Me enamoré de él irrevocablemente
img img Me enamoré de él irrevocablemente img Capítulo 7 Declaraciones
7
Capítulo 11 Abuela img
Capítulo 12 Cambios img
Capítulo 13 Correo img
Capítulo 14 Pelea img
Capítulo 15 Invitación img
Capítulo 16 Fiesta img
Capítulo 17 Defensa img
Capítulo 18 Salinas img
Capítulo 19 Sospechas img
Capítulo 20 A solas img
Capítulo 21 Merienda img
Capítulo 22 Suero img
Capítulo 23 Día siguiente img
Capítulo 24 Primer contacto img
img
  /  1
img

Capítulo 7 Declaraciones

Pese a que intenté detenerlo con todas mis fuerzas, mis manos no respondían, se sentía tan bien, que no quería que parara. Cogí de su pierna a través de la tela de su pantalón e incliné mi cabeza en tal forma que pudiera recorrer más de lo que ya había hecho.

-¿Estás segura, Isabel? Tu mamá está abajo.

-Pensé que se había ido con mi padre.

-No, ella se quedó.

-Es que yo...

Colocó sus dedos casi sobre mis labios dejando un espacio invisible para callarme. Lo miré directamente a los ojos y luego a su boca. Él hizo lo mismo y comenzó a besar mi cuello sin detenerse. Me tenía ganas y yo también a él, pero ¿eso está bien?

-No hagas ningún ruido, no queremos que tu mamá nos rete.

-Espera -ahogué mi gemido y me separé de él-. Esto no está bien, no podemos.

-Pero queremos.

-¿Qué ocurre contigo?

-¿Qué tiene de malo? Nos gustamos, lo aceptamos y ahora solo actuamos como una pareja...

-Ahí está -lo interrumpí-. No somos una pareja, pero actuamos como tal.

-¿No quieres ser mi pareja?

¿Me estaba pidiendo ser su novia? Lo miré nuevamente y noté que lo estaba diciendo en serio, pero ¿por qué? Me levanté de la cama y me asomé a la ventana. Tenía que ordenar mis ideas y no podía si permanecía cerca de él.

-¿Te asusté? -me preguntó preocupado mientras se acercaba.

-No te acerques, necesito pensar.

-No es difícil.

-Sí lo es, somos muy niños para ser pareja -dejé salir el respiro más profundo de mi vida-. Te tienes que ir.

-¿De qué hablas Isabel?

-Solo vete.

Su rostro mostró decepción, pero también preocupación, ¿volví a herir sus sentimientos? Salió de mi cuarto sin despedirse y cerró la puerta con fuerza. ¿En qué estábamos pensando? Aún somos niños. Me acosté nuevamente en la cama y apagué mi celular. No quería recibir ninguna llamada, aunque sabía que él no me llamaría hasta que se tranquilizara.

Luego de unas horas, mi madre se acercó y tocó mi puerta, hice un sonido con la boca que solo ella entendía que le daba permiso para entrar. Entró y se sentó junto a mí en la cama.

-¿Qué pasó? Aarón salió muy enojado de la casa cuando se despidió.

-Nada, mamá.

-¿Te obligó a hacer algo que no querías?

-¿Cómo lo supiste?

-Porque yo también fui adolescente. ¿Debo hablar con sus padres?

-No, no tienes que hacerlo, igual no se lo permití.

-¿Quiso abusar de...?

-¡No, mamá! Él no es de esos chicos, solo que, aún no me siento preparada para formar una relación con él.

-Hija, aún eres pequeña, ambos lo son.

-Lo sé, y se lo dije, pero no entendió.

-Ya lo hará, él es un buen chico.

-¿Y si no lo hace?

-Él es quien pierde, pero estoy segura de que recapacitará, solo dale tiempo, hoy fue un día de locos para ustedes.

-Lo fue.

-Solo ten cuidado de las personas como Andrew, y de su grupo de amigos.

-¿A ti también te molestaban?

-Claro que sí, creo que lo heredaste de mí sin querer -Ambas nos reímos.

