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Capítulo IV
Los fines de semanas empiezan a ser eternos –no hablamos- los domingos solemos pasar con toda la familia. Al caer la tarde decido conectarme y los mensajes caen como ráfaga, los veo sin importancia, pero uno de ellos hace que sonría.
5:30 am. A de Alize, A de amor, te amo cielito de mi corazón, buenos días cariño, las palabras no me son suficientes para expresarte lo importante que eres para mí. Hoy estaré reparando una computadora en mi casa, luego iré a dar una clase. Mañana estaré en la filial a partir de las nueve en la mañana para empezar un curso de socorrista, estás invitada. Me sonroja, este hombre me encanta.
Que apoye esa organización en sus fines de semana habla muy bien de sí mismo, no cualquiera hace eso. Me gusta. Aunque todo esto me preocupa un poco, lo veo avanzar y yo no creo estar cien por ciento segura de lo que haré. Siento que voy caminando descalza por brasas ardientes. Decido concentrarme en mi familia, Albert está aquí, amo pasar tiempo con él y a como lo imaginé, el tema sale a luz.
-Me encontré a Bruce la semana pasada -bingo-
- Dime, ¿cómo es? –espero ansiosa su respuesta-
- Pues, está muy diferente a como lo recordaba –frunce la frente- hecho mierda diría.
- ¿En serio? –me asusta oírlo- ¿estás seguro que era él?
- Por supuesto, de hecho me saludó, pero fue rápido, como sino quisiera que lo viera, por lo visto no le ha ido muy bien, no estoy seguro, pero hasta más delgado lo vi.
- ¡Vaya! –sonrío para disimular mi decepción- ¿tan mal está?
- Soy mayor dos años que él y luce mucho más mayor todavía.
¡Mierda! Sabe más de lo que creí, ahora no sé si reírme por divertido que suena esto o por la enorme desilusión que siento. Esa información es valiosa para mí. Parece peor cada cosa que sé sobre Bruce. Mi mente se inunda de pensamientos dudosos, ¿Qué haré si lo conozco? No puedo fingir emociones, si tan mal luce ¿podré con eso? ¡Demonios! ¿Dónde me fui a meter?
- ¿Y él quiere conocerte? –pregunta Albert-
- Me lo ha pedido en dos ocasiones. Hablamos casi todos los días...
- Deberías tener cuidado, a veces las personas no son lo que uno cree –se carcajea-
- ¿Qué es tan gracioso? –me cruzo de brazos- - Lo vas a andar de llavero...
Lo fulmino con la mirada y termino riéndome con él. Esto no puede ser posible, pero ¿Cómo le digo a Bruce que no me interesa continuar? Estoy en líos. Me encuentro con Isabella, quiero contarle lo que sé, pero hasta pena siento. Para ser honesta no me agrada conversar con ella acerca de Bruce, siempre me dice que voy a meterme a problemas y que no puedo confiar en él –debería escucharle- aún así sus consejos me gustan, pero de igual forma algo mal nota en mí.
Empiezo a contarle más, pero omito lo que Albert me ha dicho.
- Parece un hombre encantador y maduro –dice-
No es eso lo que quiero escuchar ahora mismo, ella tiene razón, es como si hubiese vivido con los ojos cerrados todos estos años, ahora todo es nuevo, todo lo que descubro en él es maravilloso, he vuelto a soñar, a creer, veo las cosas de un modo distinto, con él mis miedos se escurren.
- Albert lo conoce Isa, lo miró hace un par de días, me dijo que está hecho mierda, que es muy sencillo y mejor no siga con esto... -agacho la mirada-
- ¿En serio? –se ríe- ¿hecho mierda? Es que él conoce tus gustos, por algo te lo dice.
- ¿Te imaginas cómo voy a reaccionar cuando lo vea? no sé si podré, moriré, me burlaré –río en medio de tristeza-
- No, no, es cierto que tus gustos son peculiares, pero no eres tan cruel a como lo estás describiendo –asegura- no eres capaz de burlarte de nadie, soy tu mejor amiga y te conozco mas de lo que tú. ¿Qué le habrá pasado? ¿nunca te dijo nada?
