La única bruja que hay en el pueblo podría ser de mucha ayuda, solo tengo que saber que es lo que tenemos que hacer y hacerlo antes de que la semana terminé.
-¿Y hay alguna forma de curarla?, ¿O algún medicamento casero que me recomiende?-indago con desesperación
El curandero se lleva la mano a la barbilla y se pone a pensar unos segundos mientras mira hacia el suelo.
-Sí, hay una forma, pero no es muy recomendada por lo peligroso que puede ser y más con el embarazo de su esposa-responde con tono serio
-¿Y cuál es?.
-¿Ha escuchado los rumores de su pueblo sobre la medicina de sangre de brujas?-inquiere
-Sí, lo he escuchado.
-Pues es la única manera de curar su enfermedad más rápido, pero usted dígame, ¿Está dispuesto a arriesgar el embarazo de su esposa?-indaga el médico con mucha seriedad, es una decisión difícil porque no quiero perder a mi pequeño o pequeña que he estado esperando durante 9 meses, pero aunque mi decisión sea no, aun así puede haber una posibilidad de que muera en el parto.
Tengo que tomar este riesgo, no tengo otra opción, si llego a perder a nuestro hijo me dolerá en el alma, pero lo haremos por el bien de la salud de su mamá.
-Tomaré el riesgo-sentencio
-Entonces siga mis instrucciones majestad, tiene que buscar a la única bruja de este pueblo y llevarla a mi casa, no la maten porque su sangre ya no nos servirá, tiene que estar viva, pero hay que tener cuidado porque las brujas son muy agresivas-añade
-Entendido.
-Suerte majestad-da media vuelta y se retira de la habitación, sabía que no eran solo rumores del pueblo y nunca imaginé que la sangre de una bruja es una cura muy efectiva, no hay que perder tiempo, es hora de cazar a la bruja.
Me dirijo fuera del castillo y reúno a varios de mis caballeros para que me sea más fácil atrapar a la bruja y no pueda huir.
-Les ordeno que busquen a la bruja clara y la lleven a la casa de mi curandero, los estaré esperando allá, pero si se les llega a escapar van a sufrir las consecuencias ¿Entendido?-dije con tono serio
-Sí, su majestad-dicen los caballeros al unísono
-Muy bien, vayan-ordeno, los caballeros se dividen y buscan por todo el pueblo; yo me dirijo a la casa del curandero y nos quedamos esperando mucho tiempo, hasta que escuchamos los golpes de la puerta y el curandero la abre.
-Aquí tenemos a la bruja-informa, escucho forcejeos detrás del caballero y unas cuantas súplicas.
-Métanla antes de que las personas los vean, no quiero escándalos en mi reino-ellos asienten y la obligan a entrar a la casa, el curandero cierra la puerta y los lleva al sótano, amarran a la bruja a un tronco con una soga y el curandero vuelve a subir a la casa.
La bruja se ve muy vieja y desgastada, casi no se puede mover y su voz se escucha entrecortada, será bueno para ella morir y descansar en paz, le estamos haciendo un gran favor.
-Déjenme ir, por favor-súplica la bruja
-Lo siento señora bruja, pero no la podemos dejar ir-dije
-¿Por qué no?, yo no he hecho nada malo-dice con tono triste
-Lo sé, señora bruja, es por otra cosa que la trajimos aquí.
-Dígame, ¿Por qué?.
-Necesito su sangre para curar a mi esposa-confieso, la bruja frunce el ceño y aparece una expresión molesta en su rostro.
-¡Cuántas veces tenemos que decirles que la sangre de las brujas no son un medicamento casero!, ¡La sangre les puede causar un mal a aquel que la beba!-espeta
-No te creo bruja, sé que lo dices solo para que te dejemos ir-dije con tono molesto
-¡Ustedes son unos ignorantes!, ¡Se creen cualquier estupidez y hacen cualquier cosa con tal de conseguir lo que quieren sin importarles a quien lastimen!.
-¡Ya basta bruja!-el curandero baja con una aguja, un pequeño plato de arcilla y en otro plato de arcilla un líquido que no tengo ni idea de que es; se acerca a la bruja y le amarra una cuerda en la parte superior del brazo izquierdo haciéndole presión, le introduce la aguja en su vena y la saca, acerca el plato y la sangre empieza a caer en él.
-Como veo que no les importa lo que les digo, voy a tener que castigarlos de la peor manera por robarse mi sangre sin mi consentimiento-la bruja empieza a hablar en otro idioma.
Le pone una venda en su brazo y aprovecha que ella está hablando para lanzarle el líquido directamente a su boca provocando que esta se ahogue y tosa fuerte pero aún así continúa hablando en otro idioma con complicaciones de pronunciación, no entiendo que es lo que está diciendo y eso me preocupa.
-Pero, ¿Qué está haciendo curandero?-inquiero con una expresión confundida
-Tenemos que matarla antes de que terminé de recitar la maldición-el curandero toma una antorcha de su pared y con mucha dificultad intenta acercarle la antorcha a la bruja, pero por sus manos temblorosas se le cae provocando que se apague, se agacha y lo vuelva a tomar, se acerca a una mesa en una de las esquina y empieza a frotar el eslabón con el pedernal con mucha desesperación, intenta que una de las chispas prenda la antorcha pero no funciona.
Lo intenta de nuevo pero sigue sin funcionar y vuelve a hacer lo mismo sin rendirse, pero ya es demasiado tarde porque la bruja termina de recitar la maldición, una fuerza invisible nos empuja a todos los que estábamos alrededor de ella provocando que choquemos contra la pared.
La bruja sonríe y nos empieza a maldecir, el curandero se levanta y continúa frotando el eslabón con el pedernal logrando que las chispas prendan la antorcha, suelta el pedernal y el eslabón, toma la antorcha y se gira, lo lanza hacia la bruja provocando que esta se prenda fuego, empezamos a oír gritos desgarradores provenientes de la bruja mientras es consumida por las llamas.
Todos nos levantamos y nos quedamos mirando a la bruja quemarse por un rato, el fuego se apaga dejando ver un esqueleto y dejando un olor a carne quemada; yo creí que su manera de morir no sería tan dolorosa, pero admito que a pesar de la maldición que nos echó, me dio lástima.
-Voy a preparar el medicamento para la reina y también me encargaré del esqueleto majestad-dice el curandero
-Esta bien, pero, ¿Sabes que maldición estaba recitando esta bruja?-indago con tono preocupado
-No señor, yo no hablo el lenguaje de las brujas-asevera
-Entiendo, me retiro entonces.
-Adiós rey eduardo-dice
Subo y salgo de la casa junto con mis caballeros, caminamos hasta llegar al castillo y entro por las grandes puertas, subo rápidamente a la habitación y veo a mi esposa pálida, y a punto de desvanecerse por la enfermedad.