Quizás podría hacer un casting.
Saqué el celular de mi bolsillo y abrí una página de anuncios y ofertas.
"Se busca persona ..." y quedé en blanco.
Me paré y me miré al espejo.
Sonreí.
"Se busca persona, elegante, alta, buena contextura, atlético, bien parecido, y que sepa de artes marciales para trabajar como guardaespaldas. Sueldo a convenir"
Lo releí y me imaginé enseguida a los americanos.
Resoplé y borré.
"Se busca persona para trabajar como guardaespaldas. Sueldo a convenir"
Publiqué el aviso y me senté a esperar.
En menos de una hora tenía 20 solicitudes, pausé el aviso y empecé a citarlos.
...
-Buenas tardes, ¿su nombre? - dije recostado en mi sofá y con una pierna arriba
-Leandro Gómez- anoté
- ¿experiencia como guardaespaldas?
-Una vez rescaté a mi tía Lucía de caerse a un hoyo- levanté la vista y dije:
-Gracias por venir, ¡siguiente!
Así estuve toda la tarde y parte de la noche hasta que por fin dejé a dos candidatos idóneos, no eran como yo, pero se defendían.
Me acosté con una gran sonrisa en el rostro, al día siguiente iría a al edificio de la señorita Deva a presentar mis servicios.
Deva
-Ed, a mi oficina por favor- llamé a mi asistente
-Si jefa
Edward era mi asistente, era bastante joven aún más que yo, pero increíblemente eficiente y lo que más me gustaba es que era hombre, jamás andaría en sus días, ni enredado en chismes en los pasillos.
Ed tocó la puerta dos veces y entró.
- ¿jefa? - me dijo acercándose a mi escritorio
Dejé de leer la pantalla de mi laptop para prestarle atención.
-Ed, te enviaré un trozo de un video a tu móvil. Necesito que averigües el nombre de la persona que sale allí- dije mientras bajaba mis gafas óptimas
Edward asintió.
-Esta demás decirte que el video es confidencial, no quiero que comentes con nadie la existencia de él.
-Por supuesto- dijo y se irguió de inmediato.
-Bien, eso es todo
Ed, hizo una reverencia y se marchó.
No tenía mucho tiempo, ni interés en encontrar a ese hombre. Sin embargo, le debía un agradecimiento, ya que aún me daba escalofríos pensar en que me podría haber pasado si él no hubiese llegado.
Eso me hizo recordar, las pésimas amigas que tenía, ninguna me cuidó ni se interesó en dónde acabé la noche.
Hice un mohín con la nariz y borré a las dos mujeres de mi lista de contactos.
Estaba harta que la gente me buscara por mi dinero, y de siempre rodearme de personas interesadas.
Yo era una chica humilde, que con esfuerzo conseguí todo lo que tenía.
Renegué con la cabeza.
¿Qué está pasando con las personas?
Me sentí decepcionada.
Me recosté en el respaldo de mi silla y cerré los ojos. Alcancé la calma por unos minutos hasta que...
- ¡Diablos!, la reunión con los inversionistas.
¿cómo mierda se me fue a olvidar?
Me maldije una vez más por haber tomado tanto anoche, la resaca aún me duraba y no podía pensar con claridad.
Era una junta muy importante, el señor Tanaka estaba dispuesto a poner varios millones en un proyecto privado que involucraba tecnología de última generación. Pero antes debía convencerlo de aquello.
Marqué de inmediato el intercomunicador.
-Ed, ¿a qué hora es la junta con el señor Tanaka?
-Es hoy a las 13pm en el restaurante Centaurus- contestó
Miré el reloj de notebook.
Aún me quedan 45 minutos.
-Gracias, dile al chofer que en 15 minutos estaré abajo
-Si jefa
Me levanté y me apresuré a correr a mi baño privado.
Me miré al espejo, me ordené el cabello y retoqué mi maquillaje.
Di gracias a Dios de llevar un traje formal de muy buen gusto, era sobrio, pero a la vez atractivo.
Volví a contemplar mi reflejo e inspiré profundamente.
¡Vamos Deva tú puedes!
Me di dos golpes en las mejillas para espabilar.
El chofer me llevó directamente al restaurante.
Entré con decisión caminando a paso firme sobre mis tacones.
Sonreí cuando me di cuenta que había sido la primera en llegar, separé la silla y me senté.
Dejé sobre la mesa dos carpetas que contenían todo el proyecto.
Pedí un aperitivo y aguardé.
En menos de 10 minutos apareció el señor Tanaka junto a un joven también asiático.
Les levanté a la mano y sonreí.
Los esperé de pie mientras ellos avanzaban y les dije:
-Buenas tardes- con una reverencia
Ambos hombres me miraron y respondieron
- Kon'nichiwa
Comencé a sudar frío... ¿Qué diablos significaba Kon'nichiwa?
Mostré todos mis dientes en una sonrisa nerviosa
-español por favor- dije con mi cara pálida.
-No, no, no nada de español- dijo el asistente abatiendo sus manos de un lado a otro – tu interprete- me señaló con un dedo.
¿yo que?
