¡Quise morir en Agosto!
img img ¡Quise morir en Agosto! img Capítulo 9 8
9
Capítulo 11 10 img
Capítulo 12 11 img
Capítulo 13 12 img
Capítulo 14 13 img
Capítulo 15 14 img
Capítulo 16 15 img
Capítulo 17 16 img
Capítulo 18 17 img
Capítulo 19 18 img
Capítulo 20 19 img
Capítulo 21 20 img
Capítulo 22 21 img
Capítulo 23 22 img
Capítulo 24 23 img
Capítulo 25 24 img
Capítulo 26 25 img
Capítulo 27 26 img
Capítulo 28 27 img
Capítulo 29 28 img
Capítulo 30 29 img
Capítulo 31 30 img
Capítulo 32 31 img
Capítulo 33 32 img
Capítulo 34 33 img
Capítulo 35 34 img
Capítulo 36 35 img
Capítulo 37 36 img
Capítulo 38 37 img
Capítulo 39 38 img
Capítulo 40 39 img
Capítulo 41 40 img
Capítulo 42 41 img
Capítulo 43 42 img
Capítulo 44 43 img
Capítulo 45 44 img
Capítulo 46 45 img
Capítulo 47 46 img
Capítulo 48 47 img
Capítulo 49 48 img
Capítulo 50 49 img
Capítulo 51 50 img
Capítulo 52 51 img
Capítulo 53 52 img
Capítulo 54 53 img
Capítulo 55 54 img
Capítulo 56 55 img
Capítulo 57 56 img
Capítulo 58 57 img
Capítulo 59 TODO VA Y VIENE img
img
  /  1
img

Capítulo 9 8

-Más bien te comportas como un niño chiquito sin libertad. Yo creo que no se necesita el alcohol para poder desahogar algún problema.

-¿Niño chiquito?

-¡Eres todo un niño chiquito!

Nos reímos. Todos estábamos escuchando la conversación, sentados en el comedor de la cafetería.

-¿Cuándo fue que te rompieron el corazón? -le pregunto Zuri.

Anuel jugaba con el arroz de su plato.

-Hace dos meses.

Su respuesta me sorprendió un poco. ¿Dos meses? Eso es poco tiempo. Nadie se animó a decir algo.

-¡Lo siento! Creo que ahora tienes la oportunidad de sentirte con un poco de libertad.

-¿Libertad?

-Si. Ya sabes. Probablemente te rompieron el corazón pero tienes la oportunidad de sanar y encontrar a alguien que de verdad te valore. Quizá no sea fácil poder olvidar una relación de varios años, pero creo que no es imposible. ¡Se puede ser feliz sin depender de una persona!

Esa mirada fija sobre mi, sus cejas moviéndose de forma lenta y una sonrisita casual, eran la demostración de que Anuel estaba pensando en mi respuesta.

-¡Hey! Desde cuándo das buenos consejos de amor. ¿Eres psicólogo? Necesito de tu ayuda con una chica del equipo. -César me hizo reír.

-No soy psicólogo. Solo un chico común.

-Pues me parece que tienen mucha lógica tus frases cursis.

-¿Cursis? -preguntó Zuri con mucha curiosidad.

-Bueno no son frases cursis. Tus frases motivacionales. ¡Necesito que me des el ánimo necesario para decirle a esta chica lo que siento!

-¿No estarás hablando de Luisa? -le preguntó Alfredo con unas cejas arqueadas.

-Si. Habló de Luisa. ¡Me gusta!

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que uno pueda gustar de alguna persona?

-¿Por qué te gusta? -le pregunté. Quería sentirme como un inspector.

César soltó un suspiro.

-¡Pues es que es tan linda! Tiene mucha experiencia en la construcción y su carácter es muy agradable. ¡Te hace reír por cualquier cosa!

-¿Y quién es ella? -esta vez fue el turno de Zuri.

-Mmmmm. Detrás de ti. Como a dos mesas de aquí. Una chica con anteojos, cabello recogido en un chongo y sonrisa fresca.

Zuri se giro a mirar muy discretamente. Después de algunos segundos volvió a nuestra conversación.

-¡Es una buena chica! No se ve que sea chocante o presumida. ¡Aprobada!

-Es muy sencilla y casual. Espero que puedan conocerla pronto.

-Supongo que podríamos conocerla en la fiesta del sábado. Escuché que es una fiesta muy elegante y qué habrá bebida.

-¿Quiénes van? -le pregunté a Alfredo.

Resultaba ser que Freddy era el chismoso de nuestro grupo. ¡Porqué siempre hay un chismoso en cada grupito!

-Todo el campamento. Hasta los instructores y maestros. ¡Es una noche para divertirse aquí en el campamento Jojutla!

-¿Y dónde será?

