran y gruesa polla, esto me hizo abrir las piernas a modo de invitación y se corrió penetrándome de un solo empujón.

- ¡¡¡¡Ah!!!! "Gemimos juntos.

"Joder, mamá. Esto es mucho mejor que mis fantasías.

"¡M-Muévete!"

- Con mucho gusto.

Agarró mi cadera y comenzó a follarme profundo y duro, gimiendo como una perra en celo.

Ah, esto es mucho mejor que mi marido.

Succionó mi pecho mientras aumentaba su velocidad, arrancándome gemidos sin aliento.

- ¡Ay mamá, qué buena estás, carajo!!

"Fred... ¡Oh, esto, no dejarás de follarme, hijo!

Sostuve tu cintura queriéndote más profundo dentro de mi.

"¡¡No puedo parar en absoluto!!

Ahuecó mis tetas y tiré mi cabeza hacia atrás gimiendo su nombre una y otra vez, esto se siente demasiado bien, no me importaba que me atraparan.

- ¡Mamá, eres una perra que le está gritando a la verga de tu hijo!

- Ah... Sí... Estoy... ¡No te detengas!

Tomé sus hombros y abrí mis piernas dejándolo deslizarse más profundo.

"¡Maldita sea, tu coño me está apretando demasiado, mamá!

Salió de mí, me hizo gruñir de decepción, ya estaba cerca de correrme de nuevo.

"Todavía no ha terminado, mamá.

se acostó en el piso de la cocina y sostuvo su polla.

- ¡Sientate aquí!

Ni lo pensé dos veces, me bajé del lavabo y me senté sobre su polla que ya empezaba a moverse sin parar.

- ¡¡¡Joder, joder!!!

Puse mis manos en su pecho y comencé a rebotar sobre su polla sin parar.

- Ah, Fred... Hijo, mamá está casi cerca.

- Ah.. Yo también, mamá.

Agarró mis pechos y comenzó a mover sus caderas. arriba y abajo sin parar.

- M-Mamá.. ¡Me voy a correr!

- ¡¡Ven dentro de mí, hijo!! Disfruta ir!

Aceleré mis movimientos y eché mi cabeza hacia atrás una vez más cuando tuve mi orgasmo en su polla caliente.

- ¡¡¡Mierda!!!

Tomó el último empujón y pronto sentí su semen llenándome por completo.

"¡Oh, nunca me habían jodido así!"

Nos quedamos quietos unos minutos y nos bajamos de él. con las piernas tambaleantes, me enderecé mejor el camisón y lo miré, que seguía en el suelo.

- Si quieres repetir la dosis, mamá. Sabes donde encontrarme. Dio una sonrisa traviesa.

No digo nada y salgo de la cocina con una gran sonrisa.

Definitivamente repetiremos esto.