- No, quizás por eso no quiere enviarme la fotografía, él me comentó que tuvo un accidente –recuerdo- tal vez por esa razón está –me detengo- ... diferente.
***
Ya que no hay mucho por hacer a estas horas, me tomo un descanso y navego por Facebook, veremos que interesante puedo encontrar aquí.
"Nadie escoge su amor, nadie escoge el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona¨ -ladeo mi cabeza- Tal vez no debí entrar, Bruce tiene Facebook, lo dijo la otra vez, inmediatamente escribo su nombre y busco su perfil. Es él... estoy segura. Su perfil está público -grandioso- no hay muchas fotografías de él y ninguna es actual –mierda- me centro en una de ellas, muy joven, con un arma en sus manos, camisa negra ajustada y unos jeans, brazos blancos y hermosos, cabello castaño y corte muy varonil, lo observo en detalle y no me resulta tan desagradable, de hecho no lo es. Continúo viendo, él tenía razón, no es muy alto –sonrío- me imagino caminando a su lado, que divertido, sus ojos son pequeños, su sonrisa no llega hasta ellos, aparentemente es sencillo, lo imaginé.
Tiene fotos con sus hijos, son atractivos, uno de ellos, al parecer el mayor es tan similar a Bruce que es increíble. Busco algo que me indique por mínimo que sea que tiene una "relación¨, pero nada, no hay fotos con mujeres ni nada parecido, solo de él con organizaciones que se encargan de ayudar a niños.
No veo nada aterrador, pero eso fue hace dos años, ¿Qué habrá pasado con él ahora? –Resoplo- Bruce es atractivo, tiene un cuerpo fornido, luce fuerte y debo admitir que sus brazos me llaman la atención demasiado, se ven tersos y sin vellos –muevo las cejas y sonrío- su tez tiene un color blanco adictivo, para mí claro está... ¿Qué tan diferente estás ahora? ¿Tan malo es que no has querido enviarme una foto? Esa duda no me está dejando tranquila, las palabras de Albert resuenan seguido en mi cabeza, quisiera saber qué pasó en ese accidente, pero tengo que ser paciente y esperar que sea él quien me cuente. Temo que todo esto solo sea una falsa ilusión, ¿qué tal si lo conozco y toda esa emoción que tengo ahora, desaparece al verlo?... recoger las piezas de un corazón roto y volver a juntarlas no es tarea fácil, por eso no me permití sentir nada por nadie y ¿qué estoy haciendo? No sé qué me pasa, entre más le conozco, más boquiabierta estoy, nunca sentí una admiración tan grande hacia un hombre. ¡Por un demonio, es que es único! Mis padres desde muy pequeña me hicieron ver las malas intenciones que esconden las personas, en especial los hombres, creo que por eso me han protegido tanto que ni siquiera he tenido sexo con nadie -me carcajeo- bueno, no es por ellos, hasta ahora nadie ha logrado convencerme de querer experimentar, he tenido tantas cosas en mi cabeza, que empecé a crear un muro protector, pero sospecho que alguien está derribándolo de a poquitito. Llegando a casa cambio mi ropa inmediatamente y me recuesto en el sofá y pienso, necesito una distracción, busco entre mis libros y decido leer antes de dormir. Amo leer y también escribir, lo hacía hace años. El libro que estoy leyendo es bonito e interesante, como es de esperarse, el protagonista es el hombre ideal de quien toda mujer se enamora, ahora encuentro similitudes con Bruce ¡estás alucinando Alize! –Me grita mi subconsciente- ¡No exagero! Bien, quizás un poco, aunque si tengo que compararlo con alguien, sería con Mr. Darcy –sonrío- ¡Si! ¿Por qué no? Sus pequeños ojos hermosos que dejan un misterio total y podrías perfectamente perderte en ellos, su seriedad y arrogancia que solo en él es soportable, aún así es encantador, su timidez y la dificultad para expresarse con extraños es mágica, sin embargo cuando habla lo hace de manera perfecta, su elocuencia es un deleite. Por si fuera poco es inteligente y poético, tan abierto a las enseñanzas de la vida y es guapísimo. Sí, Bruce no es Mr. Darcy, pero me hace pensar en él.