-¿Cómo hiciste para que no te afectara?

-Fue difícil al inicio, pero lo mejor que puedes hacer es retirarte y sonreír antes de hacerlo. Demuéstrales que no te afecta.

-Lo bueno es que tengo a Aarón de mi lado.

-Son buenos amigos, no se separen nunca.

-¿Nos aceptarías si algún día fuéramos pareja?

-Si eso te hace feliz, a nosotros también. Además, conocemos a sus padres. Estoy segura de que todos nos alegraríamos con la noticia -colocó la colcha sobre mí y me dio un beso en la frente-. Debes descansar, mañana es viernes y estoy segura de que podrán resolverlo.

-Y ¿qué pasa si no? Es mi único amigo.

-No pienses negativo, es algo de adolescentes así que recapacitará.

-¿Tú no lo has visto diferente?

-Es normal que creas que está cambiando, tú también estás cambiando y de seguro él lo ha notado.

-Tienes razón.

-Buenas noches.

-Te quiero mami.

-Yo también hija.

Se levantó de mi cama, se dirigió a la puerta, apagó la luz y me dejó sola en la oscuridad. Cogí de nuevo mi celular y lo prendí. Miré por un rato la pantalla esperando que me llamara o me mandara un mensaje, pero no lo hizo hasta después de que pasaron dos horas.

-Lo siento, Isabela. Me porté como un idiota, estoy cambiando y no sé qué me pasa.

Lo llamé en seguida de recibir su mensaje, y esperé hasta que él dijera algo. El silencio nos estaba matando, pero sabíamos que él tenía que hablar primero.

-Lo siento, Isa.

-Yo también lo siento, no tuve que permitirlo desde primer lugar.

-No, es totalmente mi culpa. Me apresuré y mal interpreté las cosas.

-Tú me gustas, pero estamos muy pequeños aún.

-Vaya -pasaron unos segundos-. No podría estar más de acuerdo, espera...

Comenzó a toser sin explicación alguna mientras intentaba atraer su atención nuevamente.

-¿Aarón? ¿estás bien?

-Sí, solo dame un minuto -soltó el teléfono sobre la cama-. Mierda, otra vez.

-¿Qué está pasando? ¡Aarón!

-Tranquila, aquí sigo. Es solo mi nariz...

-Debes ir a un médico, por favor.

-No es nada tranquila, de seguro me pasa por ser gordo -se rio y esperó que lo hiciera también, pero no lo hice-. Espérame un rato hasta que regrese del baño.

-Aquí estaré.

Pude oír todo desde mi lado de la llamada. Como se levantaba de su cama hasta abrir la puerta del baño; y como arrancaba un pedazo de papel higiénico al mismo tiempo que maldecía. Me daba risa escucharlo, porque siempre se había asegurado de que nunca lo escuchara, pero esta vez se olvidó por completo que seguía en el teléfono. No recuerdo en que momento me quedé dormida esperándolo, pero apenas podía oír lo que pasaba.

-Creo que ya te dormiste, lamento haber tardado, solo quiero que sepas que odio la adolescencia. Estoy pasando por unos cambios que hasta ahora entiendo, y trato de no convertirme en Andrew, no quisiera jamás lastimarte, y cuando te vi en el suelo con el labio partido, tuve tanta furia que quería patearlo. Me sentí tan inútil por no haberte protegido, y cuando fui a tu casa, quería arreglar las cosas, pero no podía evitar que el corazón hablara por mí. Sé que no me oyes, pero quería decírtelo.

-¿Aarón? -Creí haber oído su voz.

-¿Te levanté?

-No, se suponía que no tenía que haberme quedado dormida, ¿te sientes mejor?

-Mucho, ¿qué tal si terminamos la llamada?

-No, por favor.

-¿Quieres que te cuente una historia?

-No, solo no cierres la llamada. He tenido pesadillas últimamente y no quisiera tenerlas hoy.

-Sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad?

-Sí.

-Está bien, dejaré el celular a un lado de mi almohada, ten dulces sueños.

-Tú también Aarón.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022