-Pues en el auditorio que está cerca del riachuelo. Escuché que ponen como un tipo buffett y luego una pequeña cantina. La pista de baile es lo mejor porque resulta que todos tienen que bailar antes de irse.

-¿Cómo tenemos que ir vestidos?

-Ropa elegante. ¡Lo mejor que tengas en tus maletas!

¿Lo mejor de mis maletas? ¡No había traído muchas cosas!

-Bueno pues parece que mañana será un gran día. ¡Espero sobrevivir a esta tarde! -dijo César.

-¿Sobrevivir? ¿Pues que harás está tarde? -me anime a preguntar.

-Apenas vamos a colar la plancha del suelo. ¡Será pesado! Me asignaron botear.

-Pero no te vas a morir. Solo te digo que hoy dormirás muy bien. ¡Te vas a cansar bien machín!

Nos empezamos a reír todos.

***

-Pensé que ayer regresarías.

Obed estaba frente a mí. Casualmente me lo había encontrado en la biblioteca del campamento. Estábamos en medio de los libreros, la luz era tenue y eran las ocho de la noche. En el taller de agricultura nos pidieron investigar un poco sobre las técnicas de cultivo y por eso es que estaba aquí.

-Si, no me sentía muy bien. Preferí ir a descansar temprano.

Mentí.

-Eso imaginé. Ayer estuviste trabajando muy duro. ¿Te gustaron los tacos?

-Los de carne enchilada estaban muy buenos. ¿Dónde los compraste?

-Los ordene de un puesto que está en el centro del municipio. Cuando quieras, hasta podemos ir a dar la vuelta. ¿Ya fuiste al zócalo?

-No. Aún no.

-Si quieres yo podría llevarte.

¿Una invitación más de parte suya? De pronto sentí como si me estuviera metiendo en arenas movedizas. ¿Debía seguir permitiendo que los sentimientos de Obed crecieran más por mí? Él parecía estar muy atento a mí y su sonrisa era bonita, no lo puedo negar.

-¡Necesito decirte algo!

Sus ojos estaban puestos en mí con demasiada atención.

-Dime.

-¿Realmente te gustó?

-Si. Tú me gustas mucho.

Yo aún seguía creyendo que era muy pronto.

-Obed. Es que tú no me gustas y no sé cómo decirte que tengo miedo.

-¿Tienes miedo de aceptarme?

Negué.

-No, a eso no me refiero. Tengo miedo de lo que pudiera pasar conmigo. A mis sentimientos, mis ideales, mi futuro.

-Puedes estar tranquilo. Yo no soy un tipo malo. Yo prometo apoyarte en todo.

¿En todo? Parecía que él veía más que un simple chico de dieciséis años frente a él.

-Gracias por estar muy interesado en mí, pero no está en mis planes enamorarme de alguien por el momento.

Sus ojos perdieron cierto brillo.

-¿Te da miedo tener una relación de verano?

-¡No estoy listo para una relación! Cómo te dije el otro día, yo aún no experimento cosas que tal vez para ti son normales. Así que por favor, detente. No es necesario que me invites a solas o que me llames en el trabajo para supervisar a tu lado. ¡Yo no vine a este campamento para conseguir novio! Vine a aprender y estoy agradecido contigo por enseñarme algo de lo que sabes.

Lo había dicho y de forma muy clara. ¡No iba a dar mi corazón! Él se quedó callado, me miraba repentinamente, se había acercado un poco más a mí.

-¡Entonces yo intentaré hacer que te guste!

-Obed.

-¡Serás mío Dan!

-No digas cursilerías. ¡Por favor! No inviertas tus esfuerzos en alguien como yo.

-Pero de verdad, yo quiero intentar...

-No lo intentes.

Sus manos se acercaron a mi cintura. Me sujeto de ahí y mi espalda chocaba con el librero.

-¿Te molesta que te toque de está forma?

Su boca no estaba muy lejos de la mía.

-¡No me molesta! Pero por favor, detente.

Sus labios comenzaron a acercarse a toda velocidad, casi a punto de besarme él se alejo de mí.

-¿Todo está bien aquí? -Parecía que Anuel había alejado a Obed. Me sentí agradecido.

-Si. Todo está perfecto.

-Es que escuche la voz de alguien que decía "detente". ¿La escucharon?

Anuel me lanzó una mirada de preocupación. Yo no decía nada.

-Yo también escuché eso pero por aquí las cosas están bien.

Anuel sabía la verdad. Obed estaba encubriendo sus ganas de querer besarme.

-Voy para la cabaña. ¿Quieres que vayamos juntos?

Su mirada era una invitación para huir de allí.

-Si. Vamos, ya terminé de estudiar -dije.

Salimos de la biblioteca, Obed se quedó mirándome un poco serio. ¿Estaba enojado? ¡Yo que se! No era mi culpa que el quisiera sobrepasarse conmigo.