Iba a matar a Edward, jamás me había mencionado nada sobre un intérprete, o quizás yo no le había puesto atención.
¡Santa mierda!
No podía perder el contrato por culpa de esta estupidez.
Cuando estaba a punto de desmayarme escuché una suave voz.
Reiko
Cómo de costumbre seguí a la señorita Deva en su hora de almuerzo, me sorprendió ver cuando su chofer la dejé en un elegante restaurante en pleno centro de la ciudad.
Esperaba que no fuera por una cita, si no tendría que apresurar mi plan.
Reservé una mesa alejada de ella y pedí una copa de vino.
Al momento llegaron dos hombres asiáticos, eran japoneses lo podría reconocer a millas de distancia.
¿En que andaba metida?
Enfoqué mejor la vista cuando aquellos tipos se acercaron a su mesa. No necesité ser adivino para saber que ella estaba en un momento complicado, su rostro pálido y su sonrisa nerviosa la delató.
Me levanté y empecé a acortar la distancia, necesitaba saber que era lo que le afligía.
Los hombres le hablaban en japonés y ella solo negaba con la cabeza, estaba a punto de llorar.
Evidentemente ella no entendía ni una pizca de lo que trataban de decir.
Los caballeros estaban también al borde del colapso, y la amenazaban con dejar todo hasta aquí, porque ella los había hecho perder el tiempo y hacerlos viajar desde tan lejos para nada.
Inspiré y acomodé el nudo de mi corbata.
Toqué el hombro de Deva, lo cual me trajo enseguida una exquisita corriente eléctrica y dije:
- Chikoku shite sumimasen, watashi wa tsūyakudesu (Disculpe caballeros por llegar tarde, soy el intérprete)
La señorita Deva dio un salto y abrió su boca hasta el suelo al notar que era yo quién hablaba en japonés.
Mi corazón dio un salto enorme, cuando ella finalmente sonrió aliviada.
- Sore wa daijōbudesu, korega subete hidoku owaru mae ni sore ga kite yokattadesu (Está bien, me alegra que llegara antes de que todo esto acabara mal)
Señalé la silla y los invité a sentarse.
La señorita Deva me miraba perpleja y sin que los asiáticos lo notaran me habló en voz baja.
- ¿tus hablas japonés? - le sonreí ante lo obviedad de mis rasgos
-Pero claro que tonta, tú eres japonés. ¿Me estas siguiendo? - dijo luego de darse cuenta de la extraña casualidad.
El señor Tanaka aclaró su garganta para llamar su atención, ella dio un pequeño salto y volvió su vista hacia él.
Le entregó las dos carpetas con su proyecto, y me hizo traducir un largo discurso.
Ella era realmente inteligente.
Me volvió a mirar de reojo y con su boca torcida me dijo:
- ¿Qué están diciendo?
- Que les parece muy interesante su proyecto, y que usted es una mujer muy inteligente, están interesados en cerrar el trato, pero le ofrecen un 50 y 50% de las ganancias.
- ¡¿Qué?!, diles que están locos... ¡ni en sus sueños! - dijo cruzando sus brazos sobre su pecho.
Se veía hermosa enfadada
- ¿Señorita está segura que quiere que les diga eso?
Los japoneses sonreían.
Ella cerró su boca en una línea y resopló con fuerza.
-Está bien- me dijo aún enojada- dile que podemos cerrar en un 70% para mí y 30% para ellos. Pero tienen que firmar hoy mismo, necesito comenzar lo antes posible con el proyecto.
-Ok señorita
Cuando terminé de hablar con los señores, y además de ponerle un poco más de mi cosecha para que la señorita Deva ganara puntos.
El señor Tanaka asintió y se levantó de golpe con una gran sonrisa para estrechar la mano de la señorita Deva.
Ella me miró confundida y me dijo: - ¿Aceptaron?
-Claro que sí- dije sonriéndole
- ¡Gracias!, cerré el mejor negocio de mi vida, esto hará crecer a mi compañía hasta las nubes- se abalanzó hacia mí para darme un apretado abrazo.
Su aroma mezclado con perfume caro inundó mis fosas nasales, la tenía tan cerca que comencé a sudar frío.
El señor Tanaka firmó todos los documentos que la señorita Deva le ofreció.
Se despidió amablemente y concertaron una cita para 1 mes más para ver los avances.
- Mata ne, soreha yorokobideshita (hasta pronto ha sido un agrado)
Le hice una reverencia, y cuando la señorita Deva me vio se apuró a imitar mi gesto.
Quedamos solo ella y yo.
No sabía que decir.
Ella arreglaba sus capetas de forma ordenada y se había olvidado de mi presencia.
Deslicé la silla para llamar su atención.
Ella levantó la vista y sus ojos encontraron los míos.
-Ahh disculpa – guardó los folios en su bolso- Me has salvado tres veces. Pásate por mi oficina mañana por la mañana. ¿tienes aún mi tarjeta?
-Si-si...
-Bien, mañana 09 am- tomó su cartera, dejó unos billetes y se marchó.
La miré hasta que desapareció por la puerta del lujoso restaurante.
¿Eso contaba como una cita?