-¿Seguro que estás bien? -parecía preocuparle un poco.

-Si. Todo bien. Gracias por aparecer.

-¿Quería besarte?

-¡Iba a besarme! Pero llegaste justo a tiempo para interrumpir.

-Escuche que le decías que no. Seguro no la estabas pasando bien, te tenía acorralado.

Su asentó norteño me gustaba.

-Intente ser muy directo con él, pero la neta se confundió y ahora está más decidido que nunca a hacerme enamorar de él. ¿Lo puedes creer?

Estábamos caminando rumbo a la cabaña. Permanecimos en silencio por algunos minutos mientras avanzábamos.

-¿Alguna vez te gustó alguien?

La pregunta me hizo pensar. Volví a mi pasado.

-Si. Me enamoré de un chico cuando íbamos en primaria.

-¿Y que paso?

-No paso nada. Solo éramos amigos, compañeros y ya.

-¿De verdad? ¿Nunca le dijiste que le querías?

-No. A esa edad no me parecía importante hablar de sentimientos y amoríos. ¡Que sí! No te niego que me gustaba demasiado y a veces llegué a soñar con él. Era lindo, guapo y todas lo querían. ¡Pero nunca le dije más!

-¿Le gustabas a él?

-Supongo que sí. Solía llamarme "su chiquita". Aveces me abrazaba, me pedía que le acariciara el cabello mientras veíamos alguna película en el salón de clases. Me defendía cuando los otros chicos me trataban mal y siempre estuvo atento a mí. ¡Yo imagino que sí le llegue a gustar!

-Tu historia suena muy bien.

-Pues solo es un resumen. ¡Si tú supieras!

Sonreí. Hablar de cosas así con Anuel no era algo desagradable. Se sentía bien el contarle a alguien tus secretos.

-¿Le has vuelto a ver?

-No. Desde que salimos de la primaria, no he vuelto a verlo. Ya ha pasado mucho tiempo.

-¡Lo siento! Pensé que probablemente se seguían viendo.

-¡Quién sabe qué hubiese pasado si nos siguiéramos viendo! No se, quizá no hubiese funcionado.

-¿Por qué lo dices?

-Escuche que su vida a cambiado bastante. Le gusta emborracharse, reprobó un año y cambio mucho su forma de ser. Después de la primaria tuvo varias novias en la secundaria. ¡No las culpo! Él era muy lindo.

-Entonces no has sido capaz de demostrar tus sentimientos de forma completa para con alguien. ¡Eso habla bien de ti!

-¿Tú crees?

-¡Por supuesto! Al menos no tienes el corazón roto.

Recordé su historia. Sentí un poco de curiosidad.

-¿Cómo la conociste?

No respondió al instante.

-Yo estaba en un semáforo, conducía rumbo a mi casa. La luz verde estaba a punto de encenderse, sonaba una canción de La Banda MS y justo iba a avanzar cuando casi la atropelló. Ella no se había dado cuenta que la luz roja estaba por apagarse. Le golpeé un poco en la espinilla con la fascia delantera. Me detuve para ver cómo estaba, me ofrecí a llevarla a un médico y así fue como nuestras vidas se cruzaron.

Parecía escena de película. Estábamos por llegar a nuestra cabaña.

-¿Fue tu primer amor?

-Fue muchas primeras cosas para mí. ¡La amo aún!

Había anochecido demasiado rápido.

-Se que no conozco los detalles de tu relación, pero quizá ella sienta lo mismo que tú sientes en estos momentos.

-¿Crees que me extrañe?

-Quizá. Existe una posibilidad.

-¿Y entonces por que no quiso casarse conmigo? Ella me dejó vestido frente al juez del registro civil. ¿Por qué me hizo eso sí de verdad me amaba? ¡No lo entiendo!

Me había metido en un terreno al que no me correspondía entrar. En su rostro aparecieron algunas lágrimas, apretó sus manos. Nos detuvimos.

-A veces la cobardía nos hace huir de los compromisos importantes como lo es una boda o el amar a alguien. ¡Lamento que te haya pasado algo así en la vida! No tenía idea.

-¿Hice algo mal?

-Nadie es perfecto, pero estoy seguro que siempre quisiste hacer las cosas de forma sincera para con ella. ¡Se lo está perdiendo!

Me había puesto frente a él. Le mire directamente a los ojos y su mirada era algo muy agradable. Parecía estar muy roto emocionalmente. ¿Cómo podría sanar?

-¡Tienes razón! Gracias por preguntar y hablar conmigo sobre esto. ¡Te lo agradezco!

Y sin más que decir, me abrazo. Sus brazos me rodearon y una calidez muy agradable se hizo presente en mi corazón. Hundí mi cabeza en su pecho, su camisa olía a perfume y sudor. No era desagradable el abrazo, se sentía bien el sentir su necesidad de afecto.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022